Buscar este blog

28 de noviembre de 2007

Dolor de cabeza. Sueño, incertidumbre, dudas. Despierta y en el fondo dormida. Cuando cae una ficha la siguiente se tambalea, para caer finalmente. Entonces la que ha caído arrastra a las demás, una a una, hasta que todo se desmorona. Una caída continua, de estruendo interminable.

Dolor de cabeza, detrás de las retinas. Hoy me molesta la luz del sol. Hoy parece que todo se tiñe de desesperanza. Escucho las plegarias, y quisiera hacer algo, cambiar la ficha mal colocada, ponerla en su sitio, parar la caída. Hoy la vida pesa. Me arrastra. Hoy parece que no hay salida. Y el estruendo no calla.

26 de noviembre de 2007

Espero curarme de ti...

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: "qué calor hace", "dame agua", "¿sabes manejar?", "se hizo de noche"...Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero".)

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.

Jaime Sabines

23 de noviembre de 2007

Amor mío, mi amor, amor hallado

de pronto en la ostra de la muerte.

Quiero comer contigo, estar, amar contigo,

quiero tocarte, verte.

Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo

los hilos de mi sangre acostumbrada,

lo dice este dolor y mis zapatos

y mi boca y mi almohada.

Te quiero, amor, amor absurdamente,

tontamente, perdido, iluminado,

soñando rosas e inventando estrellas

y diciéndote adiós yendo a tu lado.

Te quiero desde el poste de la esquina,

desde la alfombra de ese cuarto a solas,

en las sábanas tibias de tu cuerpo

donde se duerme un agua de amapolas.

Cabellera del aire desvelado,

río de noche, platanar oscuro,

colmena ciega, amor desenterrado,

voy a seguir tus pasos hacia arriba,

de tus pies a tu muslo y tu costado.

Jaime Sabines

15 de noviembre de 2007

La Fuensanta

Feliz cumpleaños

¡Cómo pasa el tiempo! 50 años han cumplido Mortadelo y Filemón.

Para celebrar el feliz acontecimiento sale a la venta ‘El gran libro’; un volumen conmemorativo que repasa las distintas etapas de los agentes creados por Francisco Ibáñez.

Hace la tira que no leo una tira de Mortadelo y Filemón- me gustaba más Mafalda y su visión critica del mundo- pero he de reconocer que con Mortadelo y Filemón también lo he pasado bien, ¿y quién no?.

Mi favorito siempre fue Mortadelo, por sus disparatados disfraces y esa capacidad natural para salir bien de todos los berenjenales, aunque Filemón también tenía su punto, eso sí, al pobre todo le salía mal; vaya berrinches que se cogía.

Un dato curioso:

En 1993 se publicaba esta tira:

en ella se ve un avión estrellándose contra las torres gemelas; quién hubiera dicho que ocho años más tarde esa imagen, esta vez dramáticamente real, daría la vuelta al mundo.

Sitio web oficial

13 de noviembre de 2007

Siempre me ha entristecido el otoño, con sus colores apagados y esa aura de nostalgia que parece envolverlo todo. Los días se acortan y empieza a hacer frío. La gente corre a resguardarse al interior de sus hogares, a los cafés o centros comerciales, donde se está caliente y cómodo. Se encienden las estufas, se sacan las mantas del altillo, se compran calcetines y bufandas, y se cierran bien las ventanas para que no se cuele el frío que entumece. Las comidas se sirven muy calientes, para que sientan bien al estómago. En las calles el olor de las castañas asadas flota por encima de los que deambulan encogidos, parapetados tras sus abrigos. Siempre me ha entristecido está época del año porque recuerdo cuando, allá en mi infancia, tenía que volver al colegio. Supongo que aún hoy sigo asociándolo a ese momento, casi trágico, de regresar a las obligaciones, de decir adiós al verano, a los días interminables de juegos y aventuras. Pero ahora el otoño tiene otro aire para mí. Su madurez me resulta interesante, sus colores serenos y plácidos, sus olores reconfortantes, y su tristeza, esa de los días de nubes y charcos, inspiradora. Hay una magia en estos días que adormece, y al mismo tiempo aviva los sentidos.
Según la tradición española el día trece es un número de mal agüero, si además coincide en martes, hay quien asegura que dicha conjunción es nefasta. No es por ser supersticiosa pero seguro que tal día como hoy nos cuidaremos mucho de pasar bajo una escalera, tirar la sal en la mesa o dejar unas tijeras abiertas. Y es que hasta los más incrédulos y racionales evitan tentar a la caprichosa suerte.
Según la superstición popular es un acto que aleja las malas vibraciones y nos protege ante las adversidades. Esta expresión tiene su origen en la madera de la Santa Cruz y en la veneración de que ha sido objeto las reliquias de trozos de madera que se han sacado de ella. También se dice que el origen de la superstición se encuentra entre las costumbres paganas de los druidas y magos de otros tiempos, que recurrían a la madera como a una "toma de tierra" para las malas vibraciones. De esta última versión viene la exigencia de que cuando se toca madera ésta no debe tener "patas", es decir, que no valen ni mesas, ni sillas...

Seguro que alguna vez has oído hablar de estas supersticiones:

Pasar por debajo de una escalera:

La mala suerte de esta superstición se debe a que cuando la escalera se apoya contra la pared forma un triángulo, que la tradición popular identificó con el símbolo de la Santísima Trinidad. Antiguamente el pueblo llano pensaba que estaba prohibido pasar por debajo de este arco sagrado. Una versión, algo menos religiosa del origen de esta superstición está en los antiguos métodos de pena de muerte: desde la crucifixión hasta la horca, tan recurrente en las películas del Oeste americano. Se suponía que con esa escalera se bajaban los cuerpos de los ajusticiados y no era de buen augurio.:

Gato negro:

En Egipto el gato estaba considerado como la reencarnación de los dioses. Los gatos también eran momificados y todo aquel que se atrevía a matar un gato era acreedor de la pena de muerte. En el siglo XII la Iglesia comenzó una persecución a los gatos, a los que consideraba símbolo del diablo y cuerpo metamórfico de las brujas. Se reivindicó su existencia a partir del XVII debido a su habilidad para la caza de ratas, causantes de temibles y desoladoras plagas. Durante el siglo siguiente recuperó su prestigio y por su belleza sirvió como modelo para múltiples cuadros y esculturas. El gato negro puede traer buena o mala suerte dependiendo del lugar y la circunstancia de su encuentro: unos dicen que el gato negro es portador de mala suerte, mientras que otras creen que la mala suerte la trae el rojo. Se considera que trae buena suerte si camina hacia ti, pero si se aleja se lleva la suerte consigo. Lo mismo sucede si el gato se cruza de izquierda a derecha o de derecha a izquierda, considerado de mal agüero.

Evitar el color amarillo:

La tradición cristiana asoció este color con el del azufre de los infiernos y le dio una significación peyorativa convirtiéndolo en imagen del orgullo, de la falsedad y la traición. Es además el símbolo del adulterio. En la Edad Media, los herejes y los apestados vestían de amarillo. Las ciudades donde se había declarado una epidemia estaban obligadas a señalarlo con una bandera amarilla. El color amarillo está proscrito entre las gentes del teatro, que lo consideran particularmente maléfico: no lo permite ni en decorados ni en vestimentas. Esta superstición parte de que Molière murió vestido de amarillo.

Romper un espejo:

Romper un espejo da mala suerte. Esta creencia es común en todo Occidente cristiano, se sitúa entre las supersticiones más citadas y proviene para algunos del uso adivinatorio del espejo. En las sesiones de craptomancia de los antiguos griegos, la rotura del espejo anunciaba la muerte. Es probable, sin embargo que esta superstición obedezca a la idea de que la imagen reflejada en el espejo es el doble o el alma de quien los utiliza y que, en consecuencia, romperlo equivale a poner su vida en peligro.

Abrir un paraguas dentro de casa:

Nunca ha de abrirse un paraguas en el interior de la casa, ni siquiera en un recinto cerrado y tampoco en el vestíbulo o porche de cualquier lugar. Contravenir este precepto da rienda suelta a un mal que, en ocasiones, puede desencadenar la muerte. Esta superstición es relativamente reciente, puesto que los paraguas, como tales, no fueron introducidos en Europa hasta el siglo XVII. Si el paraguas se nos cae, anuncia una decepción en el plano amoroso o de los negocios. En este caso, ha de ser siempre otra persona la que lo recoja del suelo para, de este modo, evitar el riesgo. Si un paraguas abierto se usa de ventilador, girándolo y girándolo, espanta la suerte y si, impulsado por el viento, se vuelve hacia atrás, también. No se puede colocar un paraguas sobre la cama y tampoco sobre una mesa, aunque si alguien se le olvida en algún lugar extraño, es signo de que el destino le tiene reservada alguna sorpresa agradable.

Sal derramada:

La sal es un elemento de la tierra, un compuesto de sodio que desde la antigüedad se ha considerado protectora frente a los maleficios y portadora de buena suerte. Como amuleto la sal se utilizaba en rituales dibujando un círculo de sal alrededor de aquel que deseaba protegerse contra el diablo. Este círculo era llamado "círculo mágico". Para contrarrestar el mal de ojo se bañaban en agua con sal las plantas de los pies y las palmas de la mano tres veces, se bebía tres sorbos del agua salda y después se echaba al fuego lo que quedaba de dicha agua. Hay sin embargo un remedio para conjurar la mala suerte: echar una pizca de sal por encima del hombro izquierdo, porque de este modo se ciega al diablo y a los malos espíritus, o tirar agua por la ventana.

Tijeras abiertas:

Unas tijeras que descuidadamente han quedado apuntando a una persona indican que si ésta es una persona soltera, nunca va a casarse, y si es casada, que será objeto de infidelidad. En cualquier caso, cuando unas tijeras caen al suelo, la persona a la que dirigen su punta está siendo señalada como víctima de un mal o desgracia inmediata. Tradicionalmente las tijeras son atributo de Átropos, una de las tres Parcas (romanas) o Moiras (griegas), encargada de cortar el hilo de la vida.

  • Otros actos de mala suerte:
  • Poner un sombrero sobre la cama
  • Matar una mariquita
  • Matar una araña dentro de casa
  • Decir «buena suerte»
  • Contestar «gracias» a quien te desee buena suerte
  • Recoger una moneda con la cara hacia abajo (puede evitarse regalándola)
  • .
  • Poner zapatos sobre una mesa (en el Reino Unido se considera que esto trae suerte extremadamente mala, tradicionalmente la muerte de una persona de la casa; a veces se especifica que sólo trae muerte si los zapatos son nuevos)
  • En un barco, tradicionalmente se consideraba desafortunado llevar una mujer a bordo
  • Entre los marineros se considera que matar un albatros o una marsopa trae mala suerte
  • Entre los marineros se considera desafortunado llevar algo azul a bordo
  • Desear «buena suerte» a un actor que va a salir a escena.
  • Los zurdos
  • Ver una urraca
  • Que un pájaro entre volando por la ventana (suele decirse que significa que una persona de la familia morirá ese día o murió la noche anterior)
  • Reflejar la luz del sol en un metal
.

8 de noviembre de 2007

Coldplay

Shine


Hasta siempre, Cruz y Raya

El dúo de humoristas, Cruz y Raya, o lo que es lo mismo, Juan Muñoz y José Mota se separan. Los cómicos se conocieron en 1985, haciendo la mili, y desde ese momento se hicieron inseparables; hasta el pasado día 5 de noviembre en que han hecho publico su deseo de iniciar sus carreras en solitario. En estos veintiún años, han forjado y consolidado sus carreras en TVE, donde sus programas se han convertido, casi siempre, en los más vistos. Sus imitaciones, sus frases que pasaran a la historia, y su sentido del humor simple pero efectivo han marcado a toda una generación, entre la que me incluyo. Sentiré mucho no volver a verlos juntos en un plató.

La hora de la luz mágica

En la desnuda tierra del camino

la hora florida brota,

espino solitario,

del valle humilde en la revuelta umbrosa.

*

El salmo verdadero

de tenue voz hoy torna

al corazón, y al labio,

la palabra quebrada y temblorosa.
*

Mis viejos mares duermen; se apagaron

sus espumas sonoras

sobre la playa estéril. La tormenta

camina lejos en la nube torva.
*

Vuelve la paz al cielo;

la brisa tutelar esparce aromas

otra vez sobre el campo, y aparece,

en la bendita soledad, tu sombra.

Antonio Machado
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...