Cuando
en 1989 la U.S. Navy situó sus hidrófonos en medio del océano pacifico no podía
imaginar el increíble y extraordinario hallazgo que iba a realizar. En plena guerra fría aquellos instrumentos
tenían una finalidad, la de percibir señales de submarinos soviéticos para así controlarlos en caso de ataque.
Pero lo que captó el equipo de biólogos de la Woods Hole Oceanographic
Institution (WHOI) fue un sonido inusual en el Pacífico Norte; una alta frecuencia de 52 Hz, demasiado alta para ser de una ballena pues estos animales
suelen emitir sonidos a 15-25 Hz, y aún así demasiado bajo para el oído humano.
Intrigados, hicieron un seguimiento de aquel sonido volviendo a detectarlo en sucesivos años, y llegaron a
la conclusión de que, no existía otra explicación, sólo podía tratarse de una
ballena; una rara, insólita y única ballena y aquel debía ser su canto a 52 Hz.
Esta rareza de su canto, que seguramente se debía a una malformación, le
imposibilitaba comunicarse con otros cetáceos. Por ese motivo empezó a ser
conocida como “la ballena más solitaria del mundo”. Durante 12 años, desde 1996
hasta 2004, el oceanógrafo William Alfred Watkins le hizo un seguimiento. Los
cantos siguieron detectándose muchos años más, hasta que en 2013 se apagaron sin llegar a ser comprendidos, escuchados y contestados por
otras ballenas.
29 de septiembre de 2018
25 de septiembre de 2018
Antiguamente
era habitual el uso en el arte de sangre y fluidos corporales para obtener determinados
pigmentos. El mummy brown se hizo popular durante el Renacimiento, este “marrón
de momia” (de color café oscuro y profundo) resultaba de la mezcla de harina de
hueso y betún de embalsamar, que se obtenía de la pulverización de momias
egipcias (tanto humanas como de gatos), que se traficaban de manera
clandestina. Este color resultaba útil para efectos de esmalte, sombreados y tonos
carne.
Durante
este período el “polvo de momia” llegó a ser, junto a la triaca, la piedra
bezoar y el cuerno del unicornio, uno de los cuatro medicamentos más valiosos y
solicitados. Se usaban en pomadas,
jarabes, pociones, ungüentos e infusiones de efecto medicinal para curar enfermedades
de todo tipo. La demanda llegó a ser tan grande que fueron escaseando las
momias y empezaron a emplearse momias europeas. El producto se utilizó por
varios siglos y fue uno de los favoritos de los pintores a finales del s. XIX.
Cuenta
la leyenda que Martin Drölling para crear “Interior de una cocina”, usó
corazones embalsamados de la realeza, concretamente de los corazones
embalsamados de Luis XII y Luis XI para
mezclar la sustancia segregada con los óleos.
Afortunadamente
en 1964 el director de la compañía C.
Robertson, Geoffrey Roberson-Park, dedicada a la producción de colores, anunció
que dejarían de producir dicho color: “Tal vez por allí nos queden algunos
miembros momificados, pero no son suficientes para hacer pintura. Vendimos la
última momia completa hace algunos años por unas tres libres esterlinas. No
creo que consigamos más”. Esta sorprendente declaración deja claro la
devaluación en que habían caído las momias y, por otro lado, su escasez,
derivada en gran medida de las decididas políticas del gobierno egipcio para la
protección de su patrimonio arqueológico, que durante siglos había sido objeto
de grandes saqueos.
Expolio de momias egipcias, lucrativo e inmoral negocio. |
Fuentes:
Inpralatina.com
22 de septiembre de 2018
2 de septiembre de 2018
Lecciones
Aprender
es un proceso que dura toda la vida. En los primeros años, los más importantes
en dicho desarrollo, todo es nuevo y el mundo enorme. Los primeros pasos; las
primeras palabras; millones de estímulos en un entorno que va ganando nitidez
poco a poco. Ganamos capacidades a medida que los retos se vuelven más
complicados. Así es la vida. Lo que aprendes haz de seguir aprendiéndolo o
puedes correr el riesgo de olvidarlo.
A
medida que te superas necesitarás de desafíos más exigentes.
Hemos
recibido millones de lecciones, y si hemos sido de los suertudos es probable
que nos hayamos topado con un profesor o profesora que nos motivara, que nos
diera lecciones pero no sólo de las que consisten en calcular bien la raíz cuadrada o la
declinación de algún verbo. Sino esas otras lecciones que guardamos como un
tesoro y que nos han ayudado a afrontar las dificultades. Porque si hay una
lección obligatoria es esta, no importa lo que hagas, la vida te llevará
inevitablemente a ese capítulo. Vendrán los problemas aunque no los busques; lo
positivo es que si los afrontas con buena actitud te dejaran importantes enseñanzas vitales. Como dice el
refranero español, ningún mar en calma hizo experto a un marinero.
Y
aunque no hay que desestimar la labor de los profes en esto de aprender vamos a
ser claros, las mejores lecciones no nos las van a dar ellos… A veces las encontraremos en las personas, en los
momentos, y en las situaciones más inesperadas. Lecciones buenas, que nos harán
plantearnos para mejor la manera de ver lo que nos rodea; lecciones malas, en
las que descubriremos que el mundo tiene aristas afiladas y que no es un lugar
tan idílico como pensábamos. Vivir es enfrentarse a las elecciones y sus
consecuencias. Deberemos tomar
decisiones, arriesgar, caminar sobre la cuerda floja, quizás escuchar cosas que
no nos gusten; probablemente tendremos que lidiar con la frustración cuando no
veamos resultados tan pronto como pensamos.
Pero al final, cuando todo pase, valoraremos ese esfuerzo, esa piedra en
el camino, esa charla, la exigencia, los
días de estudio.
Llega
septiembre y para mí siempre ha sido un mes de inicios, adaptaciones y sobre
todo de lecciones. Desde este Desván Secreto, pensando en todos esos alumnos
que deben volver a las aulas y a la tortura de un sistema de enseñanza que no
es precisamente motivador, he pensado en esos maestros, esos sabios del cine,
el cine como no, porque el cine me ha dejado grandes enseñanzas que me han
guiado en muchos momentos. Mi pequeño homenaje a ellos, a los maestros, al
cine, y a los otros profes que pasaron por mi vida para darme los consejos que,
sin yo saberlo en ese momento, me han ayudado a caminar por este sendero de la
vida.