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9 de enero de 2012


Por fin se acaban las fiestas. Dejamos atrás las colas interminables. Las  prisas y la indecisión para comprar el mejor regalo. Se acaban las interminables comilonas que te dejan el estómago peor que si fuera una zona de pruebas nucleares. Las luces brillantes, el espumillón, los adornos horteras, la purpurina, el olor a plástico quemado, todo se queda atrás. En la caja del desván para las próximas navidades. Por fin te ves libre de los compromisos y de los machacones villancicos que ponen a prueba tu paciencia. ¡Por fin!
Y sin embargo, reconozcámoslo, nos gustan las navidades a pesar de todo. ¿Te imaginas una vida sin ellas; sin poder celebrar en familia esta entrañable celebración? Pues hubo un tiempo en que las Navidades estuvieron prohibidas.
Todo fue cosa de un hombre muy malo. Se llamaba Oliver Cromwell y fue uno de los inquisidores más perversos de la edad media. En 1647 decidió aprobar una ley que declaraba ilegal celebrar las fiestas. Como puritano recalcitrante que era consideraba las celebraciones navideñas inmorales, por lo que las convirtió en lo que debían ser, una estricta celebración religiosa. Cromwell dio poderes a los soldados para que encerraran a cualquier ciudadano al que se descubriera celebrando la Navidad. Se prohibieron los villancicos y todos los adornos navideños. También se prohibieron los bailes, y cualquier cosa que significara diversión, e igualmente se confiscaron las comidas navideñas. Esta deprimente situación se mantuvo a lo largo de mas de doce años, hasta 1660, cuando Cromwell fue derrocado. Y por fin se recuperaron las fiestas navideñas, que a partir de entonces cobraron gran relevancia, gracias, principalmente, a otro inglés famoso, Charles Dickens y su cuento “A Christmas Carol".

5 comentarios:

Ana Bohemia dijo...

Así que Dickens encontró su inspiración en Cromwell, ¡que malvado! Doce años sin comilonas, villancicos ni regalos, y si le llevsabas la contraria te confiscaban los adornos navideños, ¿y que harían con ellos los soldados? Menos mal que al final fue derrocado, la verdad es que levó su manía hacía las Navidades muy lejos.
Bueno, ahora en serio, esa época fue demasiado inquisitiva, oscura, había una aureola de austeridad muy negativa, menol mal que quedó atrás.
;)

Ligia dijo...

¡Doce años! Qué bien que al final se tuvo que ir... Abrazos

Anónimo dijo...

Qué cosas, jamás hubiera creído que Scrooge hubiera sido inspirado en alguien real.
Raquel, de cuántas cosas nos informas.....
Abrazos,
Carol.

Prometeo dijo...

Buena curiosidad, mas de uno se apuntaria a esto de prohibir por prohibir...la pregunta seria como aguanto tanto tiempo porque aqui duraria dos dias con esas ideas, solo hay que recordar lo del recorte de las capas y al que se armo...un fuerte abrazo.

Raquel dijo...

Pues buena pregunta, la verdad es que no tengo ni idea de que harían los soldados con los adornos y las comidas confiscadas, supongo que darse un buen atracón y guardar los adornos para tiempos mejores.
Mneos mal que esos tiempos quedaron muy atrás, aunque todavía siguen existiendo este tipo de personas, por desgracia.
Un beso grande Anita :)


Menos mal que al final las cosas volvieron a su cauce, pero doce años sin celebrar la navidad es mucho tiempo de oscuridad y represión.
Un abrazo Ligia :)


Como se suele decir la realidad siempre supera a la ficción.
Gracias Nicole.
Un beso :)


Si, eso de prohibir por prohibir parece que esta de nuevo de moda. Yo creo que era tan ogro que cualquiera le llevaba la contraria.
Un abrazo Prometeo :)

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