Internet puede ser un lugar mágico. Navegaba por aguas revueltas y de pronto la quietud. El cielo se despejó, salió el sol, y allí apareció “Iron & Wine”, con sus melodías calmosas, profundamente serenas. Me conquistó desde el primer momento.
“Iron & Wine” es el nombre artístico del cantautor estadounidense Sam Bean, que además de escribir, tocar y grabar, produce todos los temas de sus discos en su pequeño estudio casero de Carolina del Sur. Con un sonido y un look indie folk, su sonido ha sido comparado con el de grandes como Nick Drake, Simon and Garfunkel, Neil Young, Elliott Smith, John Fahey o Ralph Stanley.
Su canción “Passing Afternoon” fue elegida para sonar durante el final del último capítulo -el decimosexto- de la 4ª temporada de la serie House; y más recientemente, su canción “Flightless Bird, American Mouth” fue incluida en la banda sonora de la película “Crepúsculo”. Lo que más me atrae de sus melodías es su extraordinaria capacidad para evocar paz, para encender mi inspiración y hacerme rememorar tardes soleadas y lánguidas al aire libre; creo que ese sería el adjetivo más acertado para definir a “Iron & Wine”: un día cálido, un sonido cálido.
“Iron & Wine” es el nombre artístico del cantautor estadounidense Sam Bean, que además de escribir, tocar y grabar, produce todos los temas de sus discos en su pequeño estudio casero de Carolina del Sur. Con un sonido y un look indie folk, su sonido ha sido comparado con el de grandes como Nick Drake, Simon and Garfunkel, Neil Young, Elliott Smith, John Fahey o Ralph Stanley.
Su canción “Passing Afternoon” fue elegida para sonar durante el final del último capítulo -el decimosexto- de la 4ª temporada de la serie House; y más recientemente, su canción “Flightless Bird, American Mouth” fue incluida en la banda sonora de la película “Crepúsculo”. Lo que más me atrae de sus melodías es su extraordinaria capacidad para evocar paz, para encender mi inspiración y hacerme rememorar tardes soleadas y lánguidas al aire libre; creo que ese sería el adjetivo más acertado para definir a “Iron & Wine”: un día cálido, un sonido cálido.
Exactamente tres minutos y cuarenta segundos dulces y acariciadores. Gracias Raquel por este descubrimiento. A partir de ahora lo tendré en cuenta.
ResponderEliminar¡Cuando yo digo que tú eres una joya...! :)
Besos y rosas, Raquel.
yo tampoco lo había escuchado nunca, ahora lo necesitaba ;)
ResponderEliminarun beso.
Me encanta.
ResponderEliminarGracias, Raquel
Gracias por compartirlo, esos sonidos de fondo parecen provenir de una cajita de música, de un tiovivo...y la suavidad de esa voz es casi como una caricia.
ResponderEliminarMe rindo a ti, un abrazo.
Una música muy buena, el tío tiene pinta de haberse escapado de una comuna hippie pero su estilo me gusta. De vez en cuando apetece escuchar algo así.
ResponderEliminarSaludos.
La verdad que si, solo dan ganas de tararearla, mover los pies llevando el ritmo, sonreir, salir por ahí, disfrutar de los días soleados, fotografiar flores, leer libros en un parque,pasear junto al mar.. OYEE.. ¡cuántas cosas son capaces de hacernos los días más relajados cálidos!! ;)
ResponderEliminarMUAKS!!!!!
Visita geaninacodita.blogspot.com
ResponderEliminarMe alegro mucho que os guste a todas; tiene un sonido muy especial.
ResponderEliminarUn beso a cada una.
Gracias por vuestras palabras, también muy cálidas.
:)
Jo Raquel, lo que tú no descubres... nadie.
ResponderEliminarNo lo conocía y realmente tiene una voz, un sonido que transportan.
Gracias por traerlo aquí y además enseñarnos con esa serenidad y profundidad tan propias de ti.
Besitos
:) Gracias a tí, por visitarme.
ResponderEliminarUn beso cariñoso.