“El expreso de medianoche” cuenta la
historia real de Billy Hayes, un joven
estadounidense que en 1970 fue detenido en el aeropuerto de Estambul por llevar
encima una pequeña cantidad de hachís y que fue condenado a 30 años de prisión,
y las vejaciones, palizas y violaciones que sufrió mientras estuvo encarcelado.
En 1978 la película dirigida por
Alan Parker causó un gran impacto por su contenido violento y sexual. A pesar
de ello fue un éxito de taquilla recaudando unos 35 millones de dólares, siendo
su presupuesto de 2,3 millones. Logró además seis nominaciones a los Oscar,
ganando dos: a mejor guión y a mejor banda sonora. También fue nominada a ocho
Globos de Oro y a seis premios Bafta. En algunos países, como Turquía, estuvo prohibida
durante años.
La película se publicitó como una
historia basada en hechos reales, pero el guionista, Oliver Stone, modificó y
magnificó algunos hechos para hacerla más comercial. De hecho, Billy Hayes
llegó a declarar que la adaptación de su biografía lo había decepcionado por la
cantidad de licencias que el director y guionista se habían tomado a la hora de
plasmar su odisea en las prisiones turcas. Alan Parker había aceptado el
proyecto sólo porque quería rodar en Europa, y con la idea de enfocar la
historia en las injustas sentencias sobre drogas y la crueldad que se vivía en
algunas cárceles del mundo.
También el propio Billy Hayes había
alterado algunas cosas de su biografía, mostrando una imagen más benigna de sí
mismo y más oscura del sistema penitenciario turco.
Años después los tres pidieron perdón a Turquía por la
imagen denigrante, racista y estereotipada que ofrecía la película sobre el
país y sus habitantes. De hecho lo que
más choca es que ningún personaje turco es retratado de forma amable en el film.
Hayes llegó a declarar esto a un
periódico: «Yo tenía varios amigos turcos, están en mi libro. Pero el director
me dijo que poniendo turcos buenos en la película sería como mostrar a
oficiales nazis dando cigarrillos a los judíos de camino a los hornos.
Debilitaría su impacto»
La repercusión de la película llegó
a dañar tan profundamente la imagen de Turquía que afectó al turismo, uno de
los principales motores económicos del país.
Algo que también se cambió fue la
relación homosexual que Hayes mantuvo en su estancia en prisión con un
compañero, ya que los productores creían que eso podría dañar la imagen del
protagonista. Aún así hay una escena que lo insinúa y que resulta un añadido innecesario
por la resolución de la misma. Extraña que los productores no dudaran en atribuirle
dos asesinatos que en realidad nunca cometió pero sintieran reparos en hablar
abiertamente sobre su homosexualidad.
Otro de los elementos claves para su
éxito fue su banda sonora, innovadora en su época por su melodía electrónica y
hoy en día pelín desfasada por lo mismo, compuesta por Giorgio Moroder.
Como curiosidad, el tema que
acompaña la escena final, “The Chase”, se convirtió en todo un hit discotequero
en los años de la música disco.
Finalmente la banda sonora fue galardonada con el Oscar, si bien aquel
año competía contra un grande como John Williams que también estaba nominado
por “Superman (1978)”. (Personalmente, considero esto una gran injusticia, sin
desmerecer el trabajo de Moroder) Fue la primera vez que una banda sonora compuesta
íntegramente con sintetizador ganaba el Oscar.
Aunque la película es un retrato
acertado y muy crudo sobre la violencia y la desesperación, es al mismo tiempo,
quizás porque el paso de los años no la ha tratado muy bien, un efectista y
manipulador melodrama.
Pese a que no es complicado imaginar
que las condiciones de vida en una cárcel turca en aquellos años no serían
precisamente buenas, cuesta creerse todo lo que muestra la cinta. En el fondo sabemos que estamos siendo
manipulados en pos del drama y el espectáculo. Hoy en día es fácil ver sus
costuras. No por ello deja de impactar menos, de resultar menos incómoda,
repulsiva, sórdida o sucia. Mérito de su agobiante atmósfera y sus decadentes escenarios.
Y por supuesto de la extraordinaria
labor de los actores, unos entregados Brad Davis, John Hurt, Bo Hopkins, Irene
Miracle, Randy Quaid, Paolo Bonacelli. Destacando sobre todos ellos Brad Davis,
protagonista incuestionable y el que ofrece una interpretación más emotiva y
sobrecogedora, y John Hurt, que para hacer más creíble su personaje pasó nada
menos que 6 semanas sin ducharse.
A mi parecer hay dos escenas que
elevan el nivel de El expreso de medianoche a película de culto: cuando el
protagonista enloquece y la toma con el chivato de la prisión, y cuando es
enviado a la cárcel psiquiátrica, la escena en la que los reos deambulan en círculos
alrededor de una gran columna en dirección a las agujas del reloj.
“El
mundo está hecho en una fábrica, y algunas veces hay máquinas, máquinas
defectuosas y las meten aquí... Las máquinas defectuosas no saben que son
defectuosas, pero los que dirigen la fábrica sí. Ellos saben que usted es una
máquina que no funciona.”
Muy recomendable.