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25 de julio de 2012

Una noche de junio de 1935, el entonces jefe de patrullas motorizadas de carretera de El Paso, Texas, Allan Falby, se encontraba en persecución de un camión que viajaba a gran velocidad. Cuando el conductor se percató de que el agente lo seguía, redujo la marcha y dio vuelta en una curva pronunciada. Falby no pudo realizar una maniobra adecuada con su moto, y se estrelló a toda velocidad con el camión.
Por un momento perdió la noción del tiempo y segundos después se dio cuenta que su pierna derecha sangraba debido a que tenia una arteria seccionada. De manera milagrosa apareció Alfred Smith, un automovilista que pasaba por el lugar del percance, y le brindó los primeros auxilios. Con habilidad innata Smith aplicó un torniquete sobre la extremidad dañada del policía, lo que detuvo la hemorragia hasta que llegó la ambulancia y fue trasladado al hospital, de donde salió una semana más tarde completamente recuperado.

Años más tarde, en abril de 1940, Falby recibió una llamada de la central de patrullas en que se le solicitaba atender un accidente automovilístico ocurrido en una carretera de Texas; contestó la llamada y dijo que se dirigía a la zona ya que se encontraba a pocos kilómetros.
Al llegar al lugar vio un automóvil que había impactado de frente contra un árbol y el inconsciente conductor sangraba por la pierna izquierda. Falby le aplicó rapidamente un torniquete unos centímetros arriba de la herida para detener el abundante sangrado, lo que permitió salvarle la vida al accidentado.
Luego, cuando revisaba al hombre que estaba inconsciente y vio su identificación en la cartera, se dio cuenta de que se trataba de Alfred Smith, la misma persona que en condiciones parecidas le había salvado la vida cinco años atrás.


Allan Falby


7 comentarios:

Ligia dijo...

"Dad y recibiréis"... parece que aquí se cumplió. Bonita historia. Abrazos

Ana Bohemia dijo...

Era el destino, esa fuerza extraña y poderosa que te hace estar en algun sitio en el momento exacto, estaba predestinado. Nunca mejor dicho: "hoy por ti, mañana por mí" Nunca se sabe.
Si no le hubiera ayudado... él tampoco habría sobrevivido en el futuro. ¡Que cosas!
Muy curiosa esta entrada.
Besitos
:)

Prometeo dijo...

Curiosas coincidencias o el destino...un abarzo.

Anónimo dijo...

Qué historia tan bonita. Raquel,siempre cuentas unas historias impresionantes.
Un abrazo enorme.

Rebecca Rosenbaum dijo...

hola Raquel,
estoy de acuerdo con Ligia. Yo también diría algo similar:
hoy por ti, manana por mi^^

un abrazo^^

judith dijo...

Un buen ejemplo del espiritu humano.

Raquel dijo...

Yo quiero creer que era su destino encontrarse herido al hombre que más tarde tendría que salvarle a él la vida; tenía que salvarle para salvarse a si mismo.
A mi también me impactó esta historia cuando la leí.
Te hace pensar que nunca hay que siempre hay que tender la mano a quien lo necesita no vaya ser que en el futuro seas tu el que necesite esa mano.

Gracias a todos por pasar por aqui.

Besos :)

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