Decía María Teresa de Calcuta que si
de verdad queremos amar, tenemos que aprender a perdonar.
Perdonar es quedar en paz con nosotros
mismos. Porque cuando guardamos rencor ese sentimiento acaba por destruirnos. Poco
a poco va haciéndonos peores personas hasta que, como el metal que se oxida con la lluvia,
nos corroe por completo. Perdonar es
necesario, es un alivio para nuestras heridas y para nuestra alma.
Eva Mozes Kor tiene 81 años y es una
sobreviviente de Auschwitz, el mayor centro de concentración de la historia del
nazismo, donde se estima que murieron
1.100.000 (la gran mayoría de ellas judías) de un total de 1.300.000 personas
que tuvieron la desgracia de traspasar sus puertas. Fue allí donde Eva fue víctima de horribles torturas cuando tan sólo
tenía diez años, en 1944. Ella y su hermana gemela fueron objeto
de horrorosos experimentos médicos a manos de Josef Mengele. Las dos
sobrevivieron milagrosamente pero con secuelas y traumas de las que jamás
pudieron deshacerse. Miriam, la hermana gemela de Eva, murió en 1993, a causa
de un raro tipo de cáncer, probablemente provocado por los experimentos médicos
e inyecciones a la que fue sometida. Sus
riñones jamás llegaron a desarrollarse, y durante toda la vida arrastró
diversos problemas de salud.
Oskar Groening tiene 93 años, y es
un ex oficial de la SS Nazi, que trabajó en Auschwitz desde 1942 y que se
convirtió en testigo mudo del asesinato del al menos 300.000 judíos en las
cámaras de gas.
Hace poco Kor testificó en un juicio
donde Groening -al amparo de la nueva jurisprudencia alemana que permite abrir
causas contra responsables de este genocidio aunque no existan pruebas de la
participación en un delito específico– aceptaba abiertamente su
responsabilidad, no como victimario pero sí como cómplice.
La mujer se acercó al ex guardia
para agradecerle aquel gesto de valentía. Lo que la tomó por sorpresa fue la
reacción de Groening, quien le besó la mejilla y la abrazó: “Estaba un poco
atónita. No fue algo planeado. Sólo éramos dos ancianos tratando de interactuar…
Vuelvo a EE.UU con el beso de un ex guardia nazi en la mejilla”.
Días antes del encuentro, Kor había
publicado un artículo en el diario The Times de Londres, con el título “¿Por
qué el perdón es la mejor venganza de todas?” en el que resume su sentimiento
general: “Nunca entenderé por qué la ira es preferible a un gesto de buena
voluntad“.
Eva no niega la responsabilidad de
Groening en los hechos: “Él fue una pequeña pieza en una enorme máquina de
exterminio, pero esa máquina no habría funcionado sin esas pequeñas piezas”. Aún
así prefiere perdonar al hombre por haber sido capaz de enfrentar la verdad, por
intentar sanar la herida para que nunca vuelva a producirse en el futuro.
No era la primera vez que Eva ejercía
el perdón. Lo hizo en 1995 con el médico nazi Hans Münch y también con el
propio Mengele en un polémico documental que dividió a los sobrevivientes de
los campos de exterminio.
Su política de perdón siempre fue
clara. "Me di cuenta que tenía poder sobre mi vida. Tenía el poder de
curar el dolor que me aplicaron en
Auschwitz al perdonar a las personas que aplicaban el dolor".
3 comentarios:
Hola Raquel:
Muy buen planteamiento, y muy sabio. Bien cierto es que si uno no contextualiza al otro en sus actos y comprende, entonces no habrá aceptación y el rencor queda como un tumor que nos corroe, y eso es como el peor cáncer que nos puede matar el espíritu y nos hará infelices e incluso agresivos y violentos.
Perdonar tal vez es difícil, pero es un placer y es un alivio, es una liberación y un acto de valentía para las víctimas de Holocausto: vi películas donde se veían los experimentos de Mengele....
Este post me ha llegado al corazón y me ha servido para crecer un poquito más, pues aunque una lo sepa, hay que recordarlo y ponerlo en práctica cada día, claro.
Gracias por ello.
Abrazos de tu amiga:
Carol
El perdón es tan grande, tan liberador, tan importante, que creo que es la mejor muestra de valentía y cordialidad. No todo el mundo sabe perdonar ni aceptar un perdón.
Horrible lo que le hicieron a ella y a su hermana, una locura déspota y cruel, de las que muchos salieron de rositas.
Bonita historia.
:)
Me alegra que te haya llegado al corazón, Carol. Es un tema delicado, pero creo que perdonar, aunque el dolor que te hayan infringido haya sido mucho, es lo mejor para uno mismo. Hay que ponerlo en practica más veces de las que se hace.
Un beso amiga.
Es verdad, hay quien tampoco acepta un perdón y eso sin duda es malo para uno mismo.
Muchas cosas horribles sucedieron en esa guerra, pero qué crueldad la de Mengele, pone los pelos de punta leer sobre sus experimentos con gemelos.
Un beso Ana :)
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