Siempre
se dice eso de parece que fue ayer, pero es que es así. Parece que fue ayer
cuando comencé a construir este blog y ya han pasado siete años. Fue un día 13
de febrero de 2006. Debía ser un experimento. Lo cierto es que no tenía intención
de tener un blog, y mucho menos de dedicarle todo el tiempo que le he dedicado
desde entonces, pero...
Al
principio olvidé que lo tenía, pero cuando lo redescubrí, al encontrar la
dirección y contraseña en uno de los papeles que guardo en mi abarrotada gaveta
de libretas, me gustó la idea, y la verdad es que me sirvió de terapia. Para mí
era más que un entretenimiento; sentía que daba vía libre a mi creatividad, y
al mismo tiempo descubría cosas muy interesantes, y por supuesto me daba la
oportunidad de conocer a otros blogueros que se interesaban por lo que
publicaba.
Han
sido siete años, pero ha habido largos periodos de inactividad; algunos
necesarios, y otros por necesidad. Pero siempre he terminado volviendo al
desván. Incluso en los momentos en que he sentido ganas de tirar la toalla.
Desde
el 2012 han pasado cosas en mi vida y eso me ha hecho estar más distante del
blog y también, aunque ojalá no hubiera sido así, de otros blogs amigos.
Desde
entonces, otras circunstancias, como quedarme sin Internet, y durante un tiempo
también sin ordenador, me han puesto difícil dedicarle todo el tiempo que
normalmente le dedicaba a este espacio. De hecho casi no podía dedicarle
tiempo.
Aún
así, el cariño que siento por este blog me ha hecho seguir aunque hubiera sido
más fácil cerrarlo. Sé que algún día llegará ese momento. Todo tiene un
comienzo y un final. Pero esta no es una despedida, ni mucho menos, porque esta
es la entrada número 600, y como ya es tradición quiero celebrarla contigo.
600
entradas y siete años.
Gracias
por haber estado, por haberte interesado, por no dejar de volver aunque el
camino no siempre esté visible en este desván secreto.
Sin
ti no hubiera sido lo mismo.