El valle de la Muerte, o Death Valley, es una cuenca ubicada al sureste de California (EEUU) y constituye parte del desierto de Mojave y una pequeña parte del desierto de Sonora. Es la parte más baja, caliente y seca de Norteamérica, teniendo cerca de 225 km de longitud y de 8 a 24 km de ancho.
Por aquí fluye desde el sur el río Amargosa, albergando una pequeña depresión llamada Badwater, que con 86 m por debajo del nivel del mar, es el punto más bajo en América del Norte. El Valle de la Muerte fue anteriormente un obstáculo para los colonizadores (de allí su nombre); para después ser un centro de extracción de bórax.
Constituye gran parte del Parque nacional del Valle de la Muerte, declarado un monumento nacional en 1933 y parque nacional en 1994. Cubre un área de 13.517 km² y se extiende hasta el Estado de Nevada.
El valle donde las piedras caminan.
En Death Valley existe un valle inhóspito, con temperaturas infernales de día, y gélidas de noche, y con rocas que a merced del viento se deslizan por una superficie en la que dibujan largas huellas. Parece que a las rocas gusta caminar de noche, bajo las estrellas.
En mitad de un pavoroso silencio e intensas temperaturas que rondan los cincuenta grados centígrados, en el Valle de la Muerte, California, tiene lugar un misterio fenómeno de difícil explicación. En este desolado páramo, ubicado 100 metros bajo el nivel de mar, las rocas se mueven sin ningún tipo de intervención del hombre. Estas piedras, que pueden pesar hasta 113 kilogramos, se mueven en línea recta con extraños patrones a través de la superficie plana del valle. En un año algunas de estas piedras son capaces de recorrer 320 metros.
El porqué del desplazamiento de las rocas aún no está del todo claro. Sin embargo, en 1955 George M. Stanley desarrolló una teoría actualmente considerada como la explicación más plausible. El movimiento se debería a una acción conjunta del viento, el hielo y el barro: cuando la fina capa de agua que cubre el lago tras una tormenta se congela, las piedras quedan atrapadas en el hielo. Estas placas de hielo al fundirse, combinado con los fuertes vientos, haría posible el movimiento de estas piedras.
Racetrack Playa es el lugar donde con más claridad se observa este increíble prodigio de la naturaleza. Este páramo es un lago seco durante buena parte del año pero en los meses de verano e invierno las fuertes precipitaciones que caen allí hacen que el agua que baja de las montañas cercanas lo inunde formando un lago poco profundo que se evapora rápidamente y que deja un lecho de barro. Al secarse se resquebraja formando un mosaico poligonal.
Se cree que en unos años este extraño y fascinante fenómeno podría desaparecer gracias al aumento de las temperaturas en el planeta.
Rocas rodantes que se mueven de noche a la sombra de las estrellas, ummm.... ¿son rocas de verdad o es sólo una cascara que encierra otra cosa ams sobrenatural?
ResponderEliminarNo sé yo. Las teorías de Stanley y eso del hielo y la roca deslizandose sobre ella no me cuadran nada, pero mejor que siga siendo un misterios, desvelarlo sería quitarle la magia y la gracia.
Un lugar inquietante.
Besos
:)
Uno de esos lugares raros de la tierra, y bello a su manera...un abarzo.
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