Un profesor que vive una vida apacible
junto a su esposa, descubre que existe un actor idéntico a él. A partir de ese
momento la búsqueda de ese individuo se convierte en su obsesión, lo que
conllevará unas consecuencias inesperadas.
Película
rara. Película incómoda y opresiva, como un lazo que se anuda al cuello y se cierra poco a poco. Una película marcada por
una atmósfera irreal, en tonos neutros y apagados. Una película que nos muestra
un personaje que siente la claustrofobia de una vida con pocos alicientes, que
la respira y la inhala, y que además la contagia. Una banda sonora cargante, que
perfora, que pone de mal humor, que te revuelve y te hace encogerte en tu
asiento. Una historia en la que hábilmente, o no tanto, dependiendo del gusto personal,
todo queda en el aire, para que seamos nosotros, confusos espectadores, quienes
le demos forma a este caos donde el aire pesa, los sueños parecen lo único
real, y se pueden ser dos personas en
una.
No
me gustó demasiado. Pasé miedo y me acompañó todo el rato un cosquilleo extraño
en la nuca, una mezcla de desazón y disgusto, un mirar ansioso al reloj
calculando la hora en que debía terminar la película, un efecto de mareo
anclado a las tripas, como cuando tienes una pesadilla y quieres despertar. Ese
instante antes de despertar. No por la historia en si, sino por esa atmósfera,
por las imágenes perturbadoras que deja caer magistralmente y que quedan
insertadas en algún punto del córtex cerebral; por lo bien que Jake Gyllenhaal consigue
hacer reconocibles a simple vista a dos personajes con un mismo rostro, el
suyo. Una dualidad magistralmente interpretada por este prometedor actor. Pero sobre
todo por la confusión que genera esta historia en el inicio y sobre todo en el
desenlace que es tan chocante que se te queda la nariz chafada y la cara
amoratada. Un final que te para en seco, sin duda, como un derechazo que te
rompe el tabique de la nariz.
Dicho
esto en ti recae, querido lector, el verla o no. Si eres de los que resiste
este tipo de cine, aparentemente sin pies ni cabeza, como un puzzle que has de armar a oscuras, adelante,
la disfrutaras después de visionada que es cuando realmente empiezan a funcionar las cintas de este estilo.
Pero si eres de los que prefieren ver otro tipo de historias, más amables y menos
inquietantes, es mejor que pases completamente, acabaras con dolor de cabeza y con
la impresión de que te han timado. 5,7
Need for speed
“Need for speed”, basada en la
franquicia de videojuegos de carreras, cuenta la historia de Tobey Marshall, un
mecánico que pilota muscle cars (coches clásicos de gran cilindrada) en un
circuito de carreras ilegal callejero. Necesitado de medios para mantener a
flote su taller familiar, acepta a regañadientes asociarse con el adinerado y
arrogante ex piloto de NASCAR, Dino Brewster. Pero justo cuando está a punto de
salvar su taller mediante un gran trato con la vendedora de automóviles Julia
Bonet, una desastrosa carrera permite a Dino meter a Tobey en la cárcel por un
crimen que no ha cometido, lo que deja a Brewster libre para ampliar sus
negocios hacia el oeste. Dos años más tarde, Tobey sale de la prisión dispuesto
a vengarse.
Hay
dos tipos de personajes en “Need for speed”. Personajes gilipollas, y personajes cabrones. Lo siento por ser tan
franca, pero cuando la veas, si la ves, seguro que acabas dándome la razón.
Para empezar los gilipollas son retratados básicamente como “buenazos de buen
corazón con pinta de faltarles unos hervores”. Los cabrones como “seres
malvados y patéticos que venderían a su madre por una pepsi”. Los gilipollas y
los cabrones tienen una pasión común, la velocidad y las carreras ilegales, y
no se les ocurre nada mejor que dar rienda suelta a esa pasión en las calles de
cualquier ciudad que se le ponga por delante, sin cinturones de seguridad y poniendo
en riesgo a los transeúntes motorizados o a pie que transiten por allí.
No
he jugado al videojuego, no sabía de su existencia, pero la trama de la
película no puede ser más… menos. Menos en todos los sentidos.
Need
for speed es una fantasmada donde ocurren cosas inverosímiles y previsibles.
Las inverosímiles al menos le ponen sal al asunto. Un ejemplo de fantasmada inverosímil
es que los protagonistas no pueden parar ni para repostar en un viaje de 48 horas aunque
eso no es inconveniente para no hacerlo. Y si no paran para repostar pero
repostan igualmente, ¿cómo lo hacen? Lo hacían en Top Gun, ¿por qué iba a
quedar raro hacerlo en “Need for speed”? Aunque eso no tenga ni pies ni cabeza
queda chulo en pantalla, ¿no? Sin embargo esta no es la única ni la peor
fantasmada que ofrece la cinta, hay un esplendido surtido de escenas de este
tipo. Lo peor es que con un guión
inexistente y una trama ridícula y simplona la película se alarga más de dos
horas, y tres cuartas partes son paja y más paja. Y mira, al principio tiene su
pase ver una carrera, sentir la velocidad y la adrenalina, pero la 487 vez que
se repite la misma escena la gracia se pierde, vaya si se pierde, y el interés
también.
Yo
lo estaba pasando bien hasta casi la primera hora. Vale, es cine de evasión,
cine para dejarse llevar, para entretenerse un rato, pero joroña se hace larga
y lenta y eso es lo peor para una producción de este estilo. Y lo
definitivamente peor es que el final es mas que predecible siendo el viaje para
llegar hasta ahí, movidito sí, pero totalmente falto de encanto.
Si
disfrutas con el olor de la gasolina y sueñas con conducir cochazos que llegar
hasta los 370 kilómetros hora, no te importan los clichés y lo pasas pipa con
las escenas de persecuciones, esta película te puede gustar. Por el contrario
si te marea el olor del combustible y la velocidad sin sentido, ahórrate el
viaje. 4
Río 2
En “Río 2″, Blu, Perla y sus tres hijos llevan una vida
perfecta. Cuando Perla decide que los niños tienen que aprender a vivir como
auténticas aves, insiste en que la familia se aventure a viajar al Amazonas.
Mientras Blu trata de encajar con sus nuevos vecinos, le preocupa la
posibilidad de perder a Perla y a los chicos ante la llamada de la selva.
Tres años después de
que Río, la primera película sobre el guacamayo Blu, se estrenara con éxito,
nos llega la secuela, repitiendo en la dirección Carlos Saldanha.
Sin perder una pizca
de colorido y samba, la película vuelve a ser toda una explosión de plumas y color.
En esta ocasión nuestros azules protagonistas
han de enfrentarse a la llamada de la selva, pero igualmente tendrán que
sortear otros peligros, como la siempre acechante y pérfida sombra de la cacatúa Nigel, de nuevo antagonista
shakesperiano con mucho teatro, o la amenaza de unos tipos muy malos empeñados
en deforestar el tesoro ecológico que es la amazonia.
Lo peor de “Río 2” es
que se nota el bajón con respecto a su predecesora. Quizás por su trama, casi
sin interés, todo sea dicho. Un producto que una vez consumido se olvida rápido
y apenas deja recuerdo, salvo por las escenas musicales, realmente
impresionantes y caleidoscópicas. Una buena animación, unos personajes con los
que es fácil conectar, una historia resultona para los más peques, es lo más
destacable de esta producción que está claramente enfocada para entretener sin
más complicaciones.
Me gustó
especialmente la operística relación entre la cacatúa Nigel y la Gaby, una
ranita rosa muy mona pero letal. 5,5
Capitán América: El soldado de invierno
Tras los devastadores acontecimientos acaecidos en Nueva York con Los
Vengadores, “Capitán América. El Soldado de Invierno”, de Marvel, nos cuenta
cómo Steve Rogers, alias el Capitán América, vive tranquilamente en Washington,
D.C. intentando adaptarse al mundo moderno. Pero cuando atacan a un colega de
S.H.I.E.L.D., Steve se ve envuelto en una trama de intrigas que amenaza con
poner en peligro al mundo. El Capitán América une fuerzas con la Viuda Negra y
lucha por sacar a la luz una conspiración cada vez mayor mientras hace frente a
asesinos profesionales enviados para silenciarle. Cuando por fin se revela la
magnitud de la malvada trama, el Capitán América y la Viuda Negra van a contar
con la ayuda de un nuevo aliado, el Halcón. Pero deberán enfrentarse a un
enemigo inesperado y extraordinario: el Soldado de Invierno.
Me
resulta difícil escribir sobre esta película. En primer lugar no soy amante de
este género. Puede que porque las historias de superhéroes suelen parecerse
demasiado unas a otras. El perfil del protagonista casi no cambia; los escenarios,
los roles de los secundarios, la acción suele ser, si no idéntica, casi idéntica
de unas películas a otras. Reconozco que en lo tocante a este género cinematográfico no soy buena
espectadora. Quizás porque toda cinta de superhéroes que se estrena últimamente
está diseñada pensando claramente en la secuela o en su continuación. No
parecen historias cerradas, bien hilvanadas, sino un caro y ruidoso espectáculo
pirotécnico de efectos especiales con el objetivo de hacer taquilla y seguir haciéndola
en el futuro. Aunque, a veces, si hay suerte, la pirotecnia puede intercalarse
con escenas humorísticas (Ironman, por ejemplo). Aún así, de tontos es negarlo,
uno ya sabe a lo que se expone cuando decide ver una de la Marvel, todo lo
anteriormente señalado viene en el pack. Las películas románticas tienen sus
clichés, los espaguetis western los suyos, y las de superhéroes lo mismo.
A
favor de la película hay que decir que el uso de los efectos especiales está
bien pensado, bien ejecutado; las escenas de acción, básicamente su mayor basa,
están especialmente bien hechas; dosificadas (salvo en el tramo final), y un
punto a su favor, no son gratuitas. La trama también es casi interesante,
especialmente si te gustan este tipo de películas, donde abundan los temas sobre
política, conspiraciones, patriotismo, espionaje, traición o terrorismo.
Por
encima de la trama destaca el antagonista de la historia; el soldado de
invierno, con una estética muy molona y muy de “cómic”. No se puede decir lo
mismo del protagonista, Chris Evans, que sigue teniendo cara de palo y
expresión de seta. Definitivamente el resto del reparto son los que salvan la
papeleta en el apartado artístico. Por encima de ellos brilla Scarlett
Johansson, como Viuda Negra, un papel para
una fémina más lucido de lo acostumbrado en este tipo de cintas, y la verdad es
que se agradece. Sorprende ver en esta producción, o al menos a mi me
sorprendió, a Robert Redford, cuya presencia ya impone de por si, al igual que
la de Samuel L. Jackson; actor prolífico donde los haya, no en vano tiene el récord de ser el más taquillero de todos
los tiempos.
En
líneas generales es una película que cumple su cometido, que ya es bastante.
Pero personalmente me aburrí un poco. No suelo empatizar con estas historias, la
primera me resultó un fiasco gordo, y está, aunque mejora la nota ligeramente,
me resulta igual de insulsa. 5