Khara-Khoto,
la ciudad negra, aparece hoy enterrada en la arena como un fantasma encallado entre el pasado y
el presente sin pertenecer ni a un período ni al otro.
Mucho
tiempo atrás fue el centro neurálgico del Imperio Tangut allá en el año 1035. Durante decenios se guardó el secreto de su
existencia para que nadie pudiera sitiarla. En sus calles floreció el comercio
en la ruta de la seda. Es mencionada en los escritos de Marco Polo como Etzina.
Al salir de la ciudad de Campichu andas
durante doce días, y luego llegas a una ciudad llamada Etzina, que esta hacia
el norte, al borde del desierto de arena, y que pertenece a la provincia de
Tangut. Las personas son idólatras y tienen un montón de camellos y ganado, y
en el país se produce un número enorme de buenos halcones, ambos Sakers y
Lanners. Los habitantes viven de sus cultivos y su ganado, ya que no tienen
comercio. En esta ciudad se debe preparar para las necesidades de víveres
durante cuarenta días, porque al salir de Etzina, se entra en un desierto que
se extiende a cuarenta días de viaje hacia el norte, y en el que te encuentras
sin vivienda ni lugar de aprovisionamiento.
Marco Polo, Los viajes de Marco Polo,
traducido por Henry Yule, 1920
Eji
Nai City (transcrita al chino de la lengua Tangut como Yijinai) en Idioma
mongol como Khara-Khoto, se encuentra en la región de Ejin en la prefectura de
Alxa, en la parte occidental de Mongolia Interior, cerca del antiguo lago
Gashun, y en borde mismo del desierto del Gobi.
Durante
el período Han constituyó el puesto militar más avanzado en la frontera al
norte de China, y mantuvo su posición hasta que a finales del siglo XII fue completamente
destruida por Gengis Khan.
En
1372 los ejércitos Ming reconquistaron la región y volvieron a destruir
Khara-Khoto.
Según
la leyenda el general Khara Bator (en Mongol: Héroe Negro) al verse rodeado por
los ejércitos de la dinastía Ming, quienes habían desviado el curso del Río
Ejin, la fuente principal de agua de la ciudad, asesinó a su familia y luego se
suicidó. Después de su suicidio, los soldados de Khara Bator resistieron en la
fortaleza pero el ejército de los Ming los conquistó finalmente, matándolos a
todos.
Otra
versión de la leyenda sostiene que Khara Bator abrió una brecha en la esquina
noroeste de la muralla de la ciudad y escapó a través de ella. Los restos de la
ciudad tienen efectivamente una brecha por la que un jinete puede pasar.
Después
de la derrota, y posiblemente por la falta de agua, la ciudad fue abandonada y
dejada en ruinas por el ejército Ming.
Fue
redescubierta en 1908 por una expedición rusa dirigida por el capitán Pyotr
Kozlov. Kozlov encontró un tesoro de esculturas budistas, escrituras (más de
2.000 libros, pergaminos y manuscritos) y estandartes de seda pintados en la
base de una gran estupa, los cuales se encuentran hoy en la colección del Museo
del Hermitage.
Se
cree que Khara Khoto mantuvo importantes conexiones comerciales con el oeste,
en las que aparecen mercaderes musulmanes jugando un papel clave. Las ruinas de
una mezquita a las afueras de las murallas de la ciudad lo atestiguan.
Khara
Khoto es uno de los yacimientos
arqueológicos más importantes de Mongolia. Después de ser explorada por Kozlov
en 1908 y 1909, lo fue por Sir Aurel
Stein en 1914. Sven Hedin trabajó en el yacimiento durante dos años, entre 1934
y 1935. Cincuenta años más tarde, los arqueólogos chinos volvieron al
yacimiento en 1983.
El
clima seco del desierto ayudó a preservar muchos materiales que de otra manera
se hubieran perdido, y con cada nueva expedición se han hecho nuevos
descubrimientos importantes, que atestiguan la riqueza del patrimonio cultural
tangut.