23 de marzo de 2012

Harriet Tubman



Harriet Tubman  era hija del matrimonio de Benjamin y Harriet Greene Ross. Harriet nació en 1820 en una plantación de Bucktown, Maryland. Aunque su nombre real era Araminta  de niña la llamaban cariñosamente  "Minty". A los once años dejó de usar el nombre de Araminta  adoptando el de su madre, Harriet.
Desde los cinco años Minty comenzó a trabajar en el servicio doméstico, y ya desde esa edad, era castigada físicamente por sus propietarios debido a su carácter rebelde. Siendo adolescente sufrió una fuerte herida en la cabeza cuando uno de sus amos la alcanzó accidentalmente con un objeto pesado que había lanzado contra otro esclavo. Sangrando y semiinconsciente, regresó a la casa de su dueño y se sentó en el telar, permaneciendo allí durante dos días sin recibir asistencia médica. Como consecuencia de este golpe  Harriet sufrió ataques de apoplejía, dolores de cabeza y episodios de hipersomnia a lo largo de toda su vida.
Este episodio la marcó profundamente. Tubman era muy religiosa. Tras su traumatismo craneal, Tubman comenzó a experimentar visiones y sueños, que consideraba signos de la presencia de Dios.


Con apenas diez años empezó a trabajar en las plantaciones de algodón, un trabajo muy duro y con jornadas de trabajo interminables. Un día mientras trabajaba oyó hablar por primera vez de algo llamado El Ferrocarril Subterráneo. Era muy habitual que entre los esclavos circularan historias, reales o inventadas, de otros esclavos que habían conseguido huir y alcanzar la libertad.
A la edad de 24 años, Harriet fue obligada por su amo a contraer matrimonio con John Tubman, otro esclavo de la misma plantación con el que tuvo dos hijos.
Cinco años después, en una oscura noche del verano de 1849, decidió escaparse de forma definitiva, pero lo extraordinario es que lo hizo guiándose únicamente por La Estrella Polar. Quiso llevar a su marido e hijos con ella, pero John se opuso. Tuvo miedo y trató de disuadir a Harriet en vano, ella no daría marcha atrás.



Era una decisión muy peligrosa, pues los blancos esclavistas ponían todos los medios para recuperar a los esclavos, desde patrullas armadas a caballo, a perros de presa, letreros que anunciaban recompensas por capturar a los fugitivos, etc.
Siguiendo La Estrella Polar y en ocasiones la ruta del ferrocarril, logró llegar a la llamada línea Mason-Dixon, que dividía a los Estados de Virginia y Pennsylvania, o lo que es lo mismo, el Sur esclavista y el Norte abolicionista.


«Cuando supe que había atravesado la frontera, miré mis manos para comprobar si seguía siendo la misma persona. El sol con sus rayos dorados atravesaba los árboles y caía sobre los campos y yo sentí que estaba en el cielo».


Harriet logró llegar a Filadelfia, encontró trabajo y pudo rehacer su vida. Sin embargo para ella eso no era suficiente, ya que sabía que su familia y miles de personas de su raza seguían esclavizados. Por eso Harriet entró en contacto con el pujante movimiento abolicionista, y se dedicó desde ese momento, a luchar de forma incansable por la libertad de los esclavos que aún permanecían en el Sur, y en innumerables ocasiones hasta arriesgó su propia vida en sus viajes de regreso.
Lo primero que hizo, fue volver inmediatamente a Maryland para rescatar a su familia. Luego, poco a poco fue sacando del estado a sus diversos parientes, en ocasiones guiando personalmente a docenas de esclavos por distintas rutas. Viajando de noche y en secreto.



Harriet Tubman fue la "conductora" más popular en la historia del Ferrocarril Subterráneo, y en su labor regresó hasta 19 veces al Sur para ayudar a escapar a cientos de esclavos. Los blancos esclavistas llegaron a ofrecer 30.000 dólares por capturarla viva o muerta, una cifra enorme para la época, pese a todo, ella prosiguió con su labor.
Harriet era conocida también por el sobrenombre de Moisés, ya que igual que el profeta bíblico condujo al pueblo judío desde la esclavitud en Egipto hacia la tierra prometida, ella conducía a los esclavos hacía la libertad. Durante el resto de su vida presumió de que "nunca se le perdió ni un sólo pasajero".
Normalmente la libertad definitiva para los esclavos fugitivos solo se encontraba en Canadá, ya que en la llamada "Ley del esclavo fugitivo" aprobada por el gobierno federal, se ordenaba a los ciudadanos blancos y a las autoridades locales  capturar y devolver a los esclavos fugados, aún en los estados del Norte donde se había abolido la esclavitud.



Se calcula que fueron más de 300 fugitivos, incluida su propia familia, a los que logró llevar a la Tierra de Canaan, como se le llamaba en código a Canadá. En 1857 Harriet trasladó a sus padres desde St. Catherines, en Ontario, Canadá, donde los había llevado primero, a Auburn, Nueva York, donde compró una casa y pudieron llevar una vida normal.
En 1859 tuvo lugar otro conocido episodio en la vida de Harriet Tubman, cuando en Nueva York movilizó a miles de negros y blancos abolicionistas delante de la Corte para sacar de allí a Charles Nalle, un esclavo fugitivo al que las autoridades pretendían devolver a sus amos. Durante el altercado con la policía Harriet fue ferozmente golpeada, aunque finalmente lograron su propósito de sacar de allí a Nalle.
Durante la Guerra Civil (1861-1865) Harriet Tubman colaboró con el Ejército de la Unión, haciendo de enfermera, y también guiando a patrullas de soldados en varias incursiones en Carolina del Sur. Durante este tiempo, conoció a un soldado llamado Nelson Davis, se enamoró, y terminó casándose otra vez en 1869.

Harriet Tubman, a la izquierda, junto a su hija adoptiva Gertie.


Durante sus últimos años trabajó para promover la causa sufragista. En una ocasión una mujer blanca le preguntó si creía que las mujeres debían poder votar a lo que respondió: «He sufrido lo suficiente como para creerlo».
Tubman comenzó asistiendo a actos de organizaciones sufragistas y pronto empezó a trabajar con Susan B. Anthony y Emily Howland. Viajó a Nueva York, Boston y Washington para dar discursos a favor del derecho al voto de las mujeres. En ellos describía sus propias acciones durante la Guerra Civil y utilizaba los sacrificios cometidos por mujeres en la historia moderna como evidencia de la igualdad entre hombres y mujeres. Cuando se fundó en 1886 la Federación Nacional de mujeres afroamericanas, Tubman pronunció el discurso de apertura.
Este activismo conllevó una nueva ola de admiración entre la prensa de los Estados Unidos, y una publicación de nombre The Woman's Era publicó una serie de artículos sobre eminentes mujeres entre las que se encontraba Tubman. En 1897 un periódico sufragista realizó una serie de celebraciones en Boston en honor de Tubman, pero ésta se encontraba en bancarrota por lo que tuvo que vender una vaca para poder comprar el billete y acudir a los actos


Durante su vejez los problemas derivados de la herida de su adolescencia continuaban afectándola. A finales de la década de 1890 se sometió a una intervención cerebral en el Hospital General de Massachusetts en Boston. Incapaz de dormir debido a los dolores y a un continuo zumbido, fue ella quien le solicitó al médico la operación cerebral.  Fue operada sin anestesia dado que prefirió morder una bala como había observado hacer a los soldados de la Guerra Civil durante las amputaciones.
En 1911 su estado era muy delicado y fue admitida en la residencia que se había construido en su honor. Después de que un periódico de Nueva York describiera su grave estado de salud y económico, se produjo un importante número de donaciones espontáneas.
Durante el tiempo del Ferrocarril Subterráneo hasta la Guerra Civil, fueron miles los esclavos que lograron llegar a los estados norteños y Canadá, pero hubo otros destinos como el norte de México, y de hecho en Coahuila, existe actualmente un pueblo con descendientes de esos antiguos fugitivos.
Ésta excepcional mujer falleció el 10 de marzo de 1913 en su casa de Auburn, Nueva York, con una sonrisa dibujada en el rostro, recordando a los cientos que salvó de la esclavitud, ninguno de los cuales fue atrapado.


Información recopilada en: Sentado frente al mundo. Wikipedia.
Imágenes: Wikipedia, Google.

5 comentarios:

  1. Prometeo10:29 p. m.

    Una sorpresa leer la vida de esta gran mujer; toda un proeza por el momento y su propia situacion pero es que la vida esta jalonada de mujeres especiales y fuerte y buenas...un gran trabajo, un fuerte abarzo.

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  2. Anónimo10:42 a. m.

    ¡Qué gran mujer, valiente como pocas! Sinceramente yo no habría sido capaz de hacer ni la mitad ni una centésima que ella.
    Me ha llenado mucho este artículo, Raquel, pues me ha llegado al corazón y me ha cubierto de esperanza y de fe.
    Muchas gracias por todo lo que nos transmites.
    Con mucho cariño, abrazos, amiga:
    Carol

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  3. Una historia increible, una mujer muy sufrida, todo lo que padeció fue horrible, pero gracias a ella muchos otros encontraron el camino hacia la libertad.
    Harriet fue una luchadora en toda regla, una mujer admirable que no conocía y que he descubierto gracias a ti y tu maravilloso trabajo.
    Un beso
    :)

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  4. Gracias Prometeo.
    Un abrazo :)


    Gracias a ti por pasarte por aquí y darme tu opinión.
    Una mujer especial Harriet, luchadora y valiente.
    Un abrazo Carol :)


    Gracias Ana.
    Cuando leí su biografia me impactó mucho su historia. No lo tuvo nada facil en la vida y sin embargo lucho no sólo por su libertad sino por la de muchisima gente que estaba en su misma situación.
    Una mujer admirable.
    Un beso :)

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  5. Exelente mujer, se que Dios fue quien la guío en todo lo que hizo; teniendo en cuenta que se dispuso a servirle. Se, en carne propia que es esto.

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