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29 de noviembre de 2008

El guerrero del dragón

En un lejano país existió un fiero dragón rojo como el fuego. Sus brillantes escamas como rubíes cegaban a los asustados pueblerinos que incapaces de huir eran abatidos por el inmenso animal. No existía en aquellas olvidadas montañas nadie que no hubiera oído hablar del dragón que en cien años de vida se había ganado el apelativo de Sanguinario.
Eran otros tiempos, de grandes hazañas y empresas imposibles, por eso no era de extrañar que cientos de guerreros aguardaran ansiosos a las puertas de la ciudad una oportunidad para cazar al dragón. Pero ninguno lo consiguió.
La hambrienta criatura recrudeció sus ataques y en pocos meses la población se vio mermada. Los ancianos del lugar se reunieron para debatir las medidas a tomar. Pero no llegaban a un acuerdo y entre tanto los aldeanos, impotentes, veían como su ganado, sus cosechas, sus casas y sobre todo sus vidas estaban expuestas impunemente a la crueldad del dragón. Se vivían horas inciertas. Algunos aldeanos, desesperados, abandonaban la seguridad de sus hogares y, aventurándose solos, sin más protección que sus oraciones, emprendían la huida a través de las montañas.

Pero cuando todo parecía perdido llegó al pueblo un guerrero tan oscuro como la noche, conocido en otras tierras por su arrojo y valentía, llamado Veheim. Veheim era un hombre siniestro de rostro rojizo, ojos grises como la ceniza, y labios finos y feroces. Los ancianos, impresionados, accedieron a pagarle la elevada recompensa que pedía por el temor que les inspiraba. Veheim parecía tan seguro de poder dar caza al dragón que todo el pueblo empezó a albergar esperanzas de que así fuera.
Solo, sin más arma que un escudo, Veheim luchó a muerte contra el dragón y lo venció. El pueblo entero voceaba el nombre de Veheim pero cuando llegó el momento de cobrar lo convenido los sabios ancianos se negaron a hacerlo alegando que sin cadáver no habría recompensa. El cuerpo del dragón había ido a parar a un lago muy profundo de aguas frías, quietas y muy oscuras. Veheim se zambulló en las aguas verdosas y buceando se perdió de vista bajo la atenta e impresionada mirada de los aldeanos. Cuando salió a la superficie minutos después en su rostro era evidente la decepción. Nunca antes había experimentado aquello. Ninguna proeza, por difícil que fuera, se le había resistido jamás. Los sabios, satisfechos por la descubierta debilidad de Veheim, regresaron a la aldea olvidando pronto el asunto. Poco después los habitantes del lugar les siguieron. El valiente guerrero se quedó solo, abatido y sin recompensa. Durante días Veheim intentó sin éxito recuperar el cuerpo escamoso del feroz animal pero sus pulmones no se lo permitieron. El lago era tan profundo que aquella gesta parecía del todo imposible.

Todo volvió a la normalidad en aquella pequeña región encajada entre montañas. Los aldeanos retomaron sus labores del campo, los sabios ancianos se recluyeron en sus hogares, y los huidos regresaron. Sin rastro del dragón que condicionara sus vidas la calma se instaló en el pueblo.
Pasó mucho tiempo y cuando ya nadie se acordaba de los días inciertos del pasado una sombra volvió a surcar los cielos plomizos. Un guerrero, montado a lomos de un dragón inmenso, rojo como la sangre, se abatió sobre el pueblo y los sorprendidos aldeanos. Veheim había conseguido recuperar al dragón del fondo del lago aunque para ello había tenido que vender su alma al diablo.
Decidido no sólo a salvar su deuda sino a llevar a término su venganza redujo a cenizas los campos y los templos en donde se habían refugiado los aldeanos más temerosos. El fuego consumió la aldea bajo la aterrada y suplicante mirada de los ancianos que, durante aquella noche infernal, observaron con impotencia como lo que habían construido era engullido por las llamas y la ira del guerrero.
La mañana descubrió un lugar devastado. Un silencio de muerte sorprendió a los únicos supervivientes, entre los que se hallaban los sabios ancianos. Veheim había decidido conservarlos con vida por una razón.
Ahora, el guerrero del dragón iba a cobrarse lo que era suyo. Bajo la amenaza de otro ataque los ancianos accedieron a pagar a Veheim el doble de lo acordado cada mes durante los doce siguientes. Los ancianos estaban demasiado asustados para negarse y no tuvieron más remedio que someterse a las pretensiones del guerrero.
Hasta que un día no pudieron más. Los pocos habitantes que habían conseguido salir con vida del ataque agonizaban por falta de comida. Ya no quedaba oro con que pagar al guerrero. Después de largas horas de debate los sabios encontraron una solución. Visitaron a una bruja blanca que vivía en una cabaña en lo alto de la montaña y le ofrecieron el último oro que tenían a cambio de un hechizo.
La bruja blanca maldijo al caballero del dragón condenándolo a vivir para siempre en la línea del horizonte, atrapado entre la luz y la oscuridad. Cuenta la leyenda que, cada día al caer el sol se les puede ver si te fijas bien.



Ilustración: Mauricio Herrera (http://el-grimlock.deviantart.com/)

25 de noviembre de 2008

Crisis es la palabra clave para 2008. Ha sido la palabra más negada y también la más repetida en lo que llevamos de año. Crisis financiera, crisis internacional, crisis inmobiliaria, crisis y de nuevo crisis. Compitiendo en popularidad encontramos expresiones como: especulación urbanística, recesión, inflación, derrumbe de las bolsas, incertidumbre, y el término estrella: la socorrida “Desconfianza Generalizada”.
Hay que ajustarse el cinturón, vienen tiempos difíciles de vacas flacas. Una situación que, ahora parece, todo el mundo veía venir. Yo que no entiendo ni jota de economía sólo puedo decir que los que perdemos somos los de siempre, porque “los otros” hasta de la crisis sacan beneficios.
Es evidente que los precios de los alimentos han experimentado importantes subidas mientras que los sueldos no lo han hecho. Si hacemos una comparativa descubriremos que hoy en día pagamos más que el año pasado por productos básicos como la leche y el pan; aunque el encarecimiento de la vida no se centra únicamente en la alimentación; las subidas de las hipotecas, del recibo de la luz y el agua, del gas natural y del butano son la causa de que tengamos menos poder adquisitivo.
El paro también subió, tras aumentar en octubre en 192.658 personas respecto a septiembre; esto sitúa el número total de desempleados en 2.818.026, un 7,34% más que un mes antes y la mayor cifra de parados desde abril de 1996.
Las cifras no son halagüeñas. Se estima que para 2009 el número de parados podría superar el 20%.


Medidas aprobadas por el gobierno para intentar paliar la crisis

  • Los desempleados podrán aplazar el 50% del pago mensual de la hipoteca durante dos años.
  • El Gobierno dará avales a los bancos por un máximo de 100.000 millones de euros.
  • La garantía mínima de los depósitos bancarios españoles será de 100.000 euros.
  • El Gobierno creará un fondo de 30.000 millones para comprar activos 'sanos' de bancos y cajas.

¿Será suficiente?



Se acaba el año y hay que hacer balance. Somos más pobres que el año pasado, pero irónicamente España lo ha ganado casi todo en 2008. Rafa Nadal es el actual número uno del tenis. Este año ha ganado el Roland Garros, el torneo de Wimbledon, la medalla de oro en los juegos olímpicos de Pekín y el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes. El equipo español de tenis acaba de regresar de Argentina con la Copa Davis en su poder. Alberto Contador fue el vencedor del Tour de Francia y del Giro de Italia. La selección española de fútbol ganó la Eurocopa en junio tras derrotar a Alemania en una emocionante final. La selección de baloncesto no lo ha podido hacer mejor; y si mencionamos a nuestros representantes en los juegos olímpicos de Pekín no podemos sino quitarnos el sombrero. Entre los triunfos de españoles hay que mencionar el Oscar de Javier Bardem al mejor actor secundario por “No es país para viejos”. Este ha sido el año de España, sobre todo en el deporte.


Se acercan las navidades, la fiesta del consumo por excelencia. Utilicemos la cabeza, no compremos por impulso.


Este año nos hemos gastado un 3,3% más en lotería, porque soñar es gratis. Ahora que la cosa está realmente mal, que palabrejas como recesión y desaceleración planean sobre nuestras cabezas, confiamos en que la suerte sea generosa; que el azar nos brinde la solución perfecta, y cómoda, a nuestros problemas. ¿Y por qué no? El dinero mueve el mundo, pero el mundo se alimenta de sueños; así que soñemos, es lo único que no cobran. Aún así recordemos lo que decían los Beatles, el dinero es importante, sí, pero no lo compra todo.


23 de noviembre de 2008

¿Torpeza o Ternura?




El gordinflón panda Po y el entrañable robot Wall.E me han llegado al corazón de forma irremediable. Hace varias semanas que pude disfrutar de estas dos cintas de animación en casa. Había oído hablar mucho y muy bien sobre Wall.E , y también aunque menos entusiastamente de Kung Fu Panda, y ninguna de las dos me ha decepcionado, más bien todo lo contrario.
Aunque en mi casa la cinta de Pixar no ha gustado mucho, quizás por lo chocante que resulta hoy en día encontrar una película que prescinde conscientemente de los diálogos, a mí me ha gustado bastante. La Tierra se ha convertido en un lugar inhóspito, donde la basura acumulada ha hecho imposible la vida. Por lo que los humanos deciden abandonarla y dejar a robots WALL•E ((Waste Allocation Load Lifter Earth-Class) para que la limpien. Setecientos años después, siendo ya el único robot basurero que queda, Wall.E recibe la visita inesperada de otro robot explorador que busca vida en el olvidado planeta, la sofisticada Eva.


Los primeros cuarenta minutos de la película son impresionantes. Mediante la relación que Wall.E mantiene con su entorno, los pequeños tesoros que encuentra entre los escombros y su amistad con una pequeña cucaracha, la personalidad excepcionalmente humana del robot va quedando clara. Wall.E es una película amable con un mensaje a tener en cuenta. Si seguimos ensuciando nuestro planeta, quizás en un futuro no muy lejano la vida en la Tierra se hará imposible. Una película que destaca por su sencillez y por ese tierno y adorable protagonista que sutilmente nos ofrece una magistral lección de humanidad.


Si hablamos de cosas adorables los pandas ocupan los primeros puestos. La torpeza de Po es cautivadora y divertida. Dreamworks ya nos había dicho en Shrek que da igual como seas si te aceptas a ti mismo. Po es perezoso, torpón y bastante soñador y adora el Kung Fu a pesar de los intentos de su padre de trasmitirle su afición por los fideos chinos. Durante la ceremonia de elección del Guerrero Dragón, aquel que deberá librar al territorio de toda amenaza, Po es sorprendentemente elegido; pudiendo alcanzar de esta forma su sueño de convertirse en un maestro del Kung Fu. Aunque para ello deberá trabajar duro junto a sus ídolos, los legendarios Cinco Furiosos: Tigresa, Grulla, Mantis, Víbora y Mono, bajo el liderazgo de su gurú, el maestro Shifu, que como no podía ser de otra manera no se lo pondrá nada fácil. Po deberá demostrar que su aparente torpeza no es un obstáculo.
Una película bastante entretenida, y muy bonita visualmente; la china legendaria, envuelta de misticismo, son todo un acierto.

"A menudo uno encuentra su destino en el camino que toma para evitarlo" Maestro Oogway

20 de noviembre de 2008

Día internacional de la infancia

En 1956, la Asamblea General de Naciones Unidas recomendó que se instituyera en todos los países un Día Universal de la Infancia, que se consagraría a la fraternidad y a la comprensión entre los niños y las niñas del mundo entero y se destinaría a actividades propias para promover el bienestar de los niños y niñas del mundo.
El 20 de noviembre se conmemora la fecha en que la Asamblea General aprobó la Declaración sobre los Derechos del Niño en 1959 y la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989. Por ello, el 20 de noviembre ha pasado a ser el Día Universal de los Niños y las Niñas.
Entre los derechos del niño que han sido reconocidos en forma creciente, están:


Derecho a la educación
Derecho a una familia
Derecho a la atención de salud preferente
Derecho a no ser obligados a trabajar
Derecho a ser escuchado
Derecho a tener un nombre
Derecho a una alimentación cada día
Derecho de asociación y derecho a integrarse, a formar parte activa de la sociedad en la que viven
Derecho a no ser discriminado
Derecho a no ser maltratado

"No hay nada más reconfortante que la sonrisa de un niño. En esa expresión de esperanza y ternura conjuramos nuestros miedos adultos."


14 de noviembre de 2008

SALA
DE
LECTURA



Expiación
(Ian McEwan)









Un libro prodigioso que va abriéndose como un juego de cajas chinas y que contiene muchas novelas: una romántica historia de amor imposible, una durísima narración de guerra y la novela que dentro de la novela escribe uno de los personajes. Una mirada crítica sobre los usos y costumbres británicos -y por extrapolación occidental- durante todo Il novecento.

Ian McEwan (Gran Bretaña, 1948) es uno de los miembros más destacados de la brillante generación de los Young British Novelist. En 1998 ganó el Booker Prize por su controvertida novela “Amsterdam” De su obra destacan sus dos primeras colecciones de relatos, “Primer amor, últimos ritos” (1975) y “Entre las sábanas” (1978) Ian McEwan se distingue por su gusto por lo macabro, “El placer del viajero” (1981) y “Niños en el tiempo” (1987) son un claro ejemplo de ello. Con Expiación obtuvo, entre otros premios, el WH Smith Literary Award, el People´s Booker y el Commonwealth Eurasia.

Expiación es una de las mejores novelas que he leído últimamente. Narrada magistralmente, se divide en tres partes bien diferenciadas. La primera y la más extensa se desarrolla en una calurosa y decisiva noche de 1935. El aburrimiento, la apremiante atracción de dos de los protagonistas, y la mente imaginativa y febril de una niña se conjugaran de forma trágica. Briony y Cecilia Tallis y Robbie Turner son los tres protagonistas de una historia que va desplegándose y ampliándose a partir de sus puntos de vista.

La segunda parte cambia radicalmente de registro, las poéticas y barrocas descripciones de la primera parte son sustituidas por imágenes de infinita dureza. La guerra, con su crueldad insoportable, y el recuerdo de una pasión arrebatada se muestran espléndidamente en esta segunda parte más llevadera que la primera. La pega, su lentitud. Robie Turner huye hacía Dunkerque e Ian McEwan nos enseña su periplo sin ahorrarse una coma; se agradece pues de esa forma tenemos una visión más amplia del protagonista, pero hay partes muy estáticas en las que apenas hay acción y que pueden llegar a desesperar. Sin embargo, es una de las partes más emotivas del libro.


La tercera parte, centrada en la figura de Briony Tallis, es la que, personalmente, más me gustó. El dolor de su desafortunada decisión, y la culpa que deberá expiar son su eje central. Expiación es una historia muy bien contada, con personajes profundos, definidos y apasionados, destacando notablemente la ambientación y el lirismo de sus escenas. Un viaje a través de las emociones que no deja indiferente.

Cómo la culpa depuraba los métodos para torturarse a sí misma, engarzando las cuentas de los detalles en una lazada eterna, un rosario que manosear durante toda la vida. (Pág. 206)


Leer un libro enseña más que hablar con su autor, porque el autor, en el libro, sólo ha puesto sus mejores pensamientos.

René Descartes.


La versión cinematográfica de la novela está casi al mismo nivel de calidad. Joe Wright ha hecho una adaptación muy fiel. La belleza y sutileza de las escenas son memorables. Además cuenta con una excelente banda sonora.


Otras noticias literarias

Muere el padre de Parque Jurásico.

El pasado 4 de Noviembre Michael Crichton moría a la edad de 66 años en su casa de Los Ángeles a consecuencia de un cáncer. Además de reconocido escritor de best seller, Michael Crichton fue médico y cineasta; y el creador de la serie de televisión ER (Urgencias). Descanse en paz.



11 de noviembre de 2008

Soneto 93

Si alguna vez tu pecho se detiene,
si algo deja de andar ardiendo por tus venas,
si tu voz en tu boca se van sin ser palabra,
si tus manos se olvidan de volar y se duermen,


Matilde, amor, deja tus labios entreabiertos
porque ese último beso debe durar conmigo,
debe quedar inmóvil para siempre en tu boca
para que así también me acompañe en mi muerte.


Me moriré besando tu loca boca fría,
abrazando el racimo perdido de tu cuerpo,
y buscando la luz de tus ojos cerrados.


Ya así cuando la tierra reciba nuestro abrazo
iremos confundidos en una sola muerte
a vivir para siempre la eternidad de un beso.
Pablo Neruda
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