6 de mayo de 2013


SALA
DE
LECTURA

 

Como agua para chocolate – Laura Esquivel

 
 
 
 
 

 

Sinopsis: Tita y Pedro se aman. Pero ella está condenada a permanecer soltera, cuidando a su madre hasta que ésta muera. Y Pedro, para estar cerca de Tita, se casa con la hermana de ella, Rosaura. Las recetas de cocina que Tita elabora puntean el paso de las estaciones de su vida, siempre marcada por la presente ausencia de Pedro. Como agua para chocolate es una agridulce comedia de amores y desencuentros, una obra chispeante, tierna y pletórica de talento, que se ha convertido en uno de los mayores éxitos de la literatura latinoamericana.

«Estar como agua para chocolate»: es decir a punto de explotar de rabia o de pasión amorosa.

 
 

Amor a la mexicana

 
Mucho antes de nacer el destino de Tita, la protagonista de esta historia, ya había sido  forjado.  Quizás por eso, porque intuía lo que le venía encima, Tita nació llorando; lágrimas que nunca le abandonarían a lo largo de una existencia hilvanada con intrincados pespuntes casi imposibles de romper para una mujer nacida en una época y en un lugar donde las tradiciones, por muy absurdas e injustas que fueran, se seguían como si fuera la ley, haciéndose cumplir con mano dura.

Por haber nacido mujer y por ser además la pequeña de las tres hermanas, a ella le correspondía velar por la vejez de su madre hasta su muerte. De esta forma se le negaba todo. Le estaba vetado casarse, tener hijos, experimentar el amor, y en definitiva ser feliz. Su vida se reducía a lo mínimo; atender su casa, cuidar de su buen nombre y el de su familia, y no quejarse del destino que le había tocado en malasuerte. Tita no podía mostrar delante de Mamá Elena, su castradora madre, un personaje lorquiano donde los haya, ni una pizca de debilidad de dolor o rebeldía, porque era rápida y brutalmente castigada. Lo único que aliviaba a Tita de sus penas de amor, de aquella frialdad que había acampado en su interior al ser anulada precisamente por la persona que le había dado la vida, era cocinar exquisitos platos elaborados según las recetas de sus antepasados. Platos que, según su ánimo, tenían una curiosa, desenfrenada e inmediata respuesta en quienes los probaban.

Porque el hilo conductor de esta fábula, aderezada con gotitas surrealistas, es la comida; picante o dulce, especiada y condimentada, que sazona la vida de los personajes, unos como Tita resignados, aún a regañadientes, a los mandatos de otros; otros, como Mamá Elena esparciendo el veneno de su interior, convirtiendo los corazones frondosos de los demás en espacios yermos y desolados;  y otros como Pedro o Rosaura arrastrados por las circunstancias, sin coraje, sin amor propio para luchar por sus sentimientos o reconocer su ingrato papel en las vidas de los demás.

Y envolviéndolo todo una atmósfera hostil que me trajo reminiscencias, aunque menos malsana, de La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. Con la figura de la autoritaria Bernarda reencarnada en Mamá Elena; una mujer que emplea todas sus energías en atormentar a Tita con biliosa maldad, siempre colérica, al acecho para impedir cualquier desmande, real o figurado, por parte de su hija menor.
Un libro sencillo de leer, con un ritmo dinámico y una acción que se encadena de forma magistral y que hace de la lectura un pasatiempo muy entretenido.
Un libro que te habla de los secretos de la vida y del amor a través de la cocina.
Muy recomendable.

 

Laura Esquivel nació en México en 1950. Antes de dedicarse a la literatura, trabajó en la docencia, fundó un taller teatro y literatura infantil, y trabajó como guionista de cine. Su primera novela, Como agua para chocolate (1989) obtuvo un éxito sin precedentes. Traducida a 35 idiomas, permaneció más de un año en las listas de Best Seller del New York Times. La adaptación cinematográfica, con guión de la propia autora, también incrementó su reconocimiento internacional. Este guión le valió en 1992 los premios Ariel y Silver Hugo (en el 28º Chicago International Film) y en 1993 el premio Houston International Film Festival. En 1992 fue nombrada Mujer del Año. En 1994 fue galardonada con el prestigioso American Booksellers Book of the Year, siendo el primer escritor extranjero que ha recibido este premio. Laura Esquivel es una autora inquieta que busca nuevos y originales caminos en sus obras, entre las que también destacan La ley del amor, primera novela multimedia de la historia (1996), Íntimas suculencias. Tratado filosófico de cocina (1999) y El libro de las emociones (2000), su primera incursión en el ensayo, y su novela Tan veloz como el deseo (2001).En 2004 publicó su último libro, Malinche.

Extracto:


  Mientras se secaban las tiras, el doctor le mostró un experimento a Tita.

  —Aunque el fósforo no hace combustión en el oxígeno a la temperatura ordinaria, es susceptible de arder con gran rapidez a una temperatura elevada, mire…

  El doctor introdujo un pequeño pedazo de fósforo bajo un tubo cerrado por uno de sus extremos y lleno de mercurio. Hizo fundir el fósforo acercando el tubo a la llama de una vela. Después, por medio de una pequeña campana de ensayos llena de gas oxígeno hizo pasar el gas a la campana muy poco a poco. En cuanto el gas oxígeno llegó a la parte superior de la campana, donde se encontraban el fósforo fundido, se produjo una combustión viva e instantánea, que los deslumbró como si fuese un relámpago.

  —Como ve, todos tenemos en nuestro interior los elementos necesarios para producir fósforo. Es más, déjeme decirle algo que a nadie le he confiado. Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior, no los podemos encender solos, necesitamos, como en el experimento, oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender uno de los cerillos. Por un momento nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción. Se producirá en nuestro interior un agradable calor que irá desapareciendo poco a poco conforme pase el tiempo, hasta que venga una nueva explosión a reavivarlo. Cada persona tiene que descubrir cuáles son sus detonadores para poder vivir, pues la combustión que se produce al encenderse uno de ellos es lo que nutre de energía el alma. En otras palabras, esta combustión es su alimento. Si uno no descubre a tiempo cuáles son sus propios detonadores, la caja de cerillos se humedece y ya nunca podremos encender un solo fósforo.

Imagen: Edward Cucuel

5 comentarios:

  1. No he leído el libro, pero te puedo decir que la película es una de las más hermosas que he visto en mi vida. La he visto muchas veces y los diálogos me encantan. Abrazos

    ResponderEliminar
  2. Muy buena reseña Raque, muy completa.
    Me gustó mucho este libro, ese toque surrealista, esas gotitas de fantasía, las recetas (también las científicas) y que las emociones estuvieran conectadas de esa manera con sus platos.
    Tiene su punto "lorquiano". Mamá Elena es un personaje severo, injusto, cruel, al que odias desde el primer momento.
    Un libro chiquito, fácil de leer y con mucho encanto.
    Besos
    :D

    ResponderEliminar
  3. Anónimo12:20 p. m.

    Me leí este libro hace muchos años, y me encantó. Para ambientarme bien lo leía en la cocina de casa, mientras mi madre hacía la comida. Tendría unos trece años, qué recuerdos....
    Recuerdo que me impresionaba mucho los sentimientos que Tita podía transmitir a través de sus guisados. Es fantástico.
    Asimismo me encantan las recetas que vienen al principio de cada capítulo.
    Hay un toque de erotismo en el libro que me encantó.
    Ningún libro de Laura Esquivel me llenó tanto los sentidos. =)

    ResponderEliminar
  4. Vi la peli hace mucho tiempo, casi no me acuerdo, pero tengo la impresión de que es muy fiel al libro, porque mientras leía evocaba todo el rato la peli.
    Un saludo Ligia.

    Lo que más me gustó del libro es la manera de fluir que tiene, es muy ágil, y te engancha rápidamente.
    Vaya personaje el de Mamá Elena, uf.
    Un beso Anita.


    Eso si que es meterse en materia Carol :) Es curioso el poder de sugestión porque mientras leía me parecía oler esas ricas recetas.
    Este es el primer libro de Laura Esquivel que leo, pero me ha gustado mucho su estilo.
    Un beso Carol.


    Gracias por visitarme :)

    ResponderEliminar
  5. Ese libro es una delicia, con él de adolescente pasé hermosos ratos y lo he releido con el tiempo y lo he seguido disfrutando...La versión cinematográfica está muy conseguida, la verdad...

    ResponderEliminar

Se buscan comentaristas. Razón aquí.