#1 La banda del Titanic
Durante el
hundimiento los ocho miembros de la banda se situaron en el salón de primera
clase en un intento por hacer que los pasajeros no perdieran la calma ni la
esperanza. La banda no dejó de tocar incluso cuando ya era seguro que el buque
se hundiría. Ninguno de los integrantes de la banda sobrevivió al naufragio, y
desde entonces ha habido mucha especulación respecto a cuál fue la última
melodía que interpretaron. Algunos testigos dicen que la última canción fue el
himno "Nearer, my God, to Thee" (Cerca de Ti, mi Señor).
#2 El
poco tacto de la White Star
El cuerpo de
Wallace Hartley, quién dirigía a la famosa banda de músicos que no dejó de tocar hasta el último minuto fue recuperado y enterrado como un héroe en su país
Inglaterra, sin embargo, la compañía White Star Line cobró a su familia por la
pérdida de su uniforme.
#3 En
cuestión de horas
Sólo 30 segundos fue el tiempo que pasó entre
el avistamiento del iceberg y el primer impacto. Tras esto, la tripulación
tardó nada menos que 60 minutos en lanzar al mar el primer bote salvavidas. El
tiempo total que pasó entre la colisión
y el hundimiento en las gélidas aguas del atlántico norte (que se encontraban a
-2ºC) fue de dos horas y 40 minutos.
#4 La momia del Titanic
Una de las
leyendas urbanas más extendidas es que en las bodegas del Titanic viajaba la
momia egipcia Amon-Ra; una princesa que vivió 1.500 años antes de Cristo. Este
hecho, y la supuesta maldición que
arrastraba, fue la causante de que el buque naufragara. Su sarcófago,
descubierto en Luxor en la década de 1890, había traído la desgracia a todos
los que entraron en contacto con él. Uno de ellos se adentró caminando en el
desierto y desapareció; otro sufrió un disparo accidental de un sirviente; tres
miembros de la familia inglesa que la compró fueron víctimas de un accidente de
tráfico y su casa ardió; se expuso en el Museo Británico, donde siguió
sembrando el pánico y el mal entre trabajadores y visitantes… Ningún museo
quería la momia maldita. Hasta que se puso a la venta. La compró un particular
y consultó con la ocultista Helena Blavatsky, quien le animó a deshacerse de
ella porque contenía la esencia del mal. Al final, fue adquirida por un
arqueólogo estadounidense que embarcó con ella en el Titanic: momia y
propietario acabaron el 14 de abril de 1912 en el fondo del Atlántico Norte con
otras 1.516 personas.
Lo cierto es que
todo esto se trata de una invención. No consta que ninguna momia viajara en el
trasatlántico. La leyenda fue una creación de William Stead, periodista y
espiritista, y Douglas Murray, que fue difundida por la prensa sensacionalista
de aquella época.
#5 Destino postergado
Alfred Gwynne
Vanderbilt I. era miembro de una rica familia de empresarios americanos conocidos
por su filantropía. Él y su esposa tenían billetes para el viaje inaugural del
Titanic pero el día 9 de abril, antes de que partiera, cambió de opinión repentinamente.
Un miembro de su familia había tenido una corazonada y se opuso rotundamente a
que subieran al buque.
Uno de los
empleados de Alfred Gwynne Vanderbilt I, sí se embarcó como pasajero, en la
segunda clase, y murió cuando se hundió el Titanic.
El millonario
americano se salvó de la muerte en el Titanic, pero su destino lo llevaría a
una muerte a bordo del RMS Lusitania. En 1915 un submarino alemán provocó una
explosión que hundió el barco. La explosión no lo mató pero en el agua decidió entregar su chaleco salvavidas a una mujer que
cargaba a su hijo en brazos. Varias personas fueron testigos de su última y
generosa acción.
#6 Luces en el horizonte.
Primera teoría
Algunos de los
botes salvavidas que estaban en el agua aseguran que vieron unas luces en el
horizonte que relacionaron con un navío, por ello remaron hacia ellas rápidamente.
Pero entonces, e igual de rápido que habían surgido, desaparecieron sin rastro. Durante muchos años este fue un
misterio sin resolver, hasta que hace unos años se supo que aquellas luces
pertenecían a un ballenero finlandés que
transportaba pieles de foca de manera ilegal desde el norte de Canadá. Éstos, sospechando
que las bengalas blancas que emitía el Titanic eran de los guardacostas
estadounidenses, huyeron.
En 1962, el
Capitán del ballenero Henrik Naess confesó la verdad en el umbral de la muerte.
A pesar de ello, el enigma no se considera resuelto.
#7 Luces en el horizonte. Noche estrellada. Segunda teoría
Meteorológicamente
hablando, la noche del hundimiento fue perfecta. Sin brumas, viento ni olas. En
el cielo podían verse cientos de estrellas. Aquel cielo impecable jugó una mala
pasada al capitán del Titanic. Sobre las 0:50 el capitán Smith observó una luz
anaranjada justo sobre el horizonte que confundió con un barco salvador. No era un buque sino el resplandor del planeta
Marte a punto de ocultarse; unas luces en el horizonte que muchos de los
supervivientes de los botes confundieron, igual que le había pasado a Smith,
con las luces de un barco.
En la actualidad
sabemos, gracias a la ayuda de softwares astronómicos, qué pasó aquella
madrugada en el cielo del atlántico norte. Y se ha confirmado la confusión de Smith con Marte, y así mismo se ha desvelado otro caso
singular; diez minutos después del hundimiento del Titanic, a las 2.30 de la madrugada,
la estrella Capella (una de las más
brillantes del cielo) rozaba el horizonte del nor-noroeste. Un farol de luz
amarilla que, probablemente, despertó falsas esperanzas en medio del terror y
la desesperación a los que esperaban ser rescatados.
#8 El Titanic contactó con Tenerife
Uno de los
adelantos técnicos con los que contaba el Titanic era una antena de
radiotelegrafía que permitía al barco contactar con puntos ubicados al otro
lado del océano. En una prueba realizada
días antes de la tragedia, desde la sala de radio del transatlántico, se envió
un mensaje que fue respondido por la estación costera de Tenerife, a 3.700
kilómetros de distancia.
Los radiotelegrafistas Jack Phillips y Harold Bride decidieron
probar el transmisor Marconi a plena potencia. En condiciones normales el
transmisor garantizaba un alcance de unos 450 kilómetros, pero a toda su
capacidad podía superar miles de kilómetros. Gracias a la antena de 35 metros
situada entre los mástiles contactaron con la estación costera de Tenerife,
situada a unos 3.700 kilómetros, y que se encontraba en fase de pruebas.
Ubicado en Santa Cruz de Tenerife, este centro telegráfico acababa de ser
instalado por la empresa Marconi y disponía de cuatro colosales torres de 75
metros de altura, enclavadas en lo que hoy se conoce como el barrio de las
Cuatro Torres. Una segunda llamada llegaría hasta Port Said, a unos 5.500
kilómetros.
#9 Los radiotelegrafistas del Titanic
Jack Phillips y
Harold Bride, los radiotelegrafistas del Titanic, estaban a cargo de la sala
Marconi del barco, desde donde se enviaban y recibían mensajes tanto de otros
barcos como entre el continente y los pasajeros, sobre todo los de primera
clase, que deseaban enviar mensajes constantemente a sus familiares para
hacerles saber que se encontraban bien.
El día anterior
al hundimiento, el telégrafo de la sala Marconi dejó de funcionar y tuvo que
ser desmontado por ambos radiotelegrafistas, lo que hizo que los mensajes de
los pasajeros se acumularan en la sala. El 14 de abril, Jack Phillips estaba
muy ocupado enviando mensajes pendientes, malhumorado por el trabajo acumulado.
Pasadas las 21:30 Jack recibió una alerta de hielo por el Mesaba (un barco de
vapor) en el que le informaban sobre la presencia de icebergs en su ruta, pero
Phillips omitió los envíos del Mesaba para continuar enviando los mensajes
personales de los pasajeros a Cape Race. El operador del Mesaba insistió hasta
que Phillips recibió el importante mensaje, el cual nunca fue entregado en el
puente por alguna razón desconocida.
Jack fue de nuevo
interrumpido alrededor de las 23:00 por otro barco, el SS Californian. Cyril
Evans, el único radiotelegrafista a bordo del Californian, enviaba mensajes al
Titanic advirtiéndoles de la presencia de hielo, informándoles de que ellos
habían tenido que detener el barco por ese motivo. Pero Jack estaba estresado
por la gran cantidad de trabajo y
respondió bastante alterado: “¡Cállese, cállese, cállese, intento trabajar con
Cape Race!”. Cyril Evans no perdió la paciencia y esperó un rato la respuesta de Jack Phillips
pero sobre las 23:30 apagó el equipo del barco y se fue a dormir.
Sólo 10 minutos
después de que el radiotelegrafista del Californian apagara su equipo se
produjo la colisión. Harold Bride, que
debía reemplazar a Jack Phillips a medianoche, despertó en su camarote y acudió
a la sala Marconi, donde Jack le informó
de lo sucedido. Inmediatamente después el Capitán Smith entraba en la sala de
telecomunicaciones ordenándole a Jack
que enviara un CQD (siglas en inglés que significan "Come Quickly,
Distress, “vengan rápido, problemas”) antigua alarma de socorro, a todos los
barcos próximos al Titanic.
Pasada la
medianoche y muy nervioso, el Capitán les insiste en la importancia de enviar
señales de socorro a todos los barcos posibles. Se ordena enviar señales de
S.O.S., la nueva llamada de socorro.
A pesar de que
los radiotelegrafistas se comunicaron aquella noche con 5 barcos nada se pudo
hacer. El RMS Carpathia, se encontraba a
58 millas, pero cuando consiguió llegar
al lugar era demasiado tarde.
Jack envió
incansablemente llamadas de auxilio hasta que el equipo se descargó, a pesar de
que el capitán les había ordenado dejar sus puestos para salvar sus vidas.
Harold Bride consiguió
subir a un bote y fue rescatado. Jack Phillips logró subir al bote desplegable
B, sin embargo, no aguantó el frío de la noche y murió de hipotermia antes de
que el Carpathia llegara al lugar del suceso.
Después del
hundimiento, Harold Bride aseguró que Jack Phillips debía ser recordado como un
héroe británico, que teniendo la posibilidad de salvar su vida, se mantuvo
enviando mensajes de socorro a todos los barcos posibles hasta que el dinamo
del equipo Marconi del Titanic se apagó para siempre.
#9 Simulacro de accidente
Un día antes de
zarpar se tenía previsto un simulacro y se había citado a los pasajeros. Sin
embargo éste fue cancelado de último momento tras decidir entre la tripulación
y los empresarios que esto solo les traería mala suerte y mala publicidad para
sus futuros viajes.
#10 El chef del Titanic
El Titanic era un
barco para la fiesta, el lujo y el exceso y las 15.000 botellas de champán, las
1.500 de vino o las 20.000 de cerveza dan testimonio de ello. Además, existía
una gran variedad de salas para beber y fumar. En ese entorno se ubica a
Charles Joughin, chef del Titanic, que declaró haber sobrevivido gracias a la
cantidad de whisky que había ingerido y que le había mantenido con calor en las
heladas aguas del Atlántico. Durante el hundimiento del barco, Joughin y otros
chefs fueron los encargados de llevar comida y otras vituallas a los botes
salvavidas. Pero tuvo otro papel destacado ayudando en cubierta a la gente a
subir a los botes, rechazando él mismo a subir a uno de ellos.
Cuando el barco
estaba casi hundido, Joughin se arrojó al agua y a pesar de las aguas gélidas aguantó
tres horas hasta que finalmente fue rescatado.
Fuentes:
Wikipedia
abc.es
laproadeltitanic.blogspot.com.es
kerchak.com
lavanguardia.com
supercurioso.com