Por
fin se acaban las fiestas. Dejamos atrás las colas interminables. Las prisas y la indecisión para comprar el mejor
regalo. Se acaban las interminables comilonas que te dejan el estómago peor que
si fuera una zona de pruebas nucleares. Las luces brillantes, el espumillón,
los adornos horteras, la purpurina, el olor a plástico quemado, todo se queda
atrás. En la caja del desván para las próximas navidades. Por fin te ves libre
de los compromisos y de los machacones villancicos que ponen a prueba tu
paciencia. ¡Por fin!
Y
sin embargo, reconozcámoslo, nos gustan las navidades a pesar de todo. ¿Te
imaginas una vida sin ellas; sin poder celebrar en familia esta entrañable
celebración? Pues hubo un tiempo en que las Navidades estuvieron prohibidas.
Todo
fue cosa de un hombre muy malo. Se llamaba Oliver Cromwell y fue uno de los
inquisidores más perversos de la edad media. En 1647 decidió aprobar una ley
que declaraba ilegal celebrar las fiestas. Como puritano recalcitrante que era consideraba
las celebraciones navideñas inmorales, por lo que las convirtió en lo que
debían ser, una estricta celebración religiosa. Cromwell dio poderes a los
soldados para que encerraran a cualquier ciudadano al que se descubriera
celebrando la Navidad. Se prohibieron los villancicos y todos los adornos
navideños. También se prohibieron los bailes, y cualquier cosa que significara
diversión, e igualmente se confiscaron las comidas navideñas. Esta deprimente
situación se mantuvo a lo largo de mas de doce años, hasta 1660, cuando Cromwell fue
derrocado. Y por fin se recuperaron las fiestas navideñas, que a partir de
entonces cobraron gran relevancia, gracias, principalmente, a otro inglés
famoso, Charles Dickens y su cuento “A Christmas Carol".
Así que Dickens encontró su inspiración en Cromwell, ¡que malvado! Doce años sin comilonas, villancicos ni regalos, y si le llevsabas la contraria te confiscaban los adornos navideños, ¿y que harían con ellos los soldados? Menos mal que al final fue derrocado, la verdad es que levó su manía hacía las Navidades muy lejos.
ResponderEliminarBueno, ahora en serio, esa época fue demasiado inquisitiva, oscura, había una aureola de austeridad muy negativa, menol mal que quedó atrás.
;)
¡Doce años! Qué bien que al final se tuvo que ir... Abrazos
ResponderEliminarQué cosas, jamás hubiera creído que Scrooge hubiera sido inspirado en alguien real.
ResponderEliminarRaquel, de cuántas cosas nos informas.....
Abrazos,
Carol.
Buena curiosidad, mas de uno se apuntaria a esto de prohibir por prohibir...la pregunta seria como aguanto tanto tiempo porque aqui duraria dos dias con esas ideas, solo hay que recordar lo del recorte de las capas y al que se armo...un fuerte abrazo.
ResponderEliminarPues buena pregunta, la verdad es que no tengo ni idea de que harían los soldados con los adornos y las comidas confiscadas, supongo que darse un buen atracón y guardar los adornos para tiempos mejores.
ResponderEliminarMneos mal que esos tiempos quedaron muy atrás, aunque todavía siguen existiendo este tipo de personas, por desgracia.
Un beso grande Anita :)
Menos mal que al final las cosas volvieron a su cauce, pero doce años sin celebrar la navidad es mucho tiempo de oscuridad y represión.
Un abrazo Ligia :)
Como se suele decir la realidad siempre supera a la ficción.
Gracias Nicole.
Un beso :)
Si, eso de prohibir por prohibir parece que esta de nuevo de moda. Yo creo que era tan ogro que cualquiera le llevaba la contraria.
Un abrazo Prometeo :)