SALA
DE
LECTURA
LECTURA
La naranja mecánica
– Anthony Burgess
Sinopsis:
La
naranja mecánica cuenta la historia del nadsat-adolescente Alex y sus tres
drugos-amigos en un mundo de crueldad y destrucción. Alex tiene los principales
atributos humanos: amor a la agresión, amor al lenguaje, amor a la belleza.
Pero es joven y no ha entendido aún la verdadera importancia de la libertad, la
que disfruta de un modo violento. En cierto sentido vive en el edén, y sólo
cuando cae (como en verdad le ocurre, desde una ventana) parece capaz de llegar
a transformarse en un verdadero ser humano.
Ser
más raro que un perro verde, este podría ser el equivalente español de la
expresión que da título al libro. «As queer as a clockwork orange». Esta
popular expresión cockney la escuchó el autor en un pub de Londres y la imagen
que surgió en su cabeza le pareció muy poderosa, tanto que cuando escribió esta
historia sobre la extrema violencia ese fue el único título que barajó, tenía
claro que así enmarcaba la esencia del libro, y más concretamente de lo que le
ocurre a su protagonista principal, Alex, quien se somete voluntariamente a una
revolucionaria técnica llamada Ludovico que por decirlo así tiene como objetivo
desprogramar ese interruptor fallido de su cabeza -y que le hace ser un psicópata , negándole su capacidad para decidir, convirtiéndole así en un
autómata, desprovisto de personalidad.
Aunque
la actitud de los personajes ya es antinatural de por sí. Puesto que las
personas normales podemos decidir entre hacer el bien o no hacerlo, pero Alex y
sus “drugos” realmente no eligen porque no tienen activado el interruptor del
bien en sus cerebros; sencillamente nacieron sin él. Disfrutan con el mal, es
lo que les sale natural.
Realmente los dos extremos por los que pasa Alex son
aberrantes, porque en su estado “normal” no sólo está inclinado a la violencia,
sino que no concibe su vida sin ella, y en el segundo estado, inducido mediante
técnicas de modificación de conducta, sólo puede actuar bien aunque eso le deje
en una situación de vulnerabilidad.
Burgess
encontró la inspiración para su historia leyendo un artículo que le indignó y
en el que se hablaba de que se podía eliminar
ese instinto perverso con una técnica de «aversión». Pero para Burgess eso
significaba que al eliminarse esa tendencia criminal también se anulaba la
capacidad de elección consciente del individuo. Ante la disyuntiva de ser un autómata,
Burgess lo tenía claro: “prefiero ser malvado por decisión propia a
bueno por un lavado del cerebro”.
El
tema de la extrema violencia no le era muy ajeno al propio autor, él mismo fue
victima de ella cuando él y su mujer fueron robados y asaltados en 1942 por cuatro marines estadounidenses durante la
Segunda Guerra Mundial; su mujer fue violada y como consecuencia de la paliza
que sufrió tuvo un aborto.
Pero
si algo de verdad le impulsó a escribir fue la inminencia de la muerte. En 1959
tuvo que escuchar un diagnóstico demoledor, se le encontró un tumor cerebral
irreversible e inoperable, los médicos
sólo le vaticinaron unos pocos meses de vida.
Fue ese el revulsivo que le llevó a dejar su profesión de maestro para
dedicarse por entero a la escritura. Así surgió La naranja mecánica y otros 50
libros más.
Burgess
vivió hasta el 22 de noviembre de 1993 cuando un cáncer de pulmón apagó su vida.
Finalmente el fatídico diagnóstico no se cumplió, quizás por la intensa
actividad cerebral del escritor, que nunca
dejó de crear y crear.
De
todas sus obras fue La naranja mecánica la que alcanzó la fama, gracias sobre
todo a la versión cinematográfica que hizo de ella el director Stanley Kubrick.
Se
le considera una obra maestra del siglo XX, y la verdad es que mi motivación
para leerlo fue esa precisamente, que se le considerara un libro imprescindible.
Lo que me encontré fue un libro de pocas páginas pero escrito de una forma que
al principio dificulta la lectura, ya que los personajes hablan en una jerga
extraña llamada “nadsat”, por lo que hay que parar de leer para mirar en el
glosario el significado de palabras como joroschó (bueno), cheloveco (sujeto), moloco (leche) o synthemesco
(drogas) entre otras muchas. Al poco me cansé y realmente me dejé llevar por la
lectura imaginando por el contexto el significado de las palabras nadsat.
El
libro se divide en tres partes de siete capítulos cada uno. Hay violencia, tema
atemporal, pero no más que la que encontramos hoy en día en cualquier película
de acción, y cuesta pillarle el punto al personaje principal pero cuando te
acostumbras a la forma de hablar del “humilde
narrador” la cosa fluye. Como curiosidad
decir que el libro fue publicado de forma incompleta. Originariamente, Anthony
Burgess escribió 21 capítulos pero solo 20 vieron la luz en la edición
americana. En la versión que leí ese
último capítulo si está incluido y cierra el libro a modo de epílogo, y la
verdad que es un poco pegote, algo flojillo, pero en este capitulo el autor quería
mostrar la transformación moral, y voluntaria, de su personaje, algo
imprescindible en la literatura de Burgess.
Burgess
escribió y publicó mucho, pero según él mismo se lamentaba, tuvo que
pasar a la historia de la literatura gracias a una obra considerada por él
menor. La fama que alcanzó el libro por la película de Kubrick llegó a pesarle,
pero al mismo tiempo fue Kubrick y su versión cinematográfica la que proyectó
su imagen más allá de lo que lo hubiera conseguido con sus propias obras.
A
mi, tengo que reconocerlo, me resultó un libro curioso, quizás una obra maestra
sería mucho decir, pero sin duda, como diría Alex, un libro muy joroschó.
Recomendable.
Ilustración: Yoko Tanji
Joroscho mas hacía el final, porque el nadsat no veas como cuesta al principio, pero en cuanto te acostumbras lo disfrutas mejor.
ResponderEliminarUn punto interesante: antes también estaba enfermo, estaba programado para el mal... y luego para el bien, pero claro, lo normal es esa dualidad, de lo contrario si que te conviertes en una maquina.
Este es un libro diferente y que no ha perdido nada con los años. Me gustó.
Besos
:)