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6 de julio de 2015

Porque el perdón es la mejor forma de venganza

Decía María Teresa de Calcuta que si de verdad queremos amar, tenemos que aprender a perdonar.
Perdonar es quedar en paz con nosotros mismos. Porque cuando guardamos rencor ese sentimiento acaba por destruirnos. Poco a poco va haciéndonos peores personas hasta que, como el metal que se oxida con la lluvia, nos corroe por completo.  Perdonar es necesario, es un alivio para nuestras heridas y para nuestra alma.

Eva Mozes Kor tiene 81 años y es una sobreviviente de Auschwitz, el mayor centro de concentración de la historia del nazismo, donde se estima que  murieron 1.100.000 (la gran mayoría de ellas judías) de un total de 1.300.000 personas que tuvieron la desgracia de traspasar sus puertas. Fue allí donde Eva fue  víctima de horribles torturas cuando tan sólo tenía diez años, en 1944. Ella y su hermana gemela  fueron  objeto de horrorosos experimentos médicos a manos de Josef Mengele. Las dos sobrevivieron milagrosamente pero con secuelas y traumas de las que jamás pudieron deshacerse. Miriam, la hermana gemela de Eva, murió en 1993, a causa de un raro tipo de cáncer, probablemente provocado por los experimentos médicos  e inyecciones a la que fue sometida. Sus riñones jamás llegaron a desarrollarse, y durante toda la vida arrastró diversos problemas de salud.
Oskar Groening tiene 93 años, y es un ex oficial de la SS Nazi, que trabajó en Auschwitz desde 1942 y que se convirtió en testigo mudo del asesinato del al menos 300.000 judíos en las cámaras de gas.

Hace poco Kor testificó en un juicio donde Groening -al amparo de la nueva jurisprudencia alemana que permite abrir causas contra responsables de este genocidio aunque no existan pruebas de la participación en un delito específico– aceptaba abiertamente su responsabilidad, no como victimario pero sí como cómplice.
La mujer se acercó al ex guardia para agradecerle aquel gesto de valentía. Lo que la tomó por sorpresa fue la reacción de Groening, quien le besó la mejilla y la abrazó: “Estaba un poco atónita. No fue algo planeado. Sólo éramos dos ancianos tratando de interactuar… Vuelvo a EE.UU con el beso de un ex guardia nazi en la mejilla”.




Días antes del encuentro, Kor había publicado un artículo en el diario The Times de Londres, con el título “¿Por qué el perdón es la mejor venganza de todas?” en el que resume su sentimiento general: “Nunca entenderé por qué la ira es preferible a un gesto de buena voluntad“.

Eva no niega la responsabilidad de Groening en los hechos: “Él fue una pequeña pieza en una enorme máquina de exterminio, pero esa máquina no habría funcionado sin esas pequeñas piezas”. Aún así prefiere perdonar al hombre por haber sido capaz de enfrentar la verdad, por intentar sanar la herida para que nunca vuelva a producirse en el futuro.
No era la primera vez que Eva ejercía el perdón. Lo hizo en 1995 con el médico nazi Hans Münch y también con el propio Mengele en un polémico documental que dividió a los sobrevivientes de los campos de exterminio.

Su política de perdón siempre fue clara. "Me di cuenta que tenía poder sobre mi vida. Tenía el poder de curar el dolor  que me aplicaron en Auschwitz al perdonar a las personas que aplicaban el dolor".


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Raquel:
Muy buen planteamiento, y muy sabio. Bien cierto es que si uno no contextualiza al otro en sus actos y comprende, entonces no habrá aceptación y el rencor queda como un tumor que nos corroe, y eso es como el peor cáncer que nos puede matar el espíritu y nos hará infelices e incluso agresivos y violentos.
Perdonar tal vez es difícil, pero es un placer y es un alivio, es una liberación y un acto de valentía para las víctimas de Holocausto: vi películas donde se veían los experimentos de Mengele....
Este post me ha llegado al corazón y me ha servido para crecer un poquito más, pues aunque una lo sepa, hay que recordarlo y ponerlo en práctica cada día, claro.
Gracias por ello.
Abrazos de tu amiga:
Carol

Ana Bohemia dijo...

El perdón es tan grande, tan liberador, tan importante, que creo que es la mejor muestra de valentía y cordialidad. No todo el mundo sabe perdonar ni aceptar un perdón.
Horrible lo que le hicieron a ella y a su hermana, una locura déspota y cruel, de las que muchos salieron de rositas.
Bonita historia.
:)

Raquel dijo...

Me alegra que te haya llegado al corazón, Carol. Es un tema delicado, pero creo que perdonar, aunque el dolor que te hayan infringido haya sido mucho, es lo mejor para uno mismo. Hay que ponerlo en practica más veces de las que se hace.
Un beso amiga.


Es verdad, hay quien tampoco acepta un perdón y eso sin duda es malo para uno mismo.
Muchas cosas horribles sucedieron en esa guerra, pero qué crueldad la de Mengele, pone los pelos de punta leer sobre sus experimentos con gemelos.
Un beso Ana :)

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