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15 de diciembre de 2014



Aunque pueda parecer un argumento de ciencia ficción Reinhold Boyer salió indemne de media docena de catástrofes entre los años 1898 y 1960.
La historia de Reinhold Boyer podría ser la del perfecto gafe o la de la persona con más suerte del mundo. Este ingeniero austriaco afincado en Madrid logró sobrevivir a un terremoto, un huracán, dos incendios, un descarrilamiento, un desbordamiento de un río y al hundimiento del buque “insumergible” más lujoso de la época, el Titanic.
Esta serie de catastróficas desdichas comenzó cuando Reinhold tenía seis años y sobrevivió milagrosamente a un descarrilamiento de un tren en el que murieron 200 personas. Dos años más tarde salvó el pellejo de un incendio en un teatro vienés en el que perecieron 620 personas.
Para una persona corriente sobrevivir a dos tragedias semejantes hubiera sido una probabilidad imposible, pero el cenizo de Reinhold Boyer siguió atrayendo desgracias a su paso.



Unos años después de su segundo incidente, y cuando ya había terminado la carrera de ingeniería y trabajaba en una mina cercana al paso de Calais, se declaró un pavoroso incendio. Una vez más, Boyer salvó la vida pero no así los 1100 mineros que murieron allí.
Boyer había conseguido salir indemne de su segundo incendio. Dos años después, en 1908, Reinhold Boyer estaba en Sicilia cuando la tierra comenzó a temblar, en aquel terremoto murieron 200.000 personas sin que a él le ocurriera absolutamente nada.



Era el año 1912. Reinhold tenía previsto viajar a Estados Unidos en el trasatlántico Titanic, pero en el último momento una repentina enfermedad se lo impidió. Aquel lejano día de abril de 1912 Boyer no se embarcó, y por lo tanto se salvó de morir en las gélidas aguas del Atlántico cuando el buque chocó con un iceberg y se hundió, llevándose consigo 1517 almas.



Una vez ya en Estados Unidos fue testigo de cómo un fuerte huracán azotaba Miami en 1926, ocasionando 12.000 muertos. Boyer sobrevivió a esta catástrofe, tal y como haría unos años después a una crecida del río Mississippi, que causó varios miles de víctimas más. Por increíble que parezca, Reinhold Boyer no solo sobrevivió a estas tragedias, sino que a lo largo de su vida sufrió multitud de pequeños accidentes que superó casi sin sufrir ningún rasguño.




Por todo ello Reinhold Boyer comenzó a ser conocido como el mayor cenizo del mundo, aunque más que gafe o cenizo, Boyer fue afortunado, pues jamás sufrió un rasguño a pesar de toparse con tantas calamidades. La suerte (a pesar de que no exista como ya leímos en el post anterior) siempre le protegió. 

6 comentarios:

Alí Reyes dijo...

A revisar ese nombre en la lista de cualquier transporte a tomar. Se sugiere que si está allí, debería tomarse otro transporte

Ana Bohemia dijo...

Estoy con lo que ha dicho Alí, como te toque un pasajero al lado con ese nombre mejor salir corriendo.
Pero tengo una duda, ¿de qué murió? Imagino que no en ninguna tragedia.
;)

Nieves dijo...

No tenia idea de la historia de este hombre, aunque yo no diria que fuera un gafe realmente, porque de todo salió indemne, más bien diría que tuvo mucha suerte jejejeje, la verdad es que tuvo una vida de novela con tantas cosas que le pasaron.

Aprovecho para desearte una muy Feliz Navidad Raquel, para ti, Ana y todos vuestros seres queridos. Y que el año 2015 venga cargadito de cosas estupendas para vosotras. Un abrazo muy fuerte para ti,

Raquel dijo...

O también encontrarlo y quedarse todo el viaje a su lado :)
Un saludo Ali, gracias por pasarte por aquí.
Feliz Navidad!


Jajaja, bueno yo he encontrado una posible solución, como es el protegido hay que pegarse a él como una ventosa hasta el final del viaje.
No sé de qué moriría, al final no lo encontré, pero me imagino que de viejo, indemne como lo estuvo en vida, protegido por alguna fuerza invisible.
Un beso grande, Ana.


Pues sí, es extraño que no hayan hecho aún una película contando su vida. Yo también creo que no era gafe, sino un tío con mucha suerte :)
Feliz Navidad Bieves, gracias por los buenos deseos, lo mismo para ti.
Un abrazo enorme.

Durrell dijo...

Felices fiestas y feliz Año Nuevo, Raquel. Me acuerdo de vosotras aunque no lo parezca ;) y encontré este momento para venir a dejaros besos y abrazos a Ana y a ti.

Durrell

Raquel dijo...

Igualmente Durrell.
Feliz año.
Un beso :)

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