Cuando los japoneses reparan objetos rotos, enaltecen la zona
dañada rellenando las grietas con oro. Ellos creen que cuando algo ha sufrido
un daño y tiene una historia, se vuelve más hermoso.
Kintsugi, o
Kintsukuroi, es un arte tradicional japonés, que consiste en la reparación de
la cerámica rota con un barniz de resina espolvoreado o mezclado con polvo de
oro, plata o platino. Lo que hace que la cerámica no sólo quede reparada sino
que es aún más resistente que la original. En lugar de tratar de ocultar los
defectos y grietas, estos se acentúan y celebran, ya que ahora se han
convertido en la parte más fuerte de la pieza.
La historia del
kintsugi (en japonés carpintería de oro) se remonta a finales del siglo XV
cuando el shōgun, Ashikaga Yoshimasa envió a China, para ser reparado, dos de
sus tazones de té favoritos. Los tazones volvieron reparados pero con unas feas
grapas de metal, que los volvían toscos y desagradables a la vista. El resultado
no fue de su agrado, así que busco artesanos japoneses que hicieran una mejor
reparación, dando así con una nueva forma de reparar cerámicas, convertida en
arte.
La técnica y arte
de la reparación de los objetos fue tan apreciada que algunos llegaron al punto
de ser acusados de romper cerámica para luego poderla reparar con dicho método,
sobre la base de que la complejidad de la reparación transforma estéticamente
la pieza reparada, dándole así un nuevo valor. De esa manera se da el caso de
que antiguas piezas reparadas mediante este método sean más valoradas que
piezas que nunca se rompieron. "Si bien el proceso está asociado con los
artesanos japoneses, la técnica ha sido aplicada a piezas de cerámica de otros
orígenes, entre ellos China, Vietnam y Corea".
La idea es que
cuando algo valioso se quiebra, una gran estrategia a seguir es no ocultar su
fragilidad ni su imperfección, y repararlo con algo que haga las veces de oro:
fortaleza, servicio, virtud…
Es una muestra de
la imperfección y la fragilidad, pero también de la resiliencia, palabra
que en psicología se refiere a la capacidad para sobreponerse a situaciones
límite.
Recuerda esto: si te has roto, si sufres y estás pasando por una situación complicada, piensa en
esto, las grietas te hacen más fuerte sólo si las rellenas con algo bello.
Qué bonito, Raquel. No lo sabía y me parece una estupenda reflexión. Abrazos
ResponderEliminarEs una costumbre preciosa y creo que deberíamos aprender mucho de la cultura oriental. Gracias por publicar las cosas tan bellas que hacen las personas en otros lugares y así acercarnos a su cultura.
ResponderEliminarBesos y abrazos:
Carol
¡Me encantó! Qué lindo mensaje. gracias por hablarme de la técnica y de lo que a mí también respecta
ResponderEliminarEs una forma de reparar lo roto muy poético, algunas cicatrices nos hacen mejores, nos enriquecen, nos hacen tener historia, el valor del tiempo y del uso, es una filosofía que se puede aplicar a la vida.
ResponderEliminarBesos
;)
No tenía ni idea de que los japoneses hacían estas reparaciones. Me ha parecido muy curioso, además de muy bello. Mientras leía la entrada pensaba en aquellas personas que tienen el corazón roto o que están mal por los motivos que sean, pero que con el tiempo tanto su corazón como ellos acaban reparándose.
ResponderEliminarMe alegra ver que sigues llenando de entradas tu pequeño gran rincón =)
Un abrazo Raquel