21 de septiembre de 2009

Edward Hooper


Había visto sus obras en alguna ocasión pero no conocía al autor. Me había impresionado la quietud que las envolvía, la soledad que desprendían, y buscando imágenes para otra cosa di casualmente con su nombre: Edward Hooper.
Edward Hooper ha sido considerado el artista norteamericano más representativo del siglo XX. Merecido reconocimiento ya que Hopper supo plasmar como nadie la vida cotidiana estadounidense.


Biografía


Autorretrato


Nacido en Nyack, una pequeña ciudad a orillas del río Hudson en una familia culta y burguesa, Hopper ingresa en la New York School of Art en 1900.
Uno de sus profesores de la escuela, William Merrit Chase, le animó a estudiar y a copiar lo que veía en los museos. Otro de sus profesores, Kenneth H. Miller, le educó en el gusto por una pintura nítida y limpia, organizada en una composición espacial ordenada y Robert Henri contribuyó a liberar el arte de la época del peso de las normas académicas, ofreciendo de ese modo un ejemplo activo al joven Hopper. Tras conseguir su título, Hopper obtuvo su primer trabajo como ilustrador publicitario en la C. Phillips & Company.



En 1906 viaja a Europa por primera vez, visitando París -en donde experimentará con un lenguaje formal cercano al de los impresionistas. En 1907 visita Londres, Berlín y Bruselas.
El estilo personal e inconfundible de Hopper, formado por elecciones expresivas precisas, emerge y se forma en 1909, cuando decide regresar a París durante seis meses, pintando en Saint-Gemain y Fontainebleau.



Su pintura se caracteriza por un peculiar y rebuscado juego entre las luces y las sombras, por la descripción de los interiores, que aprende con Degas y que perfecciona en su tercer y último viaje al extranjero, a París y a España, en 1910 y por el tema central de la soledad.
Mientras en Europa se consolidaban el fauvismo, el cubismo y el arte abstracto, Hopper se siente más atraído por Manet, Pissarro, Monet, Sisley, Courbet, Daumier, Toulouse-Lautrec y por un pintor español anterior a todos los mencionados: Goya.



Regresa definitivamente a los Estados Unidos, donde se establecerá y permanecerá hasta su muerte, en estos momentos Hopper abandona las nostalgias europeas que le habían influido hasta entonces y empieza a elaborar temas en relación con la vida cotidiana norteamericana, modelando y adaptando su estilo. Entre los temas que aborda, abundan sobre todo las representaciones de imágenes urbanas de Nueva York, de los acantilados y playas de la cercana Nueva Inglaterra. En 1918 se convierte en uno de los primeros integrantes del Whitney Studio Club, el centro más dinámico para los artistas independientes de la época.



Entre 1915 y 1923 abandona temporalmente la pintura, dedicándose a nuevas formas expresivas como el grabado, usando la punta seca y el aguafuerte, con los que obtendrá numerosos premios y reconocimientos, incluso alguno de la prestigiosa National Academy. El éxito conseguido con una exposición de acuarelas (1923) y otra de lienzos (1924) hacen de Hopper el autor de referencia de los realistas que pintaban escenas americanas. Su evocadora vocación artística evoluciona hacia un fuerte realismo, que resulta ser la síntesis de la visión figurativa unida al sentimiento poético que Hopper percibe en sus objetos.



Imágenes urbanas o rurales, inmersas en el silencio, en un espacio real y metafísico a la vez, que comunica al espectador un sentimiento de alejamiento del tema y del ambiente en el que está inmerso bastante fuerte. Hopper consigue esto por medio de una esmerada composición geométrica del lienzo, por un sofisticado juego de luces, frías, cortantes e intencionadamente "artificiales", y por una extraordinaria síntesis de los detalles. La escena aparece casi siempre desierta; en sus cuadros casi nunca encontramos más de una figura humana, y cuando hay más de uno lo que destaca es la alienación de los temas y la imposibilidad de comunicación resultante, que agudiza la soledad. Un ejemplo de este tipo de obras es Nighthawks.



En 1933 el Museo de Arte Moderno de Nueva York le consagró la primera retrospectiva, y el Whitney Museum la segunda, en 1950.
Hopper muere el 15 de mayo de 1967 en su estudio neoyorquino, cerca de Washington Square.

Más obras de Edward Hopper

6 comentarios:

  1. Cada vez que tengo acceso a información sobre un pintor o ilustrador, y observo su obra siento, especialmente con la pintura, como si pudiera entrar en el cuadro. Veo los matices, las sombras, los colores, y todas esas formas y me parece increible lo que la sensibilidad humana puede conseguir. Puedes ver el realismo, la frescura y la modernidad, y eso a pesar de que los dibujos no son presisamente nuevos.
    Mas que hjacerlo impecable lo imortante es trasmitir algo, cuando lo logras puedes llamarte a ti mismo artista.
    Edward Hooper supo atrapar esas sensaciones, como con el último cuadro, no es sólo una cafeteria desvelada a las luz de las lamparas con tres clientes y un camarero, es parte de una historia.
    ¿Estas de acuerdo?
    Besitos :)

    ResponderEliminar
  2. Anónimo11:20 p. m.

    ¿A qué parece qué realmente hay una luz encendida en la imagen de una pareja por fuera de una casa?
    La verdad que me costaría decidirme por uno en concreto, precisamente ese juego de luces y sombras..me encanta.
    Me gusta mucho la tercera imagen, y también la de la chica y el hombre tomando el sol por fuera de la casa.
    Gracias Raque, por traernos siempre cosas muy interesantes.
    MUAKS!!!

    ResponderEliminar
  3. Es verdad el juego que hace con las luces y le da más relieve a sus pinturas. No entiendo mucho de este arte pero sé lo que me gusta y lo que no, y esas escenas de Nueva York que parecen sacadas de fotogramas me hacen sentir bien cuando las veo.

    Gracias por la información, Raquel.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  4. La luz es vital en el arte, estos cuadros tienen una luz muy particular. Estoy de acuerdo contigo, Ana. Los cuadros te cuentan cosas, hay una historia interesante detrás de ellos, o al menos yo puedo verla.
    Besitos.


    A mi también me cuesta decidirme por un sólo cuadro; todos tienen algo. Me gustan mucho.
    Un muakss gigante, Sara.


    De nada, malena, gracias a ti por seguir visitándome.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  5. Raquel, gracias por tu comentario, te he contestado en mi blog, sabes que no suelo contestar en él pero el tuyo era muy especial.

    Un beso muy grande.

    ResponderEliminar
  6. De nada, malena, tu entrada también lo es.
    Muchos besos.

    ResponderEliminar

Se buscan comentaristas. Razón aquí.