Cuando llega el otoño la persona que soy cambia. Como una mariposa que regresa al capullo, como un pájaro que ya no se siente cómodo en la rama en la que ha anidado todo el verano y tiene que emigrar al sur.
Entonces esa nostalgia que siempre está en mí, pegada a mis zapatos, me envuelve como niebla, y me siento desdibujada, y cuando me miro al espejo hay un gran borrón y mucho vaho en mis retinas. El gris se mezcla con el marrón de mis ojos, y el sol se exilia de mi armario.
Entonces esa nostalgia que siempre está en mí, pegada a mis zapatos, me envuelve como niebla, y me siento desdibujada, y cuando me miro al espejo hay un gran borrón y mucho vaho en mis retinas. El gris se mezcla con el marrón de mis ojos, y el sol se exilia de mi armario.
Me visto de otoño, y entierro en un cajón las gafas de cristales rosas que han dejado de funcionar. La persona que soy se hace pequeña, pequeñita bajo el peso de la lana y las mantas que no palian mi frío. Y me doy cuenta que me cuesta sonreír. Estoy hosca, huraña, y mi corazón palpita demasiado rápido las noches que paso en vela.
Me da entonces por pensar en ti, que nunca me diste una oportunidad, y en ti, que no respondiste a mi ofrecimiento, o en ti, que borras huellas y rastros, o en ti, que pareces tan indiferente, o en ti, que nunca estás cuando te busco, cuando te necesito, y en todas esas partes de ti que no comprendo, que me hacen sentir mal.
Y pienso en mí, en mis “yos”, en mis trajes de invierno, primavera y verano, y en el que llevo puesto como un uniforme de penitenciaria. En todas las “yos” que despiertan del letargo cada tres meses, y en la forma que, de un día para otro, se van sin dejar rastro.
Me da por pensar en futuros cogidos con imperdibles, y en pasados grapados a los pulmones, a los pulmones y no al corazón. Será por eso que a veces me quedo sin aliento. Me da por pensar si algún yo misma seré capaz de unir todas esas piezas de mi para verme entera.
4 comentarios:
Precioso lo que has escrito Raque, muy profundo, algo melancolico, pero hermoso. Me han gustado tus palabras, las siento también algo mías.
Un abrazo
:)
No sé qué decirte de este trocito de ti, puesto que ese texto eres tú. Yo no puedo aportar nada, sino escribir mi propia historia. Pero tus palabras también forman parte de mi puzzle, ya que todos utilizamos las mismas piezas.
PD: soy el gordo de Minnesota ;)
El frío siempre activa es parte melancólica de mi. Sé que las sientes tuyas.
Un beso grande!
Hola Minnesota, que sorpresa leerte por aqui, me alegra mucho.
Es verdad, todos tenemos piezas en común aunque nuestro puzzle no sea igual; al final no somos tan diferentes unos de otros.
Un abrazo, y pásate más a menudo, eres bienvenido siempre :)
Raquel, qué poeta, me has dejado sin palabras.
Ha sido precioso.
Deberías escribir más a menudo.
Te admiro, y enhorabuena.
Abrazos.
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