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28 de diciembre de 2013


Aunque la biblia es uno de los libros, o conjunto de libros, mas bellamente literarios que se hayan escrito, ha habido celebres errores de traducción que le han valido imágenes imborrables que perfeccionan o enriquecen aún más algunos de sus textos. Es el caso de la famosa cita del Nuevo Testamento: "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre al Reino de los Cielos". El texto original del que parte este error estaba en griego y fue traducido al latín por San Jerónimo de modo erróneo. En el original griego no había ningún camello en la frase, sino una cuerda, cable o maroma; en griego “kámilos”. Pero el editor confundió la grafía entendiendo “kámelos”, camello o rebaño de camellos.





25 de diciembre de 2013

Postales navideñas de Ralph Hulett

Ralph Hulett (1915- 1974)  nació para dibujar; ya desde muy niño su increíble talento saltaba a la vista, lo que le hizo conseguir una beca de cuatro años para estudiar en el Chouinard Art Institute, en California, EEUU.
No había terminado sus estudios cuando la compañía de Walt Disney se interesó en él para trabajar en la animación de Blancanieves y los siete enanitos.  No le fue nada mal, pues tras esta colaboración se asoció a los estudios Disney ayudando en la definición del estilo de animación, de los decorados y del color que caracterizó a la compañía. Con ellos trabajó en películas como “Alicia en el país de las maravillas”, “La Cenicienta”, y “El libro de la selva”, entre otras.
Además de dibujar para Walt Disney, expuso sus acuarelas, trabajó en cortos de animación y pasó treinta años realizando tarjetas de felicitación navideñas (obtuvo derechos de cientos de diseños que creó entre 1940 y 1970; según se dice, este trabajo le era mucho más rentable que trabajar con los estudios Disney, que tenían fama de pagar muy mal).
























¡Felices Fiestas!
desde El desván secreto

23 de diciembre de 2013



# Problema 01

Cuando la NASA comenzó con el lanzamiento de astronautas al espacio, descubrieron que los bolígrafos no funcionarían sin gravedad (o con gravedad cero), pues la tinta no bajaría hasta la superficie en que se deseara escribir.

Solución A) Resolver este problema, les llevó 6 años y 12 millones de dólares. Desarrollaron un bolígrafo que funcionaba: bajo gravedad cero, al revés, debajo del agua, prácticamente en cualquier superficie incluyendo cristal y en un rango de temperaturas que iban desde abajo del punto de congelación hasta superar los 300 grados centígrados.

Solución B) ¿Y qué hicieron los rusos? ¡Los rusos utilizaron un lápiz!


# Problema 02

Uno de los más memorables casos de estudio de la gestión japonesa fue el caso de la caja de jabón vacía, que ocurrió en una de las más grandes empresas de cosmética de Japón. La compañía recibió la queja de un consumidor que compró una caja de jabón y estaba vacía. Inmediatamente las autoridades aislaron el problema a la cadena de montaje, que transportaba todas las cajas empaquetadas de jabón al departamento de reparto. Por alguna razón, una caja de jabón pasó vacía por la cadena de montaje. Los altos cargos pidieron a sus ingenieros que encontraran una buena y rápida solución del problema.

Solución A) De inmediato, los ingenieros se lanzaron a su labor para idear una máquina de rayos X con monitores de alta resolución manejados por dos personas y así vigilar todas las cajas de jabón que pasaran por la línea para asegurarse de que no fueran vacías. Sin duda, trabajaron duro y rápido.

Solución B) Cuando a un empleado común en una empresa pequeña se le planteó el mismo problema, no entró en complicaciones de rayos X, robots, equipos informáticos o complicados; en lugar de eso planteó otra solución: Compró un potente ventilador industrial y lo apuntó hacia la cadena de montaje. Encendió el ventilador, y mientras cada caja pasaba por el ventilador, las que estaban vacías simplemente salían volando de la línea de producción.


# Problema 03

Un magnate hotelero viajo a una ciudad Hindú por segunda vez a un año de distancia de su primer viaje, al llegar al mostrador de un hotel inferior en estrellas a los de su cadena, el empleado le sonríe y lo saluda diciéndole: Bienvenido nuevamente señor, que bueno verlo de vuelta en nuestro hotel; sorprendido en gran manera ya que a pesar de ser una persona tan importante, le gusta el anonimato y difícilmente el empleado tendría tan buena memoria para saber que estuvo allí un año antes, quiso imponer el mismo sistema en su cadena de hoteles ya que ese simple gesto lo hizo sentir muy bien. A su regreso inmediatamente puso a trabajar en este asunto a sus empleados para encontrar una solución a su petición.

Solución A) La solución fue buscar el mejor software con reconocimiento de rostros, base de datos, cámaras especiales, tiempo de respuesta en micro segundos, capacitación a empleados, etc. Etc. Con un costo aproximado de 2.5 millones de dólares.


Solución B) El magnate prefirió viajar nuevamente y sobornar al empleado de aquel hotel para que revelara la tecnología que aplican. El empleado no acepto soborno alguno, sino que humildemente comento al magnate como lo hacían, el dijo: "Mire señor, tenemos un arreglo con los taxistas que lo trajeron hasta acá, ellos le preguntan si ya se ha hospedado en el hotel al cual lo está trayendo, y si es afirmativo, entonces cuando el deja su equipaje aquí en el mostrador, nos hace una señal, y así se gana un dólar".


20 de diciembre de 2013

SALA
DE
LECTURA





El mundo amarillo – Albert Espinosa











Sinopsis:

El mundo amarillo es un mundo fantástico que quiero compartir contigo. Es el mundo de los descubrimientos que hice durante los diez años que estuve enfermo de cáncer. Es curioso, pero la fuerza, la vitalidad y los hallazgos que haces cuando estás enfermo sirven también cuando estás bien, en el día a día. Este libro pretende que conozcas y entres en este mundo especial y diferente; pero, sobre todo, que descubras a los «amarillos». Ellos son el nuevo escalafón de la amistad, esas personas que no son ni amantes ni amigos, esa gente que se cruza en tu vida y que con una sola conversación puede llegar a cambiártela. No te adelanto más: tendrás que leer este libro para poder empezar a encontrar tus «amarillos». Quizás uno de ellos sea yo... El mundo amarillo habla de lo sencillo que es creer en los sueños para que estos se creen. Y es que el creer y el crear están tan sólo a una letra de distancia. ¿Qué esperas a saber quiénes son tus «amarillos»? Albert Espinosa «Albert habla de un mundo al alcance de todos, y que tiene el color del Sol: el mundo amarillo. Un sitio cálido donde los besos pueden durar diez minutos, donde los desconocidos pueden ser tus mejores aliados, donde el miedo pierde su significado, donde la muerte no es eso que les pasa sólo a los demás y la vida es lo más valioso. Este libro habla de todo esto, de todo lo que sentimos y no decimos, del miedo a que nos quiten lo que tenemos, de reconocernos enteramente y apreciar quiénes somos cada segundo del día. ¡Larga vida a Albert!» Eloy Azorín, actor.

Algunos libros los eliges, otros te eligen, y otros  te llegan por casualidad. Así, simplemente por casualidad, de rebote, este libro me llegó. Y lo devoré aquel mismo día.
Creo que “esa ansia por terminarlo” se debió a mis sensaciones de los últimos tiempos. A mi nivel de sensibilidad que anda rozando las nubes, camino de la estratosfera. Porque mientras leía algunos pasajes sentí que algo estrujaba mi corazón. Las vivencias de este luchador me tocaron la fibra sensible y sentí esa emoción que se acumula toda en la garganta y de la que no puedes desprenderte por mucho que trates de tragártela.
Había leído otro libro de Albert Espinosa, “Si tu me dices ven lo dejo todo pero dime ven”, y no me llegó tanto, de hecho recuerdo que no me llegó. Sin embargo la primera mitad de este libro ha sido un viaje en montaña rusa. Cuando alguien habla de algo tan personal, desde sus emociones y vivencias, resulta difícil no emocionar  a los demás. La clave es esa, hablar desde el corazón. Por eso sentí que no podía dejar de leer este libro hasta haber desvelado los 23 descubrimientos de los que habla su autor.
¿Cómo catalogar un  libro como éste? La verdad es que no es fácil porque son las enseñanzas de vida que el cáncer, más concretamente los cuatro cánceres que padeció, le dejaron a Albert. Sin duda algo tremendo y más en la edad en que descubrió que lo tenía. Fue a los catorce años cuando le fue diagnosticado “osteosarcoma” en su pierna izquierda. Ese fue el principio de una larga batalla. Durante diez años  estuvo enfermo pero sobrevivió. Perdió cosas por el camino; una pierna, un pulmón, un trozo de hígado, muchos compañeros de habitación, miedo a la muerte, amigos pelones que no tuvieron la suerte de superar la enfermedad… Pero también ganó. Ganó fortaleza, ganó madurez, y “amarillos”; gente que aparece en tu vida, gente con la que sientes una conexión especial que no sabes de dónde sale pero que es casi irresistible, y te hace ir hacía ellos. Tampoco es fácil definir a los “amarillos”. Ni encontrarlos.
Son esas personas que, por lo sea, te cambian. Ni siquiera hace falta que los conozcas, que sean tus amigos. “Amarillos” puedes encontrártelos en la calle, en la cola del banco, o en la sala de espera de una consulta. Entonces sucede algo entre los dos, y esa fracción de tiempo, corta o larga, que compartís te transforma. Puede ser una frase, como la que un compañero de habitación le dijo a Albert, “si crees en los sueños, ellos se crearan” (creer y crear están sólo a una letra de distancia), o una caricia en un momento dado; un contacto sincero que rompa en ti el miedo, que te haga sentir lleno. Es más o menos así. Pero yo te recomendaría que leyeras el libro. No te llevará mucho tiempo, si tienes hábito de leer seguro que casi nada, apenas son 170 páginas, y la mitad se leen del tirón. Puede que te cueste más el tramo final, el que habla de los “amarillos”, yo reconozco que me mareé un poco… porque el “pero” que le pongo a este autor (leídos dos de sus libros) es que peca de repetitivo, que su tono es un poco enfático de más, te crea una expectación que al final acaba diluyéndose o que se resuelve de manera torpe, y puede resultarte engañoso en algunos momentos. No es un libro de autoayuda,  el propio Albert dice no creer mucho en ellos, pero tampoco es una novela; es un libro sobre lo que el cáncer le enseñó, un libro sobre el mundo amarillo que habita Albert.



Y ya que estaba “enganchada” a las vivencias de Albert Espinosa decidí ver “Planta 4ª”, película basada en sus experiencias que dirigió Antonio Mercero en el 2003. Es un cine muy “Mercero” y con esto quiero decir que si has visto “Verano Azul” o “Farmacia de guardia” no te resultará extraño este tipo de humor o gags que en la peli abundan.  También hay sensiblería y sentimientos, y niños. Juanjo José Ballesta está muy bien, la verdad. A pesar de su “chulería innata” es un actor muy creíble, con mucha frescura. “Planta 4ª” es una película tierna, amable, un tipo de cine pequeñito, de sobremesa, que no tiene más pretensiones que entretener. No es lo mejor de Mercero, pero se deja ver.



"No somos cojos... ¡somos cojonudos!"


Imagen: Clarence Coles Phillips

16 de diciembre de 2013

Extra Cine XLV



Carrie

Carrie White es una joven marginada por sus compañeros de instituto y sobreprotegida por su religiosa y fanática madre. Una joven que acaba desatando el terror con su poder telequinético en el pequeño pueblo donde vive cuando es llevada al límite en el baile de fin de curso.

Hace casi 40 años, en 1974, Stephen King publicó su primera novela. Una novela que a punto estuvo de no ver la luz. Fue la esposa de King quien rescató el borrador del cubo de la basura, y convenció al escritor para que le diera una segunda oportunidad. Así lo que había empezado como un relato corto se convirtió en una novela; una novela bastante floja en mi opinión, pero que fue la culpable de convertir a Stephen King en todo un fenómeno editorial.
Desde entonces los libros de King son uno de los filones (aparentemente inacabables) que mejor han sabido explotar desde Hollywood.
La primera adaptación cinematográfica de “Carrie” se hizo en 1976 a cargo de un director novato, Brian De Palma, el cual consiguió mejorar la novela notablemente; tanto que la película se convirtió instantáneamente en un clásico del género de terror.
La película de 1976 cumplía su objetivo, y no sólo eso, mejoraba el material con el que partía a pesar de las limitaciones técnicas de la época que impidieron rodar ciertas escenas. Sissy Spacek y Piper Laurie están maravillosas. La primera, frágil al principio y despiadada al final, en una transformación que pone los pelos de punta. La segunda impecablemente sobreactuada en la piel de la perturbada y fanática madre de Carrie. Luego en 1999 se pensaron que era necesario hacer una nueva versión que incluyera las escenas que no pudieron rodarse en los años 70, y se hizo “Carrie 2: La Ira”. El fracaso fue de órdago.  
Así que cuando me enteré que se preparaba este “remake” el escepticismo fue mi respuesta. Además no veía en el papel protagonista a la actriz elegida, Chloë Grace Moretz. Mi apuesta hubiera sido Mia Wasikowska, creo que su físico encaja mejor con el personaje de Carrie White.
Aún así me decidí a verla y puedo decir que para mí es un remake totalmente innecesario y prescindible. No aporta nada. Además del poco mérito de su directora, Kimberly Peirce, que se limita a copiar lo que ya hizo De Palma en 1976. Pero es que además de copiar casi todo le quita fuerza y dinamismo a la historia, hasta hacerla sosa y tediosa.
Él único punto con el que consigue desmarcarse un poco de la original es con el personaje de Margaret White, al que hace más inquietante si cabe. Un punto a favor también para la actriz que le da vida; una “despelujada”  y siniestra Julianne Moore.
No quiero decir con esto que Chloë no esté bien, está muy correcta, pero en ningún momento llegué a creerme que fuera Carrie White, porque después de tantos años, y por la increíble interpretación que hizo en su momento, Carrie White es y siempre será Sissy Spacek.
Otro flojo remake  por cortesía de Hollywood. 3



Turbo

Turbo es un caracol que milagrosamente adquiere el poder de la supervelocidad. Pero tras hacerse amigo de una peculiar pandilla de caracoles callejeros tuneados y obsesionados con la velocidad, Turbo aprenderá que nadie llega a tener éxito por sí solo. Así que coloca su corazón y su concha en la línea de salida dispuesto a ayudar a sus colegas a lograr sus sueños, antes de intentar alcanzar su sueño imposible: ganar las 500 millas de Indianápolis.

Me encantan las películas de animación, y aunque vayan destinadas a un público muy infantil, como en este caso, yo me lo paso pipa viéndolas. Y es que el día en que decidí disfrutarla, en casa, fue un día de mucha lluvia. Aquí en Tenerife estaba cayendo la del pulpo; alerta roja por vientos, y previsiones de lluvias y tormentas con aparato eléctrico que derramaron sobre las islas una cantidad exagerada de agua y truenos. No apetecía otra cosa que coger una manta y empurrarse en el sofá,  y eso hice. Y tengo que reconocer que “Turbo” me hizo olvidar de la borrasca y de las goteras. No es que brille precisamente por su originalidad, es la típica historia de amistad, de superación personal dirigida al público más pequeño. Pero el diseño de los personajes, su banda sonora, con temas como “Eye of Survivor” o “Goin' Back To Indiana” de los Jackson 5, me hicieron la película muy amena.
Nunca se es demasiado pequeño  para soñar y perseguir nuestros sueños. 6



Capitán Phillips


La película cuenta la historia real de Richard Phillips, el capitán del carguero norteamericano Maersk Alabama, que fue asaltado en 2009 por varios piratas somalíes. El hombre se ofreció como rehén a cambio de que dejaran libre a su tripulación, de ahí que pasara varios días con sus captores en un pequeño bote antes de que fuera liberado por fuerzas militares estadounidenses.


En el 2009 el buque carguero “Maersk Alabama”  fue abordado y retenido por piratas somalíes. Se encontraban en aguas internacionales, a unas 145 millas de la costa de Somalia, en uno de los caladeros de atún más importantes de la zona.
El capitán del buque, Richard Phillips, jugó un papel determinante en el secuestro al negociar con los piratas e intentar mantener al margen al resto de su tripulación de las amenazas de los somalíes.
Hacía más de 200 años que un barco con bandera norteamericana no era secuestrado. Pero en aquella semana  de abril de 2009  el “Maersk Alabama” fue  el sexto buque en ser asediado por piratas. La tripulación había recibido un entrenamiento antipiratería que fue decisivo y evitó males mayores, pero fue el capitán Phillips el héroe de la función al ser tomado como rehén. Salió vivo de tan traumática experiencia y como resultado de ese angustioso suceso escribió un libro,  "A Captain's Duty: Somali Pirates, Navy SEALS, and Dangerous Days at Sea”.
Paul Greengrass ha adaptado al cine la historia del capitán Richard Phillips y ha contado con un actor magnífico, Tom Hanks.
Tom lleva décadas demostrando lo buen actor que es, y aunque últimamente su carrera parecía estancada, aquí vuelve a demostrar toda su valía. Está increíble, y no lo tiene nada fácil, ya que durante las dos horas de metraje que dura la película, un poco más en realidad, toda la acción y la tensión dramática recaen sobre él. Aguanta muy bien el tipo, hace muy creíble su personaje sin que parezca que está actuando. Igual de creíble se muestra el líder de los piratas somalíes, Muse, Barkhad Abdi, quien antes de dedicarse a la actuación conducía limusinas; la verdad es que su naturalidad y expresividad son de elogiar.
La tensión se refuerza gracias a la banda sonora, y sin grandes alardes ni de efectos especiales  de ningún tipo la película consigue mantener el interés a pesar de su extensa duración.
Recomendable, sobre todo por la genial interpretación de ese actorazo que es Tom Hanks. 8




Frozen: El reino del hielo


Cuando una profecía condena a un reino a vivir un invierno eterno, la joven Anna, el temerario montañero Kristoff y el reno Sven emprenden un viaje épico en busca de Elsa, hermana de Anna y Reina de las Nieves, para poner fin al gélido hechizo.

Hace  208 años nació un hombre excepcional. Dedicó casi toda su vida a hacer felices a los niños, usando para ello únicamente las palabras y su increíble imaginación. Vivió 70 años y escribió 168 cuentos. Se llamaba Hans Christian Andersen y fue uno de los cuentistas más célebres del mundo.
En 1901 nació otro hombre excepcional que vivió dedicado exclusivamente al entretenimiento infantil. Fue una de las personalidades más influyentes del siglo XX, y hoy en día su nombre sigue facturando cientos de millones de dólares. Fue Walt Disney, un genio que vivió únicamente 65 años pero que dejó un legado impresionante en el campo de la animación.
Walt siempre soñó con adaptar “La reina de las nieves”, pero el proyecto nunca se hizo. Hasta hoy. Porque “Frozen” se basa en este famoso cuento de Hans Christian Andersen. Seguramente si los dos pudieran ver el resultado se sentirían muy orgullosos, porque “Frozen” es un pedacito de magia envuelto en copos de resplandeciente nieve; algo verdaderamente irresistible.
No es la primera vez que Disney adapta un cuento del danés. En 1989 ya lo hizo con “La sirenita”, logrando un increíble éxito, que hizo que la compañía viviera una etapa dorada.
El resplandor de aquellos tiempos vuelve a brillar en “Frozen”. Impecable el diseño de los personajes, mérito del equipo creativo; la nieve, el hielo, o los vestidos de Elsa,  son un ejemplo de la extraordinaria labor que han desempeñado.
Además aunque se le achaca que la historia sea algo simple, a mí me han encantado varios detalles, como que las princesas no sean simplemente un elemento decorativo más. La historia de las dos hermanas, la soledad de Elsa y el peso de su poder, el enorme corazón de Anna, y que por primera vez sea más importante el amor fraternal que el romántico le suman puntos. También están las canciones, imprescindibles, pero reconozco que no suelen gustarme demasiado estos momentos cantados; aún así se pueden disfrutar, aunque tampoco seas muy amante de los musicales. Ah, y los trolls me han encantado, realmente graciosos, como ese muñeco de nieve llamado Olaf.
La verdad es que la he disfrutado mucho. Totalmente recomendable para estos días festivos navideños. 7,5


14 de diciembre de 2013

Películas que nos traumatizaron

Cuando mi edad no alcanzaba los dos dígitos, era una criatura influenciable y miedosa, y en una película salía algo desagradable —un tiburón se merendaba a un incauto veraneante, un asesino en serie destripaba a su victima en un callejón oscuro, un fantasma aterrorizaba a los confiados inquilinos de alguna flamante urbanización moviendo objetos y llevándoselos dentro del televisor—, mi padre para quitar hierro al asunto y rebajar el miedo que se quedaba en el ambiente, decía siempre: “pero si es mentira”.
Si salía mucha sangre nos aclaraba que era falsa. Si alguien acribillaba al pobre portero de un edificio de oficinas decía veloz “pero si no son balas de verdad”. Si salía un bichejo mutante lleno de dientes y con pinta poco amistosa, nos explicaba que era una máscara y mucho maquillaje, y que no había que tener miedo de lo que viéramos en una película o en TV, porque todo era mentira.
¿Y por qué nos vamos a traumatizar por cosas que no existen en realidad, eh? ¿Por qué nos vamos a traumatizar por un poco de sangre de pega, unas balas de fogueo y una careta de látex? Y qué excusa es esa de que eres un niño y aún no tienes el juicio suficiente para entender que “todo es mentira”… venga, si los niños no se traumatizan.
Pero sí… los niños se traumatizan y lo que vemos siendo tiernos infantes nos afecta más de lo que creemos. Hay miedos que nos perseguirán siempre, y la culpa la tiene esa película que viste aunque no tenías edad para hacerlo.



Cuando era niña una película me traumatizó. Me marcó tanto que aunque he intentado volver a verla de adulta he sido incapaz de enfrentarme a esas imágenes de horror que tanto me perturbaron en la infancia.
La película era “El hombre con rayos x en los ojos”. Una película de 1963 de Roger Corman. Empezaba bien, ¡qué guay poder ver lo que lleva la gente en los bolsillos!, pero claro la situación se iba descontrolando y el pobre protagonista terminaba viendo más de lo que quería ver, mucho más.



Disney siempre ha sido experto en esto de traumatizar infancias. Puedes preguntar por ahí y un número bastante alto de personas te dirá que las películas que más les crearon un trauma son las de Disney.  Sí, a Walt Disney le debemos muchas noches en vela, y más de una pesadilla. ¿Qué me dices de la muerte de la madre de Bambi? ¿Existe un momento de mayor dramatismo en el cine? Es difícil encontrarlo salvo si seguimos repasando la filmografía de Disney, porque no contentos con eso también se cargan al padre de Simba, Mufasa, en “El rey León”. ¿Y qué me decís de “Dumbo”? De juzgado de guardia lo que hacen con la mamá del elefantito, encerrada en una fría celda por defender a su retoño. Qué sádicos.
Además de los personajes malvados que podemos encontrar en sus películas. Malos, malísimos como Úrsula de “La Sirenita”, Maléfica de “La bella durmiente”, Frollo de “El jorobado de Notre Dame” o Cruella de Vil de “101 Dálmatas”.



Las películas infantiles parecen ligadas a esto de traumatizar; sin ir más lejos en “La historia interminable” podemos encontrar una de esas escenas para llorar a moco tendido. La escena de la muerte del caballo Artax, el mejor amigo de Atreyu. Pero atención a la forma en la que muere; es  lenta y agónicamente tragado por un pantano, un pantano que representa la tristeza, así que en el fondo esta perturbadora escena es una gran enseñanza: sálvate de la tristeza o acabarás ahogado en ella.

Es el turno de “E.T. El extraterrestre”. La película es una preciosa historia de amistad entre un niño y un ser de otro planeta pero hay momentos que son aterradores, como los protagonizados por los misteriosos hombres del bosque. De ellos sólo vemos sus pies y sus siluetas recortadas contra los árboles, pero qué personajes tan aterradores. Sin embargo la parte más emotiva/traumática  es cuando E.T. enferma y el señor Spielberg, con toda su mala leche, nos los muestra al borde de la muerte, en un río, abandonado, descolorido, casi sin vida. E.T. se muere y Elliot también por la conexión que comparten, y entonces E.T. se nos muere. Para que Elliot puede seguir viviendo, sí, pero la palma. Vaya destrozo que hace en nuestros corazones el puñetero señor Spielberg. Pero nada es lo que parece, no. E.T. revive y aún así no nos da tiempo a secarnos las lágrimas porque llega la despedida. Una despedida con colores de arco iris, y sin embargo que penita da ver partir a nuestro amigo de otro planeta hacía las estrellas. Para llorar desconsoladamente.



Hay que tener cuidado con las películas de animales. Ay, cuando menos te lo esperas el guionista de turno se saca de la manga una escenita melancólica y ale, trauma al canto. Si piensas en “Siempre a tu lado, Hachiko” piensas bien. Pero a mi la película sobre animales que me dejó anímicamente por los suelos, fue “Mi perro Skip”. Aún se me hace una bola en la garganta al recordarla.

Sin salirnos del tema animal, “Tiburón”, es otro ejemplo de cómo las películas de animales pueden traumatizarnos. Gracias al señor Spielberg, experto en manipular nuestras emociones, ya no somos capaces de mirar el mar de la misma manera. Internarse en  el agua sin escuchar la efectiva banda sonora de John Williams resonando en nuestro cerebro es casi imposible. Sólo por si misma esta partitura nos pone los pelos de punta.  Gracias a este tándem de lujo Spielberg ganó prestigio en Hollywood y Williams un Oscar y la inmortalidad; y los dos nos proporcionaron un impagable material para el trauma. Trauma que cada verano se reaviva  gracias a los simpáticos programadores de televisión que nos hacen comenzar el verano y las vacaciones con el pase de la película por si te habías olvidado de que el mar está repleto de bichos con dientes afilados esperando bajo la superficie.


Y de Spielberg a otro maestro en esto de meter miedo. Stephen King es un valor seguro en cuanto al miedo se refiere, y los de Hollywood han sabido explotar muy bien sus novelas adaptándolas a la pantalla grande. “Carrie” o “El resplandor” se han convertido en  dos hitos del género de terror y nos han proporcionado imágenes francamente aterradoras. No existe una escena más angustiosa que la  que protagoniza Jack Nicholson asomando su cabeza por una puerta que acaba de destrozar a hachazos. Pero siguiendo con las adaptaciones cinematográficas de este maestro es imposible pasar por alto a  “It”.  Los payasos  siempre han causado cierta aprensión pero la película terminó de generar un profundo rechazo hacía ellos. Hay que reconocer que es imposible inspirar más mal rollo que el payaso que retrata Stephen King. Además consiguió que muchos niños miraran las alcantarillas con verdadero pavor.

“It” hizo que miráramos las alcantarillas de reojo pero “Pesadilla en Elm Street” consiguió generar insomnio crónico a muchos niños. Desde 1984, año en que se estrenó la película de Wes Craven, Freddy Krueger ha alimentado las pesadillas de muchas generaciones con su escalofriante apariencia. Pero no sabes lo peor. Siempre había creído que este personaje había salido de la mente febril de Craven pero resulta que se inspiró en hechos reales; en sus propias experiencias cuando era niño y en unos artículos que leyó y relataban la muerte de varias personas después de tener pesadillas, que además de intrigarle profundamente fueron el germen de “Pesadilla en Elm Street”. Al igual que “Tiburón”, su banda sonora aporta un punto extra de tensión y horror. Por si acaso esta noche no te quedes dormido, no vaya a ser que en sueños te viste Freddy.


Y podíamos seguir mencionando películas de miedo que nos hicieron temblar en la infancia —a mi las de vampiros me aterraban— pero para terminar tengo que nombrar de nuevo a Steven Spielberg. Ya habíamos dicho de su capacidad para jugar con nuestros sentimientos y emociones,  pero atentos a la escena que nos regala en “Indiana Jones y el templo maldito”. La película es la más humorística y trepidante de las cuatro que componen la saga, así que el trauma es mayor cuando nos topamos con la escalofriante y angustiosa escena de un ritual muy peculiar, que consiste en arrancar el corazón de unas pobres victimas con éstas aún vivitas y coleando. El impacto es fuerte por su violencia y por la música con que se adorna la acción. Gracias a esta escena en EEUU surgió la clasificación por edades “PG-13 Guía Paternal Estricta” para determinar el contenido potencialmente ofensivo en las películas que hasta entonces eran calificadas como “PG Guía paternal sugerida”. 
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