21 de noviembre de 2009


Cuando se formula un deseo, se dice una mentira o se encuentra uno ante un peligro, es costumbre cruzar los dedos, concretamente el mayor sobre el índice. El gesto, que evoca una cruz, conjura la mala suerte y aleja las influencias maléficas, según los supersticiosos.

Desde los primeros tiempos del cristianismo se creía que, replegando el pulgar bajo los otros dedos, se alejaba a los fantasmas y malos espíritus, o bien haciendo esa operación con las dos manos y dejando que el pulgar asome entre el índice, dedo consagrado a Júpiter, y el mayor, dedo del pecado dedicado a Saturno.
No obstante, algunos autores piensan que, aunque el simbolismo de la santa cruz en este gesto resulta obvio, el origen primero es mucho más primitivo que la cruz cristiana y se remonta a los más antiguos tiempos paganos.


4 comentarios:

  1. Muy curioso, Raquel.
    Abrazos

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  2. Es curioso, Raquel, yo pensaba que era algo inventado por los niños. Recuerdo haberlo hecho cuando era pequeña.

    Mil besos y mil rosas.

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  3. Yo también lo hacía de pequeña, y no porque dijera muchas mentiras, pero era costumbre cruzar los dedos si quería que algo saliera bien.
    Hoy en día, sin saber bien por qué, para atraer la suerte y alejar lo malo supongo, suelo tocar madera. Superticciones, pero tan arraigadas que es imposible desprenderse de ellas.

    Un abrazo, Ligia.

    Muchos besos, Malena.

    Gracias a las dos por visitar mi blog.

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  4. Prometeo8:46 a. m.

    Yo aun lo hago un par de veces al dia, rescoldos de niñez imagino, todos volvemos nuestros origenes y viejas costumbres...un abarzo.

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