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20 de marzo de 2010


Hubo un tiempo en que era frecuente envenenar a los enemigos para prosperar en la política o en el mundo de los negocios, por eso, para probarle a un invitado que su bebida era inocua, se hizo costumbre que el anfitrión permitiera que su invitado vertiera un poco de su bebida en la copa, luego ambos bebían simultáneamente. Cuando el invitado deseaba mostrarle su confianza al anfitrión no vertía el líquido sino que solo tocaba su copa con la del otro. El chocar las copas antes de un brindis es lo que ha quedado de ese ritual.

11 comentarios:

Unknown dijo...

La política y la economía siempre están detrás de la mayoría de nuestras costumbres...

Un abrazo

Raquel dijo...

Es verdad; es que la economía, queramos o no, tiene que influir en nuestras costumbres por narices.
Un abrazo y feliz fin de semana.

Ligia dijo...

El origen de algunas costumbres es muy curioso. Abrazos

Cora dijo...

hola, me ha encantado tu blog...

un besazo de Cora

Ana Bohemia dijo...

Ay que ver lo que escondía ese pequeño acto del brindis. Nunca lo hubiera imaginado, pero tiene sentido, jeje.
Un beso.
;)

Anónimo dijo...

No lo sabía. Siempre se aprende algo nuevo.

Un fuerte abrazo.

Malena dijo...

Y es que en el fondo y en la forma siempre que se habla de negocios surge la desconfianza.

No sabía el origen de ese "choque" de copas, Raquel.

Mil besos y mil rosas.

Unknown dijo...

Qué me dices!!
Gracias, por instruirme. Mis amigos pensarán que sospecho de ellos, siempre pido brindis!
Chin, chin.
Un beso, Raquel.

Prometeo dijo...

¡Que curioso, no lo sabia! algo aprendemos hoy. Un abarzo.

Raquel dijo...

Un abrazo, Ligia.


Muchas gracias, Cora.
Un beso.



Pues yo tampoco lo hubiera imaginado, bendito San Google que nos da sabiduría :))
Un beso, Ana.


Un fuerte abrazo, Salvador, un placer verte por aquí.



La desconfianza en los negocios viene de antiguo, y por lo visto eran más categoricos a la hora de despejarse el camino.
Un beso, Malena.


:)) Tus amigos tendrán la mosca tras la oreja.
Un beso, Guille.


Un abrazo, Prometeo.

Raquel dijo...

Hola Tatiana, muchas gracias por tu ofrecimiento y por visitar mi blog.
Un saludo.

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