27 de julio de 2010

¿Te has preguntado alguna vez la relación que tienen los grillos con el verano, y más específicamente con el calor?
Los grillos son los termómetros de la naturaleza.
A partir de los 15ºC, en las primeras noches de junio, cuando las temperaturas suben, los grillos empiezan a emitir su clásico chirrido. Si estás durmiendo en junio y escuchas un cri cri de grillo quiere decir que en el exterior la temperatura es igual o superior a los 15 grados.
Si se quiere conocer la temperatura ambiente en grados centígrados sin necesidad de echar un vistazo al termómetro sólo hay que contar los cri cri de los grillos durante 8 segundos y sumarle 5 a la cifra obtenida.
A más calor más rápido cantará el grillo. Esto se debe a que los animales de sangre fría necesitan llevar a cabo sus funciones a mayor velocidad cuando la temperatura del entorno es más elevada. Pero, ¿por qué se produce ese sonido?
El cri cri se produce al frotar sus patas traseras con sus alas delanteras. Sólo el macho canta, y lo hace para atraer a la hembra.


23 de julio de 2010

Shrek. Felices para siempre


Título original: Shrek: The Final Chapter
País: USA
Productora: DreamWorks Animation
Director: Mike Mitchell
Guión: Tim Sullivan & Josh Klausner
Reparto: (Voces de) Mike Myers, Cameron Diaz, Eddie Murphy, Antonio Banderas, Jon Hamm, Kathy Griffin, Kristin Schaal
Calificación: Recomendada para todos los públicos

Sinopsis:
Tras desafiar a un malvado dragón, rescatar a una bella princesa y salvar el reino de sus suegros, ¿qué más puede hacer un ogro? Bueno, si se llama Shrek, puede acabar siendo un hogareño padre de familia de la noche a la mañana.
En vez de ahuyentar a los aldeanos como antes, un Shrek algo reticente acepta ahora autografiar horcas de recuerdo. ¿Qué fue del rugido del ogro? La nostalgia por los tiempos en los que se sentía un "ogro de verdad", hace caer a Shrek en la trampa de firmar un pacto con el persuasivo negociante Rumpelstiltskin.
De repente Shrek se encuentra en una versión alternativa y retorcida de "Muy muy lejano", donde los ogros son perseguidos, Rumpelstiltskin es el rey, y Shrek y Fiona nunca se han conocido.
Por eso, la misión de Shrek es deshacer todo lo ha hecho con la esperanza de salvar a sus amigos, restablecer su mundo y recuperar a su verdadero y único amor.


Afortunadamente no he visto la tercera película, la predecesora de esta de la que hoy vengo a hablaros. Creo, de todas formas, que no me pierdo gran cosa ya que mientras buscaba información sobre esta cuarta película he leído comentarios bastante negativos sobre esa parte en concreto. A pesar de eso, pude ver la cuarta película perfectamente sin la impresión de haberme nada. El caso es que Shrek y Fiona se han convertido en padres de familia numerosa. Shrek está algo desencantado con su vida; echa de menos los viejos tiempos en los que era temido y vivía feliz en la soledad de su ciénaga. La rutina se ha instalado en su día a día; un día a día que parece repetirse como un calco. De esta forma tan nostálgica arranca la cuarta película en una secuencia de gran fluidez narrativa.


Shrek está cansado, se siente apático y desorientado. En un momento de debilidad desea liberarse por un día de las cargas que le asfixian, ser el Shrek de antaño, y contacta con Rumpelstinkin, un ambicioso villano de libro. Rumpelstinkin puede hacer realidad el deseo de Shrek pero para eso el ogro deberá dar algo a cambio. Lo que éste le propone es un día, un día cualquiera de su vida. El astuto Rumpelstinkin escoge el día de su nacimiento, y de esta forma se desencadena algo terrible.



Ahora toca meter referencia cinéfila. Si has visto “¡Qué bello es vivir!” te harás una idea de por donde van los tiros. Shrek tiene 24 horas para recuperar lo perdido o de lo contrario desaparecerá sin más, y esa realidad paralela, en la que nunca llegó a conocer a Fiona ni a sus amigos mas queridos, seguirá su curso.
Este es un recurso que hemos visto en infinidad de películas, aunque a mí, que soy una sentimental, me emociona ver este tipo de filmes en los que “uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Como no podía ser de otra forma con semejante argumento, sólo hay un protagonista, Shrek. Los otros personajes, incluyendo a Fiona, son secundarios, y sus intervenciones se quedan en anecdóticas. El pobre Asno, con lo que me gusta, apenas se luce. Gato tiene un papel más colorido, pero el recurso de los ojillos brillantes está más que sobado a estas alturas. Aunque la saga del ogro verde sigue siendo divertida en esta cuarta película hay menos risas, menos humor.


Se nota, y mucho, que el filón se está agotando. Cuatro películas son demasiadas, y Shrek ha ido perdiendo viveza por el camino. Como Gato en esa realidad paralela, la saga se ha vuelto pesada.
Lo mejor de esta cuarta película es que intenta volver a sus orígenes. El detalle del “beso”, ese beso que en la primera hacía que Fiona descubriera su verdadera forma, me pareció muy tierno; un guiño sentimental. También Fiona en esta parte descubre, o más bien explota, su lado guerrero; aunque en la película rezume amargura su personaje es equilibrado y me gustó bastante. También me gustó la aparición por primera vez de otros ogros, sobre todo me cautivó el ogro cocinillas con acento cubano. De los nuevos personajes el malo con el que hay que tener muy presente eso de “cuidado con lo que deseas”, me resultó un digno álter ego, al nivel de la muy malvada Hada Madrina. También el ritmo de la película, que es bastante dinámico, me dejó buen sabor.
Al final disfruté como una niña del capitulo final de las aventuras de Shrek, Fiona, Asno y Gato con botas. Espero que, esta vez sí, les dejen vivir felices para siempre.


Shrek felices para siempre consiguió recaudar en su estreno 3.9 millones de euros, superando a la saga de Crepúsculo. Hasta ahora lleva recaudados unos 9.6 millones en su segunda semana en cartelera.


21 de julio de 2010

Maria Mena



Hoy vengo a hablaros de Maria Mena, una cantante noruega, de origen nicaraguense, que descubrí gracias a Virginia, del blog "A falta de mejores palabras"

Desde niña, Maria Mena se vio muy influenciada por el arte. Su madre escribía obras de teatro y su padre tocaba la batería. Su padre fue miembro de varias bandas en Oslo, lo que hizo que Maria se interesara por la música desde muy pequeña. Tras el divorcio de sus padres cuando tendía nueve años se sumió en una depresión que le causó trastornos alimentarios Al cumplir los trece años se fue a vivir con su padre, y fue entonces cuando comenzó a cantar y escribir canciones como terapia, y a expresar así sus sentimientos y frustraciones. "My Lullaby", una de las historias que escribió en su diario, se convirtió en canción. Tras suplicarle a su padre que le dejara hacer una maqueta, consiguió ponerse en contacto con algunos de los contactos de su padre para que grabaran sus canciones. Finalmente Sony Music la contrató.
En 2002 publicó su primer single, "Fragile (Free)", en Noruega, pero no tuvo demasiado éxito. En cambio, "My Lullaby", el que fuera su segundo single, fue top 5 y consiguió ganar su primer disco de platino. Tras su éxito, publicó su primer álbum, "Another Phase", que llegó a ser el número 6 de la lista de discos más vendidos en Noruega.
En 2004 presentó su primer álbum internacional, "White Turns Blue", con el que consiguió el número uno en la lista de éxitos de la revista musical Billboard. Mientras tanto, publicó su segundo álbum en Noruega, "Mellow". No tuvo tanto éxito como "Another Phase", pero aún así tuvo buena aceptación. El segundo single de ambos discos fue "Just a Little Bit".
En 2005 publicó el álbum "Apparently Unaffected" en Noruega y algunos países europeos, cuyos singles fueron "Miss You Love" y "Just Hold Me". Tuvo un gran éxito en Noruega, tuvo tres nominaciones Spellemann, la de mejor artista femenina, mayor éxito y mejor video musical. El álbum se publicó en junio de 2006 en Holanda y, debido a su éxito, Mena dio algunos conciertos en Utrecht y Ámsterdam.
El 7 de julio de 2007 actuó en el concierto Live Earth que tuvo lugar en Hamburgo, Alemania.

El último single de Maria, "Belly Up", se estrenó en la radio noruega en junio de 2008. Es el primer single de su último álbum, "Cause and Effect".



MusicPlaylist


19 de julio de 2010



El perrito caliente o "Hot dog"

A pesar de lo que se cree el perrito caliente, o ‘hot dog’, no es de origen norteamericano; se cree que los primeros en prepararlos fueron los inmigrantes alemanes que trajeron consigo este maravilloso secreto de su cocina.
Fue así como numerosos carniceros de origen europeo, especialmente alemanes y austriacos, comenzaron a producir salchichas. Uno de ellos, el alemán Charles Feltman decidió comenzar a vender perritos calientes por las playas de Coney Island en 1867 y los resultados sobrepasaron lo imaginado ya que su plato especial se transformó en el furor del verano norteamericano. Sin embargo, la competencia no tardó en aparecer y fue así como un empleado del propio Feltman, un polaco llamado Nathan Handwerker, decidió dejar su trabajo y comenzar a vender sus propios perritos calientes a mitad de precio al otro lado de la calle. Claro está, el éxito no tardó en llegar, y al poco tiempo Nathan abrió un local que luego se transformó en una cadena de locales llamada ‘Nathan’s Famous’, que aún existe.
Otra versión cuenta que en los años ochenta del siglo XIX, un bávaro llamado Antoine Feuchtagner desembarcó en EEUU y se instaló en Saint Louis, Missouri, donde se dedicó a comercializar salchichas. En 1904, Antoine tuvo la idea de ofrecer a sus clientes unos guantes blancos de algodón para que pudieran degustar sus salchichas sin quemarse pero, a pesar de la curiosidad de la clientela, la operación no resultó porque los guantes eran caros y no se podían reutilizar. Antoine planteó el problema a su cuñado, un creativo panadero, al que enseguida se le ocurrió fabricar unos panecillos alargados especialmente adaptados para introducir la salchicha.



Otras curiosidades sobre los perritos calientes...

Charles Feltman pidió a sus vendedores que pregonaran:
"Red hot! Get your red-hot dachshund sausage!", es decir, "¡Al rojo vivo! ¡Compren su salchicha dachshund al rojo vivo!".


Hot dog fueron las dos primeras palabras pronunciadas por Mickey Mouse en un corto animado.

A partir de 1945, después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el mundo empezó a sufrir gran influencia de la cultura estadounidense, el “perro caliente” conquistó definitivamente el mundo.


Los 'hot dogs' son uno de los alimentos más peligrosos para los niños. Su forma alargada, tamaño y textura facilitan que los peques se atraganten con facilidad.
De acuerdo con el informe que publica el periódico británico ' Times ', los perritos calientes provocan el 17% de las asfixias alimentarias infantiles en EE.UU.


El estadounidense Joey Chestnut ganó el título del mayor comedor de 'hot dogs' por cuarta vez consecutiva; fue capaz de engullir 54 en 10 minutos en el concurso celebrado en Nueva York.
La primera edición del torneo se llevó a cabo en 1916 cuando, según la leyenda, cuatro inmigrantes quisieron decidir cuál de ellos era el más estadounidense. Desde ese día, la competencia se lleva a cabo cada año el día de la fiesta de la independencia, el 4 de julio, en Coney Island, al sur de Brooklyn.


El perrito caliente más largo del mundo posee una longitud de 60 m y fue manufacturado por la empresa japonesa Shizuoka Meat Producers de Shizuoka.


El término "hot dog" se debe al periodista deportivo Thomas Aloysius Dorgan (Ted Dorgan), que escribía y hacía tiras de dibujos en el "New York Evening Journal". Ted asistía a un partido de béisbol en el estadio de Polo Grounds en 1901 de los New Yok Gigants, cuando oyó como Harry Stevens vendía las salchichas diciendo: "They're red hot! Get your dachshund sausages while they're red hot!" («Aquí están las rojas calentitas, adquiera un dachshund (perro salchicha) mientras estén calientes»). Finalmente esta analogía inspiró a Ted Dorgan a representarlo así en sus tiras cómicas: un "dachshund" en un pan", lo que dio la idea de "hot dog" (perro caliente).



La Hamburguesa

Las primeras aproximaciones a la hamburguesa que conocemos se produjeron en Hamburgo, Alemania, en el siglo XIV cuando los comensales preparaban tiras de carne de muy baja calidad combinada con algunos condimentos. Así nació el filete hamburgués. La receta original llegó a Alemania proveniente de las tribus mongoles y turcas que picaban la carne de ganado asiático para poder comerla con mayor facilidad.
Posteriormente fueron los inmigrantes alemanes de finales del siglo XIX quienes introdujeron en los EEUU el plato llamado «filete americano al estilo Hamburgo» (en Alemania existe todavía en Hamburgo lo que se denomina Frikadelle). Un alimento muy similar es el Rundstück warm.
El documento más antiguo que hace referencia a este plato es una carta del Restaurant Delmonico´s que en 1834 ya la ofrecía a su clientela.
En 1895, un chef llamado Louis Lassen de Connecticut, Estados Unidos elabora la primera hamburguesa en Norteamérica; la receta se la dieron unos marineros provenientes del puerto de Hamburgo.
Hoy en día su origen es discutido, ya que diferentes comarcas de los Estados Unidos reclaman ser los inventores de la hamburguesa moderna. Una de las historias proviene de la ciudad de Seymour, Wisconsin, donde en 1885 Charlie Nagreen trabajando en su puesto de comida de la Feria Estatal se le ocurre resolver un problema: sus clientes querían pasear por la feria mientras comían, y necesitaban una forma práctica para hacerlo. Charlie coloca la carne entre dos rebanadas de pan, denominándola hamburguesa. El éxito fue tal, que pronto aparecen más inventores, como Frank Menches en 1892 durante la Feria del Condado Akron, Ohio. Lo único cierto es que en la Feria Mundial de San Louis de 1904, la hamburguesa ya era muy famosa.

Más curiosidades sobre las hamburguesas...



La primera cadena de hamburgueserías del mundo se denominaba White Castle y fue fundada en Wichita (Kansas) en 1921 por el cocinero Walter A. Anderson y el corredor de seguros E. W. Ingram. Ofrecían como novedad el Pig Stand, es decir, servían las hamburguesas sin la necesidad de abandonar el vehículo (Drive-In). Algo similar hicieron en California los hermanos Dick y Ronald McDonald en el año 1948.

La difusión de la hamburguesa comenzó en el siglo XIX cuando el doctor J.H. Salisbury, afamado nutricionista, la recomendó como un alimento de fácil digestión.

A principios del siglo XX, en la tumba de un alto dignatario con 4 mil años de antigüedad, unos arqueólogos encontraron un pan relleno con un pastel de carne horneado.

En EE. UU cada estadounidense come de media 3 hamburguesas a la semana.
El empleo gastronómico de la hamburguesa está tan extendido por todo el mundo que se emplea como un indicador de la economía de los países en el llamado «Índice Big Mac», que es una tabla de 120 países en la que se expone cuánto vale (en dólares) una hamburguesa en distintos lugares del mundo. De esta forma permite comparar el nivel de competitividad de la economía de cada país.


A la cárcel por servir una hamburguesa muy salada: Los riesgos de una dieta muy rica en sal quedaron claros para Kendra Bull, una joven empleada de un McDonalds que acabó durmiendo en el calabozo después de haber servido a un policía una hamburguesa demasiado salada.

La hamburguesa más grande del mundo pesa 95,5 kg., según sus creadores, Joe e Iman El-Ajouz, propietarios del restaurante Ambrosia On The Spot de Sídney. El gigantesco bistec incluyó 81 kilos de carne, 120 huevos, 150 lonchas de queso, 16 tomates, 2 kilos de lechuga, 1,5 kilos de remolacha, 2 kilos de salsa especial y 21 kilos de pan con semillas de sésamo.


El Donuts

Durante doscientos años, los donuts no tuvieron agujero en el centro. Este bollo de pasta frita nació en Holanda en el siglo XVII, y cruzó el Atlántico con los emigrantes de este país que poblaron Pennsylvania. Allí fue bautizado con el nombre actual, y allí adquirió el orificio que lo ha hecho famoso. La denominación, dough nut, literalmente “nuez de pasta” hace referencia a su forma redonda y pequeña, como el fruto seco. El hueco central lo adquirió en 1847, cuando el marino Hanson Gregory agujereó los bollos que elaboraba su madre para hacer que se frieran mejor. Una placa recuerda hoy su “gesta” en su localidad natal.


17 de julio de 2010

Eclipse


Título original: The Twilight Saga: Eclipse (Twilight 3)
Año: 2010
Duración: 124 min.
País: EEUU
Director: David Slade
Guión: Melissa Rosenberg (Basado en la novela de Stephenie Meyer)
Música: Howard Shore
Fotografía: Javier Aguirresarobe
Reparto: Kristen Stewart, Robert Pattinson, Taylor Lautner, Billy Burke, Ashley Greene, Jackson Rathbone, Nikki Reed, Elizabeth Reaser, Peter Facinelli, Dakota Fanning, Cameron Bright, Anna Kendrick, Bryce Dallas Howard, Michael Welch, Alex Meraz, Boo Boo Stewart, Catalina Sandino Moreno
Productora: Imprint Entertainment / Summit Entertainment
Género: Fantástico.



Las cosas no han cambiado mucho por Forks. Bella sigue deseando fervientemente que Edward la convierta en una chupasangre desalmada; sigue necesitando apasionadamente sentir los fríos brazos de su amado alrededor de su anhelante cuerpo -aunque él, prudente y contenido la siga rechazando-, y además sigue amenazada por una vampiresa pelirroja, al que se le une un ejército de neófitos que no se detendrán hasta atraparla.


Sí, en ocasiones he sido crítica con esta saga, tanto con la literaria como con la cinematográfica, y para no perder la costumbre me temo que tendré que seguir siéndolo. No es que no lo haya intentado, claro que sí. Me he leído tres de los cuatro libros que componen la saga, he visto las películas que han salido hasta ahora, y he puesto todo de mi. Me he desprendido de los prejuicios que arrastraba después de leerme las novelas, y de la pésima impresión tras ver unas películas sin demasiado chicha, pero no hay manera. Me sigue pareciendo un producto flojo, demasiado flojo. Empezando por los actores, que no son demasiado carismáticos aunque sean los más aclamados del momento, y terminando por un guión que decae a medida que avanza la película. Porque todo apunta a que va a pasar algo gordo, algo épico, pero llegado el momento lo que debían ser fuegos artificiales se queda en una ristra de petardos a medio explotar.

Aún así, y aunque pueda parecer lo contrario, no soy de las que critican todo lo que esté relacionado con esta saga porque si, ni me parece lógico ese movimiento que ha surgido en torno a sus seguidores, de menospreciarlos continuamente. No creo que los que ven o leen “Crepúsculo” sean tontos y que no tengan idea de lo que es literatura, o buen cine. Me parecen patéticos los que aprovechan la ocasión para hacer eso. El respeto ante todo. Yo también fui adolescente no hace tanto tiempo, y también vi pelis ñoñas en el cine sólo porque el prota estaba bueno. Sí, yo también lo hice. ¿Y quién soy yo para meterme con esas chicas que suspiran y aplauden con fervor al descamisado de turno porque se le marca la tableta y está de toma pan y moja? Yo hice lo mismo, más o menos, y no me avergüenzo.


Además ver este tipo de películas, leer ese tipo de novelas, no nos convierte en espectadores de segunda, o en lectores de segunda. ¿O es que hay que leer todo el rato a Dostoievski, y pegarse maratones de cine de Kurosawa para demostrar lo cultos que somos? ¿Es que hay alguien que sólo lee a Dostoieski -y que sabe como se escribe su nombre sin tener que recurrir a Google- y ve únicamente películas de Kurosawa? ¿Y qué hay de la variedad? Todos los días no me como una langosta aunque sea una cosa muy exquisita, a veces se me antoja una tortilla de papas o un bocadillo de sardinas, y lo disfruto igual.
Eclipse es un bocadillo de sardinas, pringoso y chorreante, pero a veces apetece. Sabes que no vas a saborear nada que se parezca a una langosta, porque es un bocadillo de sardinas y no tienen nada que ver. Pero tienes hambre y te lo comes con gusto.
Perdonad el desvarío, ya sigo con mi crítica.
Para empezar, de los tres libros que he leído el tercero es el que más me gustó. Así que esperaba que la tercera película, Eclipse, fuera la más entretenida. Pero una vez más me dejó fría. Tal vez el problema está en los personajes; no los comprendo, no me siento identificada con los que piensan y hacen.
Bella no piensa en otra cosa que no sea morir. Mientras sus compañeros de instituto valoran sus opciones de entrar en una u otra universidad, ella tiene claro que no quiere vivir un solo año más. Le da igual dejar de ver a su familia; su mundo es Edward y esa es su prioridad.
Edward es demasiado frío, y mantiene siempre las distancias. La quiere, y por eso duda de “convertirla” en lo que él es. Es tan casto, tan antiguo, tan rancio que no sé que atractivo pueda encontrarle nadie a un personaje como él.
Jacob es lo contrario de lo que es Edward. Apasionado, desinhibido, y a ella le hace tilín. Y surge, más notoriamente que en las películas anteriores, un triángulo amoroso.


En medio del triángulo, lo mismo de siempre. Una amenaza pelirroja que acecha. Como diría mi hermana, una mala de pacotilla que tiene menos carisma que una acelga pocha. Además junto a la pelirroja hay un ejército de nuevos vampiros, neófitos, que avanzan por el país dejando un reguero de muertes y que también van detrás de Bella. Se va a producir una guerra, y para detener la amenaza los vampiros Cullen y los licántropos de la reserva india de Jacob van a tener que unir sus fuerzas. Hasta aquí todo bien. Entre tanto vamos conociendo algunas historias secundarias sobre los componentes de la familia Cullen, cómo se convirtieron en vampiro y cómo acabaron purgándose de su pasado sangriento gracias al amor. También descubrimos algunas de las leyendas de la reserva india acerca de la lucha ancestral entre licántropos y vampiros. Además, y para incrementar la presión, por ahí andan los Vulturis, con los que Bella y Edward tienen una cuenta pendiente.
Entonces, hay un momento clave en toda película de acción que se precie, vemos la típica escena de entrenamiento. Se acerca algo gordo, una batalla que va a ser legendaria. Pero no. Nada que ver. La escena de la batalla es tan decepcionante como todo lo demás. Tan lánguida como los protagonistas.


Y la cosa acaba, acaba igual que la segunda, y parece - no, peor aún-, y sabemos, nos queda constancia, que todo lo que acabamos de ver sólo es relleno. Y nos sentimos un poco estafados porque no hemos visto nada nuevo, nada que no hayamos visto en las películas anteriores, nada que no haya quedado claro desde la primera película porque Bella no ha dejado de repetirlo: quiere convertirse en vampira a toda costa.
Este marear la perdiz es bastante bueno para la taquilla. Sólo en su primera sesión recaudó en EEUU nada menos que 31 millones de dólares. En España los datos no han podido ser mejores; 8.5 millones de euros, además se convierte en la película más taquillera en España durante sus primeros cinco días de exhibición. Ahí es nada, y lo que queda.
Vale, no puedo decir que sea lo mejor que he visto, evidentemente, pero tampoco lo peor. El consuelo, tonto, es que hay bodrios peores en las carteleras.
Destaco su banda sonora, que nuevamente corre a cargo de la banda Muse, y en la parte instrumental todo un maestro, Howard Shore.


15 de julio de 2010

Fly

Seguro que te ha pasado. Estás intentando dormir y entonces un molesto zumbido se acerca a tu oído. Ni dos kilos de sábanas sobre la cabeza, la almohada plegada, la manta gorda, el edredón y el peluche de oso amortiguando el ruido harán que desaparezca la molestia. Esta ahí, agazapada en la oscuridad, y no se irá por muchos aspavientos que hagas, por muchos manotazos que des al aire, por mucho insecticida que eches. Es la mosca cojonera, y es inmune a todo.

Si te ha pasado, estoy segura que sí, comprenderás muy bien el video de Alan Short.


13 de julio de 2010



El origen de las patatas chips se produjo por “casualidad”. Su inventor fue George Crum, que trabajaba como cocinero del “Moon Lake Lodge”, un restaurante situado en Saratoga. Un día un huésped consideró que las patatas fritas que Crum le había cocinado eran demasiado gruesas para su gusto y las rechazó. El cocinero preparó otra remesa de patatas, esta vez cortándolas algo más finas, pero el insatisfecho cliente seguía quejándose de que eran demasiado gruesas y grasientas. Finalmente y tras ver cómo le habían devuelto varias veces el plato de patatas fritas, George Crum decidió freír unas patatas cortadas mucho más finas, tanto que parecían papel de fumar, calentó el aceite al máximo y las saló más de lo común, sabía que eso terminaría de exasperar al cliente y que este se iría al encontrarse con unas patatas imposibles de pinchar con el tenedor y demasiado saladas. El resultado no fue el esperado por Crum, ya que el cliente quedo gratamamente satisfecho, haciéndoselo saber al resto de los comensales que allí se encontraban y estos pidiendo que el cocinero les preparase unas patatas iguales. A partir de entonces el “Moon Lake Lodge” se hizo famoso por sus “Saratoga Chips” o “Saratoga Crunch Chips”. Años después George Crum montó su propio restaurante con las Patatas Chips como autentica especialidad estrella de la casa.



9 de julio de 2010

Bartolomé

Desde un acantilado, el viejo cementerio de San Fernando miraba el océano atlántico y la cercana costa africana. El centenario camposanto era uno de los lugares más visitados del pueblo de pescadores y la principal atracción del lugar. San Fernando apenas tenía unos cincuenta habitantes, en su mayoría ancianos que habían nacido y vivido allí, y a los que el aislamiento del lugar no les suponía ningún problema. El camino que lo unía a la civilización era una serpenteante trampa, tapizado por las piedras que diariamente se desprendían de las alturas. Antiguamente llegaba al pueblo en velero un abastecedor que proveía a los habitantes de todo aquello que no podían conseguirse ellos mismos. La mayoría de los vecinos tenía huerto y animales de granja, y lo que conseguían sacar del mar los días que hacía bueno. Con el paso del tiempo el camino se asfaltó y para salvar los tramos más peligrosos se excavó un túnel, lo que propició la llegada de turistas y curiosos.

El pueblo era un pequeño núcleo de viviendas bajas, de piedra y teja, con sus marcos y puertas de madera carcomida, una pequeña cala con su embarcadero y nada más. Pero el cementerio era algo especial. Desde una altura considerable respecto a las viviendas, sus cruces de madera y piedra se asomaban al mar de forma pintoresca. Extrañaba y mucho su ubicación, aunque aquello, naturalmente, tenía una explicación. Hubo un cementerio mas cerca del pueblo pero un temporal lo destrozó unos siglos atrás, así que se decidió que lo mejor era instalarlo en el lugar mas elevado del municipio, un lugar privilegiado.
El cementerio de San Fernando no albergaba muchos tesoros, sólo alguna escultura de piedra y muchos nichos viejos cuyas inscripciones se habían borrado por completo, pero inexplicablemente su leyenda creció entre los turistas. Un hecho que se debía únicamente a la labor de su cuidador, Bartolomé.

Bartolomé tenía casi ochenta años y desde los diecisiete se ocupa de adecentar las tumbas de los que se habían ido a mejor vida. Para subir hasta allí arriba Bartolomé empleaba hora y media de caminata, pero no le importaba. Toda la vida llevaba subiendo hasta el cementerio y no pensaba dejarlo por mucho que sus rodillas se lo pusieran difícil. Era un hombre fuerte, de los de antes, que no se quejaba de vicio y que sentía una profunda reverencia por la muerte y por todo lo que la rodeaba. Así que su visita diaria era ya una tradición, y si por algún motivo faltaba un día su conciencia no se lo perdonaba. Su presencia era una garantía para los que se acercaban al cementerio a escuchar las historias de Bartolomé. Se sabía todos los nombres de los que habían sido enterrados allí y la fecha exacta, incluso de los que habían sido enterrados siglos atrás. Y siempre tenía una historia curiosa, aderezada con gracia, a la que podía dedicar toda la tarde, porque si algo sobraba en San Fernando era tiempo. Era curioso escucharle, con la calma enganchada en cada palabra, pronunciando con respeto y temor la causa de la muerte, como si aquello pudiera molestar a alguien. Pero a pesar de estar rodeado de muerte era un hombre alegre, y feliz; y lo era porque lo que más le gustaba en el mundo era sentarse allí, en su banco de piedra desde el que se contemplaba una vista única, rodeado de los amigos que se habían ido.

Bartolomé tenía historias para todos los gustos. Historias de amor y de náufragos, y otras más oscuras, y hasta de piratas, y todas relacionados con los moradores del cementerio. Se decía que allí, enterado en una tumba sin nombre, descansaban los restos de un famoso pirata que había tenido la mala fortuna de toparse con una tempestad cuando bordeaba las islas rumbo al caribe. La furiosa tormenta había hundido su barco ahogando a todos sus tripulantes. Sus cuerpos habían sido arrojados por la marea sobre la abrupta costa de San Fernando; éstos habían sido enterrados en el antiguo cementerio, hasta que el famoso temporal arrancó de la tierra los ataúdes y se los llevó para no dejar rastro. Todos menos el del capitán, que, como le gustaba decir a Bartolomé, no había querido abandonar aquel lugar. Porque aquel lugar era el mejor para pasar la eternidad.

Bartolomé reía con algunas historias y contagiaba su alegría, pero también lloraba con otras y sus ojos pequeños y azules se teñían de melancolía, y entonces aquel lugar aislado y silencioso parecía llorar también. Había una tumba especial para él, la única tumba del cementerio de la que no quería hablar. Pero con frecuencia su mirada se desviaba hacía allí y había en sus ojos una ternura especial.

Antes de caer la noche Bartolomé emprendía el descenso siempre a pie, porque estaba acostumbrado y no le gustaban aquellos coches que corrían tanto. Se lo tomaba con calma. “Las prisas no son buenas” solía decir, y a pesar de eso conseguía rebajar media hora con respecto a la subida. Cuando llegaba a su casa las vecinas ya le habían preparado la cena, en señal de agradecimiento por todo lo que hacía. Bartolomé vivía solo desde la muerte de su mujer, pero nunca estaba solo. Algún turista despistado al que le pillaba la noche en aquellos aislados parajes pasaba la noche con él, a petición suya, y de esta forma tenía oportunidad de hablar del mundo.
Así fue como lo conocí, y así fue como sin planearlo el día que había previsto pasar en ese apartado rincón del mundo se convirtió en una semana.

Bartolomé me mostró su mundo, me contó sus historias, me ofreció su casa, me enseñó a valorar el tiempo en su justa medida. Cuando miro las fotografías de mi viaje, de aquel pueblo sin más atractivos que una pequeña cala, pienso en Bartolomé, en su entrega abnegada, y me lo imagino allí, sentado en su banco mirando el mar, rodeado de amigos que se han ido, y sonrío. Sé que es feliz.

8 de julio de 2010

BIG BANG BIG BOOM

BIG BANG BIG BOOM es un interesante punto de vista sobre el comienzo y la evolución de la vida, y sobre como ésta podría dejar de existir. Dura diez minutos, y esta rodada usando la técnica del graffiti.


5 de julio de 2010



Hace cinco mil años ya se comían palomitas de maíz. Lo perfeccionaron los amerindios, que conocían perfectamente la diferencia entre el maíz dulce (que se consume de inmediato), el maíz destinado a alimento del ganado, y el llamado maíz indio, cuyo contenido de agua provoca la detonación.
Las palomitas de maíz eran un plato nativo de los amerindios y constituyeron una novedad para los primeros exploradores del Nuevo Mundo. Colón y sus hombres compraron collares de palomitas de maíz a los nativos de las Antillas, y hacia el año 1510, cuando Hernán Cortés invadió el territorio que es hoy Ciudad de México, descubrió que los aztecas llevaban amuletos formados por sartas de palomitas en las ceremonias religiosas.
Los indios idearon tres métodos para preparar las palomitas. Uno consistía en ensartar una mazorca de maíz en un palo y tostada sobre el fuego, recogiendo los granos que se desprendían de ella. También se separaban los granos de la mazorca y después se arrojaban directamente al fuego, los que explotaban se comían. El tercer método era el más complicado. Se calentaba una vasija de arcilla poco profunda, que contenía arena de grano grueso, y cuando la arena alcanzaba una elevada temperatura, se desparramaban sobre ella los granos de maíz, que, una vez cocidos, estallaban en la superficie.


Mas curiosidades sobre las palomitas de maíz (o Cotufas)


Cortez supo de la existencia de las palomitas de maíz cuando invadió México en 1519 y se puso en contacto con los Aztecas. Las palomitas de maíz eran un alimento importante para los indios Aztecas, que también lo utilizaron como decoración para los tocados ceremoniales de las estatuas de sus dioses, incluyendo Tlaloc, el dios del maíz pisingallo, de la lluvia y de la fertilidad.


Una antigua historia española, sobre una ceremonia que honra a los dioses Aztecas que cuidaban a los pescadores, narra: " dispersaron delante de él maíz pisingallo tostado, llamado el momochitl, una clase de maíz pisingallo que explota cuando se tuesta descubriendo su contenido que se asemeja a una flor muy blanca; estas flores se ofrendaban como granizos al dios del agua. "

Los primeros exploradores franceses que se encontraban en la región de Los Grandes Lagos (América del Norte) (año 1612) relataron que los Iroquíes hacían estallar el maíz pisingallo en un recipiente de cerámica con arena calentada y luego hacían sopa de palomitas de maíz, entre otras cosas.

Los colonos ingleses descubrieron las palomitas de maíz en el primer banquete del Día de Acción de Gracias (Thanksgiving) en Plymouth, Massachussets. Quadequina, indio nativo, hermano del Wampanoag principal Massasoit, trajo a la celebración como regalo un bolso de piel de venado lleno de maíz pisingallo estallado.

Los americanos nativos traerían las palomitas de maíz como " bocadillos " a las reuniones con los colonos ingleses como símbolo de buena voluntad durante negociaciones de la paz.

Amas de casa coloniales servían las palomitas de maíz con azúcar y crema para el desayuno; ese fue el primer desayuno de cereal inflado comido por Europeos.

Las palomitas de maíz fueron muy populares desde el 1890 hasta la gran depresión en 1930. Los vendedores callejeros seguían a la muchedumbre empujando maquinas de palomitas de maíz a vapor o gas, en los parques, ferias y exposiciones.

Durante la depresión de 1930, las palomitas de maíz costaban entre 5 y 10 centavos por cartón y eran uno de los pocos lujos que las familias se podían dar. Mientras que otros negocios fracasaron, el negocio de palomitas de maíz prosperó.

La costumbre de comer palomitas de maíz en el cine fue estrenada en Estados Unidos entre 1929 y 1933, la época de la Gran Depresión, que llevó a trece millones de norteamericanos al paro. Entonces el principal medio de evasión era el cine, un espectáculo asequible para todos los bolsillos. Si querían tener el estómago igualmente entretenido durante la proyección, los empobrecidos espectadores sólo podían permitirse las palomitas, que se elaboraban al instante con una materia prima tan abundante en EE UU como son los granos de maíz. Los vendedores cosechaban unos beneficios de hasta el 2.500%.


Un banquero de Oklahoma compró una máquina de palomitas de maíz cuando su banco quebró, y comenzó un negocio en un pequeño almacén cerca de un teatro. Después de un par de años su negocio de palomitas de maíz había hecho tanto dinero como para comprar las tres granjas que había perdido en 1930.

Durante la Segunda Guerra Mundial el azúcar fue enviado a ultramar para las tropas de los EE.UU. Esto supuso que el azúcar fuera un bien excaso durante ese tiempo. Gracias a esta situación inusual, y a la imposibilidad de fabricar caramelos, los americanos comieron tres veces más palomitas de maíz que de costumbre.

El consumo de palomitas de maíz disminuyó al comienzo de los años 50 cuando la televisión irrumpió en los hogares, y la asistencia a cines y teatros decayó; y, con ello, la consumición de las palomitas de maíz. Cuando el público comenzó a comer palomitas de maíz en su casa, el nuevo lazo entre la televisión y las palomitas de maíz condujo a un resurge en popularidad.

Durante los años 90, y gracias a las palomitas de microondas, se gastaron sólo en EEUU 240 millones de dólares en ventas anuales de este producto.

Los americanos consumen hoy 17,3 mil millones de cuartos de galón de palomitas de maíz cada año.

Las palomitas de maíz son una fuente de antioxidantes: Una investigación realizada en EEUU ha encontrado gran cantidad de polifenoles en las palomitas de maíz con unos niveles cercanos a los que se encuentran en las frutas y verduras.
Los polifenoles son un compuesto antioxidante que ayudan a proteger a las células de los daños de los radicales libres. De esta forma podemos ayudar a nuestro cuerpo a protegernos del envejecimiento prematuro.

El nombre de popcorn es una onomatopeya derivada de la antigua palabra inglesa poppe, o sea “ruido explosivo”.


3 de julio de 2010

Tenías que ser tú


TÍTULO ORIGINAL: Leap Year zbr> AÑO: 2010
DURACIÓN: 97 min.
PAÍS: EEUU
DIRECTOR :Anand Tucker
GUIÓN: Deborah Kaplan, Harry Elfont
MÚSICA: Randy Edelman
FOTOGRAFÍA: Newton Thomas Sigel
REPARTO: Amy Adams, Matthew Goode, John Lithgow, Adam Scott, Kaitlin Olson, Peter O'Meara, Michael J. Reynolds, Martin Sherman, Annika Hammerton, Flaminia Cinque, John Burke, Brian Milligan
PRODUCTORA: Coproducción EEUU-Irlanda; BenderSpink / Octagon Films / Spyglass Entertainment
GÉNERO: Comedia romántica


Al transcurrir otro año, el cuarto, sin propuesta matrimonial, la decoradora Anna Brady decide que ya está bien. Cuando se entera de que una antigua tradición irlandesa permite a las mujeres pedir en matrimonio a sus novios el 29 de febrero, Anna decide seguir a su novio, el cardiólogo Jeremy, de Boston a Dublín y dar el gran paso. Cuenta con el beneplácito de Jack, su rebelde y bienintencionado padre. Simple. Fácil. Pero los aviones se retrasan, el tiempo hace de las suyas y la mala suerte se pone en marcha, dejando a Anna perdida al otro lado de Irlanda. No le queda más remedio que pedir ayuda al malhumorado y despreocupado Declan. Mientras Anna y Declan discuten cruzando la Isla Esmeralda, descubren algo que hubieran debido adivinar: el camino hacia el amor lleva a sitios inesperados.


Es cierto que es muy fácil adivinar el desarrollo de esta película, incluso sin necesidad de emplear los 97 minutos que dura en verla. Se puede decir que es de esas películas que desvelan todo lo que tienen que ofrecer en el propio cartel promocional. Así que no hay lugar para las sorpresas, te prometen una cursilada romántica llena de topicazos, y es lo que dan. Cursilada previsible que no tiene ni un mísero plano innovador, ni siquiera ligeramente original. Sin embargo tiene sus encantos, y esos son sus actores protagonistas que derrochan magnetismo. Hacen muy buena pareja estos dos, y la química entre ambos salva a la película de ser un truño insoportable.


El argumento de la película no puede ser más simple y risible. Una vieja leyenda irlandesa sirvió como excusa a los guionistas para montar “Tenías que ser tú”. A estos espabilados chicos les pareció muy romántico eso de que sólo en año bisiesto una mujer pudiera pedirle matrimonio a un hombre sin temor a ser rechazada, y lo demás vino rodado. Chica viaja hasta Dublín para encontrarse con su novio, pero se pierde por el camino y acaba en una remota aldea en la que se encontrará con el perfecto irlandés, duro y poco caballeroso, del que, muy a pesar suyo, necesitará su ayuda para volver a la “civilización”.
¿Os acordáis de “Un hombre tranquilo”? Es una película de 1952, sus protagonistas son John Wayne y Maureen O´Hara, y tiene algunas de las escenas más memorables del cine. Se desarrolla en Irlanda, y aunque hoy en día podría calificarse como machista, es una joya del cine clásico. Pues bien, esta sí es una película que refleja el temperamento de Irlanda y sus habitantes. Os la aconsejo encarecidamente.


No es que “Tenías que ser tú” no lo haga, ahí están sus paisajes preciosos, sus acantilados impresionantes, sus llanuras imponentes, sus colores únicos, su fotografía que deslumbra y enamora. Pero no deja muy en buen lugar a los irlandeses. Demasiados tópicos y mal puestos, si al menos lo hicieran con gracia…pero es que la torpeza con que los manejan es preocupante.
Como decía, tiene sus encantos, aparte de su hermosa fotografía y sus carismáticos protagonistas, también hay momentos de humor, como la parte en la que salen los aldeanos supersticiosos y algunas de las meteduras de pata de la protagonista. Digo algunas, porque lo cierto es que en más de una ocasión dan ganas de ahogarla en uno de esos preciosos, legendarios y plomizos lagos irlandeses.
Ella, Amy Adams, es una de las actrices que más ha dado que hablar en los últimos tiempos. Fue candidata al Oscar en dos ocasiones, y se la considera una de las promesas de Hollywood. Él, Matthew Goode, es menos conocido pero a sus treinta y dos años ha trabajado en nueve películas, y paso a paso va afianzando su carrera. Trabajó con Woody Allen en “Match Point” y con Fernando Colomo en “Al sur de Granada”.


A pesar de todo “Tenías que ser tú” es una comedia fresca y divertida, que se salva del bochorno absoluto por la atmósfera mágica de sus inolvidables paisajes irlandeses.


1 de julio de 2010

Lenka



Lenka es una cantante y compositora Australiana de origen eslavo. Saltó a la fama hace dos años, cuando editó su primer disco homónimo. Antes de eso Lenka ya era muy conocida en su país gracias a su labor como actriz. Lenka también es licenciada en Bellas Artes, y junto a su novio, el ilustrador James Gulliver Hancock, ha creado todo un universo naif en torno a sus videoclips y actuaciones en directo.
Su disco contiene once canciones, pero de entre todas ellas destaca “The Show”, que ha sido utilizada en multitud de anuncios publicitarios y en series de televisión.