Hay
hechos que escapan de toda lógica. Hechos que nos dibujan en la cara una mueca
de interrogación. Hechos como lo que ocurrió en 1518 en un lugar llamado
Estrasburgo y a lo que se le dio el nombre de “la epidemia del baile”.
Esta
rara fiebre, que afectó a cerca de 400 personas, fue una de las “epidemias” más
extrañas de las que se tiene constancia.
Un
soleado día de julio, en un pintoresco pueblecito de Francia, un grupo de
personas comenzaron a bailar sin descanso durante días y, al cabo de
aproximadamente un mes comenzaron a sufrir invalidez en las piernas, ataques
epilépticos y a vomitar sangre. La mayoría murió como consecuencia de infartos,
derrames y agotamiento.
Todo
se desencadenó cuando una mujer llamada Frau Troffea comenzó a bailar descontroladamente
en la calle. Así estuvo seis días. Durante ese trascurso de tiempo otras cuarenta
personas se le habían unido. En un mes ya eran cuatrocientos los bailarines que
había en las calles bailando compulsivamente hasta la muerte.
Mientras
la epidemia se extendía, los nobles locales, preocupados por la situación,
pidieron consejo a médicos de la región, los cuales descartaron la posibilidad
de causas astrológicas o sobrenaturales, diagnosticando el problema como una
"dolencia natural" causada por "sangre caliente". Sin
embargo, en lugar de prescribir la sangría, las autoridades alentaron más el
baile, en parte con la apertura de dos salones de baile: un mercado de grano y
un escenario de madera en el lugar del fenómeno. Esto se hizo en la creencia de
que los danzantes sólo se curarían si continuaban bailando día y noche. Para
aumentar la efectividad de la cura, las autoridades llegaron a contratar
músicos para mantener a las víctimas en movimiento.
Algunos
de los que resistieron acabaron siendo llevados hasta una capilla cercana
dedicada a San Vito. Santo venerado como salvador y auxiliador de enfermedades
raras y al que muchos rezaban como último recurso, y que se convirtió en el
patrón de los danzantes.
La
popular expresión “tener el baile de San Vito o sambito”, proviene de estos hechos.
Nunca
se conoció el origen de este caso de “coreomanía”.
Pero una teoría sugiere que el causante podría ser una sustancia química que
habría alterado la psiquis de los danzarines; el cornezuelo, un hongo que contiene
sustancias psicotrópicas y que se encuentra en el pan contaminado. Según otras hipótesis,
pudo tratarse de un acto voluntario, una suerte de rito sectario. Sin embargo la
suposición más factible que se tiene es que
la dolencia que afectó al pueblo fuera lo que se conoce en la actualidad como corea
reumática o corea de Sydenham.
Sea
así o no, lo cierto es que durante mucho tiempo este enigmático trance mantuvo perplejos
a médicos y científicos que se afanaron por resolver el misterio de lo que se conoció como
de la epidemia de baile de Estrasburgo.
Grabado
de Hendrik Hondius
Pues sí que fue extraña esa epidemia... Debió ser desesperante no poder parar tu cuerpo ni un instante... Ahora comprendo lo del mal de San Vito.
ResponderEliminarAbrazos
Hola!, me pico el bichito de la curiosidad y entre desde Bohemio Mundi,me voy contento al fín me desasne con el mal de San Vito,nunca supe de donde venía.
ResponderEliminarVolveré a seguir leyendo, un gran abrazo.
No tenía ni idea de este hecho, y me ha resultado muy interesante leer sobre el curioso origen (real) del baile de San Vito. Un abrazo Ana y felices carnavales en vuestra preciosa tierra,
ResponderEliminarEl mal de San Vito no debió ser nada divertido, menuda angustia querer parar y no poder, ¡que cosas mas raras pasan!, ¿verdad?
ResponderEliminar;)
me encanta el juego de blogs que has montado. he llegado desde el otro.
ResponderEliminarestupendos !! un saludo desde Gran Canaria
Un beso Ligia.
ResponderEliminarHola Roberto, bienvenido, será un placer verte por aquí.
Un saludo.
Cuando lo leí me resultó tan curioso que tuve que colgarlo aquí; estas cosas me encantan.
Un abrazo y gracias por pasar.
Algunos pensarían que menuda fiesta se tenían montada pero vaya angustia morir así, bailando sin parar.
Un beso.
Hola Macorina. Muchas gracias, me alegra que te guste el desván secreto.
El blog desde el que has llegado hasta aquí es el de mi hermana gemela :) Si ves que son muy parecidos es porque ambas tenemos gustos muy similares pero somos dos personas distintas.
Un saludo :)