17 de noviembre de 2019

Pequeño Timi


¿Cómo empezar a hablar de ti, pequeño Timi? Siempre serás nuestro pequeño, bonito y dulce Timi. Una bolita asustadiza que nos enamoró en el albergue, con sus ojitos dorados y esa cara de plata tan llena de inocencia y bondad. Tenías mucho miedo de todo pero poco a poco fuiste confiando, te diste cuenta de que tus nuevos dueños te iban a querer mucho y que sin casi conocerte ya lo hacían.
Tu también empezaste a querernos muy rápido, y después de un periodo de adaptación empezaste a ser el cachorro feliz que eras. Saltabas como un canguro, disparatado, divertido, jugando con la tierra, a escarbar, a ser el más veloz, mordiendo todo aquello que encontrabas a tu paso. Te hiciste un hueco en el sofá, al lado de la ventana, tu lugar favorito, y desde allí nos sonreías y te alegrabas cuando nos veías llegar. Los perros sonríen también, tú lo hacías y siempre te recordaré así, pero también con pena, con mucha pena por este tiempo tan fugaz. No es justo. No tenía que suceder así. Te queríamos en casa, como lo estuvieron Brown, Homer y Pancho; muchos años de felicidad y juegos. Pero apenas fueron tres meses y medio, y cuánta impotencia saber que ya no estarás más. No imaginaba mi vida sin un peludo, porque el vacío de Pancho fue demasiado, y ahora tú también y de una forma tan cruel nos dejas así… ¿cómo voy a superar esto de nuevo? ¿Cómo, si ya no puedo pensar en adoptar otra mascota…? ¿Para pasar de nuevo por este dolor? Pero qué dolor pensar que ya no vaya a tener otro ángel como lo fuiste tú, como los fueron mis otros perros bonitos. Sé que os necesito, vosotros sois luz, una luz única que da significado a la palabra amor, pero ahora tengo una herida en mi corazón y no sé si llegará a curarse. Siento dolor, rabia, impotencia, tristeza… y necesito aliviar ese dolor, calmar esa rabia, apagar la impotencia y superar esta tristeza para poder pensar en acoger otra alma pura como la tuya. Timi, tú fuiste una alegría. Ojalá mis alegrías fueran tan duraderas como lo son las tristezas, porque a veces pienso que mi vida esta descompensada, que la balanza se inclina más al lado feo, y que lo bueno siempre resulta efímero frente a lo malo que, por alguna razón, se instala, se queda, obligándome a convivir con ello. No quiero pensar así, ya sé que hay que buscar lo bello, pero es tan difícil  encontrarlo en días como hoy… Te quiero, te lo decía cada día porque es verdad, quererte fue instantáneo y muy fácil. Te voy a extrañar mucho, pequeño Timi. Se lo dije a Pancho en su despedida, y a ti con más razón, me han faltado días, semanas y meses porque no gasté todo el amor que tenía para darte. Espero que desde ese lugar bonito a donde van las almas como la tuya te hayas encontrado con Pancho, Homer y Brown, seguro que ellos te cuidarán como lo hicimos nosotros.