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28 de octubre de 2009

Un lugar mágico



Stonehenge constituye, hoy día, el monumento megalítico más misterioso que existe.




Está situado en el condado de Wiltshire, en el Sur de Inglaterra, entre Amesbury y Warminster, en el entorno del río Avon. Si bien es de un diámetro muy inferior a otros conocidos (tiene 98 metros de diámetro, cuando hay otras construcciones circulares (henges) que alcanzan los 500 m.), es su tipo de construcción la que asombra al Mundo. Su doble círculo de trilitos gigantes de arenisca azul la distingue del resto, máxime cuando está hecho con un tipo de piedra que no existía en la zona.




Este tipo de monumentos comenzó a construirse en el Neolítico, en torno al 3.000 A.C. No obstante, su perfecta construcción, la composición, el acabado de las piedras, la colocan muy por encima de todos los conocidos en la etapa prehistórica de la Europa Occidental. Construida en cuatro fases a partir del 2.800 A.C. se usaron piedras traídas de Avenbury a unos 20 Km., desde el País de Gales a 200 Km. y de Mildford Haven a 250 Km.




En primer lugar hay una zanja circular de unos 4 m. de ancho y 1,5 m. de profundidad. En un segundo anillo hay 56 hoyos, conocidos como los “hoyos de Aubrey”, llamado así en honor a uno de los exploradores que en el año 1650 intervinieron en su descubrimiento. Luego de forma concéntrica, hay otros dos anillos de 30 y 29 agujeros cada uno en los que aparecen restos de cremaciones humanas. A continuación se encuentra el conjunto monumental: dos círculos de piedras levantadas de los cuales, el interior tiene forma de herradura. Hay también 5 grandes piedras sueltas: en el anillo de los hoyos de Aubrey está la “piedra de estación”. En el camino que conduce al monumento está la “piedra de talón”; en la entrada hay otra más, y a continuación una piedra de sacrificio y un altar. Antiguamente, y antes de que se llevaran muchas de las piedras, el círculo estaba formado por 30 columnas unidas por dinteles continuos que se montaban sobre las columnas.




Si misterioso es el origen del conjunto, no menos enigmático es el origen de las piedras azules que se han encontrado en el mismo sitio. Y es que hay una reproducción a una escala mucho menor en el anillo exterior pero hecho con este tipo de piedras que no existen en la zona. Tan sólo son parecidas las existentes en Preseley en el País de Gales.





Muchas teorías han intentado explicar el origen de Stonehenge. Geoffrey de Monmouth, obispo de San Asath y eminente historiador, quien, hacia el 1136 las nombró por primera vez con su nombre actual en uno de sus libros, formuló una interesante teoría al respecto. Geoffrey de Monmouth indicó que las famosas piedras habían sido llevadas al lugar desde Irlanda por el Mago Merlín en los días de Ambrosio, para que sirvieran de mausoleo a los grandes reyes. En el círculo de menhires fueron enterrados, según él, tanto Ambrosio como Pendragón, tío y padre del Rey Arturo. De este modo se entroncaba a Stonehenge con la mitología artúrica.





Sin embargo, con el paso de los siglos, esa teoría quedó en el olvido. Fue Aubrey el que en el siglo XVII descubrió que muchos de estos monumentos se hallaban emplazados en lugares donde no habían habitados ni romanos ni sajones. Llegó a la conclusión de que por tanto, debían ser britones los que lo construyeron, e indicó que seguramente se había construido como Templo de los Druidas.



Otra teoría muy extendida dice que se trata de un Observatorio Astronómico. Esta teoría está basada en los estudios de los Astrónomos Hawkins y Hoyle, quienes encontraron entre las piedras una secuencia lógica. Según la distancia entre los hoyos de Aubrey se pueden prever los movimientos lunares de varios años. Igualmente, los distintos ángulos que forma el sol sobre las piedras solitarias nos ayudan a comprender los equinoccios. Por otro lado, la Astrología, tan ligada a la Astronomía, caza la simbología del círculo con El Sol, y a la herradura con el Menguante de la Luna.




Hoy día, gracias al Carbono 14, se ha concluido que estas construcciones datan del año 1800 A.C. por lo que es imposible que ni Merlín ni los druidas celtas tuvieran nada que ver. Un siglo más tarde, en el 1700 a.C. esa región fue invadida desde el Rin por las llamadas culturas de la cerámica campaniforme, y fueron ellos los que trajeron al lugar las piedras azules desde Pembrokeshire en Gales. Posteriormente, el conjunto fue sufriendo renovaciones hasta quedar en el estado en que está actualmente.




5 comentarios:

Malena dijo...

Tiene su encanto, Raquel. La mezcla de realidad y leyenda lo hace un lugar te diría casi sagrado.¡Hay tantas cosas por admirar en este planeta azul!

Mil besos y mil rosas.

Ligia dijo...

Es un lugar muy curioso. Me quedo alucinada con estos misterios sin explicación. Besos

Ana Bohemia dijo...

Lo que hay que preguntarse es ¿para que fue construido?, ¿quienes lo hicieron?, ¿como poseían ese conocimiento, por qué estaban tan avanzados?
Hay tantas preguntas sin resolver, pero es curioso echar la vista al pasado, ver los avances que poseían y como luego eso desapareció. ¿Nos podrá pasar a nosotros lo mismo ahora que estamos en la cumbre de la modernidad?
Es para pensar.
Besos :)

Raquel dijo...

Es un lugar precioso. Todo el misterio que lo rodea lo hace más fascinante si cabe.
Ana lo que dices es para pensar; da un poco de miedo, si.

Un beso a las tres.

Prometeo dijo...

Muy interesante pero, permiteme decirta que como ese, no tan famosos, hay muchos e impresionantes monumentos que parecen estar fuera de sitio o de tiempo...al final todo es la superacion del hombre en lucha con la naturaleza y su deseo de cambiar todo, un abarzo, un buen trabajo.

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