Como era de esperar el estreno de
“Luna Nueva”, la segunda película de la saga “Crepúsculo”, ha arrasado en taquilla en su primera semana de estreno. Sólo en España
más de 1.600.000 personas ya han visto la película, y se sitúa a la cabeza de películas más taquilleras en el día de su estreno; un éxito que no se veía desde Titanic.
Los márgenes de beneficios abruman; si rodar la película costó en tornó a los 50 millones de dólares lo recaudado hasta el momento en todo el mundo asciende a
260 millones. Un negocio más que rentable.
Pero no todo son rosas para “Crepúsculo”. Este apabullante fenómeno de masas no se libra de la polémica; y es que los críticos se muestran muy duros con todo lo referente a la saga.
Decididamente es un misterio que una película pésima como fue la primera haya conseguido mover a las masas como Moisés a las aguas del Mar Rojo. Moverlas y separarlas. Porque si a unos les apasiona, otros la odian con todo su ser.
Para entender el fenómeno hay que comprender a qué tipo de público va dirigido; y como producto de disfrute y entretenimiento para adolescentes
cumple con creces las expectativas de éstos.
¿Quién no ha sido joven, inexperto, y romántico, y se ha encaprichado del malote del insti aunque todo nuestro ser nos gritara que no lo íbamos a pasar bien colgándonos de ese rebelde sin causa con corazón de piedra?
El amor tiene estas cosas y la adolescencia es una etapa muy mala.
Reconozco ser muy crítica con este fenómeno, pero respeto a quien le guste. Aún así, y siendo consecuente con mis gustos, debo decir que, aunque sólo he leído dos libros de los cuatro que componen la saga, he tenido suficiente para constatar que no son buenos, y que a su autora le queda un camino muy largo para escribir decentemente; lo que incrementa su mérito, porque mira que son malos y mira que tienen seguidores.
También reconozco que esta historia de tentación, bien, mal, amor y vampiros puede resultar atractiva, precisamente por estos cinco ingredientes.
Desprendiéndome de mis prejuicios me entregué ayer noche a su visualizado.
Tomando como referencia la primera película, esta segunda mejora considerablemente, cosa que tampoco era muy difícil de conseguir, para qué engañarnos. Punto para
Chris Weitz, el director, y el responsable del truño
“La brújula dorada”, que en esta ocasión se enmienda un poquito.
Todo empieza con el cumpleaños de Bella; cumple dieciocho años, pero se siente vieja. Cada día que pasa ella envejece un poco más mientras su amado luce su inalterable apariencia adolescente. Bella está segura de amarle y de querer pasar la eternidad junto a él, pero él no está muy seguro de querer transfórmala en vampiro, ya que una decisión así hay que meditarla, que eso es para toda la vida. Un accidente en la fiesta de cumpleaños hará que Edward tome una decisión que sumará a Bella en una profunda depresión. Para protegerla decidirá abandonarla.
Durante meses Bella se recluirá en su habitación, no hablará con nadie, no hará nada más que añorarle. Su padre, alarmado por el estado catatónico de su hija, la animará a recuperar sus viejas amistades, a volver al instituto, a tener una vida normal en definitiva. Bella lo intentará pero el recuerdo de su amado es demasiado fuerte. Sólo la presencia de Jacob, más crecido y musculoso que en la primera película, logrará hacerle olvidar un poco a Edward. Aún así la presencia de su amado chupasangre la acompañará allá donde vaya en forma de alucinación; una alucinación que velará por ella y su integridad física. Animada por esa “voz” que la previene de los peligros, y para sentirse más próxima a él, se dedicará a hacer cuantas más tonterías mejor, como conducir motos de gran cilindrada o arrojarse desde un acantilado a mar abierto.
Debido a una terrible confusión, Edward creerá que su amor ha muerto y decidirá poner fin a su vida enfrentándose a los Vulturis, un clan de vampiros muy antiguo y peligroso. ¿Te suena? , sí, igual que Romeo y Julieta.
La película recrea fielmente lo sucedido en el libro, así y con todo, se puede decir que es una buena adaptación que no defraudará a sus seguidores más fieles.