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19 de mayo de 2009

Mario Benedetti, del amor y lo cotidiano

A TIENTAS

Se retrocede con seguridad
pero se avanza a tientas
uno adelanta manos como un ciego
ciego imprudente por añadidura
pero lo absurdo es que no es ciego
y distingue el relámpago la lluvia
los rostros insepultos la ceniza
la sonrisa del necio las afrentas
un barrunto de pena en el espejo
la baranda oxidada con sus pájaros
la opaca incertidumbre de los otros
enfrentada a la propia incertidumbre
se avanza a tientas / lentamente
por lo común a contramano
de los convictos y confesos
en búsqueda tal vez
de amores residuales
que sirvan de consuelo y recompensa
o iluminen un pozo de nostalgias
se avanza a tientas/ vacilante
no importan la distancia ni el horario
ni que el futuro sea una vislumbre
o una pasión deshabitada
a tientas hasta que una noche
se queda uno sin cómplices ni tacto
y a ciegas otra vez y para siempre
se introduce en un túnel o destino
que no se sabe dónde acaba.

Mario Benedetti (1920-2009)

3 comentarios:

Malena dijo...

Hola Raquel. Ayer hablando con una compañera de blogs me comentaba refiriéndose a Benedetti, que su poesía tiene doble mérito porque la hace parecer sencilla y va directa al corazón. Es Benedetti sin artificios y ese tipo de poema es el que me gusta a mí.

Besos y rosas.

NoSurrender dijo...

Vaya, por fin veo un blog donde el homenaje a Benedetti se hace en prosa. Y es que Mario Benedetti, además de ser un gran poeta, era un escritor de relatos cortos absolutamente excepcional. Una inteligencia cálida y comprometida con la dignidad de la vida que ya nunca podrá morir. Benedetti somos todos, mal que les pese a los que atacaron la alegría.



Me gustaría volver a tu post anterior, que me pareció muy interesante, Raquel, y que el caos de mi vida me impidió leer en su momento.

A mí sí me gustó Chesil Beach.

Efectivamente, como bien dices, la fecha es fundamental para entender las emociones que evolucionan en Chesil Beach de una manera tan dramática. El contraste entre el tsunami social que está llegando a Inglaterra (los Rolling Stones y la liberación del 68, por ejemplo, pululan por detrás de esa historia no contada –el tiempo que transcurre entre esa noche narrada y el presente que narra- al que haces referencia cuando dices que McEwan calla más de lo que cuenta) y la injusticia de la falta de conocimiento. La distancia sideral entre esos dos corazones está provocada por una sociedad que agonizaba a marchas forzadas, marcando la tragedia del desencuentro.


Besos!

Raquel dijo...

Y a mí, Malena. Tienes toda la razón, la poesía de Benedetti es sencilla, sin artificios, pero va directa al corazón; pocos pueden hablar ese idioma y este poeta lo dominaba.
Muchos besos para ti.



Estoy contigo, NoSurender, hablas muy bien.
No, si a mi también me gustó Chesil Beach, pero la encontré acelerada; esas cosas que se calla McEwan podrían haber hecho esta novela mucho más amena, pero es un relato que, para bien o para mal, no deja indiferente. Una reflexión sugerente sobre las relaciones, castas, prudentes y encorsetadas, de esa sociedad en aquella época.
Muchos besos.

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