Cuando
por fin desperté mis pulmones recogieron con avidez el aire de la habitación. Una
oscuridad impenetrable me rodeaba, sólo mi respiración agitada llenaba las
esquinas de aquella estancia que parecía cernirse sobre mí.
Había
estado sumergida en un sueño denso, como arenas movedizas, sintiendo que mi cuerpo
no era mío, inmovilizada, ahogándome; y ahora que volvía a la vida sentía aún
aquella presencia, cerca, desvaneciéndose en la tiniebla.
¿Había
sido un sueño, sólo un sueño? Entonces, ¿por
qué percibía aún el peso en mis brazos de aquellas otras manos, el escalofrío de aquella otra
respiración sobre mi rostro, y aquel
frío tan intenso enredado en mi cuerpo, trepando desde el abismo de mis
pies?
Encendí
la luz del flexo incorporándome en la cama. Con un susurro se disiparon todas
las sombras. Fue un segundo, mucho menos que eso, pero allí le vi; un rostro,
antes de disolverse entre las partículas de polvo del cuarto…
No
se sabe a ciencia cierta qué son, si son reales o producto de una imaginación
febril y exaltada, una leyenda urbana o una patraña, pero se les conoce como “los
visitantes nocturnos”. Los visitantes nocturnos llegan en la noche y se sitúan
al lado de la cama. Si la persona duerme acompañada a su acompañante lo
inmovilizan, lo paralizan, de modo que no tome conciencia de lo que pasa. El
objetivo de estos seres es experimentar con los seres humanos. Toman el cuerpo
físico de la persona, o el etérico, (que es un cuerpo energético, idéntico al
cuerpo físico) dejando este en la tierra, y proceden entonces a hacer
experimentos.
Otros
dan una explicación distinta a este fenómeno que se
da en el periodo de transición entre el estado de sueño y la vigilia,
provocando una incapacidad transitoria para realizar cualquier tipo de movimiento
voluntario durante un corto tiempo, entre 1 a 3 minutos, esta incapacidad
también es llamada “Parálisis Del Sueño”.
Hay
algunos factores que favorecen este fenómeno, como son encontrarse bajo mucha
presión o estrés; son seis las experiencias típicas que suceden durante el
transcurso de esta parálisis:
1.
Sensación de presencia
3.
Alucinaciones visuales
4.
Alucinaciones auditivas
5.
Alucinaciones táctiles
6.
Dificultades respiratorias
Esta
parálisis provoca una sensación de angustia y al no poder mover ni un músculo
también provoca ansiedad, supuestamente al poder saber que se está en esta
situación pudiendo escuchar e incluso ver todo alrededor nuestro comienzan las
experiencias antes escritas.
Al
estar en este estado, se comienza a tener la sensación de una presencia sin
poderla corroborar sensorialmente, lo que nos provoca un estado de aprehensión
y miedo, siendo común el sentirse observados, luego, al sentir lógicamente que
la presencia es amenazante, se cae en un estado de terror, solo que este no es
por temor a sufrir un daño físico, “Si no por creer que una maldad esta próxima
a hacernos daño”.
Las
alucinaciones visuales suelen conformarlas siluetas oscuras y sombras, que
pueden incluso tomar forma y moverse
“pero estas suelen ser inconstantes, vagas e indefinidas”. En las alucinaciones
auditivas se tiene la convicción de que los sonidos son reales, pueden ser
entre susurros, sonidos mecánicos, ruido blanco y una gran variedad de otros
sonidos, incluyendo voces y griteríos, pero estos “No tienen un mensaje
identificable ni claro”.
Al
parecer, entre las alucinaciones táctiles esta supuestamente la sensación de
que alguien se sienta en la cama, que se hunde el colchón e incluso que hay
contacto con las manos y otras partes del cuerpo “Sin provocar daño alguno”, y
las dificultades respiratorias son la respuesta a la sensación de que alguien
se sienta en el pecho de la persona, incluso puede sentirse una especie de
estrangulación, “Estas percepciones pueden explicarse por la parálisis
voluntaria de los músculos”.
Para
muchos de los que lo experimentan la impresión es muy real, tanto que
muchos amanecen con marcas en su cuerpo.
Quienes se han topado con ellos los describen como entes fantasmales. Al parecer,
dormir boca arriba puede provocar este tipo de visitas indeseables.