29 de junio de 2010


Se cree que la inventaron los italianos, sin embargo, sus orígenes se remontan a las civilizaciones antiguas. Los judíos, babilonios, egipcios y otras culturas del Oriente Medio solían comer pan horneado sin levadura, que cocinaban en hornos de lodo. Se parecía mucho a las pitas que aún son comunes en Grecia y otros países de la región. Pronto fue sazonado con aceite de oliva y algunas especias propias de la región. Pese a ello, su verdadero realce no ocurrió hasta el siglo XIX cuando un panadero de nombre R. Esposito preparó el plato para miembros de la realeza que estarían de visita en Nápoles.

Según narra la historia, el rey Humberto de Italia y su esposa, la reina Margarita, andaban de viaje por la comarca, y para impresionarlos, preparó ese pan con una cobertura especial que representaba los colores de Italia: tomate (rojo), queso mozzarella (blanco) y albahaca (verde). El plato fue tan bien recibido por los agasajados que pronto se preparó de nuevo y su fama fue creciendo. La emigración italiana en diversos países del mundo popularizó la pizza en el ámbito internacional.

Hoy en día es uno de los platos más democráticos (casi todos los comen) y uno de los mayores éxitos comerciales para las grandes cadenas de comida rápida.


25 de junio de 2010

Michael



Si algo es seguro hoy, aniversario de la muerte de Michael Jackson, es que se multiplicarán los homenajes a su persona. No es para menos. Con su muerte Michael alcanzó nivel de leyenda. Para mí, Michael fue un ídolo de infancia, crecí escuchando su música y hoy en día sigo escuchándola a menudo, porque si algo poseen sus melodías es la capacidad de hacernos olvidar los problemas, de evadirnos.
Hace un año escuchaba estas canciones, hoy vuelvo a escucharlas con la misma emoción.



23 de junio de 2010



Es muy difícil establecer el origen del helado, ya que el mismo concepto del producto ha conocido sucesivas modificaciones en consonancia con el avance tecnológico, la generalización de su consumo y las exigencias de los consumidores. A pesar de ello, podemos fijar un primer hito en el concurso de bebidas heladas o enfriadas con nieve o hielo en las cortes babilonias, antes de la era cristiana.

Aún antes, en el 400 a.c, en Persia, un plato enfriado como un pudín o flan, hecho de agua de rosas y vermicelli (o cabello de ángel), se asemejaba a un cruce entre un sorbete y un pudín de arroz, el cual era servido a la realeza durante el verano.
Los persas habían dominado ya la técnica de almacenar hielo dentro de grandes refrigeradores, enfriados de forma natural, conocidos como ya-chal. Estos almacenes mantenían el hielo recogido durante el invierno o traído de las montañas durante el verano. Trabajaban usando altos receptores de viento que mantenían el espacio de almacenado subterráneo a temperaturas frías. El hielo era luego mezclado con azafrán, frutas y otros sabores variados. Por otra parte se dice que Alejandro Magno ( 356 a. C. - 323 a. C.) y el emperador romano Nerón (A. D. 37-68) enfriaban sus jugos de fruta y sus vinos con hielo o nieve traídos de las montañas por sus esclavos.

Durante la Edad media, en las cortes árabes se preparaban productos azucarados con frutas y especias enfriadas con hielo de las montañas (sorbetes).
Los turcos llamaban al helado "chorbet" y los árabes "charat".


El helado nació, como otras muchas cosas, en China, donde el rey Tang (A. D. 618-697) de Shang, tenía un método para crear mezclas de hielo con leche. De China pasó a la India, a las culturas persas y después a Grecia y Roma. Pero es precisamente en la Italia de la Baja Edad Media cuando el helado toma carácter de naturaleza en Europa; Marco Polo en el siglo XIII, al regresar de sus viajes a Oriente, trajo varias recetas de postres helados usados en Asia durante cientos de años, los cuales se implantaron con cierta popularidad en las cortes italianas. En el siglo XVI se descubrió que el nitrato de etilo mezclado con la nieve producía temperaturas muy bajas; este descubrimiento tendría su importancia en la fabricación de helados.

Al casarse Catalina de Medicis con Enrique II de Francia, su cocinero llevó estas primitivas recetas de helados a la corte francesa, guardándose las mismas con mucho secreto. En Francia se añadió huevo a las recetas. Una nieta de Catalina se casó con un príncipe inglés, llevando así el helado a Inglaterra. De esta manera se difundieron estos productos en Europa llevándose luego a América durante la época de la colonización.



En el año 1660, el siciliano Francisco Procope abrió en París un establecimiento, alcanzando gran fama por sus helados. El rey Luis XIV lo llevo a su presencia para felicitarlo por su producto. Se puede considerar a este establecimiento como la primera heladería. Se dice que bajo su reinado comenzaron a prepararse los helados de vainilla y de chocolate, más tarde los de nata, hasta llegar al helado actual.

En 1846, Nancy Jhonson, inventa la primera heladora automática y con ello el pistoletazo de salida para su comercialización industrial , a raiz de la cual , en 1851, Jacobo Fussel , funda la primera empresa de helados de Estados Unidos, de hecho, hoy día el primer país del mundo en consumo de helados (23 kilos de helado por persona) , sea cual sea la época del año.







Un gran paso en esta industria fue el descubrimiento del descenso crioscópico (descenso de la temperatura de solidificación) de las soluciones de sal (salmueras) las cuales permitían que utilizando un balde rodeado con una mezcla de hielo y sal o de agua y sal a bajas temperaturas, se congelaran batiendo bebidas y zumos de frutas azucarados, dando lugar a los primeros helados de textura cremosa.

El origen del cono es algo incierto, ya que hasta principios del siglo pasado, el helado se comía exclusivamente en tazas y copas. Según cuentan ciertas historias, los conos aparecieron durante los primeros años del siglo XX gracias a Vittorio Marchionni, un italiano de Cadore que emigró a los Estados Unidos. Este inmigrante estaba buscando una manera de vender helado a los niños en edad escolar.
Otras fuentes atribuyen la invención ingeniosa al americano, Charles Menches. Otros al sirio, Ernest Hamwi que, en 1904 observando a los visitantes de la Feria de muestras de St. Louis, vio que la gente compraba sus obleas y las comía con el helado. Entonces intentó enrollar la oblea, cuando todavía estaba caliente del horno, en forma de bolsa pequeña para que pudiera llenarse de helado.
Ya en 1910 el cono aparecía oficialmente por primera vez en Italia en una Exhibición en Turín, gracias a Giovanni Torre de Liguria, el inventor del cono de la oblea dulce. Desde entonces, su popularidad creció en todo el mundo.


Como vemos, el helado en sus orígenes no era un producto lácteo, sino más bien frutal, pero con el correr del tiempo, los derivados lácteos comenzaron a utilizarse en pequeñas proporciones y luego masivamente. Hoy en día los helados y cremas tienen como constituyentes básicos, en la mayoría de los casos, la leche y la crema de leche.


Otras curiosidades sobre los helados:


El sabor favorito en todo el mundo es el de vainilla.


Los hombres comen mas helado que las mujeres.


Se venden más helados los domingos que cualquier otro día de la semana.

El helado más grande jamás hecho fue uno de 3,65 metros de altura, fabricado con 36.332 litros de helado y 3.200 kilos de cobertura, en Anaheim, California, en 1985.

El primer registro de uso de cucuruchos para servir helados aparece en el libro de cocina de la Señora Marshall, en 1888. Antes de eso, el helado se lamía desde un pequeño vaso llamado «penny lick» o se servía en un papel encerado.


Un helado que no se derrite: Una empresa japonesa llamada "Instituto de Productos Alimentarios de Algas Marinas", puso en venta un helado capaz de no derretirse durante una hora bajo temperatura normal. El personal descubrió casualmente que el helado de leche mezclado con residuos de soja es más difícil de disolverse que el helado ordinario. Según el gerente de dicha empresa, después de haber puesto en venta este tipo de helado, no sólo puede resolver la molestia de los clientes de que se les derrita el helado, sino que también evita el despilfarro de grandes cantidades de residuos de soja, de manera que los recursos pueden ser plenamente usados.


Según un estudio estadounidense se ha demostrado que consumir helado ayuda a quitarse esos kilos que nos sobran, fortalece la masa ósea, nos consuela cuando estamos "depres" y ayuda a controlar la tensión arterial.

Los helados más consumidos en EEUU son el "Banana Split" y el "Rocky Road". El primero se popularizó en 1904 cuando un joven de 23 años llamado David E. Strickler inventó un triple helado ( vainilla, chocolate y fresa) sobre una base de plátano que comenzó a vender al precio de 10 centavos (el doble de un helado normal) a estudiantes del Saint Vincent College. El segundo se creó en 1929, es una variante del helado de chocolate, cuyos ingredientes son: helado de chocolate, nueces y malvaviscos.



¡Qué aproveches!

22 de junio de 2010

Sexo en Nueva York...




Este fin de semana he visto las dos películas de Sexo en Nueva York, y además voluntariamente, es decir que nadie me ha obligado ni nada, sólo que una es así de masoca. En mi defensa diré que me reí como hacía tiempo, a carcajadas, aunque claro seguro que los guionistas no contaban con eso, sino con suspiros y sonoras exclamaciones de envidia. Y sí, hay cosas que hacen suspirar de envidia, porque vamos qué vidorra, qué zapatos, qué lujo, qué casoplones, qué todo. Cosas con las que una sólo puede soñar. Vamos que hay mucho glamour, pero menos. Es decir que si la serie de televisión, en especial el personaje de Carrie, era un referente de moda y buen gusto (?) ,aquí, sobre todo en la segunda película, se la ve como desenfocada y muy desmejorada, y el encanto que rodeaba la serie ha sido sustituido por un sentimiento de vergüenza ajena. Vale que los años no pasan en balde, pero ¿qué le ha pasado a Sarah Jessica Parker en la cara?

Lo peor de las películas es que duran dos horas y pico, teniendo en cuenta que los episodios de la serie duraban una media de treinta minutos, el empacho es considerable. La primera película mantiene, más o menos, la filosofía de la serie. Se deja ver. Pero la segunda es… es indescriptible. Nunca había visto nada más absurdo y bochornoso en mi vida. Hay momentos en que es imposible entender nada de lo que pasa, un caos absoluto. Y seguro que mi hermana Ana se ríe con lo que voy a decir, porque las vimos justas y esto fue motivo de risas, pero hay un momento en medio de aquel berenjenal que lo único que falta para rematar la faena es ver aparecer por Abu Dhabi a Antonio Resines y Jesús Bonilla en sus roles de “Los serrano”. Es surrealista a más no poder, en serio. En especial la escena final del zoco. No hay argumento, no hay diálogos, solo una interminable pasarela de vestidos a cada cual más hortera. De verdad, ¿eso es moda?, ¿cómo se puede ir al desierto vestida con las cortinas del salón con lo incomodo que debe ser?

No tiene pies ni cabeza, y lo peor es que es tremendamente infantil, sin serlo evidentemente, pero es que parece mentira que este cuarteto de amigas ronden los cuarenta y pico largos y se comporten como quinceañeras con sus relaciones de pareja. Porque ¿es normal que Carrie coja un cabreo del quince porque su marido haya instalado una televisión en el dormitorio, y un sillón en el salón, cuando ella tiene un vestidor mas grande que mi casa para ella solita? ¿Es ese motivo suficiente para encender todas las alarmas y poner el grito en el cielo porque, claro, esa es una señal inequívoca de que la relación se está asentando en la rutina y la desidia? Vaya, resulta que el pobre Big, o como se llame, no puede sentarse en el sillón ni ver la tele después de un día de duro trabajo porque la caprichosa de su mujer se pone histérica. Entonces, ¿qué es el matrimonio para la glamorosa Carrie? Hacer sólo lo que uno quiere, claro, y al cuerno con lo que sienta tu marido.

Vamos que es muy mala, pero es que te ríes mucho con lo que pasa, con las salidas de Samantha, que es el personaje más “fresco”, y mira, al menos algo bueno sacas de esas dos horas en la que te restriegan por las narices, ¡y en los tiempos que corren!, sus caros, carísimos caprichos, y es que toda la película es un enorme y ampliado catálogo de marcas de esas prohibitivas.


20 de junio de 2010

¡Inútiles!

Federico, “Calero”, estaba harto de andar por la vida a dos velas, y de que su hermano menor Julio, el “Sepa”, alardeara delante de él y de medio pueblo de su desahogada economía. El “Sepa” había levantado un negocio de jamones y embutidos prácticamente de la nada, gracias al dinero bien invertido que había heredado de su padre, un humilde agricultor. Julio había tenido visión de futuro, en cambio Federico había despilfarrado su herencia en pocos meses sin pensar más que en el día a día. La consecuencia de su falta de previsión fue el embargo de su única posesión, una pequeña casa de dos plantas que había construido en diez años de apretarse el cinturón. Y claro está, Federico, Calero, se había visto obligado a acudir a la única persona que podía ayudarle, su hermano Julio. Pero para su sorpresa, y mayor indignación, Julio se deshizo de él con excusas, sin ofrecerle una solución a su problema. “Las cosas están flojas”, le había dicho. “Apenas puedo hacer frente a los gastos, que cada día son más numerosos. Si pudiera te ayudaría, ya lo sabes, pero estos son malos tiempos para todos”.

Aquello le había sentado como un jarro de agua fría. Por supuesto no había creído una palabra y la antipatía que sentía hacía él se había transformado en rencor. No le perdonaba su “arrogancia”, y que el destino, tan caprichoso, le favoreciera siempre. Porque siempre había sido así, Julio el “Sepa” y su buena estrella. En cambio él se sentía un estrellado, condenado a vivir privándose de todo, esperando a tiempos mejores que nunca venían. Estaba harto y furioso, pero no iba a sentarse a esperar que las cosas se arreglasen solas. No, nada de eso. Federico, Calero, iba a ponerse en marcha y a reclamar lo que, de una forma o de otra, también era suyo. Y lo iba a hacer de la única forma que sabía, a la fuerza. Por eso había decidido robar a su hermano.

Sabía cómo y de qué forma entrar en la nave industrial donde Julio tenía el secadero de jamones y la oficina. Sabía donde estaba la caja fuerte en la que guardaba el dinero contante y sonante. Porque, al igual que su padre en vida, su hermano era un hombre muy ahorrador que desconfiaba profundamente de los bancos. Sabía, además, el día en que la nave quedaba desierta, la hora para llevar a término su plan, y cómo realizar el agujero que le abriría paso. No era un mal plan, porque la técnica del butrón estaba de moda entre los delincuentes habituales de la zona. Había planeado minuciosamente hasta el más mínimo detalle, pero una decisión de última hora iba a poner en serio peligro el éxito de la misión: el fichaje de Torrubiano y Serna, dos auténticos inútiles de vocación.

Torrubiano y Serna eran famosos por su inclinación natural a todo lo que oliera a ilegalidad. Calero sabía el riesgo que suponía meter en sus planes a dos desconocidos pero no tenía opción. Torrubiano y Serna eran lo mejor de lo peor en lo que a delinquir se trataba. Así que aquella madrugada, a eso de las tres y media, se citó con los dos en una carretera comarcal para dirigirse a las naves industriales que estaban a las afueras de la ciudad. Tuvo que esperar cuarenta largos minutos hasta verlos aparecer, a bordo de un lujoso Jeep Grand Cherokee que habían robado para la ocasión. Aquello no estaba en los planes y por primera vez Calero sintió un apretón en las tripas. Sin tiempo para pedir explicaciones subió al coche y siguieron camino. Por delante tenían varios kilómetros de carretera.

El segundo apretón, leve en esta ocasión, llegó cinco minutos después. Porque cinco minutos fue lo que tardó en constatar la nulidad de aquellos dos para seguir las instrucciones del GPS. Torrubiano, pequeño y de genio vivo, discutía con el aparato como si creyera que iba a contestarle, y Serna, algo más conciliador que su compañero, trataba de guiarle avisándole, una vez la habían pasado de largo, que debía abandonar la carretera por la próxima salida. Diez minutos más tarde fue el mismo Torrubiano quien terminó arrancando el aparato del salpicadero. Calero empezaba a sentirse nervioso de verdad pero un nudo en la garganta le impedía hablar. Siguieron hasta que el coche decidió plantarse. En aquel instante el nudo de la garganta había pasado a ser una soga que se cernía cada vez más opresora en su cuello. Las tripas le avisaban, insistentemente de que algo iba muy mal; y visto lo visto aún podían empeorar. No se equivocaba. El coche se había quedado sin combustible, ya era mala suerte, y al tonto de Serna le tocó andar hasta la gasolinera más cercana. Debía encontrarse bastante lejos porque media hora después aún no había vuelto, y tanto Torrubiano como Calero se mordían los nudillos de impaciencia. Por fin, veinte minutos más tarde, el tonto de Serna apareció con una garrafa. Entre tanto se había hecho muy tarde, cosa que preocupaba a “Calero” más de lo que quería admitir.

Haciendo honor a Murphy, lo que podía salir mal, salió mal. El jeep de gasolina había sido rellenado con gasoil y tras varios kilómetros perdió toda la potencia hasta pararse completamente. Nada se pudo hacer para desespero de Federico Calero. Les tocó andar una hora larga, cuesta arriba, para llegar a la remota nave industrial. Fue justo en ese momento cuando se dieron cuenta de que habían olvidado en el jeep las herramientas que necesitaban para hacer el butrón.

Calero sentía las tripas retorciéndose ruidosamente en su estómago. A pesar de todos los problemas que la incompetencia de aquellos dos inútiles le había causado ninguno de los se disculpó. Estaban acostumbrados a las dificultades y preferían actuar a perder el tiempo lamentándose. Así que Torrubiano y Serna decidieron improvisar. Habían robado un jeep, por lo que no sintieron mucho reparo en robar un segundo vehículo. En esta ocasión fue una furgoneta de reparto de una empresa de bollería. Era tarde cuando aquellos dos negados volvieron con las herramientas, sin embargo Calero decidió continuar. Había pasado por mucho y no estaba dispuesto a repetir la experiencia una segunda noche.

Los tres se dirigieron a la nave vecina a la del “Sepa”, un almacén de papelería y artículos de oficina, que no tenía vigilancia, ni alarmas, ni cámaras, y con una cerradura a prueba de tontos. No tuvieron muchos problemas para entrar, y dirigiéndose a la pared que colindaba con la del secadero de jamones, se pusieron a trabajar con un entusiasmo que sorprendió a Calero. Una broca helicoidal abrió un agujero, un agujero que poco a poco fue haciéndose más grande. Una maza, un escoplo, veinte minutos a ritmo frenético y por fin un agujero suficientemente grande para meter la barriga cervecera de Torrubiano. Uno tras otro fueron saltando hacia el otro lado con una exaltación que hizo olvidar a Calero todas la penurias pasadas. Pero algo, algo indefinido que no supo apreciar ni valorar en ese instante, le hizo contener la respiración. Sintió una presión en la boca del estomago, un peso. Cuando enfocó con la linterna el interior descubrió cientos de cajas apiladas en estanterías hasta el techo, pero no vio ni un jamón. Tardó unos minutos en comprender aquello. Se habían confundido de pared, y en lugar de hacer el agujero en el tabique contiguo al del secadero lo habían hecho en el del otro extremo.

Por primera vez en toda la noche Calero gritó y blasfemó todo lo que había callado. Estaba fuera de si, y a pesar de los intentos de Torrubiano y Serna de hacerle entrar en razón, su enfado se acrecentó. Los dos inútiles, en cambio, no perdieron la compostura en ningún momento, ni siquiera cuando en un arrebato de furia Calero la emprendió a patadas con las cajas que le rodeaban. Lo peor de todo, sin embargo, estaba por pasar. Totalmente trastornado, gritando a pleno pulmón, con las venas del cuello inflamadas y el rostro rojo por el esfuerzo, Calero se subió a uno de los transpalet eléctricos y empezó a embestir contra las cajas que contenían cientos de bombillas. La catástrofe fue inevitable. De repente el suelo vibró y toda la estructura de los estantes se vino abajo dejando sepultados a los tres chorizos.

Por fortuna Serna llevaba consigo su teléfono móvil y pudo avisar a los bomberos de su penosa situación. El cachondeo fue generalizado en el pueblo y alrededores, y durante semanas las portadas de los periódicos locales y nacionales que se habían hecho eco de la noticia circularon de mano en mano, para finalmente encontrar su lugar en las vitrinas de trofeos de la asociación de vecinos, donde permanecieron muchos años para escarnio de los protagonistas.

Nadie olvidó aquellos titulares, que con mucha guasa, retrataron a la perfección la incompetencia de aquellos tres personajes:

“Tres delincuentes, de muy pocas luces, acaban sepultados bajo miles de bombillas cuando intentaban robar jamones en una nave industrial”.


Ilustración: Ana Palmero.

18 de junio de 2010



Aunque no es fácil determinar el origen del yogur, algunos indicios permiten suponer que el antepasado del yogur nació en Asia y luego se extendió a Europa a través de Turquía y Bulgaria. Su nombre tiene el origen en un término búlgaro: "jaurt".
Las primeras referencias a este alimento aparece en textos antiguos. Y dicen los especialistas que Moisés lo menciona como uno de los alimentos que Dios brindaba a su pueblo.
Según se supone, los primeros consumidores de yogur fueron pueblos nómades de las comunidades asiáticas, quienes fueron desarrollando las primitivas técnicas de producción. Se cree que los primeros surgieron de la fermentación de la leche a la simple acción del sol.
En la sociedad occidental, el consumo de yogurt recién se popularizó en el siglo XX, cuando los estudios científicos de Metchnikov indicaron una posible longevidad de los pueblos consumidores de este lácteo, especialmente de las comunidades de los Balcanes. Y el mismo científico llevó el fermento a Europa, y originó esta industria.

El yogur es un alimento derivado de la leche, de alto valor nutritivo, además de contener fermentos naturales que regularizan la flora intestinal; restablece las funciones hepáticas, brinda al organismo sustancias de alto valor nutricional, de fácil digestión.


Otras curiosidades sobre el Yogur:


Cuenta la tradición persa que el método para preparar el yoghourt, choeneck o masslo , se lo reveló a Abraham nada menos que un ángel. Tal vez se atribuyó a esto la gran fecundidad y longevidad del patriarca.
Por su parte el kefir, conocido tambien como la bebida del Profeta, se atribuyó a Mahoma.
Las mujeres persas reconocieron en otro lácteo, el mosap , la virtud de mantener la frescura de su cutis lo que actualmente sigue vigente a día de hoy.
Plinio contó que los antiguos asirios y los persas consideraron un alimento divino a la leche fermentada.
Por su parte , a base de leche de yegua , los tártaros de Crimea tienen tambien su koumis.
En Noruega el kaelder parece ser lo mismo que el kefir y en el Sur de Rusia se elabora el kuban.


Un yogur, sin aditivos de proteínas, almidones u otras historias puede mantenerse comestible durante meses sin necesidad de refrigeración (siempre que no se abra).
En efecto, conforme pasa el tiempo, la fermentación del yogur aumenta, con lo que la cantidad de ácido producida en ella aumenta. La fecha de caducidad representa, a efectos prácticos, la fecha en la cual el yogur se ha vuelto lo suficientemente ácido como para que el consumidor lo rechace. Con la fecha de caducidad, el fabricante intenta evitar que asocien su marca con yogures ácidos (son poco comerciales).
Pero el hecho de que el yogur se haya vuelto ácido no quiere decir, ni mucho menos, que sea perjudicial para la salud. Más bien al contrario. En general la capacidad de crecimiento de un posible microorganismo contaminante decrece con el aumento de la acidez del medio, por lo que cuanto más ácido se vuelve el yogur más seguro es (siempre que permanezca cerrado). De esta forma, un yogur sin aditivos puede mantenerse perfectamente comestible durante meses (si la acidez no te molesta), incluso fuera del refrigerador.

El yogur (como remedio) podría ayudar a prevenir el cáncer y la anemia, a curar la psoriasis y a disminuir la desnutrición infantil. Los microorganismos probióticos (bacteria y levadura del yogur) tienen el mismo valor nutritivo que otros alimentos mucho más costosos. Laboratorios de todo el mundo estudian sus propiedades ya que supuestamente se podría utilizar en la prevención de algunos procesos cancerígenos como el de colon.

14 de junio de 2010



SALA
DE
LECTURA





n La elegancia del erizo - Muriel Barbery










En el número 7 de la calle Grenelle, un inmueble burgués de París, nada es lo que parece. Dos de sus habitantes esconden un secreto. Renée, la portera, lleva mucho tiempo fingiendo ser una mujer común. Paloma tiene doce años y oculta una inteligencia extraordinaria. Ambas llevan una vida solitaria, mientras se esfuerzan por sobrevivir y vencer la desesperanza. La llegada de un hombre misterioso al edificio propiciará el encuentro de estas dos almas gemelas.

Juntas, Renée y Paloma descubrirán la belleza de las pequeñas cosas. Invocarán la magia de los placeres efímeros e inventarán un mundo mejor. La elegancia del erizo es un pequeño tesoro que nos revela cómo alcanzar la felicidad gracias a la amistad, el amor y el arte. Mientras pasamos las páginas con una sonrisa, las voces de Renée y Paloma tejen, con un lenguaje melodioso, un cautivador himno a la vida.

Muriel Barbery se ha convertido en la revelación literaria en Francia. Su ternura y originalidad le han valido el Premio de los Libreros, el reconocimiento de la crítica y el cariño del público, que la ha situado en las listas de los libros más vendidos durante un año. «Un cuento moderno, refrescante e inteligente», Le Figaro; «La nostalgia atemporal de Marcel Proust y el frescor de Philippe Delerm… Divertida, inteligente… aérea como un haiku», L’Express; «Decir que Muriel Barbery tiene talento es quedarse corto… Tiene un humor devastador», Le Nouvel Observateur.

La elegancia del erizo no es una novela fácil. Al igual que sus protagonistas, cuesta quererla en un primer momento, pero cuando uno se va adentrando en sus páginas, cuando descubre su profundidad, su riqueza, la cosa cambia. Es entonces cuando te das cuenta de que lo que acabas de leer te ha llegado al corazón. Pero para llegar a apreciarla primero has de resistir, y eso no es sencillo. Si un libro nos aburre no continuamos con el, lo dejamos a un lado y cogemos otro que nos llene más. La elegancia del erizo no es una novela fácil, aunque ya lo haya dicho antes es la verdad. Hay que resistir sus interminables tratados filosóficos; hay que vencer la reticencia que causan sus protagonistas, en especial la que suscita Paloma, esa pequeña superdotada, pedante e insoportable a la que dan ganas de abofetear sin compasión. Hay que digerir cientos, miles de palabras que en ocasiones abruman, empachan, asfixian. La elegancia del erizo no es una novela de acción. La elegancia del erizo es una novela de reflexión. Sus personajes se mueven invariablemente en un mismo escenario, tampoco interactúan demasiado entre ellos. Observan, comentan, filosofan y se esconden; del mundo y de ellos mismos, de todo y todos. La poca acción que hay es un soplo de aire fresco que desintoxica de tantas palabras, de tantas vueltas de tuerca, de tantos rodeos que sólo sirven para llegar al punto de partida. Porque por mucho que las protagonistas se empeñen en ocultarse es fácil calarlas, y saber de que pie cojea cada una. La soledad en la que viven, aunque proclamen lo contrario, es amarga.

La elegancia del erizo no es una novela convencional. Para empezar divaga demasiado, y su hilo argumental puede resumirse en tres acontecimientos más o menos relevantes. Está dividida en pequeños capítulos/reflexiones presentados por las dos protagonistas, Reneé y Paloma. Hay muchas referencias eruditas y pedantonas. Mucho Tolstói y mucho Marx, y mucho cine japonés, y hermosas camelias sobre el musgo, y lluvia de verano y haikus. Pero también hay amistad, elitismo, pesimismo, ideas profundas, ternura, risas y lágrimas. Y belleza, belleza en las pequeñas cosas, y el afán y la necesidad de encontrarla en aquello que nos rodea.

No, no es una novela fácil, pincha tanto como las púas de los erizos, es pretenciosa en ocasiones, y muy indigesta. No puedo recomendarla, pero tampoco puedo dejar de hacerlo. Tal vez te ha animado lo que he contado, o tal vez te haya echado para atrás. Es difícil expresar todo lo que es esta novela, es decir, todo lo que fue para mí, me quedo corta. Hay momentos mágicos, y muchas perlas, pero también algún que otro bostezo. Si no te gusta la filosofía esta no es tu novela, no podrás resistirla.

"La señora Michel tiene la elegancia del erizo: por fuera está cubierta de púas, una verdadera fortaleza, pero intuyo que, por dentro, tiene el mismo refinamiento sencillo de los erizos, que son animalillos falsamente indolentes, tremendamente solitarios y terriblemente elegantes"

"Pero si se teme el mañana es porque no se sabe construir el presente, y cuando no se sabe construir el presente, uno se dice a sí mismo que podrá hacerlo mañana y entonces ya está perdido porque el mañana siempre termina por convertirse en hoy, ¿lo entendéis?".

“Ay, ay, ay, me he dicho, ¿quiere esto decir que así es como uno tiene que vivir su vida? ¿Siempre en equilibrio entre la belleza y la muerte, el movimiento y la desaparición?
Quizá estar vivo es esto: perseguir instantes que mueren".



Viñeta: AutoLiniers

9 de junio de 2010

De dioses, príncipes y desierto


En las últimas semanas he podido disfrutar de dos de los super-taquillazos del momento: Furia de Titanes y El príncipe de Persia, las arenas del tiempo. Las dos con ese rollito épico-fantástico tan de moda y que tan buenos resultados da en la pantalla grande. Lo cierto es que disfruté mucho con las dos películas.
Furia de Titanes es el remake del clásico de 1981 del mismo nombre. Cuenta una historia bien conocida; la lucha por el poder y sus consecuencias. Los hombres se enfrentan a los reyes, y los reyes a los dioses. Pero la guerra entre los dioses puede destruir el mundo.
Nacido como un dios pero criado como un hombre, Perseo se ve incapaz de salvar a su familia de Hades, el dios vengativo del inframundo. Al no tener ya nada que perder, Perseo se ofrece a liderar la misión peligrosa para derrotar a Hades antes de que éste pueda arrebatar los poderes a Zeus y desate el infierno en la tierra.
Encabezando a un grupo de guerreros valientes, Perseo inicia un viaje peligroso hacia el fondo de los mundos prohibidos.
Combatiendo a demonios y a bestias terribles, él sólo podrá sobrevivir si es capaz de aceptar sus poderes como dios, de vencer su destino y crearse uno propio.


Aunque sinceramente, la historia es lo de menos. Aquí lo importante son las batallas y los efectos especiales que, y como no podía ser de otra manera, son lo mejor, a pesar de un 3D que no es tal. A mi no me aburrió aunque he leído que a mucha gente sí y que salían verdaderamente decepcionados del cine. La verdad es que tiempo de aburrirte no tienes, porque son 106 minutos que en mi caso se me pasaron volando. El protagonista es Sam Worthington, la estrella de Avatar, que cumple con su papel de héroe inexpresivo y cansado de la vida. Compartiendo plano está Gemma Arterton en el papel de Io, algo así como un ángel de la guarda del protagonista y que luce una imagen muy elfica. Ninguno de los dos destaca en sus papeles. Por otro lado tampoco los papeles están hechos para destacar a sus protagonistas. Los secundarios hacen lo que pueden porque, desengañémonos, la historia es realmente infumable y olvidable; una excusa para desplegar los últimos y mejorados efectos digitales del mercado. En este aspecto veremos las mejores criaturas mitológicas jamás recreadas. Y pasamos a las localizaciones. ¿Qué puedo decir si sale mi Tenerife del alma?, pues que se ve muy bien en la pantalla, pero el lugar es ya impresionante de por si. Es una gozada ver el mar de nubes, el pinar, los impresionantes acantilados de los Gigantes y ese terreno árido y lunar del parque nacional del Teide. Además de en Tenerife, también se rodaron algunas escenas en Lanzarote, Etiopía, Gales e Islandia. Lugares muy distantes entre sí pero que armonizan de una forma mágica en la pantalla.
Y esto es todo. Una película hecha para ser un taquillazo, que tiene errores importantes, que no es fiel a lo que hemos aprendido en las clases sobre mitología griega, vamos que se toma muchas licencias, en algunos casos imperdonables, que desaprovecha a buenos actores pero que a pesar de eso mantiene un aceptable nivel de interés. No sé si será suficiente, supongo que no, pero a mí me entretuvo y es todo lo que le pedía.


Ambientada en la Persia medieval, “El Príncipe de Persia. Las Arenas del Tiempo” narra la historia de un príncipe aventurero que une sus fuerzas con una misteriosa princesa rival con el fin de detener a un cruel dictador que pretende desatar una tormenta de arena que podría acabar con el mundo entero. En este intento, la alianza cometerá un error, desatando las Arenas del Tiempo, que destruyen un reino y transforman a sus habitantes en feroces demonios... Adaptación al largometraje de la saga de videojuegos del mismo nombre.
El principal fallo de la película es la elección de Jake Gyllenhal como protagonista. No porque sea mal actor, ni mucho menos, es que no le pega nada el personaje. Da igual que se haya dejado melena, que haya curtido su cuerpo en gimnasios y que haya desarrollado una increíble flexibilidad acorde al príncipe Dastan. No le pega ni con cola y eso es un hecho. A mi personalmente me distraía verlo en escena, no podía dejar de preguntarme cómo fue que le dieron el papel al muchacho si físicamente no le va. Aún así hay que reconocer el esfuerzo que hizo y que se nota que puso toda la carne en el asador, y eso le redime un poquito. Lo cierto es que esta película me gustó bastante más que Furia de Titanes. Es más ágil y fresca, mucho más entretenida, y al menos su guión es más estructurado, aunque no mucho más. La historia es sencilla, y va al grano. La película fue producida por Jerry Bruckheimer, responsable de películas como Piratas del Caribe, así que te harás una idea de por donde van los tiros. Aventura, aventura y más aventura. Y la taquilla ha respondido; en su primer fin de semana de estreno en España arrasó, y se colocó en el número uno de las más vistas. Aunque como adaptación del videojuego deje un poco que desear, como película de aventuras cumple, así que si te gusta este género disfrutaras de lo lindo. No tendrás en cuenta lo previsible de una historia que hemos visto ya en otras ocasiones, ni la precipitación de algunas escenas, porque El príncipe de Persia es puro entretenimiento, aderezado con un poco de romance y viajes en el tiempo.


La química de los protagonistas –Jake y Gemma Arterton– es notable, aunque en su relación se cumplan todos lo tópicos del género. Como actores secundarios encontramos a Ben Kingsley, creíble en su papel y con pinta de persa, que es un detalle que se agradece ya que se supone que lo son. También aparece Alfred Molina, en un papel bastante ¿simpático? y también tópico, pero qué le vamos a hacer. La verdad es que se nota mucho que está destinada a un público más bien juvenil, y que deja abierta las puertas para una segunda parte, aunque por supuesto ¿qué sería de una película de este estilo sin una segunda y tercera parte…? pues seguramente un fracaso de taquilla, y El Príncipe de Persia puede ser lo que sea pero desde luego no puede negarse que es un imán para la taquilla. En definitiva, a mi me gustó, es honesta al ofrecer lo que da, ni más ni menos.


7 de junio de 2010

Instantáneas











No se ven muy bien porque están hechas con el móvil. Son del mes de febrero, creo recordar, y fueron hechas en diferentes lugares de mi isla. Las cuatro primeras son del Puerto de la Cruz. La quinta es de la carretera que baja de las Mercedes y que lleva a La Laguna, al fondo se puede ver el Teide. En las cuatro últimas se puede ver Bajamar, y al fondo La Punta, con su faro blanco. Aunque no lo parezca ese día había unas olas impresionantes, que rompían contra las piscinas naturales que hay en Bajamar. No sé si se aprecia bien, pero en una de las fotos se ve la columna de espuma blanca que levantaban las olas al chocar. Daba miedo. Es una pena que los colores desluzcan tanto; al natural, el cielo, el mar, el verde de los acantilados no tiene nada que ver.

4 de junio de 2010

Joe Purdy



Joe Purdy es un cantautor de folk nacido en Arkansas. En ocho años ha publicado nada menos que diez discos, aunque los dos primeros, «Joe Purdy» y «Sessions from Motor Ave», no fueron publicados.
De su discografía cabe destacar «Paris in the Morning» y «You Can Tell Georgia»
Su último trabajo salió en 2009 con el título de «Last Clock On The Wall»
De nuevo el apartado de música de mi blog lo ocupa un cantante folk y su música tranquila, pero no me culpéis, es imposible resistirse a melodías como «Wash Away», que te sonará muy mucho si eres fan de la serie Perdidos, o « I Love the rain», igualmente familia si has visto Anatomía de Grey. ¿Qué decir de su música?., pues que es como un soplo de aire fresco en un día caluroso, y nunca mejor dicho con las temperaturas que estamos teniendo y la sensación asfixiante que se respira hoy.

Relájate y disfruta.



2 de junio de 2010

Viaje alucinante


Hace nada descubrí la web "Cielos del Teide", donde se recopilan, además de fotografías del cielo de mi isla, otras imágenes celestes. Te recomiendo que visites su web, no te dejará indiferente.

Movimiento de las estrellas, constelaciones, objetos y telescopios desde los Observatorios de Canarias. La primera parte realizada desde el Observatorio del Teide (Tenerife) y la última desde el Observatorio del Roque de los Muchachos (La Palma). Usando la técnica Timelapse se logra que el tiempo en estos vídeos pase 720 veces mas rápido que en la realidad. Podemos ver objetos astronómicos como las Pléyades, la gran nebulosa de Orión, la galaxia de Andrómeda, la luz zodiacal y la vía láctea tanto en invierno como en verano desde uno de los mejores cielos del planeta.Mi primer timelapse.
Cosas interesantes que ver en el vídeo:
• Segundo 44; se ve un poco la luz zodiacal al atardecer y una curiosa nube estacionaria que permanece girando durante horas.
• Segundo 54 y posteriores; La Luz Zodiacal es claramente visible, inmensa en el cielo se enfrenta a la vía láctea. En esa secuencia puedes ver objetos como la Tierra, con las cúpulas del Observatorio. Nuestro sistema solar; Venus y la Luz Zodiacal. Nuestra propia Galaxia, Andrómeda, las Pléyadas, la nebulosa de California, incluso el bucle rojo en la constelación de Orión. Hasta objetos fuera de nuestra propia galaxia, como galaxia de Andrómeda, M31.
• 01:19 la gran nebulosa de Orión e incluso la cabeza del caballo caen sobre el Teide.
• 02:14, La Luna y Venus.
• 02:47, La OGS rastrea basura espacial, incluso se ve a través de la ventana la vía láctea.
Y muchas más objetos que si eres buen observador podras descubrir.

Espero que hayas disfrutado de este impresionante viaje hacía las estrellas.