Sí, ya sé que falta más de un mes, que aún es demasiado pronto, pero no he podido contenerme. Las fiestas navideñas ya están aquí, a la vuelta de la esquina.
No sé vosotros, pero a mí que la navidad se adelante cada año un poco más me pone de un humor de perros. Me gusta la navidad, con sus luces, su ambiente festivo y todo lo demás, pero odio algunas cosas asociadas a estas fiestas, como el consumismo desatado, y la impresión de que hay que gastar por gastar.
El colmo es que hace semanas, ¡semanas!, que los supermercados y algunas tiendas han puesto a la venta productos navideños. ¡Cualquier año enlazaremos directamente el verano con la navidad! Turrones, bombones de esos que vuelven con el frío, latas de bizcochos, peladillas, y adornos varios para la mesa de nochebuena se ponen a la venta con tanta antelación que a mi, personalmente, me choca.
El sábado estaba viendo la tele y no pude contar los anuncios de juguetes que pusieron. Vale, eso lo entiendo más, hay que dar tiempo a los niños a decidirse, crearles alguna necesidad irrefrenable con el nuevo anuncio de videoconsolas, y dejar tiempo a los padres a ahorrar un poco. Pero, ¿por qué no entienden los programadores de televisión, que algunas personas nos estresamos con tanto adelanto? Hace unos días, un programa de la televisión autonómica puso un reportaje sobre cómo adornar la mesa el día de nochebuena, además también hicieron un repaso a los nuevos adornos hinchables. Sí, son muy bonitos, quedan muy bien en la mini terraza abarrotada de tu piso, entre las macetas, la bicicleta estática y la secadora., junto a los reyes magos escaladores y los neones luminosos que enmarcan la ventana. Pero de verdad ¿te hace falta? Es decir, ¿para qué demonios quieres un papa Noel inflable de dos metros? Estos reportajes no estarían fuera de lugar si se hicieran la semana antes de nochebuena, pero faltando más de un mes, no los comprendo. Todo este merchandising navideño me pone un poco enferma. Si hasta las calles ya lucen alumbrado (apagado todavía pero ya preparado).
Todo nos lleva a lo mismo. Gastar. Comprar, despilfarrar, volverse loco y fundir la tarjeta de crédito. Que no está mal, que hay que levantar la economía, pero qué diablos, la navidad no es eso. Ese no es el espíritu navideño.
Parece que lo hemos olvidado. Las fiestas navideñas cada vez me gustan menos, quizás porque ya no queda nada de aquellas fiestas donde lo importante era reunirse, celebrar en familia, y lo material quedaba en segundo plano. Ahora es al revés, lo importante es lo material y lo secundario lo que importa de verdad.
6 comentarios:
¡Cuánta razón llevas! La decoración navideña es el reclamo para que la gente ya empiece a comprar y los niños a pedir todo lo que ven en los anuncios. Si todavía no hemos salido de los Reyes... Abrazos
Sí,la decoración es el reclamo de los centros comerciales; curiosamente en las noticias de hoy estaban hablando de esto mismo. La campaña navideña cada año se adelanta un poco más, y tod para que las grandes superficies hagan el agosto.
Un abrazo.
Antes de nada, decir que el otro día vi que habías publicado esta entrada al mirar el apartado del escritorio y al ver el título, ya vi que iba de la navidad y de lo adelantada que viene cada vez más. Como llevaba tiempo pensando en escribir sobre el mismo tema, al ver el título directamente descarté por completo leer tu entrada para escribir la mía sin la influencia de la tuya ni que hubiera copias. Por tanto, ahora que la he leído, hay frases e ideas muy similares, pero eso sí, son producto de la casualidad porque la he leído ahora, antes de escribirte el comentario.
Y ahora, comento jaja:
¡Tienes mucha razón en todo lo que has dicho! No le encuentro sentido a que se adelante tanto la navidad... Bueno sí, para los vendedores sí, porque es la mejor época del año para ellos, pero no sé... el espítitu navideño consiste en todo lo contrario. No se pasa una mejor navidad con los nuestros a base de más regalos, de más adornos y de más comida. O al menos eso espero.
Un beso :)
¡Felíz Navidad! Que bonito suena decirlo, ¿no? Pero opino como tú, a su tiempo.
Hace un par de años me quemaba ver todo esto, pero este año me ha cambiado el chic y le estoy empezando a ver el encanto otra vez a todo esto... ¿A que es bonito ver los escaparates tan colotidos? Quiero volver a disfrutar de esas fechas como antes... Además no todo es malo, ¡el turrón esta tan bueno ahora como el día 25! Y yo con cosas como esas si que no puedo esperar.
Buen articulo Raque
Un abrazo
:)
Es lógico que coincidamos, así que no te preocupes. Cada vez más gente piensa como nosotros; que la navidad se adelanta demasiado y que se ha perdido su esencia. Entiendo que los empresarios quieran sacar benficios, pero la verdad es que satura tanta campaña navideña. Dos meses es demasiado tiempo, y más teniendo en cuenta que la mayoria de la gente lo deja todo para el último momento.
Un beso :)
Si bonito es, claro que sí. A mi me gusta la navidad, me encantan los adornos, el ambiente, y todo eso, pero es que no habíamos entrado todavía en noviembre y ya estaba todo lleno de bolas, luces, turrones, peladillas...
El peligro del turrón es que cuando te quieres dar cuenta has engordado que ni te cierra el pantalón y a ver luego como te quitas de encima los excesos cometidos.
Gracias Ana.
Besos :)
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