Buscar este blog

31 de julio de 2008

En una caja de cartón

Aquel día, un 31 de Julio como hoy, Pancho llegó a nuestras vidas en una caja de cartón.

Lo cierto es que, en aquel momento, no queríamos más perros. Ya teníamos dos, muy revoltosos, que llenaban nuestras vidas, además de los sofás.

Sólo que aquella bolita de pelo apareció en un momento…digamos extraño. En aquella época nada iba bien, de hecho todo iba bastante mal. La tristeza se había instalado en cada esquina de nuestra casa- y en los ojos de sus habitantes- y campaba a sus anchas haciéndose fuerte. Porque allí se notaba una ausencia, un hueco doloroso imposible de llenar con nada.

Tal vez por eso, y porque aquella bolita nos conquistó con sus ojitos diminutos y curiosos, lo acogimos.

La caja en la que su antiguo dueño lo había transportado hasta nosotros se convirtió en su cuna. Luego, en aquellos primeros días de exploraciones por la azotea encontró un lugar más cómodo para dormir: un pequeño macetón de mimbre en el que se pasaba horas enteras. Pero el macetón se le quedó pequeño muy rápidamente; Pancho resultó ser un perro inquieto, y cuando aprendió a bajar los escalones que lo mantenían alejado de las cortinas, de los cojines y de nuestros calcetines, la casa fue suya.

Ya han pasado tres años. Me ha dado por pensar en lo mucho que ha cambiado todo desde entonces. Lo dijo el sabio: Todo cambia nada es. Tres años es tiempo suficiente para cambiar, necesariamente. Aunque en el fondo las cosas sigan teniendo un tono parecido, un mismo matiz, es nuestra visión la que ha dejado de mirar igual.

Este es Pancho. Vino en un momento crucial y nos hizo olvidar. Hizo que miráramos “diferente”

Ha ido creciendo, y nosotros con él. Ese es vínculo que lo ha convertido en parte de mi familia.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...