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19 de febrero de 2013

SALA
DE
LECTURA



Madame BovaryGustave Flaubert








Sinopsis:

La soñadora Emma, una joven de provincias casada con Charles Bovary, quien la ama pero es incapaz de comprenderla y satisfacerla, buscará la realización de sus sueños en otros amores, pasionales y platónicos..., pero ninguno de ellos logrará calmar su desesperada ansiedad y sus románticas inquietudes. La publicación de MADAME BOVARY (1856) provocó el escándalo de la burguesía francesa, esclava de mil prejuicios, y el proceso judicial que siguió contribuyó a un éxito editorial sin precedentes. Flaubert veía así cómo su obra servía más para satisfacer el morbo que para deleitarse en el caudal narrativo que contenía. Hoy MADAME BOVARY es considerada el auténtico pórtico de la modernidad literaria. El omnipresente narrador teje con un rigor documental una sólida trama en la que la técnica de la narración, la descripción, el análisis de caracteres y el diálogo son trabajados minuciosamente y en una interrelación perfecta.

Tenía ganas de leer un clásico como Madame Bovary, del que había oído hablar muy bien, y la verdad es que no me ha defraudado.
Han pasado ciento cincuenta y seis años desde que fuera escrito pero ha envejecido bien, es una novela muy actual y que sin duda alguna no deja indiferente, tanto para bien como para mal.
Ya en su época fue un libro revolucionario pues por primera vez un autor se atrevía a hablar sobre la insatisfacción y la infidelidad femenina. Precisamente por ello Gustave Flaubert, junto con el editor y el impresor de la novela, fueron denunciados y acusados de ofender la moral y la religión. Aunque finalmente fueron absueltos, la obra fue considerada pornográfica y se censuró, aún así la polémica favoreció la venta de ejemplares; tantos libros se vendían que el propio Flaubert se quejaba de ello. En una ocasión se lamentó de no tener suficiente dinero para comprar cada ejemplar y arrojarlos al fuego para no volver a oír hablar del libro nunca más; el largo proceso contra su persona y su obra le dejaron muy debilitado.

En la sentencia contra Flaubert se pudo leer:
“La literatura tiene por misión elevar y distraer el espíritu, ensalzando la inteligencia y depurando las costumbres  y no inspirar asco hacia el vicio ofreciendo un cuadro de los desórdenes que pudieran existir en la sociedad. (7 de febrero de 1857).



Flaubert defendió a su personaje alegando que:
“Mi pobre Bovary, sin duda, sufre y llora a un tiempo en veinte ciudades de Francia en este preciso momento.”
También llegó a decir: “Madame Bovary soy yo”

El proceso de creación de la obra le costó a Flaubert cincuenta y seis largos meses -el tiempo que tardó en terminar la novela- y más de un dolor de cabeza. Neurótico obsesivo del estilo, sus jornadas podían alcanzar doce exhaustivas horas de duro trabajo; escribir era su gran pasión y el único trabajo al que se entregaba en cuerpo y alma. Era extremadamente perfeccionista y nunca daba por terminada una frase hasta testarla en voz alta para comprobar su musicalidad. De hecho una de las cosas que más me llamaron la atención de la novela fue esto; la musicalidad de cada frase y párrafo, y las descripciones tan detallistas que consiguen recrear a la perfección los escenarios de la época, aunque en algunos tramos de la novela el exceso de ellas ralentizan el ritmo, pues parece más importante el “atrezo” que la propia acción.
Otra de las cosas que me llamaron poderosamente la atención fue la personalidad de los protagonistas, Madame Bovary y Charles Bovary. Dos personajes extremos con los que nunca consigues conectar realmente. Flaubert, como narrador omnipresente, nos dibuja a unos personajes poco atractivos  en cuanto a sus actos y mentalidad, pero lo hace alejándose de cualquier lirismo o sensibilidad, ya que opinaba que el escritor no debía simpatizar con sus personajes. Emma Bovary atrapada en un matrimonio que llena de monotonía su vida y frena sus aspiraciones sociales, continuamente insatisfecha, a la espera de vivir grandes emociones y aventuras que pongan un poco de emoción a sus días, egoísta y mala madre, y tremendamente frívola, hace imposible que puedas sentir por ella nada más que cierto rechazo. En el otro extremo Charles, su marido, descrito como un ser simple y paleto, un pobre hombre, mediocre y sin aspiraciones, apocado y digno de lastima, tan embaucado por su preciosa esposa que no era capaz de ver la verdadera personalidad de Emma, a la que a pesar de todas los indicios tenía en un pedestal.

Madame Bovary dio lugar al termino “bovarismo”, que es el estado de insatisfacción crónica de una persona, producido por el contraste entre sus ilusiones y aspiraciones (a menudo desproporcionadas respecto a sus propias posibilidades) y la realidad, que suele frustrarlas.
A Flaubert se le considera como el poeta de la realidad. Sus personajes están llenos de contradicciones, sumidos en sus vicios y en sus pequeñeces, sueñan su vida más que la viven.

Madame Bovary me ha parecido un libro muy interesante, con una prosa muy buena, realmente bien escrito, y que, tanto si quieres como si no, moverá tus cimientos. Muy recomendable.





Imagen: Delphin Enjolras

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo que leermelo, ya me lo han recomendado un par de personas y ahora tú, Bellve, lo destacas en el desván.

Tomo nota. Un saludo de Minnesotas.

Ana Bohemia dijo...

Una historia interesante, escandalosa para su época, aunque el calificativo de pornográfica creo que no le va, en absoluto.
Lo que me gustó de la novela es que Flaubert no ensalza a ninguno de sus protagonistas, no hay moralinas, sólo hechos. Y que cada uno se tome su impresión. Tiene sus dosis de critica social... ¡que peligroso ha sido siempre el dinero... y los prestamos!¡Que engañoso es buscar a la religión como refugio fanático! ¡Que ciego e interesado es a veces el amor! ¡Y a lo que llevan siempre las bajas pasiones! En el fondo Madame Bovary era una victima, de la sociedad, de si misma, de la vida.
Muy interesante lectura.
:)

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