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22 de abril de 2009

Todo pasa


¡Todo pasa! Tal es el estribillo de los que han bebido de la fuente de la vida, boca al chorro, de los que han gustado del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal...

Llevo unos días inquieta, desubicada, registrando cajones y hojeando viejos apuntes sin centrar mi atención nada. El motivo, el dolor; bueno para ser más exacta la molestia de haber perdido una muela. Encontré este fragmento de “Niebla” de Miguel de Unamuno en un viejo CD. Por alguna razón desconocida para mi este pequeño fragmento me dice muchas cosas, me llega al corazón. Además, me hizo olvidar mi nuevo “vacio”, porque todo pasa, y en realidad podría ser peor, mira sino al pobre Augusto Pérez. Con la misma desesperación que él, grito: ¡Quiero ser yo! ¡Quiero vivir… sin dolor! Pero entiendo que eso es imposible, la vida es sueño, pero también tiene su cuota de dolor, de dolor inevitable, y me toca resignarme, en realidad todo pasa.

“Cayó a mis pies de hinojos. Suplicante y exclamando:

- ¡Don Miguel, por Dios, quiero vivir, quiero ser yo!

-¡No puede ser, pobre Augusto- le dije cogiéndole una mano y levantándole_, no puede ser! Lo tengo ya escrito y es irrevocable: no puedes vivir más. No sé qué hacer ya de ti. Dios, cuando no sabe qué hacer de nosotros, nos mata. Y no se me olvida que pasó por tu mente la idea de matarme…

-Pero si yo, don Miguel…

- No importa; sé lo que me digo. Y me temo que, en efecto, si no te mato pronto acabes por matarme tú.

-Pero, ¿no quedamos en que…?

-No puede ser, Augusto, no puede ser. Ha llegado tu hora. Está ya escrito y no puedo volverme atrás. Te morirás. Para lo que ha de valerte ya la vida…

- Pero…por Dios…

-No hay pero ni Dios que valgan. ¡Vete!

-¿Conque no, eh? –me dijo-, ¿con que no? No quiere usted dejarme ser yo, salir de la niebla, vivir, vivir, vivir, verme, oírme, tocarme, sentirme, dolerme, serme. ¿Conque no lo quiere? , ¿Conque he de morir entre la ficción? Pues bien, mi señor creador don Miguel, también usted se morirá, también usted, y se volverá a la nada de que salió… ¡Dios dejará de soñarle! ¡Se morirá usted, si, se morirá aunque no lo quiera; se morirá usted y morirán todos los que lean mi historia, todos, todos, todos sin quedar uno! ¡Entes de ficción como yo; lo mismo que yo! ¡Se morirán todos, todos, todos. Os lo digo yo, Augusto Pérez, ente ficticio como vosotros, nivolesco lo mismo que vosotros. Porque usted, mi creador, mi don Miguel, no es usted más que otro ente nivolesco, y entes nivolescos sus lectores, lo mismo que yo, que Augusto Pérez, que su victima…

- ¿Victima?-exclamé.

- ¡Victima, si! ¡Crearme para dejarme morir! ¡Usted también se morirá! El que crea se crea y el que se crea se muere. ¡Morirá usted, don Miguel, morirá usted, y morirán todos los que me piensen! ¡A morir, pues!

Este supremo esfuerzo de pasión de vida, de ansia de inmortalidad, le dejó extenuado al pobre Augusto.

Y le empujé a la puerta, por la que salió cabizbajo. Luego se tanteó como si dudase de su propia existencia. Yo me enjugué una lágrima furtiva.”


Miguel de Unamuno

20 de abril de 2009

No dejes

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz,
sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.

No permitas que nadie te quite el derecho a expresarse,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.

Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.

Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tú puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores: el silencio.

La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes. Huye.
"Emito mis alaridos por los techos de este mundo",
dice el poeta.

Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.

Vívela intensamente, sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.

Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros "poetas muertos",
te ayudan a caminar por la vida

La sociedad de hoy somos nosotros
Los "poetas vivos".

No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas ...



Walt Whitman



16 de abril de 2009

Iron & Wine



Internet puede ser un lugar mágico. Navegaba por aguas revueltas y de pronto la quietud. El cielo se despejó, salió el sol, y allí apareció “Iron & Wine”, con sus melodías calmosas, profundamente serenas. Me conquistó desde el primer momento.
“Iron & Wine” es el nombre artístico del cantautor estadounidense Sam Bean, que además de escribir, tocar y grabar, produce todos los temas de sus discos en su pequeño estudio casero de Carolina del Sur. Con un sonido y un look indie folk, su sonido ha sido comparado con el de grandes como Nick Drake, Simon and Garfunkel, Neil Young, Elliott Smith, John Fahey o Ralph Stanley.
Su canción “Passing Afternoon” fue elegida para sonar durante el final del último capítulo -el decimosexto- de la 4ª temporada de la serie House; y más recientemente, su canción “Flightless Bird, American Mouth” fue incluida en la banda sonora de la película “Crepúsculo”. Lo que más me atrae de sus melodías es su extraordinaria capacidad para evocar paz, para encender mi inspiración y hacerme rememorar tardes soleadas y lánguidas al aire libre; creo que ese sería el adjetivo más acertado para definir a “Iron & Wine”: un día cálido, un sonido cálido.




14 de abril de 2009



Situado en el altiplano de Bolivia, el Salar de Uyuni es el mayor desierto de sal del mundo. Constituye además un gigantesco espejo natural.




Durante la estación húmeda las lluvias dejan una finísima capa agua sobre la llanura, lo que provoca uno de los espectáculos naturales más hermosos de la tierra.
La superficie de este desierto se extiende a lo largo de 12000 kilómetros cuadrados, un área que equivale a la provincia de Guadalajara, y que alberga alrededor de 64000 millones de toneladas de sal.




La incidencia de la luz sobre la superficie mojada provoca la sensación de estar caminando sobre el cielo. Con el tiempo, este lugar se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos del mundo. La mayoría de gente que ha estado allí coincide en señalar que en ocasiones resulta imposible distinguir dónde acaba la tierra y donde empieza el horizonte.




La capacidad de este desierto para reflejar la luz es tal que los satélites lo utilizan para calibrar sus instrumentos de medición.
La sal refleja la luz hacía el espacio y las condiciones de la atmósfera ofrecen la posibilidad de obtener mediciones cinco veces más precisas que las que se realizan sobre el océano.




La inmensa llanura es el resultado de la retirada del gran mar que llenaba todo el altiplano hace millones de años. El mar se retiró y dejó al descubierto lo que hoy son el Lago Titicaca, el Lago Poopó, y los Salares de Coipasa y de Uyuni.




Cada año, los trabajadores de las salinas extraen unas 25000 toneladas de sal del Salar de Uyuni. Apenas un arañazo en la superficie. Los expertos estiman que la capa de sal tiene unos 120 metros de grosor.




Además este desierto constituye una de las mayores reservas de litio y cuenta con importantes cantidades de potasio, boro y magnesio.



9 de abril de 2009

De miedo III


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Mary Shelley, la Creadora

Mary Wollstonecraft Godwin nació en Londres, el 30 de agosto de 1797. Conocida como Mary Shelley, fue dramaturga, ensayista, novelista y biógrafa. Mary, única hija del filósofo político William Godwin y la filósofa feminista Mary Wollstonecraft, quedo huérfana de madre, siendo criada por su padre y su hermanastra.

Mary Shelley creció y se educó en un ambiente intelectual y progresista que marcó fuertemente su personalidad. En 1814 conoció al joven poeta Percy Bysshe Shelley, un seguidor político de su padre, y dos meses más tarde huyeron a Francia. Tiempo más tarde, tras la muerte por suicidio de la primera esposa de Percy Bysshe en diciembre de 1816, la pareja se casa. El matrimonio que duró 8 años, vagó por distintos países, dedicando su tiempo a escribir, leer y frecuentar a los intelectuales.

En 1818 publicó la primera y más famosa de sus obras, la novela "Frankenstein, o El moderno Prometeo", que se convirtió en un éxito de crítica y público.
De los cuatro hijos que tuvo con Percy Bysshe, sólo sobrevivió su cuarto hijo, Percy Florence, nacido en 1819. Tres años más tarde, en 1822, su esposo se ahogó al hundirse el velero en el que navegaba, durante una tormenta en la Bahía de La Spezia (Italia). Mary Shelley regresó a Inglaterra y se dedicó a criar a su hijo y a su carrera profesional, además de difundir la obra de su difunto esposo. En 1826 publica "El último hombre", considerada la mejor de sus obras. La obra de Mary Shelley se centró en el papel de la familia en la sociedad y el rol de la mujer dentro de esa familia, alentando los valores morales y la compasión, comprensión y generosidad. La última década de su vida estuvo marcada por las distintas enfermedades que la debilitaron, hasta que un tumor cerebral acabó con su vida el 1 de febrero de 1851, a los 53 años.



Una idea

Durante el verano 1816, en Villa Diodati, una mansión que Lord Byron tenía en Cologni, Suiza, Mary Godwin, junto con su amante y posterior marido el poeta Percy Bysshe Shelley, su hermanastra Jane Clairmont, su amigo el poeta Lord Byron y el amante y médico personal de éste, John Polidori, pasaban el tiempo una noche tormentosa leyendo un libro alemán sobre historias de fantasmas. Influenciados por el ambiente, Lord Byron les propuso que cada uno de ellos escribiera una narración de horror. Poco después, durante un sueño, Mary Godwin concibió la idea de Frankenstein:

Vi, con los ojos cerrados pero con una nítida imagen mental, al pálido estudiante de artes impías, de rodillas junto al objeto que había armado. Vi al horrible fantasma de un hombre extendido y que luego, tras la obra de algún motor poderoso, éste cobraba vida, y se ponía de pie con un movimiento tenso y poco natural. Debía ser terrible; dado que sería inmensamente espantoso el efecto de cualquier esfuerzo humano para simular el extraordinario mecanismo del Creador del mundo.

Mary se basó en las conversaciones que con frecuencia mantenían Polidori y Percy Shelley respecto a las nuevas investigaciones sobre Luigi Galvani y de Erasmus Darwin que trataban sobre el poder de la electricidad para revivir cuerpos ya inertes.

"La idea había tomado posesión de mi mente de tal manera que el miedo recorría todo mi cuerpo como un escalofrío y traté de cambiar las fantasmales imágenes de mi fantasía por la realidad que me circundaba. (...) Al día siguiente anuncié que había pensado una historia."


El Frankenstein cinematográfico

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El cine ha convertido a Frankenstein en un mito popular.

La primera película que se acercó a la figura del monstruo apareció en 1910; un "Frankenstein" de escasos 15 minutos, dirigida por J. Searle Dawley, y producida por la Edison Kinetogram Company. Posteriormente hubo algún intento de repetir la experiencia con resultados mas que dudosos pero de los que se tienen pocas referencias, como fue la americana "Life Without Soul" (1915) de Joseph Smiley que llegó a cambiar el nombre del doctor y le llamó Frawley, o la italiana "Il monstro de Frankenstein" (1920) de Eugenio Testa, adaptación muy libre de la novela que se considera perdida.


El expresionismo alemán también se acercó al mito con una de las grandes obras del cine de terror, "El golem" (1920) de Paul Wegener: la historia de un rabino que dota de vida a una escultura de barro, ésta se convierte en un monstruo que siembra el pánico y es al final vencido por la inocencia.


Sin embargo, es “Dr. Frankenstein" (1931) de James Whale la primera versión cinematográfica de la novela de Mary Shelley. Whale se inspiró para su estética en "El gabinete del Dr. Caligari", obra mítica del expresionismo alemán rodada en 1919 por Robert Wiene, y eligió para interpretar al monstruo a Boris Karloff, después de que Bela Lugosi rechazara el papel, tras verlo en una cafetería y quedar impresionado por su corpulencia y estructura ósea. Pese a su éxito comercial, la cinta fue duramente criticada por distorsionar la novela considerablemente.
La película se iniciaba con una advertencia de 53 seg:

La película Frankenstein les emocionará, también les escandalizará, incluso podría horrorizarlos… Si alguien no quiere sufrir semejante tensión nerviosa, ésta es su oportunidad de abandonar la sala...


La Novia de Frankenstein


Dentro del mítico ciclo de terror clásico de la Universal, La novia de Frankenstein (Bride of Frankenstein, 1935) es la primera continuación directa de uno de sus grandes títulos, El doctor Frankenstein (Frankenstein, 1931). La película, en la que se invirtieron cuatrocientos mil dólares y cuarenta y seis días de rodaje, significó el pistoletazo de salida para las múltiples continuaciones y sagas que nos brindaría la mítica productora durante su edad dorada; y con mayor o menor acierto hasta mucho después de la misma.
La idea de rodar una continuación de Frankenstein, firmada también por James Whale, responsable de la primera parte, rondaba por la cabeza del impulsor de la saga y mandamás de la Universal, Carl Laemmle Jr., desde 1931.


La actriz que inmortalizó a la Novia de Frankenstein fue Elsa Manchester.

Tras el éxito de las dos películas se siguió explotando el género con cintas como "La sombra de Frankenstein" (1939) de Rowland V. Lee o "El fantasma de Frankenstein" (1942) de Erle C. Kenton, hasta que agotado el filón, e igual que había sucedido con otras películas de terror, la productora británica Hammer recogió el testigo de la Universal. El director londinense Terence Fisher fue el encargado de versionar de nuevo a la criatura en "La maldición de Frankenstein" (1957), caracterizada por Christopher Lee y acompañado por Peter Cushing como el barón Frankenstein.












A la derecha, un irreconocible Christopher Lee.





Fisher repitió al año siguiente con "La venganza de Frankenstein" y la Hammer abandonó al monstruo durante unos años hasta que lo retomó con "El Mal de Frankenstein" (1964) de Freddie Francis que hizo una de las peores películas al tener a Kiwi Kingston, luchador profesional, como el monstruo. Fisher tuvo que volver de nuevo con "Frankenstein creó a la mujer" (1966) donde desarrolla la teoría de la transferencia de almas, "El cerebro de Frankenstein" (1968) donde se produce una escena de violación que disgustó mucho a su director, y ya enfermo la que fue su última película, "Frankenstein y el monstruo del Infierno" (1973) con un Neanderthal con el cerebro transplantado. La Hammer agotó sus ideas con "El Horror de Frankenstein" (1970) de Jimmy Sangter, en parte un remake de una anterior con cierta dosis de humor negro y sexo.

El jovencito Frankenstein

Frederick Frankenstein, de nombre completo Doctor Baron Frederick von Frankenstein, es un respetado conferenciante en una universidad de medicina estadounidense y está más o menos felizmente comprometido con Elisabeth, la cual se muestra inaccesible a todo contacto físico. Frankenstein se exaspera cada vez que alguien menciona el tema de su abuelo, el famoso científico loco, hasta el punto de insistir en que su nombre sea pronunciado «Fronkonstin» en la traduccióin española o "Fronk-en-steen" en la versión original, tratando de adaptar así a la fonética inglesa el apellido alemán Frankenstein.

Tras una conferencia, un abogado se acerca al doctor para comunicarle que ha heredado la hacienda de su abuelo. Tras viajar a Transilvania Frankenstein se encuentra con su nueva y atractiva auxiliar, Inga, junto con los sirvientes de la casa, Frau Blücher e Igor. Los tres ayudan a Frederick a encontrar los diarios privados de su abuelo e, inspirado por ellos, Frankenstein finalmente acepta su herencia y decide continuar con el trabajo reviviendo el cuerpo de un criminal ejecutado. Desafortunadamente Igor se equivoca a la hora de robar un cerebro del depósito, por lo que en vez de usar el de un famoso científico al monstruo le es colocado uno anormal. Este error se revela cuando el monstruo se escapa del castillo armando un gran alboroto. Mientras vaga por el campo, el monstruo tiene sendos encuentros con una niña y un ermitaño ciego que parodian directamente escenas de las películas originales de Frankenstein. Mientras tanto, la gente del pueblo se prepara para un motín contra Frederick por haber continuado los trabajos de su abuelo. Este motín está alentado en parte por el inspector jefe Hans Wilhelm Frederick Kemp, que tiene un acento tan cerrado que ni sus propios paisanos pueden entenderle y además posee un brazo de madera articulado y extremadamente chirriante resultado de su anterior enfrentamiento al monstruo de Frankenstein. Tan pronto como la turba se acerca al castillo de Frankenstein, éste decide transferir algo de su intelecto al monstruo. Debido a esto, se vuelve capaz de razonar y consigue aplacar a la multitud.



La tia de Frankenstein


Esta serie estaba perdida en mi memoria, no recuerdo mucho, más bien nada, pero buscando información para esta entrada me vino como un flash; recordaba haber visto de pequeña una serie sobre Franky en TVE y buscando me encontré con esto:
La tía de Frankenstein (Frankenstein’s Aunt) (1987) coproducida entre Austria, Alemania del este, Francia, España y Checoslovaquia. Basada en la novela sueca Frankensteinova Teta de Allan Gune Petterson, fue dirigida por el checoslovaco Juraj Jakubesko y protagonizada por Vivieca Lindfors, Sancho Gracia, Mercedes Sampietro, Edie Constantin y Flavio Bucci.
Consta tan solo de 7 capítulos de unos 50 minutos de duración cada uno y fue emitida por primera vez en España el 9 del 11 de 1987 dentro del espacio infantil "La Linterna Mágica" los viernes a las 18:30 en TVE.

Henry Frankenstein, en un intento por emular a su abuelo, el Dr. Frankenstein, se hace del cerebro más inteligente y del cuerpo más fuerte que esta a su alcance para crear un ser vivo, un ser humano único. A este nuevo ser le llamara Albert. Alarmada, la tía de Henry, Hannah Frankenstein, se dirige al castillo de su sobrino para poner un poco de orden a su vida alocada y cambiar las cosas en el castillo donde vive.
Junto a Henry y su nueva creación, Albert, viven otros personajes singulares tales como Drácula, Mr Talbot (que se convierte en Hombre Lobo), el jorobado Igor y La Dama Blanca. Todos ellos colaboraran en lo posible con los objetivos que se propone su tía.
Por otro lado, en el pueblo cercano, un furioso ciudadano que se siente amenazado por las misteriosas actividades del castillo, traza un siniestro plan para detenerles.


La familia Monster

Emitida por primera vez en EEUU en la década de los sesenta, este clásico de la televisión contó con un total de dos temporadas desde septiembre del año 64 hasta mayo del 66, y sus historias, tiernas y muy cómicas, llamaron la atención del mundo entero en donde se popularizó con gran éxito.

En un lúgubre caserón viven los Monster, una familia que parece integrada en la vecindad, aunque está integrada por los miembros más extraños imaginables. El padre, Herman Monster, es un émulo del monstruo de Frankenstein, que trabaja en un cementerio cavando tumbas. Lleva cien años casado con el amor de su vida, Lily Monster, ama de casa, que parece una vampiresa y luce una espectacular melena morena, con un mechón blanco que recuerda a la novia de Frankenstein. Su único hijo, Eddie, sería el típico niño americano, salvo por el pequeño detalle de que parece un hombre lobo. El abuelo, padre de Lily, es un doctor loco que realiza extraños experimentos en el sótano. También vive con ellos Marilyn, una rubia despampanante que para los Monster es la “rarita” de la familia, pues piensan que nunca encontrará esposo.



El monstruo de Frankenstein es uno de mis favoritos. Siempre me ha inspirado ternura, a pesar de la imagen atroz que el cine se ha empeñado en dar de él. Yo intuía su dolor, y lo comprendía. Únicamente quería ser amado, por encima de todo. Pero encontró rechazo y soledad. Ni siquiera el ser que le dio la vida, el que más debía comprenderlo, lo aceptó, ni lo supo preservar de un mundo mucho más cruel de lo que nunca llegaría a ser él. Era inocente, como un niño que desconoce el poder real de su fuerza. Y estaba en su naturaleza destruir. La incomprensión de su entorno hizo germinar la brutalidad y la perversión. Y no pudo escapar de ella, porque estaba en su interior, como el miedo instintivo de los que lo rechazaban.


“¡Oh, Frankenstein!, no seas justo con los demás, y despóta conmigo únicamente, ya que soy a quien más debes mostrar tu justicia, incluso tu clemencia y afecto. Recuerda que soy tu criatura; debería ser tu Adán, pero soy más bien el ángel caído, a quien privaste de la alegría sin haber cometido mal alguno. En todas partes veo la felicidad, de la que sólo yo me encuentro irrevocablemente excluido. Yo era afectuoso y bueno, y la aflicción me ha convertido en demonio”


7 de abril de 2009

Descalzos por el parque

Robert Redford y Jane Fonda protagonizan esta divertida comedia romántica. A pesar de los cuarenta y dos años que la cinta ha cumplido el tiempo no ha sido demasiado cruel con ella. El argumento, una adaptación de la exitosa obra teatral de Neil Simon, es bastante sencillo, pero aún así resulta muy entretenido.

Una joven pareja de recién casados, Corie y Paul Bratter, tras disfrutar de su luna de miel en un lujoso hotel de Nueva York, se trasladan a un modesto piso de la ciudad.

A pesar de su amor, los problemas típicos de la convivencia no tardan en llegar; y es que el apartamento, pequeño, sin calefacción y en un quinto piso, y los distintos caracteres de los dos, dificultaran las cosas.



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