15 de octubre de 2008

Lo imprevisible

Esta madrugada, a eso de las tres y media, me desperté algo inquieta; había estado dando vueltas en la cama en ese estado del sueño ligero. El motivo de mi inquietud, un lacerante dolor de muelas. Los que me conocen dicen de mí que soy una quejica y una exagerada, y no les voy a quitar la razón. Si algo me molesta es ponerme enferma, que me duela la cabeza o coger una gripe. Me pongo muy impertinente, y reconozco que en esos momentos no me aguanto ni yo. Pero es que cuando uno se siente mal es muy difícil pensar en otra cosa. A veces, la mente es una cárcel.

En una noche así la mente te tortura. Empiezas a recordar palabras que te han herido, o situaciones que desearías no haber vivido, y no puedes alejarlos de tu mente aunque sabes que no te estás haciendo bien al revivirlas y tenerlas presente.
Y es que la noche parece propicia para ello. Será esa angustiosa quietud de la madrugada o la impenetrable oscuridad, pero la noche es el refugio del pesimismo…

No sé cuanto tiempo pasó, sólo sé que inesperadamente y cuando por fin estaba consiguiendo coger el sueño y olvidar el dolor de muelas, el teléfono sonó. Me incorporé como un resorte y miré el despertador de la mesilla; eran las cuatro y pocos minutos y tenía la desagradable sensación de no haber pegado ojo. Reconozco que me asusté; a esas horas quién podía llamar y para qué.

Resultó ser la policía, para darnos una mala noticia. Le habían robado el furgón a mi padre para robar maquinas tragaperras en una estación de servicio y, para colmo, antes de abandonarlo en una calle cortada por obras, le habían prendido fuego.
La impresión fue gorda, como puedes imaginar. Mi padre es autónomo, el furgón es su medio de vida.

La vida es imprevisible y es lo único que podemos asegurar sin equivocarnos. El mañana es una incógnita y todo puede cambiar en un instante; incluso aquello que crees más seguro puede desaparecer sin dejar rastro.

Yo tenía dolor de muelas pero unos minutos después ni siquiera me acordaba. Yo quería dormir, pero el sueño es lo menos que me preocupó esta madrugada. Creemos ser dueños de algo, pero no somos dueños de nada. Hasta nuestras más firmes convicciones pueden cambiar en un instante. Y la certeza más profunda puede esfumarse al salir el sol convertida en cenizas.

4 comentarios:

  1. Raquel, siento el disgusto que os habreis llevado por lo que ha pasado con la furgoneta. No hay derecho que le pasen estas cosas a una persona honrada. Espero que podais encontrar alguna compensación económica a través del seguro.

    De lo que hablas de los pensamientos nocturnos, sé lo que son y lo que pueden llegar a martirizar. Parece que esperan la nocturnidad para cebarse en nosotros.

    Espero que me des buenas noticias.

    Un beso.

    P.D/ ¿Te puedo hacer una pregunta? ¿De qué conoces el Foro de Salitre? Si quieres contestarme, tienes mi e mail en mi perfil. Gracias.

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  2. Anónimo11:21 p. m.

    Jo Raquel, es que eso que ha pasado es tan duro...

    Y sí, tienes razón, pero a veces yo también me digo, bueno, ya se superará y viene otro y otro entonces terminas perguntándote podré seguir con tanto peso... Pues no sé.

    Deseo fervientemente que todo se solucione, si necesitas ayuda, ya sabes, avisa...

    Besitos Raquel

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  3. Gracias a ambos por acercaros a mi blog.
    Mi padre es un hombre de recursos y, a pesar de todo, es optimista. Un bien material se puede reemplazar y aunque es una putada lo que ha pasado, podría haber sido peor. Hay que poner buena cara al mal tiempo, al fin y al cabo es lo único que se puede hacer; de nada vale lamentarse.

    En el foro de Sherezade participaba un forero llamado Silencio; él nos ofreció su foro porque el de Sherezade estaba teniendo algunos problemillas, y de eso conozco el foro de Salitre.

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  4. Ay Raquel, este hecho imprevisible si que ha sido un gran palo, pero lo cierto es que no sirve de nada la lamentación. Como siempre saldremos adelnte porque no hay otra dirección. Esperemos que no se vuelva a repetir nunca mas todo este susto.
    Saludos de Ana

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