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21 de septiembre de 2013

El poder de una palabra. Discursos memorables de la historia

Seguro que a estas alturas te suena eso de “relaxing cup of café con leche” que tanto ha dado qué hablar. La responsable de este despropósito lingüístico tiene nombre y apellidos, Ana Botella, es además la alcaldesa de Madrid, y antes se la conocía por ser la mujer de ese señor bajito y con bigote que fue presidente de nuestro país y que tenía un dominio  de los idiomas muy parecido al de su señora.
Esta frase fue escuchada en la presentación de la candidatura a los juegos olímpicos de 2020. Ante, me imagino, los estupefactos miembros de la asamblea del COI, Ana Botella intentaba vender Madrid como la mejor opción haciendo gala de sus más bien escasas dotes para la oratoria. Finalmente Japón se llevó el gato al agua, y Madrid fue eliminada por tercera vez consecutiva.
Para el recuerdo quedará  esta nueva decepción y sobre todo el ridículo de Ana Botella  y su exagerado discurso que, aunque memorable por sobreactuado, no pasará a la historia por los motivos correctos.
Esto me ha hecho recordar esos grandes discursos de la historia de la humanidad.
La palabra es una herramienta poderosa, ciertamente, pero como decía Voltaire, una palabra mal colocada estropea el más bello pensamiento. Así que hay que tener cuidado con ellas, saber elegirlas, medirlas, sopesarlas y mimarlas, porque puede que sin pretenderlo nos pase lo mismo que a la señora Botella; una palabra fuera de sitio que eche por tierra la mejor intención de nuestro discurso.
No les pasó lo mismo a los siguientes personajes históricos. Sus palabras trascendieron y transformaron el mundo.



Encontrar un discurso a favor de la no violencia más inspirador y contundente que el que dio Gandhi cuando fue acusado de sedición en 1922 es prácticamente imposible. El 23 de marzo de 1922  fue condenado a seis años de cárcel por denunciar la terrible situación humanitaria de millones de indios bajo el dominio del Imperio Británico. En su alegato, Gandhi sometió al juez a una disyuntiva de hierro: o le imponía la pena más dura o renunciaba. La India libre que tanto ansiaba llegó en 1947. Sólo un año después, a los 78 años, un fanático lo asesinó de tres disparos en el pecho en un jardín de Nueva Delhi.
De su extenso discurso  rescato este  párrafo:

Y ha sido un precioso privilegio para mí poder escribir lo que escribí en los diversos artículos presentados como pruebas en mi contra. En realidad, creo que he prestado un servicio a la India y a Inglaterra al demostrar que la desobediencia es la forma de abandonar el estado antinatural en el que ambas naciones viven. En mi modesta opinión, la desobediencia al mal es un deber tanto como lo es la obediencia al bien. No obstante, en el pasado, la desobediencia ha sido expresada, con deliberación, en forma de violencia contra el perpetrador del mal. Mi cometido es el de demostrar a mis compatriotas que la desobediencia violenta sólo multiplica el mal y, puesto que el mal sólo puede sobrevivir gracias a la violencia, negarse a apoyar el mal requiere el abandono incondicional de la violencia.




En la tarde del 7 de diciembre de 1941, el presidente Roosevelt y su ayudante Harry Hopkins recibieron la llamada del Secretario de Guerra Henry Stimson comunicándole el ataque a Pearl Harbor. Después de reunirse con sus asesores militares el presidente redactó la solicitud al Congreso para la declaración de guerra al Japón.
Después de corregir el borrador del comunicado, reemplazando algunas frases y palabras, como la famosa "a date which will live in infamy" en vez de la original "a date which will live in world history", el 8 de diciembre a las 12:30 pm, Roosevelt se dirigió al Congreso y a la nación, por radio, solicitando la declaración de guerra.
Su discurso empezaba así:

Ayer, 7 de Diciembre de 1941, una fecha que pervivirá en la infamia, los Estados Unidos de América fueron sorpresiva y deliberadamente atacados por fuerzas navales y aéreas del Japón.

La respuesta del Congreso fue casi unánime, excepto por la abstención de la representante de Montana la pacifista Jeanette Rankin. A las 4 de la tarde Roosevelt firmó la declaración de guerra.



“I Have a Dream” fueron las palabras pronunciadas por Martin Luther King  el 28 de agosto de 1963 desde las escalinatas del Monumento a Lincoln. Fue uno de los momentos culminantes de la lucha por los derechos civiles. Pero aunque el discurso caló hondo no se hizo famoso hasta el asesinato del líder en 1968. Hace unas semanas se cumplieron 50 años y aún hoy la fuerza de esas palabras sigue reverberando en muchos corazones.
Dos párrafos son clave para entender la magnificencia de aquel discurso:

Hace cien años, un gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija hoy, firmó la Proclama de la emancipación. Este trascendental decreto significó como un gran rayo de luz y de esperanza para millones de esclavos negros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia. Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio. Pero, cien años después, el negro aún no es libre; cien años después, la vida del negro es aún tristemente lacerada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación; cien años después, el negro vive en una isla solitaria en medio de un inmenso océano de prosperidad material; cien años después, el negro todavía languidece en las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra desterrado en su propia tierra.

Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño "americano".
Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: "Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales".
Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.
Sueño que un día, incluso el estado de Misisipí, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia.
Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que un día, el estado de Alabama cuyo gobernador escupe frases de interposición entre las razas y anulación de los negros, se convierta en un sitio donde los niños y niñas negras, puedan unir sus manos con las de los niños y niñas blancas y caminar unidos, como hermanos y hermanas.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas serán llanos, los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y se unirá todo el género humano.
Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la cual regreso al Sur. Con esta fe podremos esculpir de la montaña de la desesperanza una piedra de esperanza.




Debido a un chivatazo de la CIA, Nelson Mandela fue arrestado en el año 1962 por inducir a la gente a hacer huelga y a salir del país sin permiso, siendo condenado por estos cargos a 5 años de prisión. Dos años más tarde el gobierno presentó cargos adicionales incluyendo el sabotaje o la conspiración para hacer caer al gobierno, siendo condenado a cadena perpetua. Antes de conocer su sentencia dijo unas palabras, entre las que destacaron las siguientes: "He combatido la dominación blanca, y he combatido la dominación negra. He buscado el ideal de una sociedad libre y democrática en la que todas las personas vivan juntas en armonía y en igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero poder vivir para verlo realizado. Pero si es necesario, es un ideal por el cual estoy preparado para morir”.




El más famoso discurso del presidente fue pronunciado en la Dedicatoria del Cementerio Nacional de los Soldados en la ciudad de Gettysburg (Pensilvania) el 19 de noviembre de 1863, cuatro meses y medio después de la Batalla de Gettysburg durante la Guerra Civil Estadounidense.
Originariamente este discurso de Lincoln era secundario respecto a los otros discursos del día, pero ha sido considerado con posterioridad como uno de los más grandes discursos en la historia de la humanidad.  En el mismo se invocan los principios de igualdad de los hombres consagrado en la Declaración de Independencia, Lincoln redefinió la Guerra Civil como un nuevo nacimiento de la libertad para los Estados Unidos y sus ciudadanos.


"Hace ocho décadas y siete años, nuestros padres hicieron nacer en este continente una nueva nación concebida en la libertad y consagrada al principio de que todas las personas son creadas iguales.
Ahora estamos empeñados en una gran guerra civil que pone a prueba si esta nación, o cualquier nación así concebida y así consagrada, puede perdurar en el tiempo. Estamos reunidos en un gran campo de batalla de esa guerra. Hemos venido a consagrar una porción de ese campo como último lugar de descanso para aquellos que dieron aquí sus vidas para que esta nación pudiera vivir. Es absolutamente correcto y apropiado que hagamos tal cosa.

Pero, en un sentido más amplio, nosotros no podemos dedicar, no podemos consagrar, no podemos santificar este terreno. Los valientes hombres, vivos y muertos, que lucharon aquí lo han consagrado ya muy por encima de nuestro pobre poder de añadir o restarle algo. El mundo apenas advertirá y no recordará por mucho tiempo lo que aquí decimos, pero nunca podrá olvidar lo que ellos hicieron aquí. Somos, más bien, nosotros, los vivos, los que debemos consagrarnos aquí a la tarea inconclusa que, aquellos que aquí lucharon, hicieron avanzar tanto y tan noblemente. Somos más bien los vivos los que debemos consagrarnos aquí a la gran tarea que aún resta ante nosotros: que, de estos muertos a los que honramos, tomemos una devoción incrementada a la causa por la que ellos dieron hasta la última medida completa de celo. Que resolvamos aquí, firmemente, que estos muertos no habrán dado su vida en vano. Que esta nación, Dios mediante, tendrá un nuevo nacimiento de libertad. Y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparecerá de la Tierra. "

17 de septiembre de 2013

Inspiración en imágenes

Hace tiempo que escucho hablar de los Tumblr, una herramienta muy interesante de microblogging que permite a sus usuarios compartir textos, imágenes, citas, vídeos  enlaces y audio… algo así como Fotolog, un poco parecido a Twitter, con algo de Facebook y bastante similar a un Blog… Bueno la verdad es que hace mucho que almaceno imágenes curiosas que voy encontrando en la Red y he estado pensando si hacerme un Tumblr. Lo he madurado y me he dicho ¿para qué si ya tienes el blog? Y es verdad. Hace siete años que comparto textos, citas, imágenes, vídeos  Y no le encuentro la utilidad a abrir una cosa nueva teniendo un espacio como este, y además veterano. Así que he decidido colgar esas fotos aquí en un nuevo apartado: Inspiración en Imágenes. Sin nada más, sin aditivos; simplemente las imágenes. Para empezar un genio del suspense, Alfred Hitchcock.

Una filmografia de éxito
Alfred en bicicleta, 1972


Tippi Hedren y Alfred Hitchcock en 1962
Las siluetas de Alfred Hitchcock y Cary Grant

Hitchcock y el foco

¿Un foco sobre la cabeza? No importa, tengo una de repuesto.

Hitchcock por Irving Penn

13 de septiembre de 2013

Pawel Kuczynski

Pawel Kuczynski es un ilustrador de 36 años nacido en Szczecin, Polonia. Se graduó en la Academia de Bellas Artes de Poznan. Desde el 2004 ha publicado sus dibujos e ilustraciones en las páginas de las más prestigiosas publicaciones del este de Europa, como la Gazeta Wyborcza o el Pulse of Bussines entre otras. Ha ganado 92 premios nacionales e internacionales gracias a sus caricaturas e ilustraciones.

«Para mí, la ilustración es un idioma y para nosotros, los ilustradores, ésta es una etapa muy buena»

La obra de este artista polaco está cargada de crítica social. Con ironía y sencillez Kuczynski cuestiona la sociedad actual,  la política y los gobiernos, los medios de comunicación, el trato al medio ambiente  y por supuesto la economía. Sus ilustraciones son inspiradoras. Por medio de lápiz, acuarela y pintura Kuczynski afirma que trata de convertir en dibujos sus observaciones sobre la condición humana, además está convencido de que los artistas pueden cambiarlo todo.

Más sobre este artista en su página personal: www.pawelkuczynski.com/ o su página de Facebook.




















8 de septiembre de 2013




 
El 20 de diciembre de 1943, despegaba del campo de aviación RAF Kimbolton (Inglaterra) el bombardero B-17, llamado Ye Olde Pub, de la United States Air Force (USAF) con la misión de bombardear una fábrica de aviones en Bremen (Alemania). La tripulación de la aeronave estaba compuesta por Bertrand O.Coulombe, Alex Yelesanko, Richard A. Pechout, Lloyd H. Jennings, Hugh S. Eckenrode, Samuel W. Blackford, Spencer G. Lucas, Albert Sadok, Robert M. Andrews y al frente de todos ellos el joven teniente Charles L. Brown.
 
Consiguieron realizar la misión pero a un alto precio. El artillero de cola había muerto y 6 tripulantes más estaban heridos, el morro estaba dañado, dos motores fueron alcanzados y de los dos restantes sólo uno tenía suficiente potencia, el fuselaje estaba seriamente dañado por los impactos de las batería antiaéreas y los cazas alemanes, incluso el piloto Charlie Brown llegó a perder la consciencia momentáneamente. Cuando Charlie despertó consiguió estabilizar el avión y ordenó que se atendiese a los heridos.


Cuando pensaba que bastante tendrían con mantener la aeronave en el aire, llegó lo peor, un caza alemán apareció en la cola. Todos pensaron que ya había llegado su momento, pero el caza en lugar de disparar se puso en paralelo del bombardero. Charlie giró la cabeza y vio cómo el piloto alemán le hacia gestos con las manos. Así se mantuvo durante unos instantes, hasta que el teniente ordenó a uno de sus hombres subir a la torreta de la ametralladora… pero antes de poder cumplir la orden, el alemán miró a los ojos a Charlie le hizo un gesto con la mano y se marchó. A duras penas, y tras recorrer 250 millas, Ye Olde Pub consiguió aterrizar en Norfolk (Inglaterra). Charlie contó a sus superiores lo ocurrido pero éstos decidieron ocultar aquel acto de humanidad. Pero el teniente no lo olvidó… ¿Por qué no los había derribado?

En 1987, 44 años después de aquel suceso, Charie comenzó a buscar al hombre que les había perdonado la vida a pesar de no saber nada de él y, mucho menos, si todavía estaba vivo. Puso un anuncio en una publicación de pilotos de combate:

Estoy buscando el hombre que me salvó la vida el 20 de diciembre de 1943.

 
Desde Vancouver (Canadá), alguien se puso en contacto con él, era Franz Stigler. Después de cruzar varias cartas y llamadas de teléfono, en 1990 lograron reunirse.

“Vi su artillero tendido y sangrando profusamente... así, no podía disparar.” “Yo no tenía estómago para acabar con esos hombres tan valientes” dijo más tarde Stigler. “Volé junto a ellos durante mucho tiempo. Ellos estaban tratando de llegar a casa desesperadamente. Yo no podría haber disparado contra ellos. Hubiera sido como disparar a un hombre en paracaídas.”
 

Fue como encontrarse con un hermano que no veías desde hace 40 años

Tras varios abrazos y alguna que otra lágrima, Chrarlie le preguntó a Franz: ¿Por qué no nos derribaste?

Franz le explicó que cuando se puso en su cola y los tenía en el punto de mira para disparar, sólo vio una avión que a duras penas se mantenía en el aire, sin defensas y con la tripulación malherida, no había ningún honor en derribar aquella aeronave, era como abatir a un paracaidista. Franz había servido en África a las órdenes del teniente Gustav Roedel, un caballero del aire, que les inculcó la idea de que para sobrevivir moralmente a una guerra se debía combatir con honor y humanidad; de no ser así, no serían capaces de vivir consigo mismos el resto de sus días. Aquel código no escrito les salvó la vida. Trató de guiarlos para sacarlos de allí, pero tuvo que desistir cuando se acercaban a una torre de control alemana; si hubiesen descubierto a Franz habría supuesto la pena de muerte.



Durante varios años compartieron sus vidas y en 2008, con seis meses de diferencia, fallecieron de sendos ataques al corazón. Franz Stigler tenía 92 años y Charlie Brown 87.
 

5 de septiembre de 2013

Extra Cine XLIV



Iron Man 3

El descarado pero brillante Tony Stark se enfrentará a un enemigo cuyo poder no conoce límites. Cuando Stark comprende que su enemigo ha destruido su universo personal, se embarca en una angustiosa búsqueda para encontrar a los responsables. Este viaje pondrá a prueba su entereza una y otra vez. Acorralado, Stark tendrá que sobrevivir por sus propios medios, confiando en su ingenio y su instinto para proteger a las personas que quiere. Durante su lucha, Stark conocerá la respuesta a la pregunta que le atormenta en secreto: ¿el hábito hace al monje o es al contrario?

No había visto las anteriores entregas pero me animé a ver la tercera parte aunque, hasta el momento, esta saga no había llamado especialmente mi atención. Pero tras conocer al personaje en “Los Vengadores”  me  enganchó su carisma y su personalidad tan fuera de lo común en otros superhéroes. Me gustó que fuera un poco gamberro y que tuviera un punto irónico; que se riera de sí mismo y que fuera cercano. Empatizar con él  no costaba nada.
En realidad seguir la película sin haber visto las anteriores no es complicado si has visto “Los Vengadores”, ya que el argumento continúa desde los hechos ocurridos en esa película; bueno, en realidad tampoco es imprescindible haberla visto; perderse en la trama es imposible.
Tengo que admitir que no suelen atraerme mucho las historias de superhéroes, me parecen todas iguales; mucha acción y los mismos recursos narrativos. Y a decir verdad lo que ofrece “Iron Man 3” es eso mismo. Un compendio de tópicos.
Está el héroe,  atormentado por los últimos y trágicos sucesos de su vida; los villanos de la función, sobreactuados y pasados de rosca; y la acción, muy ruidosa.  Se nota que han apostado por el humor, y lo hay pero ese humor tontorrón y absurdo que nunca se transforma en carcajada.
Es la tercera parte, y se nota el desgaste. La película es flojilla, ligerita, y aunque dura dos horas nunca llega a aburrir ni a cansar. Es una película hecha a medida para su actor protagonista. A Robert Downey Jr. se le nota muy cómodo con su personaje, y lo trasmite. 4,8




The Purge: La noche de las bestias


Año 2022. En una futura sociedad distópica, el régimen político vigente, llamado Nueva Fundación de los padres de América, ha decidido como medida catárquica implantar la "purga anual", una regla por la que una noche de cada año se puede cometer cualquier crimen, incluyendo asesinatos y violaciones, sin tener que hacer frente a las consecuencias ni responder ante la justicia. Así, cuando las viciadas nuevas reglas del mundo exterior amenacen su casa, los miembros de una familia verán su vida en peligro, en el transcurso de una terrorífica noche durante la cual todos se verán puestos a prueba para ver hasta dónde son capaces de llegar para protegerse.

Sugerente ¿no? Pues todo el interés que pueda haber se queda en la sinopsis, porque a la hora de desarrollar la idea la oscuridad se adueña de la función y las buenas intenciones se pierden por el camino.
Lo peor es que con una duración de 86 minutos, y partiendo de una idea tan sugestiva con la que poder explayarse a gusto,  se haga tan larga sin que realmente pase gran cosa. Un guión escueto, una idea desaprovechada, y unos personajes con los que es imposible conectar, ya que no han sido del todo desarrollados; así es como resumo lo que, a mi parecer, es “The Purge: La noche de las bestias”.
Cuando leí de qué iba mi interés se despertó. Aunque sea de pasada la película plantea interesantes cuestiones. La violencia es un tema presente en nuestro día a día. Una cualidad del ser humano, a veces soterrada, a veces manifiesta. Cualquiera puesto a prueba, en una situación extrema, o de exaltación, puede llegar a ejercerla. Y queramos o no, sentimos tanto rechazo como fascinación por ella.
En este futuro que nos recrea The Purge la violencia está permitida una vez al año, y gracias a esa noche anárquica, en la que nada es ilícito, la sociedad avanza; ya no hay crisis, no hay paro ni delincuencia, se ha llegado a un estado de bienestar completo, aunque en realidad, bajo la piel, siga latente ese germen alimentado de insatisfacción y odio. No hay consideraciones morales ni éticas que valgan; purgar “las calles” para eliminar de la sociedad los puntos más “débiles”, o los que molestan a nuestros intereses, es una idea aceptada que va en beneficio de la comunidad. Una terapia para liberar la oscuridad de las almas.
Pero la película no llega a profundizar del todo en la idea de violencia que plantea.
La atmósfera de película de terror, expectación durante muchos minutos, oscuridad durante otros muchos,  a mi no me produjo la tensión que buscaba, más bien me aburrió. Cada paso de los personajes, inmersos en la penumbra de su casa asediada por unos perturbados, es demasiado previsible para resultar verdaderamente inquietante.
La crítica social se pierde entre  tanto cliché del género de terror/thriller. La película no está a la altura de lo que plantea en su sinopsis, de hecho se queda muy por debajo. Aunque la premisa es interesante la forma de desarrollarla no es buena. Abarca más de lo que puede apretar.  4



Un amor entre dos mundos (Upside Down)

En “Un amor entre dos mundos”, Adam es aparentemente un tipo ordinario en un universo extraordinario. Vive de manera humilde con lo que gana, pero su espíritu romántico sostiene en la memoria a una chica que conoció una vez en otro mundo, un lugar que existe justo encima de él, más allá de su alcance. Su flirteo de la infancia será un amor imposible, pero cuando ve a esa misma chica, Eden, en la televisión, ninguna ley ni ciencia le impedirá reencontrar el camino para estar junto a ella.

El amor es una fuerza más grande que la gravedad. Porque vivir en dos mundos separados no es un impedimento tan insalvable como para no enamorarse.
La verdad es que cuando vi el tráiler, hace unos meses, me llamó la atención la historia. Cuando pude verla no lo dudé. Tenía esperanza de ver algo que me conmoviera. Y sí, puedo decir que visualmente es una historia maravillosa. No he visto nada mejor a ese nivel en el cine en el último año. Cada una de las escenas es arte. La fotografía es soberbia. Los efectos visuales son increíbles. Y la trama arranca con unas expectativas prometedoras. Parece que vamos a ver un espectáculo por el que vale la pena pagar. Pero todo se desmorona a la media hora.
Tengo que admitir que no me aburrí, pero  cuando terminé de verla si que me quedó una sensación de vacio. La historia de amor es floja, demasiado típica, y está resuelta muy precipitadamente. Todo lo demás que se plantea en la película, los dos mundos separados, los de arriba ricos, los de abajo pobres, los recursos que roban los de arriba a los de abajo, la crítica que esconde, todo se desaprovecha y queda en un segundo e ingrato plano.
Algo falla y no me extraña que haya pasado, y esté pasando, tan desapercibida. La crítica no ha sido tampoco muy benévola. Costó unos 60 millones de dólares, uno de los presupuestos más caros que ha manejado un director argentino hasta el momento. Pero a Juan Solanas no le salen las cuentas, al punto que la película ya se considera un fracaso comercial; en EEUU la recaudación en taquilla fue ridícula, y en Europa más de lo mismo.
Mi opinión está dividida. No puedo considerarla buena, pues para que una película me llegue de verdad debe tener un argumento a la altura y aquí no es así. El punto fuerte está en la parte técnica; impecable. Pero una película no se mantiene únicamente por su bonito o lujoso envoltorio, tiene que haber una buena trama, un buen guión respaldando eso. Y aquí eso falla, y de qué manera. Ojalá hubieran equilibrado más la balanza, ahora estaría hablándoos de una buena película, en cambio desaprovecha todas sus posibilidades en favor de contarnos una plana, y más que tópica historia de amor.
La recomiendo. Puede que falle en muchas cosas, pero hay que verla, aunque sólo sea porque lo que ofrece visualmente tiene mucha magia. 5



Kick Ass 2: Con un par.

Después de que la loca valentía de Kick-Ass inspirara a toda una oleada de nuevos defensores del bien dirigidos por el implacable coronel Barras y Estrellas, nuestro héroe decide unirse a ellos. Pero cuando Bruma Roja, que regresa con el nombre de El Hijoputa, decide deshacerse de esta panda de superhéroes aficionados, solo Hit Girl podrá impedir que los aniquile.

Hace unos cuantos años Kick Ass revolucionó las taquillas, llevando a las pantallas de cine una historia de superhéroes bastante diferente. Una historia llena de violencia y humor socarrón, muy gamberra, y bastante perversa, con unos protagonistas difíciles de encajar en el término “héroe de acción”, incluyendo también a los malos; aquí rozando el patetismo más extremo.
Encabezando el reparto el personaje de Dave Lizewki, un adolescente enclenque, obsesionado con los cómics, que tiene un sueño: convertirse en superhéroe; para seguir con los personajes de Big Daddy y Hit Girl, padre e hija, que al igual que Dave comparten un mismo sueño, luchar contra el mal.
La película funcionó bastante bien, en parte por su frescura, en parte por ofrecer algo distinto, o al menos algo con una envoltura más atractiva para los fans de los cómics y los superhéroes de toda la vida. Que llegara la secuela era cuestión de tiempo.
Han pasado tres años desde que fue estrenada la primera, y precisamente eso es lo que se nota en esta continuación. Se intenta repetir el éxito siguiendo las mismas pautas; hay violencia gratuita, algo de sangre y escenas desagradables, el humor sigue la línea anterior, los personajes más carismáticos repiten, pero el impacto ya no puede ser el mismo. Ha perdido su capacidad para sorprender.
Aún así, aunque supone un bajón respecto a la primera, tiene momentos muy entretenidos. Pero sólo podrás disfrutarla, o tolerarla, si eres fan de este tipo de historias; y sobre todo si lo que buscas es un tipo de entretenimiento sin muchas complicaciones.
A destacar el trabajo de Chloé Grace Morezt, ya que es realmente su personaje el que sostiene la película.  Ah, también sale de refilón Jim Carrey; y eso que su personaje prometía.
Blockbusted para los últimos coletazos del verano. 5,4



1 de septiembre de 2013

Rivales

Fueron coetáneos, tuvieron éxito en lo que hicieron, pero la rivalidad los distanció



Las dos levantaron de la nada un imperio de la cosmética multimillonario. De origen humilde ambas, se profesaron una profunda antipatía que llegó al extremo de robarse fórmulas para productos y técnicas publicitarias.
Helena Rubinstein, polaca de nacimiento, y Elizabeth Arden, canadiense, abrieron en Nueva York sus respetivos salones de belleza;  y aunque les separaban pocas manzanas, jamás llegaron a conocerse personalmente. Aún así su rivalidad se convirtió en legendaria.
En una ocasión, tras comunicarle que Elizabeth había estado a punto de perder un dedo al darle de comer a uno de sus caballos, Helena comentó con maldad: “¿Y qué le pasó al animal?”.


Los caballos eran la pasión de Elizabeth. Gracias a ellos Arden se consagró en el mundo de la belleza.  Fue en 1930 cuando creó su crema más reconocida, y milagrosa; la “Eight Hours de Elizabeth Arden”, que aplicaba en las heridas de sus caballos. Un día una amiga la usó sobre las heridas que su hijo tenía en la rodilla y en tan solo 8 horas, su rodilla estaba completamente curada. De aquí nació su nombre y comenzó la historia de su imperio. 

Helena se consagró al trabajo. 

Las se referían la una a la otra como “la otra” o “esa horrible mujer”. Las dos vivían obsesionadas con la idea de derrotar a su rival. Su particular guerra llevó incluso a Rubinstein  a contratar al ex marido de Arden, quien la había ayudado durante años en el negocio, mientras que Elizabeth, en respuesta, le “robó”  a su rival una docena de sus mejores empleados. Se mandaban dardos envenenados y despotricaban la una de la otra siempre que se les presentaba la ocasión.



Rubinstein llegó a decir: "El trabajo ha sido mi mejor tratamiento de belleza. Mantiene a raya las arrugas, permite mantener joven el corazón y el espíritu. Ayuda a una mujer a conservar la juventud, y por supuesto, la vitalidad"

Aunque eran mujeres muy diferentes, madame Rubinstein no utilizaba nunca sus productos, mientras que miss Arden no salía de casa sin maquillaje, las dos tuvieron muchos puntos en común. Divorciadas de sus primeros maridos, quienes preferían tontear con sus empleadas que tratar con ellas, se casaron con dos príncipes de título dudoso. Sus personalidades eran fuertes, tiránicas, solían hacer llorar a sus empleadas, eran adictas al trabajo y a los tintes capilares, les obsesionaba el dinero y sentían pasión por las joyas.


Arden y Rubinstein, sin dinero y con mucha ambición, construyeron imperios multimillonarios, que controlaron hasta su muerte, cuando sus salones facturaban cifras récord de hasta 60 millones de dólares.

Helena Rubinstein murió en 1965, a los 94 años, en la oficina a la que jamás dejó de acudir cada día. Tres semanas más tarde, Arden, que paseaba frente a uno de los salones de Rubinstein, exclamó con evidente tristeza: “¡Pobre Helena!”, aunque su expresión era de triunfo, como afirmó más tarde uno de sus acompañantes.
Miss Arden no le sobreviviría mucho; 18 meses después fallecería a los 82 años víctima de una trombosis. Fue sepultada con un vestido de chiffon color rosa diseñado por Oscar de la Renta.



Vivieron por y para la electricidad. Nikola Tesla (1856-1943), nacido en Croacia, era hijo de un pope ortodoxo que pensaba enchufarlo al sacerdocio. Pero cuando a los diecisiete años se enfermó de cólera, su padre le prometió que si sobrevivía lo dejaría estudiar en el Politécnico de Graz, y gracias a esa providencial decisión, y a su curación, Tesla ofreció al mundo  la corriente alterna, la radio, las redes de alta tensión, el radar, el fax, el aire acondicionado, la luz fluorescente y los misiles teleguiados. Además fue el precursor de la robótica y según la oficina estadounidense de patentes inventó la radio, aunque el Nobel lo obtuvo Marconi.
Fue el primer hombre 
en recibir 
señales de radio 
procedentes del espacio 
exterior.
Era un hombre muy maniático, y su carácter excéntrico hizo que se viera relegado al ostracismo y se le considerara un científico loco.
Thomas Alva Edison (1841-1931) nació en Ohio; además de empresario fue un prolífico inventor; patentó más de 1000 inventos, como el fonógrafo, la lámpara incandescente, o la corriente continua.
Los dos se vieron enfrentados en lo que se llamó “La guerra de las corrientes”.
Después de la Exposición Mundial de París en 1881 los nuevos sistemas de iluminación eléctricos se convirtieron en el logro tecnológico más importante del mundo. La demanda de electricidad pronto promovió la construcción de centrales eléctricas más grandes que llevaran la energía a mayores distancias. El sistema de Edison, que utilizaba la corriente continua (CC), era poco adecuado para responder a estas nuevas demandas. Sin embargo lo que ofrecía Tesla, corriente alterna, respondía a  la perfección; a diferencia de la CC, el voltaje de la CA se puede elevar con un transformador para ser transportado largas distancias con pocas pérdidas en forma de calor. Esto provocó que Edison se alarmara ya que amenazaba sus intereses en un campo que él mismo había creado. Para combatir la teoría de Tesla Edison realizó una campaña para fomentar ante el público el peligro que corrían al utilizar la corriente alterna, por lo que Harold P. Brown, un empleado de Thomas Edison contratado para investigar la electrocución, desarrolló la silla eléctrica; en ella electrocutó a perros, gatos y hasta un elefante (la elefante Topsy).


En 1897 Tesla presentó en la oficina de patentes el diseño de su radio. En 1900 Thomas Edison y Guglielmo Marconi, presentaron un diseño de radio que, para más “inri”,  utilizaba para su funcionamiento hasta 17 patentes de Tesla. La presión ejercida por Edison, su influencia y control de las altas esferas, hicieron que la oficina de patentes americana cambiara su decisión y otorgara la patente de la radio a Marconi. A pesar que Tesla litigó con Marconi por la patente de su propio invento, no fue hasta 1943 (y ya a título póstumo) cuando un Tribunal logró por fin que se reconociera a Tesla como el verdadero inventor de la radio. 

Para neutralizar esta iniciativa de desprestigio, Nikola Tesla se expuso a una CA que atravesó su cuerpo sin causarle ningún daño. Ante esta prueba, Edison nada pudo hacer y su crédito quedó momentáneamente erosionado.
Durante la Feria Mundial de Chicago de 1893, Tesla tuvo su gran oportunidad. Cuando la iluminación de la Feria le fue adjudicada y Tesla pudo exhibir sus generadores y motores de CA.
Más tarde, la Niagara Falls Power Company encargó a Westinghouse el desarrollo de su sistema de transmisión. Fue el final de la “guerra de las corrientes”.
Pero su enemistad se remontaba tiempo atrás.  Tesla trabajó un tiempo con Edison mejorando los diseños de los generadores de corriente continua. Edison registraba como propias varias patentes  que Tesla le brindaba, y además se negaba a subirle el sueldo de 18 a 25 dólares a la semana. Sin embargo el detonante de su  antipatía ocurrió cuando Edison se negó a pagarle los 50.000 dólares que le había prometido si realizaba mejoras en sus generadores, aduciendo que se trató de una "broma estadounidense".




En 1920, Edison dijo a la revista Scientific American que estaba trabajando en un aparato para hablar con los muertos. Este proyecto cayó en el olvido; muchos pensaron que estaba loco. Lo que quizá́ no se supo es que en 1901, el antropólogo Waldemar Bogras, en Siberia, grabó unas voces extrañas durante un ritual de la tribu Tohouktchi. Lo curioso fue que lo hizo con un invento patentado por Edison: el fonógrafo.




Actrices de éxito, hermanas y rivales. Olivia de Havilland y Joan Fontaine nunca se llevaron bien. Desde pequeñas ya existía rivalidad entre ellas. Olivia, la mayor, era la mimada de la familia, la guapa; Joan era la inteligente, el patito feo que heredaba la ropa usada de su hermana. Fue su madre, una actriz frustrada, quien más colaboró en la antipatía de ambas; mientras animó a Olivia a dedicarse a la actuación, a Joan le prohibió terminantemente que siguiera los pasos de su hermana, y hasta le impidió usar el apellido “De Havilland”. A Joan no le quedó de otra que adoptar el apellido “Fontaine”, el apellido de su padrastro, como nombre artístico mientras trataba de hacerse un hueco en Hollywood.
Durante la infancia las 
peleas entre 
las dos hermanas 
eran frecuentes; 
tan fuerte se pegaban 
que en una ocasión 
Olivia llegó a 
romperle la clavícula 
a Joan.

Olivia, en cambio, ya había alcanzado cierto estatus gracias a las películas  que hizo con Errol Flinn; con quien compartiría cártel en nueve ocasiones. 
La gran oportunidad de Joan le llegó con “Rebeca” de Alfred Hitchcock, que le proporcionaría su primera nominación a los Oscar. La de Olivia le vendría, supuestamente, gracias a su hermana.
Joan quería el papel de “Scarlett O´Hara” pero Selznick le ofreció el papel de Melania. Joan lo rechazó diciéndole: “Si quieren a alguien para hacer de pava, llamen a mi hermana Olivia”.
En 1941 las dos estaban nominadas al Oscar, ganó Joan por su interpretación en “Sospecha”. Al ir a recoger el galardón pasó de largo de su hermana, que iba a felicitarla; esto terminó de distanciarlas definitivamente. Olivia jamás le perdonó lo que consideró una ofensa.


"No me lo podía creer. De repente, volvieron todos los momentos de nuestra infancia cuando ella se reía de mí, cuando quería demostrar que era mejor que yo, cuando me rompió la clavícula. Le había ganado el Oscar y sabía que nunca me lo iba a perdonar".



El Oscar de su hermana le dio alas a Olivia para conseguir el suyo. Cinco años después lo consiguió finalmente por “To Each His Own”. Y esta vez fue Olivia quien pasó de largo de su hermana, que se había acercado con la mano extendida para felicitarla; al parecer Joan había hecho unas declaraciones a la prensa sobre el marido de Olivia que la habían enfurecido. Aquel gesto fue captado por las cámaras. 

Joan le robó el novio a su hermana, el multimillonario John Hughes. Pero no fue el único hombre que le arrebató.
Olivia relata sus años en Hollywood con la constante presencia de su hermana menor, acechando en todos los momentos de esplendor, pisándole los talones.
"Brian Aherne fue mi novio antes que su marido... Todo lo que yo conseguía tenía que conseguirlo ella". La raíz estaba en la infancia."Cuando era mi cumpleaños, Joan también recibía regalos".

La carrera de ambas fue paralela, pero la de Olivia fue más reconocida; fue cinco veces nominada al Oscar, ganándolo en dos ocasiones.
Estuvieron sin hablarse treinta años hasta la muerte de su madre en 1975, pero tampoco en una ocasión como aquella la rivalidad de ambas quedó en segundo plano. Olivia organizó una ceremonia pero Joan no asistió: según ella, su hermana no la invitó; según Olivia, Joan se desentendió del asunto.
Y a pesar de todo el tiempo transcurrido parece que ninguna de las dos tiene intención de cambiar las cosas.
Joan declaró hace poco: “Para mí Olivia es como si no existiese. Nos odiamos tanto cuando éramos jóvenes que ahora hemos agotado la carga de odio y nos limitamos a ignorarnos”




Fueron dos grandes de la literatura y su tensa relación quedó como testimonio de lo productivas e ingeniosas que pueden ser, a veces, las rivalidades enconadas.
Érase un hombre a una nariz pegado… fue uno de los versos – el más famoso- que a modo de cuchufleta le dedicó Quevedo a Góngora. Góngora tampoco se quedó atrás, y si su nariz aguileña era el objetivo de la mofa de su archienemigo, los pies zambos y la falta de vista de Quevedo le valieron a él para devolvérsela; así se expresaba al respecto:

Anacreonte español, no hay quien os tope,
Que no diga con mucha cortesía,
Que ya que vuestros pies son de elegía,
Que vuestras suavidades son de arrope.
¿No imitaréis al terenciano Lope,
Que al de Belerofonte cada día
Sobre zuecos de cómica poesía
Se calza espuelas, y le da un galope?
Con cuidado especial vuestros antojos
Dicen que quieren traducir al griego,
No habiéndolo mirado vuestros ojos.
Prestádselos un rato a mi ojo ciego,
Porque a luz saque ciertos versos flojos,
Y entenderéis cualquier gregüesco luego.


¿Que cómo empezó este cruce de puyas en verso? Pues todo se originó por una cuestión de estilo. Góngora era partidario del cultismo, Quevedo del conceptismo, y a partir de estas diferencias, inicialmente literarias pero luego llevadas a un terreno personal, surgió su rivalidad; una rivalidad que incluso llevo a Quevedo a comprar la casa donde vivía Góngora en Madrid cuando esté se arruinó; y se dice que lo primero que hizo al mudarse fue quemarle los libros que Góngora se dejó allí.
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