Una noche, en una discoteca, ves a una
chica, te enamoras de manera fulminante y se lo dices. Aunque no te hace mucho
caso, pasas con ella el resto de la noche y termináis en la cama. ¿Qué
ocurriría si, al día siguiente, no fuera la chica que parecía ser? Una noche,
en una discoteca, se te acerca el típico chico que dice que se ha enamorado de
ti. No le haces caso, pero después compruebas que no es el típico plasta, es
simpático, encantador y realmente se ha enamorado de ti; así que pasas la noche
con él. ¿Qué ocurriría si al día siguiente no fuera en absoluto el chico que
parecía ser?
Esta
podría ser una historia convencional. Una historia que podría estar ocurriendo
ahora mismo en cualquier ciudad española.
Un
chico conoce a una chica e intenta
ligársela. La chica se resiste ante el
“asedio” del chico aunque en el fondo le gusta. Ambos avanzan por el escenario
nocturno de la gran urbe madrileña como en un tablero en este juego de seducción.
Pero aunque los dos juegan es el chico el que lanza continuamente los dados. Lo
que ninguno sabe es que apostar en este juego es arriesgarse a perder, porque
en esta partida no hay vencedores. Tampoco hay romanticismo, sólo engaño.
Él
es divertido, insistente, cautivador. Ella reservada, misteriosa, vulnerable y
triste. Y esta es una película de extremos, como sus dos únicos protagonistas. Negro
y blanco. Luz y oscuridad. Noche y día.
En
la primera parte la historia renquea un poco. Los diálogos se atascan, resultan
forzados y un poco artificiales. Lo que vemos, lo que nos muestra Stockholm
aquí no se diferencia de cualquier comedia romántica al uso que nos llega de
Hollywood, pero la segunda parte cambia totalmente de registro. No puedo contar más, hacerlo sería arriesgarme
a desvelar más de lo que conviene. Pero sin duda es esta segunda parte la que
consigue hacer de la película algo interesante, o al menos es la que te hace
formularte algunas preguntas.
Aunque
sea mejorable y se note que no es una producción cara tiene algo que atrapa, y
es que no deja indiferente.
Mención
especial a los actores que sostienen la trama, Aura Garrido, estremecedora, y
Javier Pereira, un escalón por debajo de ella pero igualmente notable. 6,5
Her
En un futuro cercano, Theodore, un
escritor solitario, consigue un nuevo sistema operativo basado en el modelo de
Inteligencia Artificial y diseñado para satisfacer todas las necesidades del
usuario. Para sorpresa de Theodore, se crea una relación romántica entre él y
la voz femenina de este sistema operativo.
En
la expresión de este magnifico actor se reúne todo lo que es Her: una crítica
incisiva sobre las relaciones, las nuevas tecnologías y la soledad. Un catálogo
de emociones que se despliegan en su mirada, donde a veces vemos ternura, otras desesperanza,
nostalgia, ilusión, decepción, miedo, alegría…
Un actor enorme, una interpretación impecable, una película que, como los ojos
de Joaquín, me ha conquistado. Porque Her es una historia de amor preciosa, y
pese a que se ubica en un futuro no muy lejano y muestra una realidad de
ciencia ficción, monopolizada completamente por la tecnología virtual, esto no
nos suena tan imposible o improbable, diría más bien que es preocupantemente
creíble. Quizás ahí está su acierto, reflejar un futuro que casi podemos tocar.
No
puedo dejar de recomendarla, por la labor de los actores, de Joaquín sobre todo,
pero también de Scarlett Johansson quien es la voz y la esencia de “Samantha”,
y por cuyo trabajo se metió a la mayoría de los críticos en el bolsillo. Y
también tengo que recomendarla por su “atmósfera”, por sus colores y sus
escenarios, que son una píldora de energía necesaria en ese paisaje de soledad
por el que transita Theodore. 7
Dallas Buyers Club
Cuando a Ron Woodroof se le diagnostica
que tiene el virus del SIDA, se le prescribe un fármaco altamente tóxico y se
le pronostican 30 días de vida. Reacio a aceptar esa sentencia de muerte,
Woodroof se introduce en el mundo de los fármacos clandestinos y acaba
convirtiéndose en el mayor promotor de un tratamiento no aprobado legalmente
que no solo le alivia de la enfermedad, sino que también prolonga su vida.
Woodroof inicia una batalla contra la Administración de Alimentos y
Medicamentos, y da pie a una campaña de concienciación sobre la desinformación
del Gobierno para ayudar a todas las víctimas silenciosas que sufren el virus
del SIDA.
Cuando
en la última edición de los premios Oscar Matthew McConaughey se llevó el premio
a mejor actor principal me sorprendió. Todo
el mundo esperaba que por fin, en su cuarta nominación, se lo llevara Leonardo
Dicaprio. La verdad es que parecía cosa hecha, pero finalmente en un sorprendente
giro no fue así. Tenía muchas ganas de ver la película y la actuación por la
que este texano de 44 años se había alzado con la estatuilla dorada. Matthew
había estado abonando con sus últimas apariciones en la pantalla grande este
éxito. Ya había demostrado ser algo más que una cara bonita en “Mud”, donde me
ganó, y en su aparición televisiva en la serie “True Detective”.
Digo
sin temor a equivocarme que este premio es totalmente merecido. No sólo él, su
compañero de reparto Jared Leto está igualmente impresionante en una transformación
que va más allá del aspecto físico.
El
personaje de Matthew es fuerte, todo un luchador, acostumbrado a coger el toro
por los cuernos. Pero cuando descubre su enfermedad ésta mueve sus cimientos,
sus convicciones, sus ideales. En los años 80 la desinformación sobre el SIDA
era total. Se creía erróneamente que era cosa de homosexuales y drogadictos. Un
diagnostico así era una fulminante sentencia de muerte; el porcentaje de
supervivencia era muy escaso. Y los tratamientos que había buscaban sobre todo
el máximo beneficio para las farmacéuticas por encima del bienestar de los
pacientes, que se enfrentaban a unos efectos secundarios devastadores.
La
película es la lucha de Woodroof no sólo contra el virus sino contra sus
propios prejuicios, contra los médicos y la poderosísima FDA.
Dallas
Buyers Club es una película con buen pulso que no titubea a lo largo de sus casi
dos horas de duración. Una película sólida, bien escrita, mejor interpretada
que merece mucho la pena. Imprescindible. 8
Divergente
La historia se desarrolla en un mundo
distópico en el que la sociedad está dividida en cinco facciones. Cada una de
ellas se dedica a cultivar una determinada virtud: Verdad (los sinceros),
Abnegación (los altruistas), Osadía (los valientes), Cordialidad (los
pacíficos) y Erudición (los inteligentes). Dado que ya ha cumplido los
dieciséis años, Beatrice Prior tiene que elegir a qué facción pertenecerá. Al
tiempo que se enamora de un joven, la muchacha se ve obligada a guardar un
secreto para evitar que la maten.
Los
bestsellers juveniles están siendo un filón. Algunas sagas literarias como “Los
juegos del hambre” han conseguido hacerse un sitio, otras en cambio como “Cazadores
de sombras” o “La huésped” no pasan de ser un gran fiasco. Son sólo tres
ejemplos de las películas “para jóvenes”
que últimamente llegan a nuestros cines basadas en célebres novelas.
En
este caso el libro sobre el que se basa la película fue un “super ventas” en
EEUU. Todo un éxito para su joven autora, Veronica Roth, que en el momento de
su lanzamiento tenía 22 años y cuyo triunfo la impulsó a escribir dos libros
más, “Insurgent” y “Allegiant”, completando una trilogía.
Y
verdaderamente tiene mucho en común con las películas nombradas. Por tanto hay
que describirla como poco novedosa y un poquito menos entretenida que “Los
juegos del hambre”, con una protagonista que rivaliza en carisma con Katniss,
aunque eso sí, mucho más blandita. Y es que son poco más de dos horas y media,
y aunque tiene un buen ritmo es imposible obviar su duración. La trama está
demasiado centrada en el entrenamiento de la protagonista, tocando
superficialmente el clima social de la historia, que aparece como un escenario
difuminado al fondo, dejando borrosos a los personajes “malos”, en especial al
personaje interpretado con desgana por Kate Winslet; su aparición, cinco
minutos de reloj, saben a poco. Tampoco salen bien parados los secundarios,
meras comparsas de los dos actores protagonistas, Shailene Woodley y Theo James,
quienes se lucen, sobre todo físicamente, aunque su historia en común sea más que
previsible; a su favor decir que al menos tienen buena química. 6
Como te curras las reseñas geme.
ResponderEliminarYo he visto 2 de 4. No está mal...
Me gustó la de Dallas Buyers Club, sobre todo el personaje de Jared Leto, un cambio físico espectacular el de Matthew, que dureza recibir tal diagnostico en esos años.
La otra, la de Stockholm me puso algo tensa al final. Y los diálogos algo forzados. Pero me gustó.
Besos
;)
No tanto, Anita, pero hacía tiempo que no hablaba de cine y me apetecía. De estas 4 la mas dura Dallas Buyers Club, pero un peliculón.
ResponderEliminarBesos ;)