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24 de enero de 2015

La isla mínima


La bajada de temperaturas ha hecho estragos en mis defensas, y cómo resultado, al igual que sospecho le ha pasado a medio país viendo cómo se encuentran las urgencias hospitalarias, he cogido un trancazo de aquí te espero. Puede que este dato sea totalmente innecesario, pero si lo menciono es para explicar que quizás eso influyó más de la cuenta en mi percepción de la película.
El  caso es que hace unos días recordé que había metido La isla mínima en un pendrive así que me dispuse a pasar los siguientes 100 minutos de mi vida en un asfixiante y sórdido pueblo del sur de España de los años 80, años difíciles de la transición, acompañada de dos tipos de lo más silenciosos que tenían la complicada misión de encontrar y atrapar a un asesino especialmente perturbado y con un modus operandi ciertamente vomitivo.
Puede que no fuera una buena elección debido a mi estado de salud. Sólo sé que de pronto el final me pilló como mirando para otro lado, como un visto y no visto. 90 minutos de una acción muy amodorrada y plaff, como un bofetón que te pilla desprevenido.


Me gustó la película. Pero no la calificaría de obra maestra. Me enorgullece que sea española y que sea una producción con una factura técnica tan cuidada, pero mi sensación es que es un bonito regalo envuelto en papel brillante que contiene un sacacorchos en su interior. Digo esto como podría decir un abrelatas, o un pelador de ajos. Porque a lo que quiero referirme es a algo que no corresponde a la expectativa que crea su envoltorio.
Porque su fotografía es de diez, con esos planos aéreos que dibujan caprichosas formas en las marismas. Son de sobresaliente sus escenarios misteriosos que llegas a percibir como un elemento de igual importancia que los propios personajes. Paisajes y cielos, que dictan la forma de ser y el sentimiento de los que viven y trabajan esa tierra anegada, varados en los usos de la dictadura, aletargados en los surcos de una rutina que se siente pesada, como si el tiempo pasara más lento y más sofocante. Los ambientes, la atmósfera que envuelve todo desde el inicio hasta la conclusión, y que hacen más fácil sumergirte en la historia y creértela, rozan lo magistral.



Son los años 80, últimos días del verano, días de feria, días próximos a la cosecha, días de huelga. Dos chicas desaparecen una noche, engullidas por un coche blanco que las recoge en una oscura carretera. Dos hombres diferentes, dos ideologías enfrentadas, izquierda y derecha, llegan al pueblo para investigar. Desde el principio vemos que hay algo turbio, no sólo en el caso de la desaparición/secuestro, sino en casi todos los personajes de la película.
Y aquí es donde, a mi manera de ver, mas cojea la película. Se pasa al sugerir, al crear expectativas, hay muchas historias secundarias que nunca llegan a desarrollarse o que quedan sin atar, y te dejan con la sensación de que hay cosas mal cerradas que crean confusión.
No quiero ser quisquillosa, pero…  me dejó la sensación de que nos preparan para algo grande, y al final el golpe de efecto no es para tanto, y más si sueles ver o leer novela negra.
A mí me dejó con algunas interrogantes sobre su desarrollo, los personajes, y el final.


Creo que el guión no se despliega de una forma que cautiva, el desenlace  se resuelve débilmente y sin chispa, sin suficiente ímpetu para impactar, de una forma precipitada que choca con la linealidad precedente.
De la misma forma a su banda sonora, monótona, le falta algo; un pico de intensidad y emoción que te haga levantarte del asiento en los momentos clave para despertarnos un poco de ese sopor.
Aún así buena, mejor que muchas pero no una película redonda. Si tuviera que puntuarla le pondría un notable bajo, un 7.
Mención especial a los dos actores principales, Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez, dos actores muy solventes.

La película está dirigida por Alberto Rodríguez (Grupo 7), y escrita por Rafael Cobos (Grupo 7). Ha logrado 17 nominaciones en los premios Goya, incluyendo Mejor película


3 comentarios:

Ligia dijo...

Desde luego, tiene muy buen cartel, no la he visto, y aunque sea por las nominaciones a los Goya, supongo que merecerá verla. Buena crítica. Abrazos

Ana Bohemia dijo...

La tengo pendiente. La factura se ve impecable, los actores me gustan, y la historia me intriga, pero hay algo que no me termina de llegar, supongo que intuyo la sensación de agobio que me provocará esta pelí. De todas formas tengo que verla.
Un beso
:D

Anónimo dijo...

Pues la voy a ver ahora y después te cuento.
Abrazos, Raquel.
Carol

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