Esto es lo que más me cuesta. Muchas veces no sé cómo empezar a desenredar la madeja de palabras que danzan por mi mente; ya que demasiadas de esas veces el inicio condiciona todo lo demás arrastrándome lejos de donde me he propuesto llegar en un principio.
Otras veces, muy pocas últimamente, la mano va sola y se adelanta a mí, pero yo me dejo guiar por ella pues ese extraño arrebato me lleva siempre a buen puerto. Ese espontáneo y fresco delirio escritor me complace, porque no es algo planeado o calculado, simplemente surge.
Las cosas realmente importantes de la vida surgen. No se puede proyectar un amanecer por eso tiene más valor.
Hoy, de regreso a casa pensaba en estas palabras, en cómo podría atrapar el instante del calor de este día y de la brisa en el rostro. En mi cabeza las palabras sonaban maravillosas, pero ahora, frente a la pantalla, las palabras se esfuman y esos instantes preciosos del atardecer en el valle de la Orotava, del aire caliente del Puerto de la Cruz, del sonido de las olas contra la orilla de arena negra pierden parte de su valor. Estas palabras, moldeadas tan torpemente, no pueden alcanzar la belleza de esos instantes. Esos instantes que habitan, como una impresión de agua, tras mis párpados.
Aún ahora, si cierro los ojos, puedo verlos con su belleza descarnada. Sé que mañana los habré perdido, habrán muerto en la niebla de mi memoria. Pero ahora suenan como un eco. Puedo oír las olas que se mecen bajo un sol tibio, las gaviotas volando cerca de la costa, y la brisa silbando entre las palmeras.
Atrapada la esencia de esos instantes mágicos en mis retinas puedo considerarme afortunada. Mañana habrá otro atardecer, volverán a acariciar las olas la orilla pero ni el sol ni el mar serán el mismo, porque una pequeña parte de su esencia reside ya en mis recuerdos.
Otras veces, muy pocas últimamente, la mano va sola y se adelanta a mí, pero yo me dejo guiar por ella pues ese extraño arrebato me lleva siempre a buen puerto. Ese espontáneo y fresco delirio escritor me complace, porque no es algo planeado o calculado, simplemente surge.
Las cosas realmente importantes de la vida surgen. No se puede proyectar un amanecer por eso tiene más valor.
Hoy, de regreso a casa pensaba en estas palabras, en cómo podría atrapar el instante del calor de este día y de la brisa en el rostro. En mi cabeza las palabras sonaban maravillosas, pero ahora, frente a la pantalla, las palabras se esfuman y esos instantes preciosos del atardecer en el valle de la Orotava, del aire caliente del Puerto de la Cruz, del sonido de las olas contra la orilla de arena negra pierden parte de su valor. Estas palabras, moldeadas tan torpemente, no pueden alcanzar la belleza de esos instantes. Esos instantes que habitan, como una impresión de agua, tras mis párpados.
Aún ahora, si cierro los ojos, puedo verlos con su belleza descarnada. Sé que mañana los habré perdido, habrán muerto en la niebla de mi memoria. Pero ahora suenan como un eco. Puedo oír las olas que se mecen bajo un sol tibio, las gaviotas volando cerca de la costa, y la brisa silbando entre las palmeras.
Atrapada la esencia de esos instantes mágicos en mis retinas puedo considerarme afortunada. Mañana habrá otro atardecer, volverán a acariciar las olas la orilla pero ni el sol ni el mar serán el mismo, porque una pequeña parte de su esencia reside ya en mis recuerdos.
Fotos: SergioTF (Flickr)
Playa Benijo.
3 comentarios:
NO sé lo que te soplarían tus pensamientos al vivir esos instantes, pero te puedo asegurar que los has dejado tan frescos, tan auténticos... Siempre he pensado que el Valle tiene una magia especial, no sólo por ser él mismo sino la forma en que lo pinta la luz. Hay dos cosas que me han pasado como a ti, hace años tenía que viajar cada mañana temprano de Santa a San Andrés y esas montañas a veces no me dejaban continuar, tenía que parar y contemplar eso que huía con los segundos; igual me ha pasado en el Valle.
Momentos maeravillosos que además de mantenerlos como únicos e irrepetibles, sabes que hoy mismo o mañana volverás a quedarte maravillado con esa mágia que curiosamente no será la misma pero siempre hermosa.
Jajajaja, vaya rollo te he largado pero es que me has estimulado... :))))
Besos
Precioso Raquel, tus palabras me han conmovido. La manera de expresarte, la música, la fotografia, todo me ha llegado muy adentro. Será también y en parte a que yo compartí ese día contigo, ese atardecer, aquella brisa, el perfume del mar, la belleza de las olas... y me he sentido trasportada a ese instante porque lo has atrapado muy bien.
Un beso :)
De rollo nada, me han encantado tus palabras.
El valle de la Orotava tiene algo especial, es imposible no quedarse paralizado admirándolo. Siendo el mismo paisaje siempre es nuevo diferente, cautivador.
Besos
Gracias, Ana. Estaba muy receptiva ese día. Es dificil atrapar la belleza, y más dificil todavía describirla y acercarse un poco a ella. Me he quedado corta, pero me complace que te hayas sentida transportada a ese instante que compartimos mirando el mar.
Un beso.
Publicar un comentario