Doraemon es un robot cósmico, con
forma de gato azul, que viene del futurista siglo XXII para ayudar a un niño,
Nobita, con sus extravagantes inventos que saca de su bolsillo
cuatridimensional. En el futuro, los descendientes de Nobita son pobres y
desgraciados a causa de los errores cometidos por él durante su vida. Es por
ello que su nieto, Sewashi Nobi, envía desde allí al pasado a Doraemon con el
objetivo de enderezar al chaval y cambiar
sus vidas futuras.
Como toda afamada serie de
animación, Doraemon tiene su propia leyenda negra relacionada, cómo no, con el
capítulo final.
Este capítulo nos muestra un hecho
descorazonador, a Doraemon se le acaban las pilas. Cuando Nobita descubre lo que
ha pasado llora desconsoladamente hasta que se acuerda que puede viajar al
futuro desde el cajón de su escritorio. De esta manera descubre que un cambio
de baterías resucitaría al robot azul, pero el inconveniente es que eso mismo haría
perder su memoria y con ellos sus recuerdos. Nobi guarda en el armario a su
amigo hasta que, treinta años después, tras mucho esfuerzo y estudio llega a
ser el máximo responsable de una empresa de inteligencia artificial e inventa
un chip de memoria que recupera lo almacenado en el cerebro cibernético de
Doraemon para, posteriormente, hacer un volcado tras el cambio de pilas. Cuando
Doraemon “resucita” le dice: “Nobita, he esperado esto por mucho tiempo…
Felicitaciones.” Es así, con Nobita transformado de cero a la izquierda a un
gran científico como termina este controvertido y supuesto episodio final.
La realidad es que Doraemon nunca ha
dejado de emitirse desde su estreno allá en los años 70. Lleva emitidos más de
2000 capítulos y todo apunta que por el momento seguirá emitiéndose. Se cree
que el origen de esta leyenda se encuentra en la muerte de uno de sus
creadores, Fujimoto Hiroshi, que falleció en 1996, antes de idear un final para
la serie. El otro cocreador (Motō Abiko) y el resto del equipo, decidieron tras
largas reuniones, honrar al muerto evitando escribir un capítulo final,
extendiendo la serie ad æternum.
Desde muy joven, Rebecca Schaeffer, tenía
claro que quería ser actriz. Siendo adolescente probó suerte como modelo y
apareció como extra en telefilmes. Su rostro apareció en la revista
“Seventeen”, y ese fue el impulso que le hizo conseguir el papel por el que
sería recordada, el de Patti Russell en la serie de la CBS “My sister Sam”.
La fama que consiguió llamó la
atención de Robert Bardo, quien durante tres años se dedicó a acosarla. No era
la primera vez que Bardo se dedicaba a acosar a celebridades de Hollywood,
algunas de sus víctimas fueron Samantha Smith, Madonna, Debbie Gibson y
Tiffany. Pero como él mismo diría más tarde, Rebecca llegó a su vida en el
momento justo: “Ella llegó a mi vida en el momento justo. Era brillante,
bonita, audaz; su inocencia me impresionó. Se volvió para mí una diosa, un
ídolo. Desde entonces me hice ateo; sólo la adoraba a ella."
Comenzó a escribirle cartas, siendo
una de ellas respondida por un asistente de Schaeffer, quien en su nombre
contestó que aquella había sido la carta más hermosa que había recibido nunca.
Además de estas palabras dejó una firma: Con amor, de Rebecca. Esto le impulsó
a conocerla en persona y en junio de 1987 se presentó en los estudios en los que
se grababa la serie con un enorme oso de peluche, un ramo de rosas y una carta.
Un vigilante le detuvo en la puerta. Molesto por la negativa regreso al mes
siguiente armado con un cuchillo y nuevamente los guardias de seguridad le
impidieron ver a la actriz.
Durante un tiempo Bardo se olvidó de
Rebecca pero su obsesión reapareció cuando la vio en un una escena de una
película. Bardo consiguió la dirección de la actriz y se presentó allí. La
propia Rebecca le abrió la puerta, charlaron brevemente, y se fue. Unos minutos
más tarde, desayunando en un restaurante cercano, recordó que no le había
entregado una nota que le había escrito y volvió. Por segunda vez fue Rebecca quien
abrió la puerta pero esta vez con gesto disgustado, le pidió que no volviera a
molestarla más. Bardo sacó una pistola y le disparó a quemarropa. Nada se pudo
hacer por su vida, Rebecca Schaeffer murió a los 21 años. En el momento de su
asesinato estaba preparando una prueba para la película El padrino III.
Tras la muerte de Schaeffer se
modificaron algunas leyes, y el acoso pasó a ser considerado un crimen.
Entre los años 50 y 60 en EEUU se
emitió una serie llamada “The twilight zone”, que en nuestro país se tradujo
como “Dimensión desconocida” o “En los límites de la realidad”. Contó con un total de 156 episodios que recreaban
un relato de fantasía, terror o ciencia ficción. La serie fue un éxito, y a día
de hoy se la considera de culto.
En 1982 Vic Morrow fue contratado
como actor para la versión cinematográfica que iba a hacerse de la serie. La película, producida por Steven Spielberg,
estaba dividida en cuatro partes, tres versiones de episodios más una historia
inédita. John Landis dirigía la primera parte, “Time Out”, y la que, por desgracia, más dio que hablar
por la terrorífica muerte de su protagonista y dos niños mientras rodaba una
escena.
Vic Morrow era un eterno actor
secundario. Durante casi toda su carrera apenas tuvo papeles protagónicos y
tuvo que esperar hasta 1982, cuando ya tenía 53 años y estaba a punto de retirarse, para que le llegara una
oportunidad.
Pero desgraciadamente durante el
rodaje un helicóptero perdió el control tras una explosión pirotécnica y se
precipitó sobre Vic Morrow y dos niños extras, Myca Dinh-le y Renné Shin-Yi
Chen, ocasionándoles la muerte en el acto. Vic murió decapitado junto a uno de
los niños, el otro murió aplastado por el peso del aparato. Los padres de los
pequeños se encontraban en el lugar y lo presenciaron todo.
Landis y otros miembros del equipo,
incluyendo al productor, Steven Spielberg, fueron imputados. Los cargos: ubicar
unos explosivos demasiado cerca de los actores y del helicóptero. Finalmente,
tras diez meses de litigio, todos fueron absueltos. Aún así la carrera de
Landis nunca se recuperó. Steven Spielberg que había sido su amigo íntimo desde
hacía años le dio la espalda, y lo mismo hicieron muchos de sus compañeros
directores. Sobre todo después de que él mismo reconociera que había contratado
de forma ilegal a los dos niños para pagarles menos dinero y poder rodar de
noche.
La tragedia, una de las más graves
ocurridas en un set de rodaje, hizo que se tuvieran más en cuenta las medidas
de seguridad, revisándose también la aplicación de las leyes relativas al
trabajo infantil en el Estado de California.
Los padres de los niños demandaron, pero
más tarde llegaron a un acuerdo extrajudicial con el estudio y con Landis.
Cuando la película se estrenó la
recepción fue tibia y las críticas poco favorables pero con el paso del tiempo
la cinta ha ido ganando adeptos y hoy en día empieza a ser valorada, sobre todo
entre los amantes del misterio y la ciencia ficción.
Jesús Álvarez (Madrid, 1926 - ibídem,
17 de marzo de 1970) Fue uno de los rostros más populares de la primera etapa
de Televisión española. Popularidad que alcanzó gracias a sus apariciones
televisivas. En los primeros años de TVE
presentó el telediario, y junto a Laura Valenzuela y Blanca Álvarez realizaba
todo tipo de labores frente a la cámara, desde anunciar productos comerciales a
presentar actuaciones musicales. En los años sesenta fue un presentador
habitual del jurado español del Festival de Eurovisión.
La popularidad adquirida le permitió
también participar con pequeños papeles en algunas películas de la época, como
Historias de la televisión, con Tony Leblanc y Concha Velasco; Ha llegado un
ángel, con Marisol; o La gran familia (1962), en la que es de recordar la
memorable escena en la que Jesús Álvarez, interpretándose a sí mismo, hacía un
llamamiento a todos los españoles para encontrar al pequeño Chencho, el
"nieto", en el filme, de Pepe Isbert.
En 1961 se le concedió el Premio
Ondas al Mejor locutor de programas locales y en 1963 recibió el Premio Antena
de Oro, por su labor en televisión.
Pero fue su muerte lo que le hace
figurar en esta lista.
Murió en 1970 como consecuencia de
una leucemia gaseosa, debida a la incompetencia de los técnicos de RTVE que no cambiaron
las lentes de las cámaras que se utilizaban en aquella época. Dichas lentes
deberían ser sustituidas por otras cada 5 años, ya que de no hacerlo, la
protección quedaba desactivada y las personas que se colocaban frente a ellas
podían ser víctimas de una amplia descarga de rayos gamma, letales para la
salud. En aquellos años sesenta, en la sede de TVE del Paseo de la Habana
enfermaron gravemente muchos trabajadores de diferentes áreas, siendo Jesús
Álvarez una de los primeros profesionales en desarrollar una leucemia aguda. Es
un caso de homicidio por imprudencia, por el que ningún directivo del organismo
fue procesado jamás.
A principios de los años 90
Campeones era la serie preferida de los niños españoles. Al volver del cole era
cita obligada encender la televisión y merendar viendo a Oliver y Benji
chutando y parando balones a cámara lenta en un campo infinito. La serie que
fue creada en 1981 por Yōichi Takahashi fue un éxito sin precedentes desde su
día de emisión, tampoco era de extrañar que en un país tan futbolero como el
nuestro una serie de anime sobre jugadores de fútbol triunfara, y vaya si lo
hizo. Y mira que han pasado años desde entonces, pero aún recuerdo el sonido
que hacía el balón al ser lanzado hacia la portería.
La serie terminó con Oliver y Benji
jugando en los mejores equipos europeos, Oliver en F.C. Barcelona y Benji en Alemania. Pero en realidad lo que la
mayoría desconocíamos es que ese no fue su auténtico final. El verdadero se
pasó una sola vez en Japón y fue tan dramático que causó más de un trauma a los
pobres niños que tuvieron la desgracia de verlo.
En dicho capítulo Oliver juega
contra Brasil la final de la copa del mundo de fútbol, en un momento
determinado Oliver chuta el balón y la pantalla se vuelve blanca, de repente
aparece Oliver de niño acostado en la cama de un hospital, despierta con una
sonrisa en la cara y le cuenta a su madre que ha soñado que Japón ganaba la
copa del mundo gracias a él. Su madre le abraza con lágrimas en los ojos y en
este momento se puede observar que Oliver no tiene piernas. Porque todo ha sido
un sueño de Oliver.
Oliver perdió las piernas al ser
atropellado por un camión siendo un niño. El primer capítulo ya nos da una
pista sobre ello. En ese capítulo que se tituló “Un gran sueño” se muestra el
accidente, lo que no muestran es que el balón le salvó la vida pero no las
piernas.
Verdad o mentira, es una de las
leyendas urbanas más extendidas de Internet.