Elizabeth Eckford, una de las estudiantes Afro-Americanas del "Little Rock Nine", fue el ídolo de la lucha antirracista en Estados Unidos.
El 4 de septiembre de 1957, Elizabeth junto a ocho compañeros afro-americanos intentaron entrar en el Little Rock Central High School.
La segregación racial en las escuelas estaba prohibida por el Tribunal Supremo, pero las cosas no habían cambiado demasiado en el sur de los EEUU.
Orval Faubus, Gobernador de Arkansas en aquella época, había dado la orden a la Guardia Nacional de evitar que los estudiantes de color se matriculasen en el Central High School. Motivo por el cual, Elizabeth Eckford y sus ocho compañeros, fueron detenidos a las puertas del instituto.
Días más tarde el grupo intentaría asistir de nuevo siendo otra vez rechazados. Finalmente, el día 24 de septiembre de 1957 y sólo después de que el Presidente Eisenhower ordenara a la Armada Norteamericana escoltar a Elizabeth y sus compañeros; los Little Rock Nine pudieron acceder al Central High School.
Conocí esta historia, casualmente, gracias a la película “Forrest Gump”. Por aquella época no tenía ordenador y las enciclopedias que tenía en casa no daban muchos detalles al respecto. La información que tenía entonces sobre esta historia de superación y de lucha no era muy completa; fechas y nombres pero nada más. Recuerdo que anoté en alguna parte este nombre: Elizabeth Eckford, y que me hice la promesa de investigar sobre los Nueve de Little Rock cuando tuviera mejores medios a mi alcance. Supongo que lo olvidé o puede que la nota se perdiera entre la montaña de apuntes y libros de texto de mi vida de estudiante. De nuevo, la casualidad es la que me ha conducido a esta historia y a Elizabeth Eckford, y hoy no puedo dejar pasar la oportunidad de hablar sobre ella: sobre los nueve de Little Rock, y sobre la segregación racial en EEUU.
Desde siempre nos han vendido una imagen de EEUU algo… distorsionada: Un nación libre, igual, y única. Puede que sí sea única, gracias a dios, pero no es libre, y mucho menos igualitaria. Su historia está plagada de injusticias, de racismo y de abusos. Pero aquel día de septiembre de hace cincuenta años algo pasó y todo el mundo posó sus ojos sobre los nueve estudiantes de color que habían intentado acceder al instituto Central High. Unos años antes, El caso Brown había contribuido sustancialmente a la transformación de las relaciones raciales en Estados Unidos. Pero sería aquella imagen, la de Elizabeth Eckford encaminándose sola y siendo increpada por los exaltados alumnos blancos del Central High, la que marcaría a toda una nación y la enfrentaría consigo misma. EEUU no podía vanagloriarse de mediar en el extranjero contra el odio cuando en su propia nación muchos de sus ciudadanos eran perseguidos y discriminados simplemente por el color de su piel. Aquellos nueve alumnos abrieron la veda de la igualdad pero pagando un alto precio a cambio: el acoso constante y el desprecio sistemático de sus compañeros blancos los marcaría profundamente para el resto de sus vidas.
Finalmente en 1964 se aprobó la ley de Derechos Civiles, que prohíbe la discriminación por motivo de raza, color de piel, religión u origen.
Han pasado cincuenta años, las cosas han cambiado mucho, puede, seguramente, que no para mejor. Pero el sacrificio de estos nueve alumnos será siempre recordado.
En el 25 de Septiembre de 1997, en el 40 aniversario de estos hechos, Bill Clinton pronunció un emotivo discurso, este es un pequeño fragmento del mismo:
“Creemos que cada individuo posee las mismas posibilidades; cada individuo nace con el derecho igual para esforzarse, para trabajar y para subir tan alto como pueda; y que nazca con igual responsabilidad para actuar según las leyes, para reflejar nuestros valores y para transmitirlos a sus hijos”
Las cosas han cambiado si, pero apenas lo suficiente. Los discursos siempre son muy alentadores y democráticos, pero la verdad está en la calle, en los barrios pobres donde se hacinan 'las otras razas'. No todos los habitantes de color o latinos son millonarios artistas o vicepresidentas.
ResponderEliminarEstupendo blog, Raquel. Me gusta y se está bien aquí. Un beso :)
INTERESANTE. MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIRLO.
ResponderEliminarMUCHAS FELICIDADES Y SALUDOS DESDE EL AVERNO
P.D. AQUÍ LLEGUÉ A TRAVÉS DLE BLOG DE DURRELL, AL CUAL ACCEDÍ PORQUE ELLA ENTRÓ EN EL MÍO....
ResponderEliminarOSEA, UN QUILOMBO EN TODA REGLA.
Qué sorpresa. Gracias a los dos por visitarme y por opinar :)
ResponderEliminarDesgraciadamente el racismo está ahí, más palpable que nunca; los blancos contra los negros, y los negros contra los latinos. En EEUU las diferencias raciales siguen siendo impresionantes. A pesar de los esfuerzos de mucha gente como los nueve de little rock hoy en día la segregación racial no ha desaparecido del todo y aunque parezca mentira todavía existen escuelas donde la población está dividida por razas.
Esto me ha recordado que hace ya algunos años en una cena de amigos, la mayoría opinaba que los españoles no éramos racistas que eso se quedaba para los americanos y el kuklusklan, uno del grupo dijo que aquí lo éramos con los gitanos y que si tuviéramos otras razas proliferando por España seguro que nos salía a tod@s la vena racista que teníamos adormecida por falta de uso ... ahora se está viendo que el racismo está brotando por todos los rincones porque ahora hay otras razas conviviendo entre nosotros y eso ya gusta menos ... antes estaban lejos y los malos eran los demás. Ya se vé. Un beso Raquel, guapa
ResponderEliminar¡FELIZ NAVIDAD! Raquel. Espero que lo pases muy bien estos días y cómo no, espero que vuelvas pronto al Rincón.
ResponderEliminarHe encendido allí una vela deseando que todos lleguemos allí siguiendo la estela de su luz.
Besos :)
FELICES FIESTAS, Raquel, que estos días no sean los únicos felices de tu vida si no el preludio de los mejores ... un beso
ResponderEliminarGracias. Lo mismo para todos. Felicidad y paz para este año nuevo.
ResponderEliminarDurell, espero volver prontito al Rincón, cuando recupere mis fuerzas perdidas.