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7 de octubre de 2009



Al sudoeste de Turquía, concretamente en el valle del río Menderes, en la provincia de Denizli, se encuentra Pamukkale, que en turco significa "castillo de algodón", una zona natural, que es al mismo tiempo una de las maravillas naturales más extraordinarias del mundo.




La antigua ciudad de Hierápolis se construyó en lo alto del ‘castillo’ blanco, que en total tiene 2700 m de longitud y 160 m de altura.




Los movimientos tectónicos que tuvieron lugar en la depresión de la falla de la cuenca del río Menderes no sólo causaron frecuentes terremotos sino que también ocasionaron la aparición de numerosas fuentes de aguas termales. Fueron esas aguas, con su alto contenido en minerales — creta en particular — las que crearon Pamukkale.




Además de algún material radioactivo, el agua contiene grandes cantidades de bicarbonatos y calcio que producen la precipitación de bicarbonato de calcio. Cada segundo brotan de estas fuentes 250 L de agua, dando lugar a la precipitación de 2,2 g de creta por cada litro de agua o 0,55 kg de creta por segundo. Con el paso del tiempo algunas fuentes se secaron debido a los terremotos, mientras que otras nuevas surgieron en los alrededores.




Este fenómeno natural produce gruesas capas blancas de piedra caliza y travertino que bajan en forma de cascadas por la ladera de la montaña, lo que da la sensación de estar ante una catarata congelada. Estas formaciones también adquieren el aspecto de terrazas de travertino en forma de medialuna que contienen una capa de agua poco profunda dispuestas en el tercio superior de la ladera formando escalones, que oscilan de 1 a 6 metros de altura, o estalactitas que sostienen y unen estas terrazas.





Entre las rocas más antiguas se pueden encontrar mármoles cristalinos, cuarcitas y esquistos, que datan del periodo del Plioceno, mientras que la capa superior es de la era Cuaternaria. Los depósitos más recientes de carbonato de calcio le dan al lugar un aspecto blanco deslumbrante.




Estas fuentes, muy conocidas en la antigüedad, fueron descritas por el arquitecto romano Vitruvio. Los griegos frigios atribuyeron a sus aguas propiedades terapéuticas, otorgadas por los dioses, especialmente Asclepio (semidios de la medicina) y su hija Hygieia (diosa de la salud, la higiene y la sanación), bajo la protección de Apolo (dios de la medicina y la curación).




Junto con Hierápolis, Pamukkale, fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1988.



5 comentarios:

Ana Bohemia dijo...

Precioso lugar.
Parece como sacado de un olympo y al mismo tiempo como parte de un sueño,¿no?
Se ve relajante, tanto que me apetece utilizar esas piscinitas y mirar el cielo, y pensar en las musarañas mientras las nubes pasan y los problemas desaparecen, jeje.
Besitos :)

Malena dijo...

La Naturaleza no deja de sorprendernos, Raquel, es una verdadera maravilla.

Gracias por todos los trabajos que nos expones.

Mil besos.

Raquel dijo...

Suena de maravilla, si que apetece meterse en una de esas piscinas de auas termales viendo pasar de largo los problemas y preocupaciones.
Realmente es un lugar sorprendente.

Muchas besos a las dos.

Anónimo dijo...

P'Reyes una visita a Pamukkale!!!!
El lugar una maravilla y las fotos increíbles! Me encantaría estar por allí para traerme un par de ellas dignas de álbum jeje.
Magnífico descubrimiento nos has traido Raque.
MUAKS!!

Raquel dijo...

La verdad es que si. Conociendote traerias fotos a porrillo de Pamukkale
Muchos besos, Sara.

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