Proliferaron en la tétrica edad media, donde fueron perseguidas y quemadas en la hoguera purificadora, sobrevivieron a las llamas más fortalecidas que nunca, y con el paso del tiempo sufrieron una transformación asombrosa. Las viejas brujas, vinculadas invariablemente a lo tenebroso, de narices aguileñas, mandíbulas prominentes y pieles verrugosas, dejaron paso a otras brujas más jóvenes, de pieles perfectas y figuras curvilíneas , retratos de glamur y sofisticación, alejadas del concepto negativo que se les solía atribuir.
La palabra bruja se puede emplear en ambos géneros, aunque tienen connotaciones distintas y es mayormente expresado en femenino. Etimológicamente, bruja parece derivar del íbero "bruixa" y más claramente del gallego 'bruxa'.
El término abarca tres conceptos distintos:
- Por un lado se aplicaría a una mujer con una supuesta capacidad de poderes sobrenaturales.
- Por otro, se aplicaría a aquellas mujeres versadas en la Alquimia y en hechizos o recetas mágicas.
- Por último, la iglesia católica considera además a las brujas como a aquellas mujeres que sin poseer tales capacidades o conocimientos participan en aquelarres. Es decir, en rituales de corte satánico.
Al contrario que los magos, las brujas están más identificadas con la alquimia y las artes adivinatorias.
La primera aparición documentada de la palabra en su forma bruxa, data de finales del siglo XIII. En 1396 se encuentra la palabra broxa, en aragonés, en las Ordinaciones y Paramientos de Barbastro.
En el País Vasco y en Navarra se utilizó también el término sorgin (sorguín en su pronunciación en castellano), y en Galicia, la voz meiga.
En latín, las brujas eran denominadas maleficae (singular maléfica), término que se utilizó para designarlas en Europa durante toda la Edad Media y gran parte de la edad moderna. Términos aproximadamente equivalentes en otras lenguas, aunque con diferentes connotaciones, son el inglés witch, el alemán Hexe y el francés sorcière.
Algunas teorías relacionan la brujería europea con antiguas religiones paganas de la fertilidad, aunque ninguna de ellas ha podido ser demostrada.
A las brujas se les atribuyó de todo, desde asesinatos y propagación de enfermedades, hasta la destrucción de las cosechas mediante sustancias encantadas o la impotencia de un recién casado, escondiendo en su cama una correa con nudos. A estas practicas en latín se las llamaba, maleficia (maleficios)
"Santa" Inquisición
Manual para inquisidores |
En la Edad Media comienza la persecución de los ritos paganos. Sin embargo, es con la Contrarreforma y con los distintos cismas protestantes cuando la persecución de la brujería se incrementa notablemente. Fue con la bula papal Summis desiderantis affectibus, del Papa Inocencio VIII el 5 de diciembre del año de 1484, con la que se legitimó la persecución de brujas, tortura y ejecución, generalmente ardiendo en la hoguera.
Es en este periodo cuando se escribe el Malleus Maleficarum (Martillo de Brujas), escrito en 1486 por los inquisidores Henry Intitoris y Jacques Sprenger, dominicos, profesores universitarios de teología en Colonia; un compendio de descripciones de tipos de brujería, cómo reconocer una bruja y los distintos métodos de tortura a aplicar.
En España, la Inquisición dejó de perseguirlas a raíz del proceso de las Brujas de Zugarramurdi. (Siglo XVII)
La figura histórica más famosa que fue condenada a arder en la hoguera bajo la acusación de bruja fue Juana de Arco.
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Parafernalia brujil
Las brujas tienen un estilo peculiar a la hora de combinar la ropa, se pirran por el color negro pero tampoco le hacen ascos a la gama de los verdes, lilas y rojos. Suelen vestir capas y les encantan los calcetines largos a rayas, siempre de vivos y contrastados colores. Los zapatos puntiagudos de hebillas a juego con los sombreros son otro básico imprescindible en los armarios de cualquier bruja.
El típico sombrero de ala redondeada, con punta hacia arriba, es una representación gráfica de lo que las brujas llaman el "cono de poder", que es una forma de concentrar la energía en un punto y luego enviarla al universo para que sea aprovechada de maneras creativas.
Gatos negros, los preferidos de las brujas |
Más allá de la vestimenta, el gusto de las brujas en cuanto a mascotas suele ser también bastante “peculiar”, pero sin duda los gatos negros fueron los favoritos no sólo de las propias brujas sino de los inquisidores. Se creía que los gatos negros eran encarnaciones del mismo Satán. En la tradición Celta se relata que las brujas consideraban como sus mejores amigos a los gatos, en especial los de color negro. La Bruja utilizaba a su gato, como su sirviente mensajero o secretario y también se decía que era alguna persona transformada por un conjuro, doblegando su voluntad.
El caldero para hacer pociones es otro elemento poderoso para una bruja. En la cultura celta los Tuatha de Dannan habían traído consigo cuatro elementos mágicos, uno de ellos era el caldero de Dagda, que tenía la capacidad de devolver la vida a los guerreros muertos que eran arrojados en él, siempre y cuando no les faltara la cabeza. Sin embargo el libro de hechizos y la escoba son los dos objetos más importantes para una bruja que se precie de serlo. Las escobas tenían un carácter mágico y simbolizaban la tierra y el hogar; se las utilizaba para la "limpieza" tanto material como espiritual y también como báculo o vara de poder, y como medio de transporte.
Tradicionalmente se asocia la imagen de la bruja a una mujer anciana, fea y especialmente desagradable. Sin embargo, se creía que entre sus poderes estaba el de poder modificar su aspecto a voluntad, mostrándose como una joven hermosa y deseable. La bruja utilizaría esta apariencia para seducir a los hombres y llevarlos a la perdición.
Akelarre
Akelarre era la reunión de brujas y brujos; generalmente se realizaba en lo profundo de los bosques, siempre en lugares naturales y mientras durara la noche.
La palabra "aquelarre" parece provenir de dos palabras originarias de la región Vasca (Euskera): Aker y Larre, que literalmente podría traducirse como "Del macho cabrío"
Algunos de los más célebres escenarios de aquelarres fueron las cuevas de Zugarramurdi (Navarra) y Las Güixas (cerca de Villanúa, en la provincia de Huesca) en España, el monte Brocken (mencionado en el Fausto de Goethe), en Alemania, Carnac en Francia; el nogal de Benevento y el paso de Tonale, en Italia.
Algunos de los más célebres escenarios de aquelarres fueron las cuevas de Zugarramurdi (Navarra) y Las Güixas (cerca de Villanúa, en la provincia de Huesca) en España, el monte Brocken (mencionado en el Fausto de Goethe), en Alemania, Carnac en Francia; el nogal de Benevento y el paso de Tonale, en Italia.
La principal finalidad de los aquelarres era la adoración colectiva del Diablo, quien se personaba en las reuniones en forma humana o animal (macho cabrío, gato negro, etc).
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Morgana le Fay |
La bruja tiene un papel esencial en los cuentos infantiles, como los recopilados por los Hermanos Grimm, en donde es el personaje malvado arquetípico.
Morgana representa una de las brujas más importantes de la literatura occidental; conocida como un Hada, es un personaje místico que formó parte de la historia de Arturo Pendragon, a quién llevó a la perdición.
En la literatura española la protagonista de La Celestina de Fernando de Rojas es una bruja.
En la reciente literatura norteamericana también se recoge el mito de la bruja, pero ya no tienen por qué ser malvadas. Autores de literatura juvenil como J.K. Rowling (Harry Potter), Philip Pullman (La brújula dorada) o C.S. Lewis (Las crónicas de Narnia) han incorporado brujas en sus narraciones
H.P. Lovecraft escribió muchos cuentos sobre brujería, generalmente en el estilo clásico grotesco de bruja malvada y fea.
Basada en novela de Mary Norton, describe las divertidas andanzas de una señorita que estudia magia por correspondencia en la Inglaterra de los años 40. Un día debe hacerse cargo de tres niños que han sido evacuados al pequeño pueblo costero donde ella vive. Juntos deberán enfrentarse a los invasores alemanes.
Todo un clásico de la Walt Disney y del cine familiar, que mezcla dibujos animados y acción real al estilo de Mary Poppins. Ganadora de un Oscar en 1972 a los mejores efectos especiales.
Tengo un recuerdo muy especial de esta película. Cuando éramos peques nos la ponían en el colegio, y no sé qué magia tendría pero nos quedábamos pegados a la pantalla como imantados. Nunca he vuelto a ver una película como veía esta, totalmente entregada a lo que pasaba, dentro de ella, viviéndola, disfrutándola sin más. Mi recuerdo no es claro, ha pasado mucho tiempo y nunca más volví a verla, eso sería romper la magia, aniquilar mi recuerdo. Esta película pertenece a mi niñez y sería ingrato rescatarla de donde está para verla con los ojos de la adulta que soy hoy. Prefiero recordarla de esa forma, imprecisa, con colores danzarines que nunca llegan a formar una imagen definida. Con distancia y con todo mi cariño.
Pero no todas las películas de brujas que recuerdo o me han marcado han sido tan blancas y bonitas como ésta. Entre la gran cantidad de películas que he visto sobre esta temática, recuerdo especialmente las de los años noventa; Hocus Pocus, divertida y muy entretenida; Jóvenes y brujas, extraña, oscura y muy “noventera”; y La bruja de Blair, un truño del diez que gracias a su original forma de promoción en Internet (muchos creyeron que eran hechos verídicos) logró que un producto en el que se habían invertidos unos cuantos dólares recaudara en taquilla un pastón importante. Calidad, lo que se dice calidad, no tiene mucha, pero momentos memorables hay unos cuantos, aunque sólo sea para reírse un rato.
Como veis las brujas cinematográficas han dado mucho juego en Hollywood, sería imposible reseñarlas todas aquí por falta de espacio. Pero sí tuviera que quedarme sólo con una tengo claro que me quedaría con la bruja del El Mago de Oz. La bruja mala del oeste, con su cara verde fosforito y sus tacones de rubíes. La actriz que le dio vida fue Margaret Hamilton y podría decirse que pasó toda una odisea durante el rodaje de la película. En una escena, Margaret se abrasó la cara y las manos cuando su maquillaje se inflamó en una de las apariciones del personaje entre humo y fuego. Tuvo que pasar varias semanas en el hospital recuperándose. El maquillaje que se usó para su rostro era tan tóxico que la actriz tuvo que someterse a lo largo de la filmación a una dieta liquida, para limitar lo más posible el riesgo de ingerir la más mínima cantidad de pintura.
Margaret Hamilton fue la bruja mala del oeste. |
Brujas pirujas televisivas
Bruja Avería.
¡Viva el mal, viva el capital!
La descubrimos en La bola de cristal, programa infantil de los años ochenta que no sólo entretenía, sino que enseñaba a pensar y fomentaba valores como la amistad y la solidaridad. Y lo hacía con un formato muy diferente al de los programas infantiles de la época. La bruja Avería era la enemiga de los electroduendes. Defensora a ultranza del mal y del capitalismo, representaba a todos aquellos elementos que hacen que el televisor no funcione bien: ruidos, apagones, nieve, desconexiones... Era gorda y fea, y su vestimenta negra -propia de una bruja tradicional- contrastaba con sus greñas multicolores hechas a base de cables.
La bola de cristal marcó a toda una generación con su planteamiento innovador y sus propuestas inteligentes y arriesgadas.
Hechizada fue la primera serie que mezcló con éxito el mundo de la magia con la vida familiar. Su protagonista era Samantha Stephens, interpretada por Elizabeth Montgomery. Desde 1964 hasta 1972 se mantuvo en pantalla a lo largo de ocho temporadas. Está basada en las películas “I married a witch” de 1942 y “Bell, book and candle” de 1958 respectivamente. La serie tiene como eje central el matrimonio entre el mortal Darrin que trabaja como publicista y la bruja Samantha, lo que provoca el rechazo de la madre de ésta que utilizará sus poderes para poner en aprietos a su yerno. Samantha tenía una curiosa forma de efectuar sus hechizos, para ello sólo tenía que mover su nariz.
Sabrina cosas de bruja se mantuvo en pantalla durante siete temporadas, desde 1996 hasta 2003. Su protagonista era Sabrina, interpretada por Melissa Joan Hart, una bruja adolescente que siempre se metía en líos. La serie llegó a tener 163 episodios, pero también se hicieron tres “telemovies”.
Willow (Alysson Hannigan) fue un personaje de la serie “Buffy Cazavampiros”. En sus primeros años de instituto, Willow es una tímida, ingenua empollona con un extraño sentido del humor. Miembro de los clubes de matemáticas, ciencias e informática, era ridiculizada por sus compañeros de clase más populares. Pero con el tiempo sus intereses irían cambiando hasta convertirse en una poderosa bruja llegando, incluso, a tontear con las artes oscuras.
Embrujadas eran tres guapas hermanas, las tres brujas, que luchaban contra el mal que deambulaba por la ciudad de San Francisco. Durante ocho temporadas, y 178 episodios, las Hermanas Halliwell, interpretadas por Holly Marie Combs, Alyssa Milano, Shannen Doherty y más tarde Rose McGowan, y gracias al Libro de las Sombras, elaboraban pociones y hechizos a la vieja usanza.
Si hay algo que agradecerle a la factoría Disney es que nos ha dejado para el recuerdo un montón de personajes malvados. Los malos malosos de Disney no se andan con chiquitas, ellos son perversos y nada, ni nadie, les detiene cuando de hacer el mal se trata. En esta categoría entrarían un montón de personajes, pero si hablamos de brujas Disney las más importantes han sido: Maléfica, de La bella durmiente. Malísima donde las haya, lanza un terrible conjuro sobre la desdichada Aurora para sumirla en un profundo sueño de más de cien años. La Madrastra de Blancanieves, otra de esas malignas brujas y además envidiosa. Primero la manda a destripar en el bosque por ser más guapa que ella y no contenta con eso más tarde trata de envenenarla con una manzana. Y por último Úrsula, bruja del mar que hace un oscuro trato con la Sirenita, un par de piernas por su voz.
Brujitas de la Suerte
Las brujas no siempre se han asociado a malos presagios, hay zonas de España donde las brujas eran respetadas y apreciadas por sus conocimientos. La mayoría de aquellas supuestas brujas no eran más que mujeres que por tradición u observación sabían preparar remedios. Aconsejaban, preparaban ungüentos, jarabes o cataplasmas a base de plantas y otros ingredientes naturales. Los amuletos de buena suerte con figuras de brujas son comunes en zonas de Galicia y Asturias. Se cree que estos amuletos ayudan en el amor, la fortuna y el conocimiento.
En España la administración de lotería que más premios ha repartido se llama La bruixa d'or, la bruja de oro, y está ubicada en un pueblo del pirineo catalán que se llama Sort, es decir suerte.