Nada tendría de particular que te encontraras con estas dos gemelas en el pasillo de un hotel, claro que la cosa cambiaría, y mucho, si te digo que el hotel en cuestión está cerrado en la temporada de invierno ya que debido a la nieve queda incomunicado durante interminables meses, y que a parte de ti y tu familia nadie más, al menos vivo, habita allí.
Entonces, estoy segura, la visión de estas dos niñas te resultaría…mucho más perturbadora.
Eso es lo que le pasa al pequeño Danny, protagonista de “El resplandor”, en una escena que literalmente pone los pelos de punta.
¡Qué inquietante puede resultar la visión de un niño en triciclo!
Stanley Kubrick fue el responsable de llevar a la pantalla grande la versión cinematográfica de la novela de Stephen King “El resplandor” en 1980. Lo cierto es que la película no tuvo muy buena acogida en su momento, tanto así que a Kubrick no le quedó de otra que recortar considerablemente el metraje en la versión europea. Sin embargo, hoy en día la película es considerada una obra maestra del género de terror.
Samara Morgan no es una niña normal. Nunca lo fue, pero ahora que está muerta menos todavía. Para empezar tiene una ligera obsesión con las viejas cintas de video, las VHS de toda la vida, obsoletas por obra y gracia de los DVDs. Mediante las cintas Samara se comunica de modo telepático con el mundo de los vivos.
Cuando algún incauto contempla una de esas cintas viaja directamente a la mente de la niña, en donde podrá contemplar una variada selección de imágenes un tanto surrealistas. Lo peor viene después. Tras el visionado se producirá una llamada telefónica en la que la niña te susurrará estas simples pero aterradoras palabras: siete días. Esos, no más, son los días de vida que podrá disfrutar el que haya visto la cinta. Porque tras ese tiempo la niña, de larga melena oscura y camisón blanco, saldrá del pozo en que murió para cumplir su amenaza. Su sola presencia, chorreante y terrorífica, será suficiente para provocar la muerte de cualquiera que tenga la desgracia de topársela.
Samara tenía un extraño don, la termografía. Una habilidad psíquica que le permitía psíquicamente “quemar” imágenes de su mente hacia superficies o a las mentes de otros. Os imaginareis que Samara no utilizaba su don para el bien precisamente. Fue su madre la que decidió ahogarla en el pozo, pero aunque su “cuerpo” murió su “espíritu” sigue vagando con ansias vengativas.
Cuando Kate y John Coleman pierden al bebé que estaban esperando, todo se derrumba a su alrededor. Su matrimonio se tambalea y la mente de Kate se llena de miedos y temores. Para intentar recuperar la normalidad, la pareja se dirige a un orfanato local con la intención de adoptar a un niño. Allí se sienten enigmáticamente atraídos por una niña de rostro angelical llamada Esther. Pero las cosas se tuercen tras la llegada de la muchacha a la casa de los Coleman, donde empiezan a ocurrir cosas extrañas. Cuando Kate empieza a darse cuenta de que Esther esconde un terrible secreto, intentará descubrir qué es, pero quizá sea demasiado tarde...
Esther es una de las niñas más perversas que han aparecido en la pantalla grande últimamente. Es manipuladora, siniestra e insensible. Y por eso consigue salirse con la suya casi siempre. No es una película de “miedo” al uso, más bien podría catalogarse de thriller. Aunque el tema de la pelí -niño adoptado sale rana- está muy manido, me sorprendió gratamente. Las dos horas de metraje se sostienen bien y no se hacen pesadas. La niña que interpreta a Esther, Isabelle Fuhrman, hace un papelón. Le auguro una excelente carrera en el cine.
Hay pueblos siniestros. Lo que hace de este pueblo en especial tan extraño es que no hay ni un adulto. Todos han sido asesinados por los niños que viven allí. Los niños en cuestión forman una fanática y pérfida comunidad religiosa que rinde culto a una extraña deidad del maíz. Por lo que al llegar a los dieciocho años han de ser sacrificados. Como no, la película es la versión cinematográfica de la novela de Stephen King del mismo nombre.
Cuando el bebé de los Thorn nace muerto, Robert Thorn decide hacerse cargo de otro bebé recién nacido cuya madre acaba de morir haciéndolo pasar por el que acaba de perder, a espaldas de su mujer. Lo que no sabe Robert es que la “criatura” es la reencarnación del demonio; ahí es nada. Y como es de esperar, tratándose de quien es, la criaturita se dedicará a hacer básicamente todo el mal que pueda. Bajo su inocente apariencia Damien esconde un alma ruin y perversa.
“La profecía” tuvo gran repercusión en el momento de su estreno por mostrar el tema del anticristo tan abiertamente. Como las buenas cintas de terror hay mucha leyenda negra envolviendo a “La profecía”. Se cuenta que durante el rodaje se captaron por las cámaras varios fenómenos paranormales. Algo de mal fario sí que merodea sobre la película pues durante el rodaje murieron el director de efectos especiales y su asistente. El hijo de Gregory Peck se suicidó antes del rodaje. Y, finalmente, la novia del encargado de los efectos especiales que diseñó la escena de la decapitación de uno de los protagonistas murió decapitada en un accidente de tráfico, justo al lado de un cartel indicador que señalaba el nombre de una localidad a 66,6 Km. de distancia.
Toshio es un fantasma. Lo mató su padre tras asesinar a su mujer en un arrebato de celos. Ahora sus espíritus han quedado ligados a la casa dispuestos a atormentar a nuevos inquilinos.
Su estética extraña, con sus enormes ojos de gato y el tono azulado de su piel le convierten en un ente escalofriante.
Algo muy extraño pasó en aquel pueblo. Repentinamente todos, incluyendo a los animales, quedaron inconscientes. Hasta los que intentaron penetrar la invisible barrera que envolvía el pueblo cayeron desvanecidos sin razón aparente. Lo más insólito, sin embargo, fue lo que pasó cuando el pueblo recuperó la consciencia. Muchas de las mujeres descubrieron que estaban embarazadas; y todas dieron a luz el mismo día.
Los niños tienen una apariencia extraña, pelo albino y ojos de un insólito color azul. Pero ahí no acaban sus peculiaridades. Los siniestros niños adquieren habilidades telepáticas, y están conectados entre sí. Son, además, muy inteligentes, aprenden con mucha rapidez, pero no son capaces de demostrar amor ni sentimientos. Razón por la cual el pueblo empieza a sentirse intimidado por sus inquietantes presencias, descubriendo muy pronto que es mejor no meterse con ellos.
Cuando sus ojos brillan los niños pueden dominar la mente de cualquiera…y obligarle a quitarse la vida de la forma más escalofriante que mente humana pueda concebir.
Los niños perversos tienen un encanto especial. Saben mejor que nadie ocultar sus aviesas intenciones bajo la ilusoria candidez de su mirada. Henry tiene muy engañados a sus padres. Exteriormente es un niño modélico, de gran atractivo y carisma, pero bajo esa fachada habita un ser cruel y demente que no se parara ante nada para satisfacer sus perversiones. La ocasión se le presenta con la llegada de su primo Mark. El juego de Henry se vuelve muy peligroso pero Mark no puede hacer nada para detenerle. Henry, ese angelito rubio, sabe como manejar a su antojo a los demás. Nadie está dispuesto a creer al pobre Mark sobre la autentica cara de Henry; un niño sin escrúpulos y sádico capaz de asesinar hasta a su propia hermana.
Un aterrador misterio rodea la figura de este niño encapuchado. El secreto que ocultaba bajo la mascara fue el responsable, indirecto, de su muerte.
Tomás tenía un defecto congénito. Su rostro estaba deformado, por eso lo ocultaba tras una tosca capucha. Murió ahogado en una cueva al subir la marea. Ahora es un fantasma que desconoce las trágicas consecuencias que tuvo su muerte. Un fantasma que sólo quiere jugar aunque el juego no sea precisamente inocente.
Entre otras cosas de peor gusto, Regan tiene una increíble habilidad para girar su cuello 360 grados y bajar las escaleras de su casa al revés. Claro que el extraño comportamiento de Regan tiene una explicación. A sus doce años ha sido poseída por el diablo.
El estreno de 'El exorcista' en 1973 consiguió algo insólito, que los espectadores acudieran en masa a los cines para ver una película de terror, género hasta entonces considerado marginal y en manos de la serie B. Su impacto fue tremendo, las crónicas de la época hablaban de mareos, desmayos y abandonos de la sala por parte de espectadores demasiado sensibles. Una ola de psicosis colectiva recorrió el planeta. De todas partes llegaban noticias de gente que se creía poseída por el diablo y varias personas acabaron ingresadas en centros psiquiátricos.
'El exorcista' marcó también el comienzo del reinado de los efectos especiales y del maquillaje en el cine de terror.
He reconocido en alguna ocasión mi reticencia a ver esta película. El rostro deformado y demoniaco de la niña es demasiado para mí alma sensible. Han pasado 36 largos años desde su estreno pero ninguna película hasta el momento ha podido desbancar a “El exorcista” como la mejor película de terror de todos los tiempos.